La República.es

Julio Castro

Tras asegurar que podía volar al Sáhara, prohíbe el vuelo de Haidar

Como el niño grande que es este despreciable criminal hecho rey en un país que no le pertenece, juega al parchís con piezas humanas reales a las que se merienda o se desayuna según le apetezca. Ahora juega con la vida de Aminetu Haidar una vez más y con la diplomacia española, como si todo estuviese dispuesto en este mundo para su capricho de pequeño niño idiota, al que todo se le permite desde cualquier país del mundo.

En una nueva e histriónica muestra de mezquindad, como en un guión de teatro barato, este atentador de las libertades personales y contra los derechos humanos, dice que permite que Aminetu regrese a la ciudad saharaui de El Aaiún, en la que vive ella y donde la aguardan sus hijos desde hace tiempo. Cuando la activista anuncia que abandona la huelga de hambre y salta a todos los medios de comunicación, no tiene más que presionar el botoncillo de su gobierno títere, para que den la orden de retirar el permiso de vuelo para la aeronave si lleva a bordo a la saharaui.   Y la diplomacia internacional a verlas venir: pues que no hubiesen negociado el que la enviasen a España hace tres semanas, y así no estaríamos en las que estamos.  Pero eso no quita que el reyezuelo Mohamed VI y quienes le mantienen en su pedestal de barro no sean menos que una cagada de cerdo o, para que ellos me entiendan unos hijos de la gran jalufa. Porque quien desprecia a los suyos (sean marroquíes, saharauis o de otro lugar, hablamos de árabes), no merecen ni una vida ni una muerte dignas, merecen el desprecio de aquellos que fueron de los suyos, merecen el oprobio y un tribunal internacional que juzgue lo que este muchachito, educado en la infamia y la ignominia por su padre Hassan y sus generales asesinos desde la infancia, aprendió y viene aplicando, incluso, desde antes de la muerte del dictador paterno.  ¿Ahora, todos seguirán diciendo de su buena voluntad y de la democratización de su asqueroso sistema político?  Ayer, el Coordinador General de IU, Cayo Lara, enviaba una carta al monarca de aquí, tan cercano a aquel, y que apañó el traspaso del Sáhara a Marruecos y Mauritania en vida del dictador, para luego firmar los Acuerdos Tripartitos, ya siendo él cabeza monárquica visible de la dictadura que meses después trataría de ser otra cosa. No he oído que haya movido un dedo por la activista: debe ser eso lo que le importa la cagada que dejó en el Sáhara en nombre de tod@s nosotr@s. Que conste que el mío no, que es por cosas como esas por lo que rechazo que uno como él sea intocable, porque parece que jamás se le podrán pedir cuentas en el banquillo, lo mismo que al hijo de su hermano Hassan