Fuente: Generación Amistad

Éramos seis chicos saharauis. Junto a cuatro namibios, una veintena de mozambiqueños y seis angoleños formáramos el colectivo de estudiantes extranjeros en el Instituto Politécnico de Electricidad Juan Manuel Castiñeras. Un edificio de cuatro plantas ubicado en las costas del pequeño poblado del Mariel en Habana campo.

En aquella época la solidaridad internacional con los movimientos de liberación y pueblos del tercer mundo era un principio sagrado de la revolución cubana.

Los saharauis nos sentíamos respetados y queridos por todos los trabajadores del centro. Andrés era nuestro profesor de dibujo técnico y uno de nuestros grandes amigos. Un día mientras tomábamos el té del Sahara nos dijo:

–  Admiro mucho la valentía de vuestro pueblo, sobre todo cuando veo a niños y mujeres de Cisjordania enfrentando con piedras a los soldados de Israel.

– Lo que viste en la televisión no es la gente  de nuestro pueblo, aquello representa la lucha pacífica de la nación Palestina –  le explicamos

En otra ocasión Andrés nos dijo:

– Los soldados de vuestro poderoso ejército avanzan como  leones en el campo de batalla en su guerra contra las tropas de Saddam Husein apoyadas por el imperialismo norteamericano.

–  Compañero profesor, estás hablando del ejercito iraní en su enfrentamiento con el de Irak. Nuestros paisanos luchan heroicamente contra la gran maquinaria bélica de su adversario.

– Vamos compadre, ¡situadme geográficamente en vuestra tierra! En aquellos países todos lleváis túnicas y turbantes – nos dijo Andrés  y añadió – antes de conoceros a vosotros nunca me interesó la política, lo mío era un buen partido de béisbol y nada más.

– El Sahara Occidental es un pueblo árabe y musulmán. Situado en el noroeste de África, hace frontera con Argelia, Mauritania y Marruecos. Este último ocupa ilegalmente una parte  de nuestro territorio –  le explicamos.

Una semana más tarde nuestro amigo apareció sonriente y nos dijo:

– En Gueltet Zemmur hubo una gran batalla, ahí los guerrilleros saharauis aniquilaron muchos soldados marroquíes y liberaron una basta región del Sahara Occidental.

– Aquellos sí son nuestros compatriotas – le dijimos a coro.

Le abrazamos y lloramos de alegría y emoción, manifestándole nuestros más sinceros agradecimientos por la buena noticia.

Abdurrahaman Budda Hammadi