Procurar una buena vecindad con Marruecos; pero sin ceder un ápice a su e
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Viernes, 16 de marzo de 2007, a las 13:23:08
Opinión
espacioseuropeos.com (8/3/2007)
Con motivo de la Octava Sesión de la Alta Comisión Mixta de Cooperación, que anualmente celebran España y Marruecos, y que en esta ocasión se ha desarrollado en Rabat, hemos querido conocer la opinión de algunos de nuestros colaboradores, y también la de políticos, ONGs, intelectuales, etc., acerca del contencioso sobre el Sáhara Occidental. Y, por supuesto, también recabar la opinión sobre las declaraciones del Presidente del Gobierno español, José Luís Rodríguez Zapatero, sobre su apoyo al plan marroquí (autonomía para el Sáhara), sin obviar la venta, por parte de España, de una importante partida de material de guerra.
En esta ocasión es el periodista y profesor universitario, además de colaborador nuestro, José Manuel González Torga
Procurar una buena vecindad con Marruecos; pero sin ceder un ápice a su expansionismo megalómano, exhibido en mapas ofensivos para nosotros.
José Manuel González Torga (8/3/2007)
En el precipitado abandono del que fuera Sáhara español, hubo responsabilidades plurales, de tres continentes, que no viene a cuento analizar aquí. A estas alturas de la Historia hay dos aspectos sobresalientes, para mí:
En el precipitado abandono del que fuera Sáhara español, hubo responsabilidades plurales, de tres continentes, que no viene a cuento analizar aquí. A estas alturas de la Historia hay dos aspectos sobresalientes, para mí:
1º Contribuir a una solución justa para el pueblo saharaui, cuya identidad integra una herencia idiomática y cultural hispánica, que nos enorgullece; pero, a la vez, nos obliga.
2º Procurar una buena vecindad con Marruecos; pero sin ceder un ápice a su expansionismo megalómano, exhibido en mapas ofensivos para nosotros.
Una diplomacia firme y sutil no se compadece con sonrisas bobaliconas y declaraciones huecas, proclamándonos los mejores amigos. La hilaridad de los franceses y marroquíes, ante comportamientos tan pintorescos de Zapatero alcanza, sin duda, caracteres apoteósicos. Lo malo es que, al representar a todos los españoles, nos incluye también a todos, ante cualquier reacción afrentosa.
Con Marruecos tampoco podemos relacionarnos, negociar ni pactar,“como sea” (la fórmula zapateril que un micrófono indiscreto delató).
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