Marruecos defiende el cerrojazo para los eurodiputados en el Sahara Occidental

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Miércoles, 03 de abril de 2013, a las 09:39:48

Marruecos

"Que no nos toquen Ceuta y Melilla", le espeta Margallo al número dos de la diplomacia de Rabat

El Gobierno de Marruecos ha defendido la expulsión de aquellos eurodiputados que pretendan viajar al Sahara Occidental sin su consentimiento. El español Willy Meyer, de Izquierda Unida, fue obligado a dar media vuelta en el aeropuerto de Casablanca hace unas semanas de Marruecos cuando se dirigía al Sahara Occidental. "Este señor" viajaba para "perturbar", dijo ayer en Madrid el ministro delegado de Asuntos Exteriores marroquí, Yousef Amrani.

Cuatro eurodiputados, entre ellos Meyer, trataron en vano de visitar El Aaiún, capital del Sahara, el pasado mes de marzo, pero las autoridades marroquíes se lo impidieron. Bruselas y Madrid, conscientes de que en las relaciones con Rabat hay que andar con pies de plomo, nunca han querido que ese cerrojazo se convierta en un lastre para avanzar en asuntos como el acuerdo de pesca, el agrícola o luchar contra el terrorismo y el tráfico de drogas.

Pero a la sombra de este rifirrafe de los eurodiputados, el embajador de la Unión Europea en Rabat, el español Eneko Landaburu, se ha jubilado y ha puesto estos días fin a su misión tras cuatro años. Y lo ha hecho rechazando una despedida oficial del Gobierno marroquí, según fuentes diplomáticas europeas en Rabat. El diario independiente editado en árabe «Ajbar Al Yaum» va más lejos y afirmaba en su edición de ayer, citando fuentes diplomáticas marroquíes, que Landaburu se va con la espina clavada del trato recibido por los eurodiputados.

El Parlamento Europeo sólo ha logrado desplazar una misión a la zona de la ex colonia española bajo control marroquí. Fue a principios de 2009 y entre sus integrantes se encontraban los españoles Carlos Carnero, del PSOE, y Carlos Iturgáiz, del PP. Ambos fueron testigos del férreo control al que someten las autoridades marroquíes a los activistas saharauis.

Amrani es un diplomático experimentado que se desenvuelve muy bien en castellano y que, a diferencia de otros interlocutores marroquíes, no evade los asuntos más espinosos, aunque tiene un cuidado extremo para no traspasar la doctrina de las tres líneas rojas marcadas por el Monarca: la Corona, el Islam y la integridad territorial, es decir, el problema del Sahara Occidental. Sabe agradar a los que le escuchan y ayer volvió a hacerlo, especialmente cuando una vez más ofreció su país a los empresarios españoles que buscan oportunidades para sortear la crisis o cuando demostró la familiaridad de trato que guarda con políticos españoles de uno u otro partido.

Solución a las adopciones

También auguró una solución para las cuarenta familias españolas, algunas musulmanas, a las que el Ministerio de Justicia marroquí ha bloqueado las adopciones –kafala, según el Islam- de sus hijos en el reino alauí. Esos casos «vamos a resolverlos» respetando las leyes de ambos países, aseguró el ministro delegado de Exteriores recordando el cauce de diálogo abierto entre el ministro Alberto Ruiz-Gallardón y su homólogo Mustafa Ramid.

Amrani, que encabezó en 2011 durante unos meses la Unión por el Mediterráneo (UpM), aprovechó también la ocasión para recordar que su país ha hecho las reformas que la UE le pide para desarrollar el Estatuto Avanzado «gracias al proyecto de liderazgo democrático de Su Majestad el Rey» Mohamed VI. Dijo en todo caso que todavía quedan reformas por llevar a cabo como en el campo de la Educación o la Justicia.

También se refirió a la incertidumbre que se cierne sobre los países mediterráneos en los que la Primavera Árabe ha tenido más repercusión y dijo que la estabilidad y el progreso irán en beneficio de ambas orillas.

«Los jóvenes que han hecho la revolución han sido descartados del leadership político» en países donde la «construcción de la democracia» no está siendo fácil como Túnez, Egipto o Libia, afirmó Amrani. Claro, que los jóvenes que impulsaron coetáneamente cambios en Marruecos, esencialmente los miembros del Movimiento 20 de Febrero, tampoco han logrado hacerse un hueco en el poder, no se sienten representados por quienes les gobiernan y consideran que el reino alauí vive lejos de ser una democracia.

Ceuta y Melilla

Pregunta de obligado cumplimiento fue Ceuta y Melilla. Y la respuesta de Amrani, que habló durante unos desayunos organizados por la agencia Europa Press, fue la de siempre: «las posturas son conocidas y no han cambiado». Pero a su lado se encontraba el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, encargado de presentar al número dos de la diplomacia marroquí, que apostilló por detrás del micrófono en tono amistoso pero contundente: «Que no nos toquen Ceuta y Melilla».

La visita de Amrani coincide con la gira por la región del enviado especial de la ONU para el Sahara Occidental. Christopher Ross se ha entrevistado con las partes en conflicto en los últimos días en Marruecos, el Sahara y Argelia. También ha pasado por España, todavía potencia administradora sobre el papel –que no de facto- del territorio en conflicto, y Mauritania. El diplomático estadounidense cierra hoy miércoles su segunda gira regional en seis meses, pero nada hace atisbar sin embargo que alguno de los protagonistas en la partida vaya a mover ficha de manera inminente.

«La situación peligrosa en la región del Sahel y en las zonas vecinas hace que una solución sea más urgente que nunca», dijo Ross en Argel el lunes. Amrani es de la misma opinión, aunque el argumento que esgrime Rabat es que cualquier cambio en el «status quo» actual del territorio del Sahara que ellos controlan ahondará en la inestabilidad regional.

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Fuente: ABC