Cómo llevó Felipe González su "gobierno del cambio" al África hispana

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Lunes, 03 de diciembre de 2012, a las 08:49:51

Opinión

Falto del prestigio y autoridad moral necesarios para afrontar los desafíos que impone su convalecencia, el PSOE se ha lanzado hoy a rescatar el pasado para recordar que hoy, 2 de diciembre, se cumplen 30 años desde que Felipe González, juró ante el rey Juan Carlos, como primer presidente de Gobierno socialista tras haber logrado una mayoría que nunca más se ha vuelto a repetir . El  África hispana constituye un buen ejemplo de la trayectoria con el que iba a ser el "Gobierno del cambio", se convirtió en una gran estafa a la ilusión de sus electores, víctimas de la ingenuidad juvenil y la inexperiencia política tras 40 años de hibernación en una dictadura deplorable y miserable. 

El caso más evidente fue el del pueblo saharaui al que Felipe González ya estaba traicionando antes incluso de jurar la Constitución. Siempre que se toca este asunto, es de ley recordar el solemne discurso en los campamentos saharauis donde dijo eso de que él estaba allí para algo más que prometer, porque eso ya lo habían hecho muchos otros y no se había cumplido. Lo suyo, les dijo a los saharauis, iba a ser lo propio de un gobierno que iba a cortar amarras con el pasado: “Sabemos que vuestra experiencia es la de haber recibido muchas promesas nunca cumplidas. No prometeros algo sino comprometerme con la historia. Nuestro partido estará con vosotros hasta la victoria final”. 

Este discurso de 1976 (arriba tenéis el vídeo completo), se ha convertido en el símbolo de la segunda traición española al pueblo saharaui tras los acuerdos del 14 de noviembre de 1975 con el que el último gobierno de Franco los había entregado, como decía González, a los "gobiernos reaccionarios de Marruecos y Mauritania". Sin embargo, fue no fue más que uno de los muchos actos de denuncia de los acuerdos de Madrid en una línea de oposición que Felipe González no alteró  hasta su triunfo en las urnas. Tan claro tenía entonces el PSOE que los mal llamado acuerdos de Madrid eran nulos de pleno derecho que el XXVII Congreso del PSOE adoptó una resolución que ratificaba el comunicado conjunto aprobado en su visita al Sáhara liberado reiterando su denuncia del falso tratado. “Ante la situación planteada en el Sáhara Occidental por el abandono del régimen franquista de las obligaciones que le correspondían como potencia administradora en el proceso de descolonización de este territorio, el PSOE manifiesta su profundo rechazo del acuerdo tripartito de Madrid del 14 de noviembre de 1975, mediante el cual se entregó el territorio a los regímenes marroquí y mauritano…” 

En septiembre de 1977, el entonces Secretario General del PSOE, junto al secretario General adjunto del Frente Polisario, Bachir Mustafá Sayed, hicieron público un comunicado en el que se afirmaba que España, como potencia administradora, no podrá extinguir sus responsabilidades mientras el pueblo saharaui no haya obtenido el efectivo ejercicio de su autodeterminación e independencia. Respaldando a Felipe González estaban otros importantes dirigentes socialistas como Luis Yáñez Barnuevo, Javier Solana y Luis Fajardo. 

Entonces no se hablaba de solidaridad sino de vergüenza y obligaciones incumplidas de España. De acuerdo con la promesa que había hecho a los saharauis de tomar todas las iniciativas posibles en el plano interior y exterior para anular oficialmente los acuerdos de Madrid, en 1979 González envió a la Mesa del Congreso de los Diputados una proposición no de ley en la que se pedía al Gobierno la denuncia formal del acuerdo tripartito. 

Durante esos años de oposición, la oposición socialista denunció al entonces gobierno de UCD de Adolfo Suárez de “irresponsabilidad histórica” e, incluso de corrupción por ratificar el acuerdo pesquero con Marruecos, señalando el peligro que para la seguridad de las islas Canarias supone dar facilidades al expansionismo de un Estado gamberro como es el marroquí. Pero, antes de que Felipe González jurase la Constitución, su ministro de Exteriores Fernando Morán ya había declarado el 30 de noviembre en un claro aviso de lo que iba a venir: “No solamente no haremos nada para desestabilizar al rey de Marruecos sino que realizaremos todo lo que esté en nuestra mano para mantener su estabilidad”. 

Felipe González en 2009. Marruecos es el país más demócrata del mapa musulmán y no hay explotación ilegal de los recursos saharauis por parte de los invasores del territorio saharaui. 

Efectivamente, así fue. La anulación de los mal llamados Acuerdos de Madrid fue enterrada en el olvido con alevosía y premeditación, empezando por el silencio en la prensa bajo su esfera de influencia. Se firmaron nuevos acuerdos pesqueros y se hicieron todo tipo de concesiones a Hassán II, entre ellas la obstaculizar la divulgación de las violaciones de los derechos humanos y la campaña a favor de los desaparecidos por la represión marroquí. Sin contar con que Narcís Serra gestionó una venta de armas a Marruecos sin precedentes.

Se le echó la culpa de la metamorfosis a la CIA y al Pentágono. Pero no hay que excluir que, como ocurrió en el caso de Guinea Ecuatorial, también abandonada por Felipe González a la tiranía del sátrapa Obiang, el fenómeno no tuviese que ver con la apremiante necesidad del nuevo gobierno de lograr el apoyo de Francia en la lucha contra Eta, entonces en uno de sus momentos de máximo recrudecimiento, o la entrada en la Comunidad Europea queen Bruselas habían ido aplazando con el pretexto de las dudas sobre el cambio democrático español mientras en la trastienda política se desarrollaba un duro pulso en el que España tuvo que hacer graves concesiones a Italia y, sobre todo, Francia, a costa de su producción agrícola y, en el caso de Inglaterra, a costa del olvido sobre Gibraltar.

La pista francesa y de su obsesión por francofonizar y extender su hegemonía a los retales de la presencia española en el continente africano también asoma para Guinea Ecuatorial. En su momento, la oposición ecuatoguineana a la dictadura de Obiang (entre ellos Severo Moto) denunció que en la cumbre hispano-francesa de La Granja en 1983, se había hecho cedido a las pretensiones imperiales francesas a cambio de contrapartidas en otros escenarios más urgentes para España. Morán lo negó pero la trayectoria que siguió refleja una entrega progresiva de la influencia política y económica: el  ingreso de Guinea en la comunidad de países africanos francófonos, la renuncia a la moneda respaldada por la peseta y su sustitución por la moneda de la zona del franco, respaldada por Francia; el repentino cambio de opinión por el que, al último momento, en lugar de enviar un contingente de la Guardia Civil como estaba previsto, se decidió no hacerlo propiciando así la aparición de la nefasta guardia marroquí que durante años ha maltratado al pueblo guineano...

Desde ese primer Gobierno de Felipe González de 1982, el PSOE  no sólo no ha hecho nada por la causa saharaui sino que, por lo contrario, ha sumado todo tipo de gestos en ayuda del anexionismo marroquí: desde expulsar de sus mítines a los votantes que todavía osan enarbolar banderas saharauis a legalizar asociaciones de “víctimas del terrorismo” en Canarias y aprobar iniciativas para tergiversar los hechos de la historia cuyo único objetivo es equiparar al Frente Polisario con Eta con una desvergonzada soltura, impensable en los firmantes de los acuerdos de Madrid.

El paso del tiempo ha demostrado que la conversión promarroquí de Felipe González fue sincera en lo referente al corazón. De lo contrario, una vez distanciado de sus responsabilidades del Gobierno, como mínimo, hubiese podido mantener un prudente y disimulado silencio. Pero no, donde ha podido, ha exhibido un gran entusiasmo a favor de los intereses de Marruecos dice él, por el bien de España y de los españoles.

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Fuente: En Arenas Movedizas - Ana Camacho