El contubernio franco-marroquí al descubierto

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Lunes, 27 de febrero de 2012, a las 12:47:24

Internacional

Las relaciones entre la Francia oficial y el Reino de Marruecos, tildadas a veces de incestuosas, otras de serviles, pero siempre tumultuosas, vuelven a emerger a la luz pública a pocos meses de las Elecciones presidenciales francesas. El detonante ha sido esta vez el libro “Paris-Marraquech, Lujo, poder y redes”, publicado en Paris y que marca record de ventas.

Desde su óptica y atalayas respectivas, los dos autores entrecruzan la visión que de cada uno de los dos países se tiene desde el otro lado. El marroquí Ali Ammar, fue director del semanario Le Journal Hebdomadaire, que en los primeros años del reinado de Mohamed VI, gozó del merecido título de “vanguardia de la prensa independiente” en Marruecos. El francés Jean Pierre Tuquoi, durante sus veinte años de responsable en el periódico Le Monde de la sección Magreb, acumula tanta información o más que todas las agencias especializadas, sobre la complejidad de las relaciones bilaterales.

“Paris-Marraquech” no pretende penetrar en los secretos de alcoba del Palacio Real alauita, ni en las relaciones tête-à-tête entre el Rey de Marruecos y los sucesivos primeros Magistrados de Francia, los Presidentes que se han sucedido en estos últimos decenios. El objetivo del libro es más prosaico, pero también más revelador: muestra con profusión de informaciones, cifras y nombres, el entramado humano que se ha tejido entre ambos lados a lo largo de los años. Una estructura que hace irreversible la complicidad franco-marroquí.

Cualquiera sea el ocupante del Eliseo (sede de la Presidencia de la República en París), o del palacio de Mattignon (donde mora el Gobierno y el primer Ministro), Marruecos dispone de una sólida red de relaciones, organismos, lobbys, asociaciones híbridas de intereses compartidos, centros oficiales unos y supuestamente independientes otros, cuya actividad principal es la de mantener “atado y bien atado” el futuro de las relaciones entre la exmetrópoli (París) y la excolonia (Rabat).

Pero el libro “Paris-Marraquech” no sólo desvela la tupida trama de relaciones políticas, sino que desciende más abajo, al nivel de las relaciones humanas, a veces emotivas y otras escabrosas. Marraquech, la capital de los Almorávides, es presentada como un “distrito mas” de la capital francesa: un destino en el que políticos (igual de derecha que de la izquierda), hombres de negocios, figuras de la cultura, el showbiz, el cine o la literatura francesa, buscan un refugio barato, con los lujos míticos del colón (servidumbre, jardineros, criadas y niñeras, pagados a precios rayanos con la esclavitud), en un clima dulce de un oasis presahariano, y la posibilidad de saborear fácilmente los vicios prohibidos en la vieja Europa (orgías, prostitución, pederastia, drogas).

“París-Marraquech” descubre un infierno local, el de los autóctonos, y un paraíso soñado, el de los expatriados. Turismo sexual, refugio de evasores del fisco, truhanes, jubilados, binacionales, residentes paralelos en busca de anonimato, decenas de miles de franceses acuden a la ciudad ocre huyendo de la metrópoli. Unos en sentido figurado, otros en el literal.

Esa Marraquech que se decía es el XXI distrito parisino, sigue siéndolo. Las principales figuras de la clase política gala, Nicolás Sarkozy en cabeza, Dominique Strauss-Kahn, Bernard Henri-Levy, Jean-René Fourtou, Dominique de Villepin, Hubert Vedrtine, Liliane Bettencourt, Douste Blazy, Rachida Dati, y decenas y decenas de otros, se encuentran allí como en su casa. En un riad de la medina, en las piscinas de los palacetes construidos en el palmeral, o en los hoteles de superlujo, “se anudan pactos políticos secretos y alianzas empresariales”.

Sin embargo, dos imprevistos dejan planear dudas sobre un futuro tranquilo. El atentado terrorista en la primavera del 2011 en el café Argana, el más emblemático de la Plaza Jemaa el Fna, con 17 muertos 8 de ellos turistas franceses, en el mismo corazón de Marraquech, y la llegada de un nuevo gobierno a Marruecos formado por el islamista Partido de la Justicia y Desarrollo. Los autores del libro se interrogan: ¿continuará todo como antes? Nada es seguro. Tanto más que la posible llegada al Elíseo de François Hollande mantiene en alerta máxima todos los resortes marroquíes. ¿Y si Hollande vuelve a los tiempos de Mitterrand? Los autores del libro-escándalo no excluyen que la primera visita exterior del futuro Presidente sea a Argel y no a Rabat.

Un libro imprescindible para quien quiera comprender por qué el país de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, de los principios revolucionarios de “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, tiene tantas dificultades para sostener a los militantes perseguidos por reclamar sus derechos, a los periodistas marroquíes obligados por el majzén a exilarse, o a los defensores del derecho a la autodeterminación del pueblo en el Sahara Occidental.

En “París-Marraquech” el lector descubrirá por qué ha fracasado la propuesta de creación en el Senado francés de un “comité de estudio sobre el conflicto del Sahara occidental”. Los lobbys marroquíes en Francia tienen tanto poder, que a veces surge el interrogante de saber quién domina a quién, quién controla a quién. ¿Paris a Rabat? ¿O Rabat a París?

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Fuente: El Imparcial