06-02-2007
La lengua se convertirá a partir de ahora en la nueva enseña de la lucha por la identidad del pueblo saharaui, que ha visto cómo su dialecto ha adquirido el estatuto de lengua nacional gracias a la publicación en Málaga del primer diccionario español-árabe hasanía.
El traductor granadino José Aguilera es el autor de esta obra única, fruto de su propia experiencia en los campamentos de refugiados del Sahara occidental y con la que quiere restituir la identidad de un pueblo olvidada durante 31 años.
Palabras como 'hurria' (independencia), 'tam-ma' (perseverancia), 'talab' (reivindicación) o 'helem' (sueño) suenan con fuerza renovada entre las 7.000 entradas que conforman este manual editado por el Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (CEDMA) en colaboración con la Universidad malagueña (UMA).
El profesor de la Escuela de Traductores de la UMA Juan Pablo Arias señaló hoy durante la presentación del diccionario que 'a pesar de su limitada extensión -64 páginas- posee una vital relevancia pues viene a llenar un vacío en el ámbito académico'.
Y es que desde los años ochenta, el arabismo español se ha centrado exclusivamente en el estudio del dialecto árabe-marroquí, por lo que la obra supone, además de un acercamiento material y simbólico a este pueblo, el descubrimiento de 'una nueva vía de investigación a partir de la cual se pretende continuar avanzando', dijo Arias.
El hasanía es un dialecto beduino hablado por unos cinco millones de personas que habitan desde el Valle del Draa hasta Mauritania, una franja cuya extensión sería dos veces y media la península ibérica, y cuyas características son completamente distintas a las variedades dialectales de países fronterizos.
Es su singularidad la que convierte a esta lengua en 'seña de identidad de los saharauis y reivindicación de su existencia como pueblo', manifestó el representante del Frente Polisario en Andalucía, Mohamed Salem, quien destacó la 'buena acogida' que ha tenido el manual entre la comunidad saharaui.
Aunque Aguilera concluyó el diccionario a principios de los 70, han sido muchas las dificultades que ha encontrado durante este tiempo para publicarlo 'por cuestiones de alta política'.
Ahora, a sus ochenta años, el que fuese miembro del Cuerpo de Interpretación de Arabe y Bereber ha visto materializados sus años de trabajo con los refugiados, coincidiendo con el 50 aniversario de la desaparición del Centro de Estudios Marroquíes de Tetuán.
La primera edición del diccionario español-hasanía, que aspira a convertirse en una herramienta básica de comunicación para las familias que acogen en verano a niños saharauis, constará de unos mil ejemplares, si bien no se descartan nuevas reediciones en función de la demanda, y se distribuirán en librerías, en el CEDMA y probablemente también en los campamentos de refugiados.
Por su parte, el presidente de la Federación Andaluza de Amigos del Pueblo Saharaui, Francisco Guerrero, aprovechó para hacer un llamamiento al Instituto Cervantes para que instale una sede en el Sahara, 'donde unas 200.000 personas hacen uso del español', idioma que es necesario salvaguardar 'ante el deseo de Marruecos de imponer el francés en las tierras que ocupa'.