Llegó con un "NO A LA GUERRA". Puede que con un "SÍ A LA GUERRA" se tenga que marchar.

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Jueves, 24 de marzo de 2011, a las 00:16:59

Editorial

La fuerza de los votos

La decisión de Zapatero de meter a España en la guerra de Libia (con perdón, pues él gusta en denominarla responsabilidad de proteger y principio humanitario), es una medida totalmente legal, pues cuenta con la fuerza de los votos al haber recibido el respaldo, casi unánime, de los grupos políticos, con sólo la negativa testimonial de tres diputados de IU y BNG. Nadie, si es verdad la información que nos llega de Libia, le puede poner ningún pero a que España se sume a la comunidad internacional para defender la vida de los ciudadanos libios ante el ataque, parece que indiscriminado, de su líder, aparentemente venido a menos, Muamar el Gadafi.

La debilidad de los argumentos

Es curioso cómo una decisión tan mayoritaria puede perder toda su fuerza, dependiendo de la persona que la presente. Los mismos argumentos defendidos por distintas personas, son o dejan de ser creíbles.

Los hechos, si son verídicos y contrastados, son siempre los hechos. Las distintas decisiones tomadas ante hechos semejantes hacen que los argumentos pierdan fuerza, no por los hechos, pero sí por la falta de credibilidad.

La falta de credibilidad de Zapatero

Los argumentos esgrimidos por Zapatero para justificar la intervención de las tropas españolas en la guerra de Libia han sido:

1.- La defensa de los Derechos Humanos del pueblo libio.

2.- El cumplimiento de la Legalidad Internacional avalada por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU.

Dos argumentos absolutamente contundentes que pierden su fuerza cuando el que los utiliza actúa de distinta manera ante los mismos hechos, en distintos lugares y con distintos protagonistas.

El pueblo saharaui está siendo reprimido, encarcelado, torturado, desaparecido y  eliminado en los territorios ocupados del Sáhara Occidental, en un continuo atropello de los Derechos Humanos por parte del Gobierno de Marruecos, y el señor Zapatero, ya no es que no intervenga militarmente, que nadie se lo ha pedido, ni siquiera tiene la valentía de condenar las actuaciones violentas del ocupante y defender los Derechos Humanos de los saharauis. Zapatero, en este caso, siempre mira para otro lado  

Los derechos del pueblo saharaui a su autodeterminación están avalados por decenas de resoluciones de la ONU, es decir, la Legalidad Internacional está de parte del pueblo saharaui, y Zapatero sigue mirando para otro lado, cuando no le intenta conceder a Marruecos una soberanía sobre el territorio del Sáhara Occidental que nunca ha tenido, no tiene y nunca tendrá.

Ante esta perspectiva, de actuar de manera diferente ante hechos semejantes, de defender los Derechos Humanos allí, para olvidarse de ellos allá, de utilizar la Legalidad Internacional a su antojo, dependiendo del dictador contra el que la utiliza o la olvida, ante esta perspectiva podemos asegurar que Zapatero vuelve a contar con la fuerza de los votos, pero no con la fuerza de los argumentos.

Se dice que el tiempo pone a cada uno en su sitio. Está claro que José Luis Rodríguez Zapatero llegó al Gobierno abanderando un clamor popular de “NO A LA GUERRA”. Pasado el tiempo, olvidado su encuentro de civilizaciones, desprestigiado por su continuo mirar para otro lado, puede que con su actual “SÍ A LA GUERRA”, y en beneficio del partido que lo sustenta en el poder, tenga que abandonar el panorama político español.

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Fuente: Editorial de SáharaLibre