Saharauis

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Martes, 16 de noviembre de 2010, a las 17:20:41

Opinión

Saharauis

Albert Ferrer Orts*

13/11/2010

Hoy tendrá lugar la manifestación en Madrid por la autodeterminación del pueblo saharaui, una más de las numerosas acciones humanitarias y reivindicativas que desde aquel agridulce 1975 la ciudadanía española reclama insistentemente a pesar de la acción deshonesta de los diversos partidos que han tenido responsabilidades de gobierno desde la Transición.

Lo que nuestros gobernantes nunca se atrevieron, ni entonces ni ahora tampoco, a solucionar por la vía diplomática dándole prioridad a la autodeterminación del Sahara Occidental, es lo que el pueblo no deja de reclamar con vehemencia responsable y coherencia solidaria.

No pocos activistas anónimos y asociados dan lo mejor de sí mismos para devolverles de alguna manera a los antes compatriotas africanos el cálido apoyo que deniega, sistemáticamente, el gobierno de turno. No es necesario recordar ahora y aquí sus desvelos para ir a los campos de Tindouf, en la Argelia profunda, a traer niños enfermos, a facilitarles una educación normalizada, a acogerlos y adoptarlos si es necesario, a ser respetuosos con quien lo ha perdido todo menos la dignidad.

Personalmente, he tenido a lo largo de mi labor docente algunos alumnos saharauis, adolescentes que venían a Mislata de la mano de AHuIM para darles tratamiento de sus patologías en los hospitales valencianos. Niños sin país, que no apátridas, que habían nacido y crecido en los campamentos de refugiados de la inhóspita meseta del Dráa. Una experiencia gratificante, sobre todo al comprobar que su naturalidad les hacía integrarse entre la juventud del colegio, disipando las diferencias evidentes entre la vida y la crianza de unos y otros.

Actualmente, tengo un alumno universitario (Mustapha) que es un gozo de madurez y sensibilidad, un joven emigrado de su nación que tiene un pensamiento clarividente no sólo de su realidad (y nuestra desidia), sino de lo que supone la limosna necia de occidente hacia otras realidades como la suya, por ejemplo. Él tampoco nació en El Aaiún, de donde proviene su familia, sino en el extranjero. Durante años se ha ido formando en nuestro país y ahora estudia Filología Hispánica. Asiste con interés a mi materia, hablamos de la situación del Tercer Mundo, del Sahara, de España, del País Valenciano y, últimamente, de la represión de Marruecos y la lógica preocupación por sus familiares.

Esta semana lo veo naturalmente ausente, mientras doy la clase de Historia del Arte él no hace más que pensar. Está en juego, una vez más, la integridad de su pueblo, su lucha en solitario y su grito por la justicia que nunca cesa ni se apaga.

Hoy quiero ser Mustapha y los otros ex-alumnos que por mí han pasado, los que han perseverado por conservar intactos en la memoria nuestros deberes y obligaciones, aquellos que abren de par en par sus puertas generosas para remediar el anhelo de volver a su patria, a su hogar.

Hoy, una vez más, somos ellos.

 

*Albert Ferer Orts, es profesor de Historia del Arte de la Universitat de València.

 

Original en valenciano:

http://www.elpunt.cat/noticia/article/2-societat/5-societat/329975-

Traducción: M. M-Lamin A.

 

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