El Color del Viento

Print version | Versión para imprimir

Domingo, 09 de abril de 2006, a las 00:40:54

Opinión

El Color del VientoEl color del viento

Que Ala te castigue a la Hamada!!! Así reza una maldición Árabe del norte de África. Y puedo asegurar que es como enviarte al infierno aunque yo lo visito en una época en la que las condiciones son soportables.
La Hamada es la parte más inhóspita del Sahara. Desierto de piedra y arena, carente de la hermosura de las dunas, donde el sol no da descanso y el siroco convierte en niebla ocre la arena. El color del viento

Que Ala te castigue a la Hamada!!! Así reza una maldición Árabe del norte de África. Y puedo asegurar que es como enviarte al infierno aunque yo lo visito en una época en la que las condiciones son soportables.
La Hamada es la parte más inhóspita del Sahara. Desierto de piedra y arena, carente de la hermosura de las dunas, donde el sol no da descanso y el siroco convierte en niebla ocre la arena.

Temperaturas diurnas de 50º a 55ª durante los meses de Julio y Agosto y noches gélidas durante los meses de invierno. No llueve casi nunca y cuando lo hace es de forma torrencial, inundando el desierto i llevándose por delante todo lo que encuentra.
Aquí es donde Argelia da cobijo a un pueblo olvidado desde hace treinta años por todos. Allí no molestan, no se les oye, no se les ve. Desconocidos por la mayor parte de nosotros. Sólo alguna noticia de vez en cuando y muy por encima nos los da a conocer o, a unos pocos, nos recuerdan que todavía existen.
Tan solo son 175.000 almas de las que, probablemente, ni su propio Dios se acuerda. Hombres, mujeres y niños que malviven de la caridad internacional en campos de refugiados cerca de Tinfouf y muy próximos a su tierra, una tierra a la que no pueden volver porque no son bienvenidos y por la que no pierden la esperanza.
El pueblo saharaui salió de su tierra poco después que España abandonara a su suerte el país ante la Marcha Verde de “voluntarios” que inició Marruecos. Bajo el ruido sordo de los cañones del ejército marroquí, mujeres y niños huían hacia la nada del desierto que les daría cobijo. Solo mujeres y niños, no había hombres. Estaban luchando por su tierra.
Fue una guerra desigual en la que Marruecos iba levantando, con ayuda de Estados Unidos, un muro de protección-contención a medida que iba conquistando terreno. Este muro se extiende de norte a sur a lo largo de la frontera, precedido de un extenso campo de minas, entre el Sahara Occidental y Argelia dividiendo el pa?s en lo que los Saharauis conocen como “territorio ocupado” y “territorio libre”.
Desde entonces sobreviven en los campos de refugiados de Tindouf sin la posibilidad de hacer nada con todo el tiempo del mundo disponible y nada en que ocuparlo.
Larga es la espera de este Pueblo por su libertad y larga seguirá siendo entre planes de unos y de otros para llegar a un acuerdo que nunca llega y que no pasa por darles lo que les pertenece.
---------------------------------
De allí salen desde hace años los niños que acogemos en Catalunya y en otras Comunidades. Un proyecto que desde que se inició ha hecho que los niños saharauis disfruten por un tiempo de lo que no tienen en los campos y que les libra de las condiciones a las que están sometidos durante los meses de de verano en el desierto. Niños que vienen desnutridos, todos, enfermos, algunos. Niños a los que se les niega la oportunidad de prosperar en su país ya que no lo tienen, y viven en una provisionalidad continua, porque provisional es su situación desde hace treinta años. Niños que viven en campos de refugiados sin otra opción que la de esperar sin desesperar. Niños que llegará un día que pensarán que mejor que vivir sufriendo se puede morir luchando.
Allí vamos algunas de las familias que los acogemos. Una vez en el puente de la Purísima, la otra en Semana Santa.
Estos viajes nos dan la oportunidad de conocer y compartir las penurias de este Pueblo, aunque más que compartir vemos de lejos, por más cerca que estemos de ellos. Digo que vemos de lejos porque sólo compartimos su hospitalidad, su amistad y, sobre todo, lo que no tienen. Porque esto es lo que nos dan a nosotros: lo que no tienen para ellos lo consiguen para nosotros, para sus familias, para los otros padres de sus hijos, que así es como nos consideran.
Este año volveré a visitarlos. Serán cinco días inolvidables que pasaré con los que ya son mis amigos, cinco días en lo que no haré otra cosa que compartir con ellos lo poco que tienen y lo poco que les llevaré. El viaje es en avión y la carga permitida es pequeña. Como cada año, lo que me pidan: nada. Como cada año, lo que creo que necesitan y rezar para acertar.

Este artículo proviene de SaharaLibre.es

http://www.saharalibre.es

La dirección de esta noticia es:

http://www.saharalibre.es/modules.php?name=News&file=article&sid=4

Fuente: