INFORME DE OBSERVADORES INTERNACIONALES EN ACOMPAÑAMIENTO DE ACTIVISTAS SAHARAUIS DE DERECHOS HUMANOS.

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Martes, 30 de marzo de 2010, a las 17:30:03

Derechos Humanos

La idea de acompañar a los activistas surgió a raíz de un foro de observadores internacionales celebrado en los campos de refugiados. De la coincidencia en tiempo y lugar de activistas y observadores surgió la necesidad de brindarles acompañamiento a su regreso a los territorios ocupados teniendo en mente la detención de los 7 de Casablanca en una situación idéntica.

Una vez en el Sahara Occidental, los activistas han recorido una ruta por distintas ciudades visitando familias de víctimas. En el contexto de todas las visitas protocolarias que hemos realizado aquí y allá, han tenido lugar los sucesos que contamos.

En cada visita, se sucedían imágenes parecidas, alegría por la visita, acoso policial, agradecimiento a los observadores, necesidad de relatar su padecimiento.

Domingo 7 de Marzo.   Argel – Casablanca – El Aaiún.

Los activistas llegan por la tarde al aeropuerto de Casablanca en dos vuelos. En el primer grupo están Sidahmed Lemjiyed, Brahim Sabbar, Sheikh Banga, Naama Asfari, Brahim Ismaeli, Izanna Amidan, Sbai Ahmed, M’barkalina con su bebé, Cristina Martínez y Joëlle Toutain. En el segundo grupo, que llega un poco más tarde, se encuentran Ahmed Hammia, Aatiko Baray y Mohamed Tahlel, acompañados por Raymonde Motte. En el aeropuerto les reciben Mª Àngels Moseguí y Javier Sopeña que continuarán el viaje con ellos. No hay ningún problema en la entrada. Más tarde, ambos grupos, junto con los observadores, nos reunimos en la casa de Mutawaki y celebramos la llegada. Acuden, entre otros, las esposas de los detenidos en la prisión de Salé; detenidos por un hecho similar al que acaban de desempeñar los 11: venir de los Campamentos de Tindouf. Por la noche llegamos todos a El Aaiún en avión. Tampoco tenemos problemas con la policía del aeropuerto. Nos dirigimos a la casa de Ahmed Sbai, donde nos espera un fuerte dispositivo policial, formado en su mayoría por policías de paisano. El recibimiento en casa de Sbai es espectacular. Todos los saharauis se alegran de que los activistas hayan conseguido volver sin contratiempos. Estamos bajo la estrecha vigilancia de la policía marroquí, de uniforme y de paisano. Mantienen la posición delante de las casas. Nos filman y fotografían. Los saharauis reconocen a sus torturadores.

Lunes 8 de Marzo.   El Aaiún.

Comemos en casa de Sbai. En todo momento, se mantiene la vigilancia de la policía marroquí. Nos advierten de que no sólo estamos siendo seguidos por policías uniformados, sino que también los hay de paisano apostados visiblemente cerca de las casas que visitamos. Cenamos en casa de Sidahmed Lemjiyed, tras lo cual nos reunimos con las familias de los activistas saharauis secuestrados por Marruecos.

Martes 9 de Marzo.   El Aaiún.

Vamos todos a comer a casa de Brahim Ismaeli. Tras la comida, los observadores nos reunimos con un grupo de activistas para compartir nuestras impresiones sobre la situación de los territorios ocupados. En ese momento, recibimos la noticia de que varios saharauis, entre los que se encuentran algunos miembros de los once, han sido dispersados violentamente por la policía durante una manifestación en el barrio de Maatallah, resultando algunos de ellos heridos. Nos dirigimos a Maatallah inmediatamente para tratar de averiguar los detalles del suceso, puesto que la información es confusa. Nuestra búsqueda nos conduce a los heridos. Es ahí donde empezamos a constatar los resultados de la extrema brutalidad de la policía marroquí.

 

Entre los activistas heridos del grupo de los 11 se encuentran:

Brahim Sabbar: heridas en la cabeza, y contusiones en todo el cuerpo.
Brahim Sabbar: heridas en la cabeza, y contusiones en todo el cuerpo.



Izanna Amidan: heridas en el pie, en el muslo y en un brazo.


Izanna Amidan: heridas en el pie, en el muslo y en un brazo. Tiene un fuerte malestar en la parte derecha de su cuerpo, que también ha sido maltratado aunque no han dejado marcas.



      Naama Asfari:  cojea por el dolor en la cadera y en la rodilla                              Naama Asfari:  cojea por el dolor en la cadera y en la rodilla
Naama Asfari:  cojea por el dolor en la cadera y en la rodilla. Tiene el brazo en cabestrillo y marcas de porrazos en la espalda. Le han roto las gafas, el reloj y el móvil.




Ahmed Hammia: apaleado por todo el cuerpo
Ahmed Hammia: apaleado por todo el cuerpo



Ahmed Sbai: tiene la muñeca contusionada.
Ahmed Sbai: tiene la muñeca contusionada.



Otros heridos:


Mariem Mghaizlat: chica de 25 años. Cara desfigurada por la inflamación. Apaleada en todo el cuerpo.

Mariem Mghaizlat: chica de 25 años. Cara desfigurada por la inflamación. Apaleada en todo el cuerpo.

        

Hayat Raguibi: chica de 19 años. Pierna inmovilizada, muy dolorida, sin pronóstico, y brazo contusionado.
Hayat Raguibi: chica de 19 años. Pierna inmovilizada, muy dolorida, sin pronóstico, y brazo contusionado.



 


Dagna Moussaoui: mujer adulta. Herida abierta en la pierna y otra en la boca, con la pérdida de algunos dientes.

Dagna Moussaoui: mujer adulta. Herida abierta en la pierna y otra en la boca, con la pérdida de algunos dientes.

Dagna Moussaoui: mujer adulta. Herida abierta en la pierna y otra en la boca, con la pérdida de algunos dientes.
Dagna Moussaoui: mujer adulta. Herida abierta en la pierna y otra en la boca, con la pérdida de algunos dientes. Al cabo de 17 días tiene que andar con muletas porque no se puede mantener de pie por el dolor en las rodillas.

Constatamos que el hospital manda de vuelta a casa a las víctimas de la carga policial sin recibir la atención médica necesaria.

Los activistas nos informan de que hay otras víctimas.

Dahba Alaiych : es la de más edad. Tiene un dolor tremendo en las mandíbulas. No sabemos si están rotas. A la hora de redactar este informe está en Rabat con su hijo para diálisis. Tenía una máquina en la piel para ello, que le rompieron en la manifestación.

No-Naytou Tagliabout
Haddi Mina
Minatou Amidane
Zeinal El Kenti
Mohamed Fadel El Houssaini

Brahim Sabbar nos comenta que tras la carga policial, acudió a una casa cercana al lugar de los altercados. Más tarde se enteró de que la policía entró en dicha casa y atacó a los allí presentes y sus pertenencias. Es ahí donde fue agredida Hayat Raguibi.

Esa misma noche, delante de nosotros, Brahim Sabbar recibe una llamada anónima amenazándole con ser degollado si continúa con el viaje planeado.


Miércoles 10 de Marzo.   El Aaiún – Boujdour.

Marchamos a Boujdour en coche. Durante el trayecto, nos cruzamos con los camiones frigoríficos que suben la pesca de Dajla. Son blancos, sin ninguna identificación. Se suceden en un desfile continuo.



Camiones frigoríficos.
Camiones frigoríficos.


Interminables controles de policía nos obligan a detenernos en numerosas ocasiones. En estos controles, la policía registra los coches y nuestros equipajes. Son diferentes tipos de policías: unos son amables, nos miran la documentación, nos sonríen y nos desean buen viaje. Otros nos hacen esperar muchísimo tiempo sin motivo aparente. Unos nos registran el equipaje con educación pidiéndonos que seamos nosotros quienes saquemos nuestras prendas; otros las sacan ellos mismos sin ningún miramiento. Algunos son violentos y provocadores.

Muhammed Tahlel nos invita a cenar en casa de Jwada Dahane, mientras la policía vigila desde las esquinas de la calle.


Jueves 11 de Marzo.   Boujdour – Dajla.

En Boujdour visitamos a la familia de Sultana Hayat y de Baba Haya.

Raymonde Motte regresa a su país.

Después continuamos nuestro camino hacia Dajla. En el último control de policía, el de entrada a Dajla, la policía intenta quitarle unos papeles a una observadora. La policía alega que son papeles prohibidos, pero tras un buen rato protestando, conseguimos que nos los devuelvan. Llegamos a Dajla sin más incidentes.

Cenamos en casa de Aatiko Baray.


Viernes 12 de Marzo.   Dajla.

A las 14,45 llegamos a la casa de Ahmed Hammia. El recibimiento en la calle es impresionante. Están en la calle, en las ventanas, en los tejados gritando de alegría y dándonos la bienvenida. Unos niños ataviados con los trajes tradicionales nos ofrecen dátiles y leche de camello. El recibimiento se desarrolla de manera pacífica y alegre. Entramos. Todo son abrazos y emoción.

Al cabo de un rato se oye un estruendo. Son unos golpazos de la policía en la puerta. Se arma un gran alboroto en la casa. Los últimos en entrar recibieron los porrazos de la policía, pero consiguieron cerrar.

Los saharauis atacados fueron:

Sidahmed Lemjiyed: contusión en un pie con posterior inflamación.
Sidahmed Lemjiyed: contusión en un pie con posterior inflamación.
Aatiko Baray.
Mohamed Tahlel.


Esperamos un buen rato hasta que la policía se separa de la puerta y se queda apostada en las esquinas. Se les ve desde el tejado. Dos observadores salen y acompañan a un saharaui que busca a dos amigos que faltan. Parece que la presencia de los observadores consigue evitar nuevos ataques. Otras personas que se sentían en peligro nos piden que les acompañemos. Acompañamos a todos los saharauis que lo necesitan.

Todo empieza a estar más tranquilo aunque la policía sigue ahí: de uniforme, antidisturbios con cascos, escudos y porras, y de paisano. Se acerca un grupo de unos diez policías a la puerta y se enfrentan a dos observadores. Un policía antidisturbios le mete el pico de la porra en el estómago a uno de ellos y le empuja contra la puerta. Los policías les dicen que tienen que entrar en la casa. Los observadores se niegan a entrar. Los policías les amenazan con utilizar la fuerza. Los observadores les dicen que usen lo que quieran, que ellos no se van a mover de ahí. Finalmente la policía desiste y vuelven a sus posiciones. Aún así, los observadores se turnan para acompañar a los saharauis y vigilar la calle, puesto que no terminamos de fiarnos de la policía.

La policía ha seguido rodeando la manzana. Han estado vigilando, tomando fotos, filmándonos y han dispersado brutalmente a la gente que se encontraba en aquel momento en la calle.

Ese mismo día, Mamay, uno de los saharauis que nos acompaña en Dajla, recibe una llamada amenazándole con violarle si se sigue juntando con los observadores.

Estos acontecimientos nos hacen tomar conciencia de las condiciones de vida de los saharauis y de la importancia de la observación.

Cenamos en casa de Wanna Baida.


Sábado 13 de Marzo.   Dajla – Boujdour – El Aaiún.

Emprendemos nuestro regreso hacia el Aaiún, deteniéndonos brevemente de nuevo en Boujdour para saludar a la familia de Sultana Hayat.

Llegamos a El Aaiún. Es de noche. Un gran número de policías de paisano intentan evitar el recibimiento en la puerta de la casa de Izanna Amidan. Con la lección aprendida en Dajla, los observadores nos quedamos apostados fuera hasta que la policía se calma. Un observador desautoriza a un policía de paisano que nos insta a entrar en la casa.


Domingo 14 de Marzo.   El Aaiún-Smara.

Las observadoras Mª Àngels Moseguí y Joëlle Toutain regresan a sus respectivos países.

En esta segunda parte del viaje, nos acompañan los activistas de derechos humanos Malak Amidane, Aalouat Sidi Mohamed, Hassana Aalia y Ali Tagliabout.

Realizamos una ronda de visitas en El Aaiún. Vemos a la familia de Tarousi Ihajthi, de Cheik Ameidan, de Essaleh Lubueihi, de Benchri Bentaleb, de Mbarka Dahane y a Haddi Salah.

Por la noche nos dirigimos a Smara. En el camino, la policía vuelve a registrar nuestras pertenencias. El recibimiento en casa de Foculy Buehi es discreto, pues la calle está tomada por más de una treintena de policías antidisturbios, pero la casa está abarrotada por dentro, y los saharauis festejan ruidosamente nuestra presencia. A nuestra llegada, alguien lanza una piedra desde lejos a la policía, sin alcanzar a ninguno. De inmediato, una parte de la policía allí presente sale detrás del autor de la pedrada y la escena desaparece de nuestra vista. Cuando terminan de llegar todos los activistas, los antidisturbios nos rodean y reducen el cerco de manera amenazante hasta que nos apelotonan a todos en la puerta de la casa. Los observadores nos situamos entre la policía y los saharauis de tal forma que obstaculizamos la inminente carga policial. La policía decide negociar con los saharauis y retiran a los antidisturbios, dejando el habitual dispositivo de vigilancia.


Lunes 15 de Marzo.   Smara – Tan Tan.

Durante la mañana nos disponemos a realizar las visitas previstas. La primera visita a los padres de Ahmed Naceri. Se ha producido con acoso de los antidisturbios, que, finalmente, no han llegado a cargar. A Hassana le han quitado la cámara de fotos y borrado las fotos de la tarjeta, devolviendo después la cámara tras mucha negociación.

El dispositivo policial que lleva a cabo nuestro seguimiento es tan desproporcionado que comenzamos a tener problemas para poder trasladarnos en coche de una casa a otra porque van interponiéndose en nuestro camino. Debido a esta situación, en varias ocasiones estamos a punto de colisionar con los coches de policía. Por fin, el coche conducido por Sidahmed Lemjiyed es alcanzado por una de las furgonetas azules de antidisturbios (matrícula 147804) que le provoca una abolladura y un rayón claramente perceptible. Como ese incidente no es suficiente para que la policía relaje su forma de seguirnos, los activistas deciden parar los coches y esperar hasta que el gobernador de Smara nos asegure que vamos a poder continuar nuestras visitas sin más incidentes. Esta espera se prolonga durante unos tres cuartos de hora, tras lo cual el número de policías que nos sigue se reduce y nos permiten continuar nuestro trayecto, aunque seguimos estando vigilados constantemente.

Coche Sidahmed Lmjiyed.
Coche Sidahmed Lmjiyed.


Este tipo de obstrucción de la policía se ha producido en otras ocasiones. Sitúan un coche delante, otro detrás y una furgoneta antidisturbios a la izquierda, frenando al coche saharaui.

Al terminar las visitas al padre de Ahmed Naceri, a Brahim Ameidan, a Safia Moubarak y a la madre de Nguia Bouhars, nos dirigimos a Tan Tan.

Ya ha caído la noche. Llegamos al control policial de entrada a la ciudad de Tan Tan. Aunque es un puesto de gendarmería, la policía permite que un numeroso grupo de miembros de la Asociación Marroquí para la Integridad Territorial se acerquen para abuchear y recriminar a los activistas saharauis a los que acompañamos. Sabemos que en dicho grupo se encuentran miembros de la policía vestidos de paisano porque nos lo dicen los activistas y un miembro de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos que conocemos más tarde.

En este contexto, el comisario Kamour Mustafa, conocido por su brutalidad, comienza a insultar a los ocupantes del vehículo, Aalouat Sidi Mohamed, Cheikh Banga, Brahim Ismaeli, Mohamed Tahlel y Brahim Sabbar, hasta que Tahlel acaba protestando. Esta reacción es suficiente para que el comisario y sus subordinados de la policía le saquen del coche y le lleven a una zona más alejada en donde la oscuridad y los árboles impiden ver lo que a continuación va a suceder. En ese coche no va ningún observador porque en el momento del suceso descrito sólo restamos dos observadores para tres coches.

El segundo coche, en el que va un observador, no sufre ningún contratiempo añadido, aunque el comisario reconoce a uno de los saharauis que va en el interior, al que tuvo el gusto de torturar el año pasado, y le saluda alegremente.

El tercer coche, en el que también va un observador, es registrado minuciosamente.

En ese momento no nos percatamos de lo que sucede con el primer coche. Más tarde nos lo aclaran. Cuando la policía se lleva a Tahlel, le dan una paliza utilizando porras, patadas y puños, y le muerden una oreja, dejándole tirado sin que sus compañeros sepan la suerte que ha corrido.


Oreja de Muhammed Tahlil.
Oreja de Muhammed Tahlil.

Brahim Sabbar habla con la policía para que les devuelvan a Tahlel, y pasado un rato lo traen de vuelta en un estado lamentable. Lo llevamos al hospital y allí le realizan varias radiografías con las que podemos constatar que no tiene ningún hueso roto. Lo llevamos a casa de Naama Asfari para que descanse. Los activistas salen a la puerta para ayudar a subirle a casa y Naama Asfari increpa a la policía, que tiene toda la calle tomada, por lo sucedido. La policía contesta con una pedrada que cae cerca de donde nos encontramos. Entramos en la casa con el herido antes de que la situación empeore.

Tan Tan es la ciudad de la familia de Naama Asfari. Nos comenta Naama que esa tarde han detenido a un primo suyo varias horas, sólo para fastidiar.


Martes 16 de Marzo.   Tan Tan – Assa – Zag – Guleimin – Ksabi.

Control de salida en Tan Tan: varios policías de paisano nos hacen gestos obscenos (se agarran los testículos y sonríen).

Llegamos a Assa y nos recibe la familia de Cheikh Banga. Después visitamos a la familia de Ali Salem Tamek. Nos dirigimos a Zag para ver a Sidi Huattari Ahlan, a Ahmed Charramha y a la familia de Mahmud Belcassim. Volvemos a Assa y visitamos a Mustafa Abdeldaym. Marchamos a Guleimim, en donde nos encontramos con Luali Gadimi, que se encuentra parapléjico en silla de ruedas desde que el año pasado la policía le arrojó de un cuarto piso en Marrakech.

Finalmente vamos a Ksabi, a casa de Brahim Sabbar y de Sadyk Ballahi, en donde descansamos. La omnipresente vigilancia policial es menos evidente en esta zona cedida por España a Marruecos en tiempos de la colonización.


Miércoles 17 de Marzo.   Ksabi – Guleimin.

Visitamos a Husein Sdei y a la familia de Brahim Bariaz, en Guleimim.

De los testimonios recibidos, deducimos que ser torturado por la policía es un estigma que incapacita al torturado y a su familia para conseguir trabajo, marginándolo de la sociedad.


Jueves 18 de Marzo.   Ksabi – El Aaiún.

De vuelta a Tan Tan, ciudad por la que tenemos que pasar para regresar al El Aaiún, nos aparece en el control de la policía una turba de individuos que empiezan a insultar, a escupirnos por las ventanillas, a golpearnos. Golpean el coche con fuerza y con patadas, de hecho queda con abolladuras y faros traseros rotos. Son muchos y la policía no hace nada para evitar la agresión, sino que se regodea haciendo fotos constantemente, y nos mira a la cara fijamente en plan desafiante. Una mujer en particular, no para de hacer fotos y de reírse.

El famoso comisario Kamour propina un golpe en la cabeza y en el hombro a Sidahmed Lemjiyed, el conductor y dueño del coche, mientras que, por debajo, otro policía de paisano le cuela un puñetazo en el ojo.

Todos recibimos insultos y gritos: “cabrón, idiota, maricón” nos traducen los saharauis. A Ali Tagliabout le propinan puñetazos en la cara. A Izanna Amidan le pegan un puñetazo en la barbilla, aparte de los escupitajos, golpes en los brazos y gritos que recibimos todos, el comisario Kamour la llama “puta”.

Otro de los coches en los que nos desplazamos ha sido apedreado y escupido en las ventanas.

No deja de llamar la atención que nuestra llegada esté siendo esperada por supuestos ciudadanos promarroquíes. Es evidente que todo es una maniobra orquestada por la policía.

Decidimos acudir al Tribunal de Tan Tan. En la misma entrada del Tribunal, la policía de paisano ataca a Hassana (patada en el estómago, porrazos en el hombro y la espalda, camiseta rota), Malak (tiene un esguince en las cervicales), y Javier (patada en la pierna y manotazo en cara). La misma mujer de la cámara de fotos del control está allí sonriendo mientras la policía nos golpea. Nuestros agresores junto con esta mujer nos siguen en todo momento dentro del tribunal.

A los saharauis les atiende un “procurador” que no hace ningún gesto para garantizar su seguridad ni levanta ante ellos ningún atestado. Les dice que pongan una demanda.
A los españoles no nos atiende el “procurador”. Nos dice un policía del Tribunal que escribamos la demanda en un papel. No hay un impreso para que nos sellen la copia ni, por supuesto, se puede hacer declaración ante un oficial.

Dado lo absurdo de la situación y el ambiente de permisividad hacia los agresores, decidimos marcharnos.

A nuestra salida del tribunal, comprobamos que alguien nos ha colocado pegatinas de la bandera de Marruecos en los coches.

También han sido testigos de estas agresiones –tanto en el control de policía como en el Tribunal- el presidente y el vicepresidente de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos que instaron al procurador a proteger los derechos de todos, y no a defender a los atacantes.



Ojo morado de Sidahmed Lemjiyed tras el puñetazo en el control policial de Tan Tan.
Ojo morado de Sidahmed Lemjiyed tras el puñetazo en el control policial de Tan Tan.



Hassana con marcas de golpes de Tan Tan.
Hassana con marcas de golpes de Tan Tan.



Malak Amidane después de la agresión en Tan Tan.
Malak Amidane después de la agresión en Tan Tan.



Coche de Sidahmed.
Coche de Sidahmed.



Javier Sopeña con marca de patada recibida en Tan Tan.
Javier Sopeña con marca de patada recibida en Tan Tan.


    
Mujer de la cámara de fotos en Tan Tan.
Mujer de la cámara de fotos en Tan Tan.


 Uno de los agresores de la puerta del Tribunal de Tan Tan.
Uno de los agresores de la puerta del Tribunal de Tan Tan.

En el control policial de entrada a El Aaiún, nos vuelve a recibir un grupo de manifestantes promarroquíes junto a la policía. Esta vez, hemos subido las ventanillas, que golpean. Utilizan los limpiaparabrisas para poner fotos de Mohamed VI y banderas de Marruecos. Gritan. Y sobre todo, dura mucho la retención, lo que provoca sensación de inseguridad.

En el Aaiún, visitamos a la familia de Brahim Dahane, como siempre con la policía de paisano acechando fuera. Ahí nos enteramos de que Brahim Dahane está en huelga de hambre desde ayer, junto con otros cuatro del grupo de los 7, para que se les juzgue o se les libere.

Viernes 19 de Marzo. El Aaiún.

Fin de la ronda de visitas y retorno de los últimos dos observadores.

 

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Conclusión.

En este viaje hemos podido comprobar la situación de acoso y de brutalidad que padece el pueblo saharaui: las cargas policiales en El Aaiún y en Dajla, ataques de la población marroquí organizados por la policía en Tan Tan, agresiones continuas por parte de la policía de paisano, amenazas ...

Hemos recibido testimonios escalofriantes de las torturas aplicadas a los saharauis, y también testimonios de la tortura psicológica, de lo que supone saber que no tendrás acceso a un trabajo ni a estudios, que, aunque superes la tortura, las secuelas económico-sociales se mantendrán en el tiempo; de lo que es la educación de la amenaza. La gente nos pide que contemos al mundo lo que está pasando.

Pero también hemos visto lo incómodos que resultan los observadores para Marruecos. De hecho, creemos que en algunas ocasiones nuestra presencia ha evitado cargas policiales.

Por eso creemos firmemente en la necesidad de acudir a los territorios ocupados y terminar así con la indiferencia que padecen los saharauis de la zona.

Firmado:
Los observadores civiles de España y Francia, en la parte que hayan presenciado.
Cristina Martínez Benítez de Lugo.
Mª Àngels Moseguí Figueras.
Javier Sopeña Arias.
Raymonde Motte.
Joelle Toutain.


N.B.  Durante este viaje, los observadores han tomado testimonios a saharauis que desean que su historia salga a la luz. Este informe debe ser completado próximamente con estos testimonios que nos proporcionarán una visión socio-política muy útil para conocer la realidad en los territorios ocupados.

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Fuente: Informe observadores