"Una sola sonrisa de un niño ya recompensa todo nuestro esfuerzo"

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Martes, 30 de marzo de 2010, a las 13:25:49

Solidaridad

POR ALFONSO SOTELO. SEVILLA

Quizá suene a demagógico, pero mientras se escribe este texto o usted lo mantiene entre las yemas de sus dedos, decenas de niños mueren de malnutrición en África. Es triste, pero la pura verdad. Muchos nos limpiamos la conciencia entregando un donativo cuando se nos cruza una hucha y quizá otros lo hacen adoptando a uno de esos pequeños, pero algunos van más allá. Piden dinero a los amigos, colaboración a las empresas cercanas, empeñan hasta parte de su poca fortuna personal y, tras llenar el depósito de un coche, se dedican a cruzar el estrecho de Gibraltar y buena parte de África para ayudarlos.

El pasado viernes, un grupo de locos y solidarios expedicionarios partieron de Puerto Gelves con El Aaiún —cerca de la frontera del Sáhara Occidental y Marruecos— en el punto de destino del GPS. Encabezados por Ignacio Martínez, promotor de esta idea del raid solidario que lleva medicamentos, alimentos y material escolar desde hace ya varios años a los más desfavorecidos, los expedicionarios sevillanos viajaron con la idea de cruzar el norte africano y ayudar a los más necesitados de El Aaiún saharaui. Cueste lo que cueste.

«Es complicado, sacrificado y trabajoso, pero merece la pena. Sólo con ver sonreír a un niño, ya compensa todo nuestro esfuerzo y sacrificio. Y nuestro dinero, porque nos cuesta dinero a todos. Económicamente no somos ricos, sólo un grupo de locos que piensa que ayudar, incluso sacrificando nuestras vacaciones, es más rentable que todo el dinero del mundo. Eso sí, tenemos la ayuda de muchos amigos, de algunos patrocinadores y de empresas, sin las que sería imposible hacer tanto bien», explica Ignacio, que confiesa tener una dualidad en el cuerpo. «Es una mezcla de ilusión y nerviosismo. Ilusión por todo lo que conseguimos cuando llegamos, que son sonrisas, agradecimientos y la hospitalidad de un pueblo necesitado pero agradecido al máximo. Por otro lado, nerviosismo. Porque no sabemos qué puede ocurrir en la frontera con Marruecos. Ya allí todo es más fácil, pero la frontera es complicada».

Diez mil pañales de carga

En la expedición marchan unas treinta personas, «repartidas en ocho coches y en el camión. Es el vehículo más importante. Las personas importan menos que los víveres y los medicamentos que llevamos», asegura. Martínez, cuya mujer también marcha en el viaje —ella es médica—, explica que portan «unos seiscientos kilos de leche en polvo, unos diez mil pañales, mil pares de zapatos, material escolar... Todo lo necesario para vivir, eso que aquí ni miramos y que allí no pueden ni comprar. Esa es la importancia de un viaje como éste».

Pero una aventura así no puede estar carente de situaciones comprometidas. «La mayoría de mis compañeros aún ni lo sabe, pero uno de los niños a los que atendimos el año pasado en Mauritania ha fallecido por malnutrición. No lo dije aún porque será duro asimilarlo. Y más justo antes de salir a un nuevo destino. Por un lado será un palo cuando lo comunique, pero por otro nos dará más fuerzas para seguir adelante en estos proyectos solidarios. De hecho, ya tenemos otro para verano, aunque no sabemos aún adónde iremos. El Aaiún es sólo un destino más en nuestra lista, que cada vez es más larga. Descubrimos a diario nuevos lugares en los que hacemos falta», comenta.

Cuestionado por cuál ha sido el apoyo que más ilusión le hizo, Martínez confesó que «el de una persona que no podía darnos más. Nos dio cincuenta euros y nos pidió que los utilizáramos en el primer repostaje del camión, que también es un regalo de un amigo que iba a entregarlo al chatarrero y pensó en que nos podía hacer falta. Gestos como estos nos hacen seguir adelante». Y acciones como la suya, pensar al resto que otro mundo es posible.

Una ONG diferente

Para Ignacio Martínez, cuentan con mucho apoyo popular por cómo funcionan. «Somos una ONG diferente. La gente sabe que todo lo que nos dé, todo con lo que quieran ayudar, va a llegar a los niños, que no se va a quedar por el camino como puede ocurrir con otro tipo de organizaciones. Y eso es una confianza para los que quieren ayudar». Y para todos los que los seguimos...

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Fuente: ABC