El dirigente saharaui recordó, asimismo, la invalidez del argumento administrativo empleado por Marruecos para la expulsión de Haidar --su negativa a reconocerse como marroquí en el formulario de entrada en el aeropuerto de El Aaiún--: "Los saharauis no son marroquíes, y no van a ser marroquíes jamás, a no ser que eso fuera su decisión soberana, mediante el ejercicio de un derecho sagrado, internacionalmente reconocido e inalienable, como es el derecho a la autodeterminación e independencia, en un referéndum libre, justo y transparente", dijo.

Abdelaziz denunció que esta medida contra Haidar es un síntoma más de la "grave escalada en las prácticas represivas" explicitada en el discurso pronunciado recientemente por el rey alauí, Mohamed VI, con motivo del aniversario de la Marcha Verde que supuso la anexión del Sáhara Occidental en 1975, hasta entonces colonia española. "La máxima autoridad en el Reino de Marruecos ha anunciado públicamente la guerra a los Derechos Humanos y a la legalidad internacional en el Sáhara Occidental", indicó. "Cualquiera que manifieste su estricto apego a un derecho tan sagrado como es el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, se convierte en un mero traidor según el Gobierno marroquí.

Y cualquiera que rechace aceptar ser marroquí por imposición, se le tilda de persona que opera fuera de la ley", denunció. El mandatario saharaui advirtió además del riesgo de "genocidio" de los saharauis que viven en los territorios controlados por Marruecos. "Ante esta grave escalada (...), no se puede barajar otra opción salvo la de vencer ante este enorme y peligroso desafío, porque cualquier fracaso supondría abrir las puertas ante este salvaje avance, que lo encarna la nueva tentativa, alentada por el discurso del rey de Marruecos, de cometer un auténtico genocidio en el Sáhara Occidental", dijo.

Abdelaziz aprovechó para agradecer el apoyo y la solidaridad para con la causa saharaui en Europa, "en España en particular", y el resto del mundo. "Representáis la voz de los pueblos (...) que rechazan la indulgencia y connivencia de algunos gobiernos europeos con el torturador marroquí contra la víctima saharaui; que rechazan que haya un pueblo desterrado y divido por un muro militar cuya longitud supera a la del Muro de Berlín 60 veces, repleto de minas antipersonales y sufragado con dinero de los contribuyentes europeos", sentenció.