El Rey de Marruecos acaba de proclamar: "Jamás renunciaremos a un grano de arena de nuestro Sahara". ¡Pobres saharauis! Ellos saben por experiencia de más de 30 años lo que eso significa:

No renunciar a un grano de arena significó para el Rey de Marruecos ocupar militarmente el Sahara en 1975, aplastar y bombardear a la población que huía, a hombres, mujeres y niños que se arrastraban aterrorizados por el desierto. Ha significado llevar al Sahara un régimen tiránico que pisotea los más elementales derechos humanos, en el que se castiga con torturas, “desapariciones”, violaciones, encarcelamientos en terroríficas prisiones el terrible crimen de decir que se es saharaui y no marroquí. Significa amurallar y minar el contorno del territorio usurpado, defendiendo por la fuerza lo obtenido con violencia.

Significa burlarse de la comunidad internacional, firmando planes de arreglo que luego se tiran a la papelera; comprometerse con su firma a celebrar un referéndum que luego se rechaza; incumplir descaradamente la legalidad internacional y proclamarlo sin rubor. Significa mantener en un terrible exilio a miles de saharauis, que malviven fuera de su tierra, en un lugar infernal, en el que sólo la ayuda exterior les permite sobrevivir.

Y ese significado lo conoce nuestro gobierno, a pesar de lo cual, y para vergüenza y bochorno de todos los españoles, es un fiel aliado del tirano marroquí, al que sostiene y apoya en sus tenebrosos planes. ¿Qué han hecho Zapatero y Moratinos con la bandera saharaui que con tanto orgullo enarbolaban los socialistas en otro tiempo? ¿Dónde la han escondido?