Siete saharauis se enfrentan a una posible pena de muerte en Marruecos al haber sido acusados, por el totalitario y represor régimen de Mohammed VI, de "atentar contra la seguridad del Estado" y de "colaborar con el enemigo" por el increíble delito de ir a visitar a sus familias en los campos de refugiados de Tinduf en Argelia, donde en extremas condiciones viven decenas de miles de saharauis desplazados tras la ilegal ocupación marroquí del antiguo Sáhara español.

Los saharauis que en Marruecos o en el territorio ocupado del Sáhara reclaman o exigen la libertad para su pueblo o aquellos que reivindican el Plan de Paz de ONU que establecía la celebración de un referéndum de autodeterminación para el Sáhara Occidental, tras el abandono de la zona por España en tiempos de Franco, viven vigilados, detenidos ilegalmente y encarcelados como lo están periodistas y políticos contrarios al régimen alauí.

Los tribunales marroquís, la cárcel negra del Aaiun, la policía secreta de los territorios ocupados junto con la actitud gubernamental son focos de represión, tortura y persecución a lo que se suma el mantenimiento del muro de la vergüenza donde el Ejército marroquí ha sembrado de minas antipersona el eje central de la antigua colonia española.

Los españoles tenemos aún una deuda pendiente con los saharauis, a quienes abandonamos en las postrimerías del régimen anterior y hoy vuelve a darse una nueva oportunidad para solidarizarnos con ellos y con su destierro y humillación y reclamar una vez más sus derechos vulnerados todos los días por Rabat. A pesar de que a Moratinos le gusten más Fidel y Mohamed VI que los disidentes y los del polisario.