La doble moral de la política del gobierno ZP: Afganistán y Sáhara Occidental.

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Jueves, 20 de noviembre de 2008, a las 21:24:50

Opinión

La doble moral de la política del gobierno ZP: Afganistán y Sáhara Occidental.

Por Gloria del Campo.

En los últimos días se habla mucho sobre la presencia de fuerzas españolas en Afganistán. La estancia de soldados españoles en la zona oeste, en Herat, siguiendo un mandato de la OTAN, no es contestada por ningún grupo importante político español: o sea, hablamos de los dos principales, el Partido Socialista y el Partido Popular. Pero que los dos partidos mayoritarios estén de acuerdo no significa, bajo el punto de vista de algunos analistas, entre los que me incluyo, que tienen razón.

Vayamos por partes, lo primero que hay que decir es que la guerra en Afganistán está perdida, desde el principio. Como perdieron todos los ejércitos invasores que intentaron conquistar o controlar Afganistán, y, sobre todo, vamos a recordar a los británicos en el siglo XIX (ahí está el escalofriante relato de Kipling sobre la retirada sangrienta de las tropas del Imperio de Su Majestad, o la más reciente salida de las fuerzas de la Unión Soviética, que entraron en 1979 en el país asiático a petición del entonces gobierno aliado de Kabul y se retiraron sin haber conseguido ningún resultado 10 años después). Y no fueron derrotados, en ninguno de los casos, por un ejército formal, al uso, sino por grupos de guerrilleros con sus jefes, llamados señores de la guerra, que debido a la peculiar orografía del país, con elevadísimas montañas y profundos valles, son históricamente diversos y, todo ello, hace imposibles las batallas de frentes clásicos. 

Y en eso llegaron los atentados del 11-septiembre 2001, en EEUU, realizados por las células del fluido movimiento islamista llamado Al Qaida, cuyo jefe ideológico es un radical saudí, Osama Bin Laden, quien previamente había sido agente de la CIA, ayudó a incrementar la influencia de los talibán, que tomaron el poder central en Afganistán, y  todo esto aderezado por el entrenamiento de los servicios secretos de Pakistán, con dinero de Arabia Saudí y bajo los planes de Washington, contra su enemigo de la guerra fría, o sea Moscú.

EEUU echó la culpa de los atentados del 11-S a Bin Laden y los talibán. Pero aún está por demostrar que Bin Laden ordenara estos ataques. Al enterarse de ellos no se responsabilizó y sólo dijo que se alegraba. Es sabido cómo funciona Al Qaida, una red de redes, células repartidas por el mundo, con el mismo objetivo islamista, pero que no obedecen a ningún jefe máximo y que preparan sus objetivos y los ejecutan libremente, dependiendo de sus circunstancias y los países donde viven. Eso pasó con el 11-S. Tampoco fue el gobierno talibán quien tuvo que ver con los atentados, ni ordenó su ejecución. Lo único cierto es que Bin Laden vivía en Afganistán, en la zona controlada por los talibán.

 Pero EEUU tenía que encontrar un chivo expiatorio y echarle la culpa a alguien y ese alguien fue el gobierno talibán. Les atacó, sobre todo, por aire y consiguió desalojar del poder de Kabul al gobierno talibán, pero.... los talibanes siguen en su territorio del sur y este del país, y el resto de los señores de la guerra también campan por sus respetos en el resto de esta nación. Ahora están todos unidos, una vez más, con la intención de echar a las tropas invasoras. Esas tropas invasoras compuestas por las fuerzas de las ISAF, mandadas por EEUU, y que con el mandato o no de la ONU (en eso se escudan ahora los gobiernos occidentales, entre ellos el español, aunque comparte el esfuerzo militar en la guerra y no sólo misiones de ayuda humanitaria y reconstrucción, como dice el gobierno ZP) van camino del fracaso, con más bajas y atentados cada día.

Los afganos han demostrado mayor resistencia a los esfuerzos occidentales por cambiar su viejo modo de vida en el de una sociedad democrática que las bacterias a los antibióticos. Por citar uno de los muchos ejemplos que describen con precisión la situación, Roy Stewart, jefe de la Fundación Montaña Turquesa, en Kabul, señalaba hace unos meses que Estados Unidos y sus aliados occidentales "deben aceptar que no tenemos el poder, el conocimiento y la legitimidad para cambiar estas sociedades". Stewart añadía que "la guerra ha erosionado estructuras sociales y ha consolidado la sospecha étnica... El poder está en mano de líderes tribales y comandantes de milicias".

¡España no hace nada allí!

Sabemos que es el tributo que el gobierno español debe pagar por estar dentro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, una Alianza militar creada tras la Segunda Guerra Mundial, para contrarrestar a la Unión Soviética y sus aliados en el Este de Europa.

Pero el señor Rodríguez Zapatero, que tanto criticó la presencia de tropas españolas en Irak (por cierto, no fueron enviadas durante la intervención militar de EEUU y Gran Bretaña, sino posteriormente como ayuda humanitaria, y ya dentro de la aprobación de resoluciones de Naciones Unidas), debería ahora criticar el envío de los contingentes españoles a Afganistán. Y por cierto, el gobierno español y sus ministros -- así como  medios de comunicación-- no deberían calificar de ataques talibán todos los que se producen, porque, entre otras razones, los talibán nunca estuvieron, ni están, en la zona de Herat, al noroeste del país. ¡Miente, miente que algo queda! es la frase que recuerdo cada día cuando leo noticias y comentarios sobre este tema.

 Sin ir más lejos, las últimas declaraciones de la ministra de Defensa, Carmen Chacón, son esclarecedoras:  "Estamos en Afganistán para defender la libertad". La ministra comparecía el lunes 17 de Noviembre en el Congreso para explicar la investigación abierta tras el atentado que costó la vida a dos soldados españoles el pasado 9 de noviembre. "Nunca he sido partidaria de eufemismos o dobles lenguajes: Estamos en estas tierras para defender la libertad (¿Que libertad hay en Afganistán, señora Chacón?, yo le pregunto...) Estamos en Afganistán porque los que han arrancado la vida a los dos militares amenazan la vida y la seguridad de miles de afganos y ciudadanos de todo el mundo". Chacón ha añadido que abandonar Afganistán supondría el regreso de los talibán al poder (sin especificar que el presidente Karzai, apoyado por EEUU y sus aliados es sólo un muñeco que no controla ni Kabul), la guerra civil (la división es histórica como he explicado y no tiene solución), el aumento del crimen organizado y el narcotráfico (¡Dios mío, que le entreguen a la ministra los informes y datos de la ONU sobre el impresionante aumento del cultivo de la amapola, que se transforma en heroína, en este años de "estupendo" gobierno del presidente Karzai) y el terrorismo internacional (señora Chacón: anida por doquier en el mundo sin necesidad de gobierno talibán).

 

Estos días también se habla del 33 aniversario del abandono del gobierno español del Sáhara Occidental, su colonia en África durante cien años, y la traición que hizo a sus habitantes, el pueblo saharaui. Se habla, pero poco, al menos, por parte del gobierno ZP. ¡Con lo cerca que está el Sáhara de España!, a sólo 70 km. de las costas canarias -- mucho más cerca que Afganistán --, y los ministros españoles no han dicho una sola palabra sobre la defensa de la libertad del pueblo saharaui. Y hablando de más defensas, el ejecutivo socialista debe defender toda la legalidad internacional, a la que tanto les gusta referirse; sí, ministra Chacón; una legalidad anterior a 1975, cuando se firmaron, el 14 de Noviembre, los Acuerdos de Madrid por los que España entregó el Sáhara Occidental a Marruecos y Mauritania en unos pactos ilegales internacionalmente.... y posterior, con numerosas resoluciones de la ONU. Debido a ello, España debería presionar a quien no permite cumplir con estas resoluciones: es decir, a Marruecos. E incluso ¿no debería intentar recurrir a la fuerza con su ejército, como en Afganistán, para que el gobierno de Rabat cumpliera el mandato de la ONU?.

 

  Por cierto, señora ministra, cuando habla usted de libertad, le pregunto ¿qué libertad real hay en Marruecos? ¿de expresión, acaso?. O ¿qué libertad disfruta el pueblo saharaui en los territorios ocupados por Marruecos? ¿No se ha enterado usted de las desapariciones, detenciones, torturas, encarcelamientos aislados y supresión de los derechos fundamentales de reunión y expresión en el Sáhara? ¿Cuándo va a denunciar su gobierno estos hechos, que atentan contra los principios fundamentales de los Derechos Humanos?. Y ¿qué me dice de la producción de la droga "hachís" en Marruecos, el mayor exportador del mundo, según los últimos datos oficiales de 2007?. Por no hablar donde está también el terrorismo internacional. Por cierto, los autores del 11 de Marzo de 2004 en Madrid no fueron ni afganos, ni marcianos, sino la mayoría marroquíes. Tal vez algún día hablaremos de esto. ¡Si Dios quiere!

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