Durante años fue motivo de escándalo e indignación para los partidarios de los saharauis que dentro de los cuarteles de la Minurso desperdigados por el territorio del Sáhara Occidental ocupado por Marruecos, ondease la bandera del invasor junto con la de la ONU. ¿Cuál podía ser la neutralidad de los funcionarios de la ONU cuando en el campo de los símbolos aceptaban la bandera de una de las dos partes?

Por fin, ha concluido esta afrenta. El comandante de la Minurso, el general danés Kurt Mosgaard, ordenó en septiembre que se retirasen todas las banderas marroquíes de los edificios ocupados por las fuerzas de la ONU. De esta manera, se cumplía el acuerdo que, desde 1999, regula la presencia de fuerzas de la ONU en el Sáhara Occidental: no debe haber ningún símbolo de las dos partes implicadas, Marruecos y la República Árabe Saharaui Democrática, salvo en circunstancias excepcionales, como visitas oficiales. No se sabe bien por qué pero hasta ahora el acuerdo se había incumplido, pese a las protestas de los saharauis y de asociaciones de españoles y europeos partidarias de éstos y de su derecho a la autodeterminación.

El 2 de octubre a las 18:15, tal como reza el comunicado de la Minurso, formada por 460 personas, se arrió la bandera marroquí de su cuartel general en El Aaiún. La respuesta de la dictadura marroquí fue la de rodear los edificios de la ONU con unas cincuenta banderas nacionales. Un acto hostil que empeora su posición en el organismo internacional.

Fuentes cercanas a la causa saharaui han explicado a Minuto Digital que, pese a los deseos de Francia y del Gobierno socialista español de favorecer la anexión del Sáhara, en la ONU se está imponiendo el bando favorable a la descolonización completa del territorio mediante un referéndum de autodeterminación. El sultán Mohamed VI y su corte empiezan a sentirse nerviosos, pues saben que perderían el referéndum.

También destacan nuestras fuentes el hecho de que el comandante en jefe de la Minurso sea un militar danés. Los países escandinavos tienen como guía de su política exterior los derechos humanos, lo que beneficia a los saharauis. Además, el sultán tomó partido contra Dinamarca en las protestas orquestadas por islamistas y dictaduras árabes con la excusa de unas caricaturas sobre Mahoma, de quien Mohamed VI pretende ser descendiente.