Declaración y conclusiones del encuentro de Solidaridad con el Sáhara

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Martes, 07 de octubre de 2008, a las 20:22:59

Solidaridad

Declaración y conclusiones del encuentro de Solidaridad con el Sáhara

Sevilla, 3, 4 y 5 de octubre.

Desde hace más de treinta años, la causa saharaui clama por justicia. A día de hoy, el régimen marroquí incumple sistemáticamente la legalidad internacional, representada por una más que abultada lista de Resoluciones de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, ejercitando un desprecio olímpico sobre los principios, la doctrina y hasta los últimos fundamentos éticos del Derecho Internacional.

 La tiranía alauita ha quebrantado sistemáticamente los compromisos establecidos en el Plan de Paz para la libre determinación del Pueblo del Sahara Occidental, firmado por el mismo régimen marroquí, sin que ello tenga la más mínima repercusión práctica en el plano de las relaciones internacionales de la monarquía de Mohammed VI con el llamado "mundo occidental". El Reino marroquí ha convertido el territorio de los saharauis en una inmensa prisión en toda la extensión controlada por su ejército. El ocupante practica todas las formas posibles de terrorismo de Estado contra los genuinos representantes políticos y sociales del pueblo saharaui; roba sus recursos y niega la cultura saharaui con total impunidad. Este es, hoy por hoy, el poder de los Derechos Humanos en la antigua colonia española. El régimen de Mohammed VI continúa siendo siervo de EEUU y de Francia, cliente privilegiado de la UE y entusiasta socio de las transnacionales en el saqueo a su propio país; a cambio, ha sido erigido en "gendarme del Magreb". El pueblo marroquí sufre bajo la bota de este régimen feudal, explotador e imperialista, que envía a los mejores hijos del pueblo al Sur, en tanques, a avasallar a los países vecinos, y al Norte, en pateras, a morir en el Estrecho de Gibraltar, mientras la Familia Real se enriquece con el expolio y la extorsión de las riquezas de la región. La libertad del pueblo saharaui no puede suponer otra cosa sino la caída de los tiranos comunes: el pueblo marroquí, con sus organizaciones democráticas al frente, también ya grita libertad.

Desde 1975 hasta 2008, treinta y tres años de infamia definen la política española respecto al pueblo del Sahara Occidental.

Desde la traición consumada por los Acuerdos de Madrid, hasta el silencio cómplice ante la brutal represión en los Territorios Ocupados y la paralización de la celebración del Referéndum reflejado en el Plan de Paz, pasando por la participación entusiasta en el expolio de los recursos saharauis, los sucesivos gobiernos españoles no sólo han abdicado de sus deberes como potencia administradora, sino que han actuado como cooperadores necesarios en el mantenimiento de la ocupación. No puede olvidarse, como muestra extraordinaria de hipocresía, el envío rutinario de ayuda humanitaria a los campamentos de Tindouf, mientras simultáneamente este mismo Gobierno vende material de guerra a la tiranía marroquí para sostener la ocupación militar y garantizar la represión contra el mismo pueblo saharaui. No cabe alegar ignorancia o necesidad ante lo que es claro, evidente y ruin desde hace más de tres décadas: el Gobierno español siempre tuvo y sigue teniendo a su alcance los medios precisos para desempeñar el papel clave en la restitución completa de la soberanía saharaui sobre su territorio. Si no ejerce su inexcusable deber, debe ser considerado directamente responsable de los futuros desarrollos del conflicto en el Sahara Occidental, si este evolucionase hacia otros escenarios distintos de la resolución pacífica y negociada que desemboque en el ejercicio efectivo del derecho de autodeterminación. Al Gobierno español manchará, acusadora, la sangre derramada.

El pueblo saharaui ha demostrado sobradamente su voluntad de resistir, a no dejarse morir como pueblo, en medio de unos de los peores desiertos del mundo. Este es su tesoro como nación, la fuente moral para sostener los inauditos sacrificios del exilio y la represión por parte del criminal ocupante. Es algo que también conocen los patronos de la dictadura marroquí. Debemos, por tanto, alertar especialmente de las criminales tentativas de chantaje ejercidas por la UE contra la RASD, a cuenta de la reducción de la ayuda humanitaria a los campamentos de refugiados en territorio argelino. Denunciamos los intentos de las grandes potencias occidentales de comerciar con la dignidad de un pueblo (que no es más que otro intento de matarlo), procurando forzar componendas y nuevos "planes" que sólo sirvan para legitimar lo que nunca será legítimo sin el consentimiento libre, consciente y colectivo de todo el pueblo saharaui: la anexión del territorio saharaui por Marruecos. No debe tolerarse este intento de imponer una rendición que las armas del dictador Hassan II nunca obtuvieron, ni su hijo en el trono obtendrá jamás por sus propias fuerzas; y ni con la ayuda de todo el poder de las grandes potencias podrá acabar venciendo al heroico pueblo saharaui. Por ello, expresamos como Conclusiones de este Encuentro los siguientes: ACUERDOS

1. Denunciamos la situación de los Derechos Humanos en los territorios ocupados del Sahara Occidental por el Reino de Marruecos, como muestra de la opresión ejercida contra el pueblo saharaui.

2. Denunciamos la posición cómplice del gobierno español y de la Unión Europea, a nivel diplomático, en el mantenimiento de la ocupación, producto de la alianza de las grandes potencias con el régimen marroquí, así como los acuerdos económicos y comerciales realizados por España y la Unión Europea con el Reino de Marruecos, teniendo como objeto la explotación de los recursos soberanos del pueblo saharaui.

3. Exigimos la implicación activa del Consejo de Seguridad de la ONU en el cumplimiento total del Plan de Paz, que desemboque en el referéndum de autodeterminación, cortando de raíz las campañas propagandísticas del Reino de Marruecos acerca de supuestos "Planes de Autonomía".

4. La solidaridad con el pueblo saharaui debe incluir, como parte esencial de su actividad, el apoyo activo a las dos grandes instituciones políticas de las que se han dotado democráticamente los saharauis: el Frente POLISARIO, como Movimiento de Liberación Nacional, y la República Árabe Saharaui Democrática, como Único Estado Soberano de los saharauis.

5. Por ello, consideramos que la solidaridad con el pueblo saharaui debe ser tanto material como política. La "despolitización" de la solidaridad no debe ser la hoja de parra que encubra la complicidad de todos los gobiernos españoles con la ocupación marroquí.

6. En consecuencia, exigimos el reconocimiento mundial de la RASD, especialmente por parte del Reino de España y del resto de Estados miembros de la Unión Europea, considerando esta justa reclamación como base de la movilización social en esta fase del conflicto.

La Historia no podrá ser blanqueada por los opresores y sus cómplices mientras siga latiendo la voluntad de lucha del pueblo saharaui y sus amigos. No habrá olvido, no habrá descanso por parte del movimiento de solidaridad, no cejaremos en nuestro empeño hasta el logro de la restitución completa de la soberanía nacional del pueblo saharaui, a través del ejercicio del derecho de autodeterminación, que incluya la libre opción de la plena recuperación de la autoridad de la RASD sobre todo su territorio; éste es el único momento en el que podrá considerarse verdaderamente culminado el proceso de descolonización.

Las personas y organizaciones participantes en este Encuentro Internacional de Solidaridad con el Sahara, reunidas en Sevilla, asumimos elevar, codo con codo, juntos con nuestros hermanos saharauis, el grito de lucha: ¡SAHARA VENCERÁ!

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