La represión posterior provocó decenas de heridos, algunos de gravedad.

La misma noche, en la ciudad de Bojaror, se produjeron alzamientos de banderas nacionales saharauis en las calles de Colomina, además de la distribución de octavillas contra la ocupación. A raíz de esta manifestación, un joven fue expulsado de la ciudad, citándose a su padre que recibió amenazas por estar su hijo acusado de ser el responsable de este alzamiento de banderas en los edificios y barrios de la ciudad.
 

Previamente, el día 5 de agosto, las autoridades coloniales marroquíes, en la ciudad Assa, han procedido al encarcelamiento de tres jóvenes saharauis acusados de ser los instigadores, entre la población, del rechazo a Marruecos. Estos jóvenes fueron detenidos, según alega la policía marroquí, “a raíz de una discusión que mantuvieron con un grupo de ciudadanos marroquíes”, pero esta excusa no fue más que una ocasión para detenerlos y someterlos a tratos vejatorios ya que son conocidos por sus participaciones en manifestaciones, marchas y siting que se han realizado en reivindicación de la independencia del pueblo saharaui.

Las autoridades marroquíes decidieron expedientarlos y presentarlos ante el fiscal del Tribunal de Primera Instancia de Gulimin, a pesar de que los ciudadanos marroquíes han retirado la denuncia formulada en contra de ellos.

Por su parte, las familias de los presos políticos saharauis han organizado una protesta ante la cárcel Negra del Aaiún, a las 16 horas de hoy, para denunciar el maltrato que sufren los presos políticos y para exigir la apertura de visitas de familiares y amigos, además de la consideración de los derechos legítimos de los presos políticos saharauis.

En solidaridad con estas familias, decenas de ciudadanos saharauis han intentado acudir al lugar pero han sido bloqueados en los accesos lejanos a la cárcel y rechazados por parte de la policía, para impedirles que se sumen a la manifestación de protesta.

También el pasado día 2 de agosto en El Aaiun, las autoridades marroquíes llevaron a cabo una salvaje redada contra un grupo de 45 inmigrantes procedentes de diferentes países del África subsahariana. Los saharauis que residen en la zona se levantaron contra el trato inhumano y racista al que se sometió a los inmigrantes por parte de la Gendarmería marroquí. Ante esta situación, el aparato policial de represión arremetió contra los ciudadanos saharauis dejando un saldo de varios detenidos y heridos graves que fueron evacuados a diferentes hospitales.