EL GAS UNA BAZA DIPLOMÁTICA

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Lunes, 10 de septiembre de 2007, a las 00:27:01

Opinión

EL GAS UNA BAZA DIPLOMÁTICA  Nueva política energética
• El Ejecutivo argelino utiliza ahora los suministros como una baza diplomática
• EEUU presionó para garantizar el plazo de envío de gas
Un secretario de Estado va a Argel para apoyar la inversión española
ERNESTO COLLAZO
MADRID
Fiasco industrial, como dice la empresa argelina Sonatrach, o apropiación ilegítima del proyecto, como aseguran Repsol y Gas Natural. Estos son los dos puntos de vista enfrentados para explicar la rescisión del contrato de Sonatrach con Repsol y Gas Natural para el desarrollo estratégico de Gassi Touil, uno de los mayores yacimientos de gas del mundo con una inversión de 5.500 millones de euros. El compromiso de Sonatrach con sus socios americanos es la clave de la enorme presión que existe para la ejecución del proyecto en los plazos previstos. Los primeros metaneros tenían que salir rumbo a Estados Unidos en el 2009. El problema se agravó con el desastre del huracán Katrina, que dañó el 23% de los yacimientos de gas que autoabastecen a EEUU.
Los retrasos en la ejecución del proyecto, reconocidos por las compañías españolas, por muy variados motivos como el encarecimiento del acero, comenzaron a inquietar a Sonatrach, que con los precios del petróleo en alza y los acuerdos con Gazprom, ha comenzado a reorientar la política energética argelina.

La nueva filosofía de la negociación argelina se resume en una frase ya célebre del ministro de Energía argelino, Chakib Jelil: "Tenemos el dinero, la tecnología y el gas. ¿Qué pones tú?". Este modelo, más agresivo, deja atrás la política de precios preferenciales por razones de "buena vecindad", y da paso a una nueva realpolitik del mercado del gas, en el que los suministros y los precios serán utilizados como "vectores diplomáticos".

El anuncio de la necesidad de revisar los precios del gas hecho por Jelil la víspera de la visita del rey Juan Carlos a Argelia y la necesidad de que "España retome sus responsabilidades históricas con el problema de descolonización del Sahara" en el discurso de Buteflika durante la visita del presidente Zapatero, son dos signos de la nueva política.

Los problemas para la ejecución del contrato de Gassi Touil fueron expuestos por Jelil en marzo del 2007, durante una visita a España: "Repsol y Gas Natural dicen ahora que tienen retrasos y quieren renegociar las condiciones de ejecución. Somos receptivos con dos condiciones: la primera es que el Estado argelino no puede perder ingresos fiscales a causa de los retrasos y la segunda es que las compañías españolas deben proveer a Sonatrach el gas necesario para cumplir nuestros compromisos con las compañías americanas". Pero el tiempo avanzaba sin acuerdo. Tampoco se lograron avances durante la última reunión que Jelil mantuvo en Barcelona, el pasado junio, con los presidentes de Gas Natural y de Repsol, Salvador Gabarró y Antoni Brufau.

El reciente comunicado de Repsol YPF y Gas Natural, denunciando una "apropiación del proyecto por motivos políticos", ha hecho mella en Sonatrach, que reaccionó con un comunicado "particularmente virulento", según un diario francófono argelino.
Sahariano

Estas son las consecuencias del cambio político realizado por el Gobierno de Zapatero, el abandono de la causa Saharaui y apoyar la estratagema de una autonomía imposible en un régimen absolutista represor sin ninguna garantía, pone de manifiesto los errores de bulto cometidos por el Gobierno, que como se dice el ministro Argelino Chakib Jelil en este articulo "Tenemos el dinero, la tecnología y el gas. ¿Qué pones tú?   y la advertencia clara del presidente Buteflika a Zapatero, para que "España retome sus responsabilidades históricas con el problema de descolonización del Sahara"  unido a la presión de EE.UU. para que se cumplan los plazos de envío del gas. Ya sabemos las buenas relaciones del Gobierno Zapatero con la Casa Blanca, que es uno de los pocos presidentes que no ha sido recibido por George Bush, pues es el cóctel que nos ha preparado el Sr. Zapatero, lo malo de este asunto es que el precio del cóctel y sus consecuencias graves para la economía española lo vamos a pagar los ciudadanos

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