Pero evito robarle un tiempo precioso para usted y voy al grano.


El motivo de estas líneas es hacerle llegar los cuatro documentos anexos sobre el problema del Pueblo Saharaui y su tratamiento por los medios de comunicación, en particular, en este caso, por el diario EL PAÍS. Es mi deseo personal que usted los conozca, los lea tranquilamente cuando buenamente pueda, se haga una composición de lugar y, si lo estima oportuno, transmita a la opinión pública –y a los poderes- lo que crea conveniente al respecto (no de mis escritos, sino de su contenido, del trasfondo del problema). Lógicamente, querría pedirle mucho más; pero sé que eso no puede pedírsele a un intelectual genuino. Por otra parte, mis escritos (los ficheros anexos) son de difusión libre. Es decir, puede usted hacerlos circular si así lo desea.

No he tenido oportunidad de leer todavía su último trabajo sobre nuestra “modélica” transición. Pero para el caso de que no lo hubiera recogido usted en dicho trabajo, somos muchos los que consideramos que el Pueblo Saharaui ha sido el gran perdedor, el gran olvidado, el gran traicionado de / en  esa transición; y que hoy se está jugando, grave y peligrosamente, con los legítimos derechos y la dignidad de ese pueblo, que viene sirviendo, desde 1975, como moneda de cambio para mantener el statu quo, los intereses geopolíticos y estratégicos, y múltiples negocios de todo tipo y calaña. (A ello hago referencia en el último documento, mi “Carta Abierta...”). Es un caso de (in)justicia internacional que perturba seriamente nuestro quehacer cotidiano, desde que nos despertamos, y que supera con mucho y hace nimio cualquier otro problema cercano, de nuestra pequeña o gran sociedad, de nuestro trabajo. Digamos que “clama al cielo”, que está tan claro que no saben ya qué mentira decir o qué argucia amañar para ocultarlo, silenciarlo, acallarnos.

Por eso me dirijo a personas como usted, que tiene credibilidad y voz pública. Y seguiré haciéndolo (como otros muchos) en la medida de mis fuerzas. Desearía que usted lo sacara a la luz y contribuyera a que no sigan desviando la mirada ni las responsabilidades. Ya nos engañaron bastante (al mundo entero) con “el frasquito” de la guerra de Irak. Han transcurrido ¡32 años!; el general se murió; ya somos demócratas; y ahora, miramos para otro lado. Necesitamos (todos, nosotros y los saharauis) que se enfrente y se afronte el problema, y se resuelva de una vez y de conformidad con la legalidad internacional, no como les venga bien a los poderosos y a sus intereses. Ellos hicieron esta legalidad, la bendijeron. Pues que la cumplan, ellos también, “su” propia legalidad. De otro modo, la credibilidad en cualquier cosa va a salir muy mal parada. Porque si ellos incumplen la legalidad internacional (bastante maltrecha ya), nosotros (los disconformes, los muchos disconformes) romperemos también el “contrato social”, no acataremos “su” legalidad y ya veremos adónde conduce esa deriva. La ONU –que tiene una gran responsabilidad en el asunto, pero también los gobiernos y, sobre todo el Gobierno de España- vuelve a ser una Organización fracasada, es incapaz de imponer sus propios principios, de hacer justicia, no aplica el Capítulo VII de la Carta, y podría terminar como la ya fenecida “Sociedad de Naciones”.

Es mucho lo que pido y lo que pedimos. Pero nadie lo va a hacer por nosotros. No hay otra alternativa. O por las buenas (su contrato, su legalidad), o por las malas. Y no soy un jovencito (62 años y funcionario del Estado). Puede que suceda en otra generación, pero las cosas van hoy muy deprisa, muy deprisa (menos para los saharauis, ¡claro!). Sería paradójico que una cuestión tan relativamente pequeña como la del Sáhara Occidental (¡antes nadie quería un desierto!) pudiera poner en jaque a todo el sistema. Y la responsabilidad está en la ONU, es decir, en los intereses de Marruecos / EE UU y Francia, y la subordinación y alineamiento (“realpolitik”) del Gobierno de España (que no de su población sensibilizada).

Hay cantidad de documentación al respecto y multitud de páginas web dedicadas al Sáhara (censuradas en Marruecos). En fin, no quiero alargarme más porque ya se dice en los escritos anexos y porque a usted con lo dicho le sobra.

Me tiene a su entera disposición para cualquier aclaración o información adicional. Lo haría encantado. Hace falta todavía mucha más presión social.

Los documentos anexos son:

"La legalidad internacional no es una utopía”, artículo (rebatiendo al profesor Bernabé López García) rechazado por EL PAÍS “por falta de espacio” (me podían haber dicho que era malo, que quitase 20 líneas, etc.; pero me dijeron “falta de espacio...”). Ha sido publicado en bastantes sitios de Internet y traducido al francés y al italiano. Estoy a la espera de que se difunda también en inglés y árabe. Fue enviado a las autoridades de la ONU y a las de nuestro Ministerio de Asuntos Exteriores, así como a otras muchas personas.

"Dar la Talla”, una de EL PAÍS con la que pretendía “redirigir” la atención de los lectores hacia el alegato de más de medio centenar de cineastas españoles a nuestro presidente de Gobierno en apoyo del Pueblo Saharaui (no publicada). [En mi opinión, el Diario había “elegido” justo el día siguiente a las elecciones municipales y autonómicas –día en que todo el personal estaría embebido en la lectura y comentario de los resultados electorales y demás- para publicar –“a ver si cuela sin que se enteren mucho”- el artículo de opinión “Abre tus ojos al Sáhara”].

"Carta al Defensor del Lector de EL PAÍS”, quejándome del tratamiento dado al tema del Sáhara Occidental y de cómo el propio Diario trataba de “colarnos” a los lectores un novelista –que, efectivamente, lo es- y marxista reconvertido a no se sabía exactamente en / a qué, cuando lo cierto es que era un emisario del Gobierno de Marruecos, nada menos que Ministro Plenipotenciario, el tercer personaje de mayor rango de la Embajada de Marruecos en España (Madrid).

"Carta Abierta sobre el Sáhara al Director del Diario EL PAÍS”, amplia y escrita para el público, pero también para decir buena parte de lo que pensaba -sin ser autoridad ni experto-, harto de mentiras y manipulaciones: EL PAÍS había publicado, el 17 de junio, en boca de Ignacio Cembrero, que “...España descolonizó el Sáhara Occidental en 1975, entregándolo a Marruecos y Mauritania...” (y lo volvió a repetir, idénticamente, el 20 de junio, poniéndolo ahora en boca de “Agencias”. Ni siquiera citaba una). Este documento –ciertamente, con giros bastante personales y tal vez algo inapropiados- también fue enviado a las máximas autoridades de Naciones Unidas, además de hacerlo circular como pude (y como otros quisieran hacerlo también). Ha sido publicado en algunos sitios de Internet.

Me tendrá que perdonar por haberme extendido. No le molesto más. Sabe usted que toda esta carta es un ruego. Los poderes a los que retamos son muy grandes. Pero..., también conseguimos que regresaran nuestras tropas de Irak (“NO en nuestro nombre”). Y tanto la población española como, fundamentalmente, la posición del Gobierno son decisivas.

No soy ni portavoz ni representante ni emisario del Pueblo Saharaui. Pero, a pesar de lo que hemos hecho con ellos, son un pueblo generoso, pacífico y hospitalario (¿Se imagina usted un Instituto Cervantes en el Sáhara Occidental, en medio del desierto?), y sé que le agradecerán enormemente lo poco o mucho que usted pueda hacer por la recuperación de su libertad y de sus legítimos derechos como Pueblo. Y muchos, muchos españoles, también. Puede usted estar bien seguro de ello.