Al respecto, Amhed Bujari, representante del Frente Polisario ante Naciones Unidas, no se mostraba muy optimista durante las primeras jornadas sobre el Sahara Occidental1, y aunque señalaba que todavía era temprano para juzgar la perspectiva de esta nueva etapa,  planteaba sus dudas sobre la posibilidad de obtener resultados serios y creíbles para la resolución del conflicto:

R: “Marruecos debe permitirle al pueblo saharaui la posibilidad de ejercer su derecho a la autodeterminación a través de un referéndum, debe permitirle elegir su destino que puede ser la plena independencia o  incluso la integración. Estas resoluciones deben comenzar antes de finales de junio y veremos qué pasa al día siguiente, pero yo pienso que no hay que darle demasiadas esperanzas a que eso pueda conducir a algo inmediato. En todo caso temo que sea una vía para que Marruecos gane tiempo creando una falsa  expectativa sobre una posible salida negociada del conflicto”.

Bujari describe el proyecto del Frente Polisario como una empresa nacional de liberación y hace énfasis en la lucha por el respeto de los principios de descolonización y autodeterminación saharaui:

R: “El Frente Polisario surgió como una necesidad histórica. Nació a finales de los 60 y  aglutinó a la población sin mayor requisito que el querer la independencia. En aquel entonces su enfrentamiento único era con la potencia colonial española y dos años más tarde tuvo que continuar esa  lucha contra dos nuevos invasores: Mauritania y Marruecos”. Con el primero firmó un acuerdo de paz en 1979, mientras que con Marruecos se mantiene el conflicto.

Contrariamente a la experiencia de otros movimientos de liberación africanos, el Frente Polisario se hizo cargo no solamente del aspecto militar de la lucha diplomática sino también de  los aspectos social, económico y educativo de gran parte de la población. Sin duda, el gran éxito del Frente Polisario, afirma Bujari, fue abrir posibilidades de formación y educación a la población y en especial a las mujeres:

R: “En nuestra sociedad contamos con una serie de valores culturales en relación con la seguridad y la tranquilidad. En los campamentos no existe el  crimen,  el asesinato o la violencia doméstica; de hecho,  golpear a una mujer es el mayor crimen social. Estos son valores intrínsecos en nuestra sociedad pero hay otros como la importancia de la formación y el acceso de la mujer a la educación que han sido alcanzados por el Frente Polisario. Hace 20 años era impensable que una mujer se alejara de su familia y su cultura para irse a estudiar. Hoy nuestro pueblo se renueva, la nuestra es una sociedad libre, alegre, crítica y segura de si misma, nada trágica, libre de muchas enfermedades sociales….”