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Entrevistas: "Los saharauis han sido los pioneros en la revolución urbana sin islamismo, antes que los tunecinos"

Enviado el Miércoles, 27 de julio de 2011, a las 17:58:03
Tema: Derechos Humanos - Enviado por webmaster10
CRISTÓBAL D. PEÑATE/FOTOS: RAFA AVERO
CRISTÓBAL D. PEÑATE/FOTOS: RAFA AVERO
Derechos Humanos

Sergio Ramírez Galindo profesor de Ingeniería de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), estuvo recientemente en El Aaiún junto a sus colegas Marino Alduán (Magisterio y Humanidades) y Lourdes Urbaneja (Empresariales). La visita fue a título personal por parte de estos tres miembros de la ULPGC "para ver lo que pasa en la ciudad ocupada por Marruecos y que la Universidad fuese testigo de las flagrantes violaciones de los derechos humanos que está sufriendo la población saharaui en su conjunto".

-¿Usted y otros dos profesores de la ULPGC viajaron al Sahara para comprobar in situ los abusos?

-El planteamiento que nos hicimos al considerar que teníamos que ir al Sahara Occidental, independientemente de lo que estamos acostumbrados a oir, lee o ver, era el confirmar por nuestros ojos y estar en el territorio con las personas que no son las autoridades. Nosotros no fuimos a reunirnos con las autoridades ocupantes, a pesar de que en cierta manera nos amedrentaron para que nos reuniésemos con ellos.

-Y no lo hicieron.

-Nosotros le dijimos a los intermediarios que no nos íbamos a reunir con las autoridades ocupantes, sino con personas saharauis que nos invitaban a sus casas. La comunidad saharaui sabía que íbamos y por lo tanto nosotros no íbamos a una casa determinada.

-¿Cuáles eran sus contactos?

-Básicamente familiares de presos actuales después del campamento. Queríamos comprobar la situación in situ y tuvimos la suerte de tener un amplio abanico de muy tristes testimonios. No sé si aquí tendrían menos impacto para quienes los oyen, pero oído allí por sus familiares, sobre todo por madres y hermanas, no por los padres, que tienen sus motivos para no hablar.

-Son testimonios demoledores, ¿no?

-La verdad es que te descoloca un poco y con bastante motivo es imposible que no se te salte una lágrima, pero no debe saltarte la segunda porque tú tienes que dar fortaleza y confianza a la persona que te está narrando su desgracia.

-Que además tienen familiares en la cárcel.

-Sí, y no sólo eso, sino el hecho de las condiciones en que están y la forma que tienen los familiares de poder acceder cuando pueden hacerlo. A veces no se encuentran un familiar al otro lado. Cuando algunos van a ver a sus familiares presos, se está pensando que a quien ponen al otro lado no es la persona que va a ver, sino alguien que responde malamente sin conversación profunda. Son conversaciones en presencia de la policía marroquí, sin ninguna intimidad. El vis a vis no existe, y si hay es en una habitación con muy malas condiciones, e incluso se ha dado el caso de que familiares que han ido a visitar a sus presos han sido víctimas de comentarios y propuestas deshonestas. La gente ve a sus familiares presos en malas condiciones o incluso los agraden. No hay nadie que le diga al marroquí de turno que lo que hace con el familiar no procede porque entra dentro del esquema de ninguneo, terror y limpieza étnica soterrada y consentida por la comunidad internacional.

-Los saharauis esgrimieron razones poderosas cuando crearon el Campamento Dignidad.

-Sí, si partimos de la base de que en el Campamento de la Dignidad inicialmente no fueron los motivos sociales los que provocaron la situación. Inicialmente el motivo de la salida de los ciudadanos saharauis de la ciudad de El Aaiún era para que se les tratase con dignidad. De ahí el nombre del campamento.

-Se ha llegado a decir que el campamento estaba manejado por el Polisario.

-Sí, pero es una mentira. En absoluto. El Polisario estaría, pero no estuvo presente en la organización del campamento porque casualmente conocían a estas personas. Una de las que lideraban el campamento sigue estando dentro. Es un argumento inconsciente e irresponsable de quien no conoce el tema ni el lugar.

-¿Qué pasó con el Campamento de la Dignidad?

-El Campamento de la Dignidad no se rompió; lo rompieron, lo asaltaron. El que dice que se rompió es un ignorante funcional. A las cuatro y media de la madrugada del día 8 ya estaban preparándose los militares que iban a asaltar el campamento. El asalto fue a las seis. Hasta la misma noche del día anterior las conversaciones estaban encima de la mesa y no había ningún signo que indicase que el campamento tenía que ser desmantelado. Esos signos fueron anteriores, pero hubieron conversaciones y no se produjeron después. Dentro del clima de "buen entendimiento" que quería el Gobierno marroquí con los representantes del campamento, hasta el propio portavoz gubernamental dijo que era una muestra de la libertad que existía en Marruecos para que los ciudadanos se establecieran en pleno desierto.

- ¿Cuál fue el motivo principal del campamento?

-El motivo principal de la salida de los ciudadanos fue para que se les tratase con dignidad. Estaban cansados de que se les identificasen arbitrariamente por las calles, que les asaltasen sus casas impunemente, que no hubiesen resultados de las peticiones de denuncia... Por lo tanto, hablamos de una situación de intentar quitar la personalidad al pueblo saharaui a nivel de acoso individual.

-¿Hay un acoso específico a los jóvenes saharauis?

-Sí, hay un acoso y derribo a los jóvenes porque son los que están protagonizando en el mundo árabe los primeros movimientos y porque se intenta sembrar el terror y la desconfianza a través del acoso sistemático a la población juvenil. Participar en una manifestación es garantía de represión, detención y tortura.

-Y luego ya vendrán los juicios.

-Sí, los juicios, cuando se pueda, como ya se ha visto con los siete de Casablanca, tres de los cuales permanecen detenidos y en huelga de hambre desde hace cuatro meses.

-Tienen razones para hacerla.

-Claro, su juicio se ha aplazado tres veces. Los abogados canarios que asisten a la observación de presos saharauis han asistido a todos esos juicios. La jugada del Estado marroquí es no llevar un día a los presos para aplazar el juicio, otro día los saharauis entran con la señal de victoria al Frente Polisario y el juez suspende el juicio. Y así.

-Se ha llegado a agredir a los abogados de los presos saharauis...

-Sí, incluso por los propios abogados marroquíes o por los civiles que entran a la sala. La policía no impide eficazmente que no se agreda a los abogados saharauis. El presidente del tribunal no pone orden, sino cuando ve que aquello se desmadra mucho, se va. Y eso lo podemos documentar.

-Los observadores internacionales tampoco se salvan.

-Ese es otro problema, No sólo se agraden a los abogados saharauis, sino a los observadores internacionales. La abogada canaria Inés Miranda vio esas agresiones en uno de los juicios. Han venido abogados observadores de Francia, Italia, Finlandia o Estados Unidos para ver las garantías mínimas de esos juicios. Cuando no hay presencia de observadores, las penas son más elevadas por delitos simples como llevar una bandera o participar en una manifestación.

"La Universidad debería comprometerse más con las reivindicaciones de la población saharaui"

-Usted ya había estado en el Aaiún.

-Sí. Nuestro primer objetivo en esta ocasión era entrar. Tras lo del campamento no había entrado prácticamente ningún grupo y menos de la Universidad de Las Palmas. En la aduana nos dijeron que si hubiésemos sido profesores de la Universidad de La Laguna no habríamos entrado.

-¿Por qué?

-Porque la Universidad de La Laguna había sacado un comunicado más duro que la Universidad de Las Palmas sobre la actuación del Gobierno marroquí en el desalojo del campamento. Eso nos lo dejaron claro.

-¿Tuvieron el camino libre?

-Bueno, allí nos retienen los pasaportes una hora cuando pasamos el control. Quedamos los únicos y pensamos que nos habían cazado. Nos volvieron a pedir el pasaporte de nuevo, se los llevaron y nos dijeron que nos podíamos ir. Pero desde el aeropuerto nos calaron y nos pusieron policía. Llegamos al hotel, allí recibimos una llamada de la presidenta de la Asociación de Víctimas Saharauis para invitarnos a su casa y hacernos una exposición sobre los motivos de su asociación. Ella nos expuso las condiciones en las que vive la población saharaui a nivel cotidiano.

-¿Qué les dijo?

-Que aproximadamente un 80% o más de la población laboral juvenil está en paro. No van a colegios ni universidades porque a partir de la primera intimada se han recrudecido tremendamente las condiciones en las que se desenvuelve la vida los saharauis incluso en las escuelas. En la escuela tiene que entrar por el aro: el himno, la bandera, etcétera, y la rebeldía juvenil no admite eso. Por eso gran parte de la gente ha dejado de estudiar. Los colegios hoy en día en El Aaiún son pequeños cuarteles de la policía.

-¿Los jóvenes son especialmente perseguidos?

-Sí. En Sudáfrica se celebró un foro internacional de la juventud y allí fueron jóvenes saharauis de los campamentos. Dos de las chicas fueron detenidas durante cuatro días en el aeropuerto de Casablanca cuando volvían. Fueron insultadas, vejadas, abandonadas en la celda, las interrogaron. Hace poco en Argel hubo una reunión internacional con respecto al Sahara y también fue gente de los territorios ocupados y de los campamentos de Tinduf. Al regresar a los territorios ocupados fueron detenidos en El Aaiún y empezaron con los interrogatorios otra vez. Los siete de Casablanca fueron detenidos por encontrarse con sus familiares en los campamentos de refugiados. Hay un acoso sistemático y todo lo relacionado con el Polisario es separatismo, y no lo es porque nunca han estado unidos

 

-Ustedes no se pudieron mover con libertad.

-Por la noche teníamos la policía permanentemente vigilándonos, a cincuenta metros. Al haber conseguido entrar y ponernos compañía desde el aeropuerto, entendíamos que podíamos ser detenidos y expulsados porque eso les había pasado a anteriores grupos, no ya de españoles sino de extranjeros. Los cogían en el hotel, los metían en la guagua y directamente para Casablanca, y ahí cogían el vuelo de regreso.

-Ustedes tuvieron la suerte de no ser deportados.

-Así es. Cuando llegamos al hotel nos encontramos en la recepción un recado de un señor que nos pedía que le esperáramos en el vestíbulo porque tenía que hablar con nosotros. Desde el punto de vista de la buena fe pensamos que se trataba de un saharaui. Al final era un señor que se identificó como saharaui pero representante del ayuntamiento, que venía de parte de las autoridades municipales. Nos dijo que tenía conocimiento de que nos estábamos reuniendo con personas separatistas muy conocida en la ciudad de El Aaiún y nos pedía si nos podíamos reunir con ellos para tener otro punto de vista. Pero nosotros respetamos la legalidad internacional y cualquier cosa que nos diga la autoridad ocupante no es conforme a derecho. Por eso le dijimos que no íbamos a reunirnos con la autoridad marroquí porque no nos estábamos reuniendo con separatistas, sino con ciudadanos saharauis que nos invitaban a su casa. Ellos insistieron en que no querían discutir con nosotros sino simplemente darnos el mensaje.

-Fue una situación difícil.

-Sí, por eso no puedo dejar de mencionar la fortaleza del grupo que fuimos para allá. Cuando estuvimos ante este interlocutor, bastó una mirada entre nosotros tres para cerrar filas y decir que íbamos a seguir con nuestra misión. Lourdes Urbaneja les requirió de forma imperativa que nos respetasen como personas y que no fuésemos amedrentados ni amenazados, que éramos personas de la Universidad de Las Palmas, pero que en ningún momento íbamos a entrevistarnos con las autoridades representantes del país ocupante porque entendíamos que no defienden lo acordado por los organismos internacionales.

-Al final el mandado se fue.

-Sí, pero lo que nos pasó no fue bueno, aunque nosotros asumimos todo.

-Creó tensión.

-Tensión e inseguridad. Éramos muy débiles. Cuando estás en el Sahara eres muy débil. Tuvimos una reunión de urgencia a la una de la madrugada en una de las habitaciones. La decisión fue seguir para adelante. A la mañana siguiente, al salir del hotel teníamos en la puerta no dos sino cuatro policías: dos a pie, uno en bicicleta y otro en coche.

-Pero siguieron con su itinerario.

-Sí, en esta ocasión nos entrevistamos con los representantes de los trabajadores de Bucrá, que hoy en día son pensionistas pero no cobran pensión. No tienen ni tuvieron pagas de indemnización ni liquidación cuando la empresa estaba explotada por los españoles al cien por cien. Esta gente fue abandonada. Hoy en día esto se reclama al Estado español a través de los sindicatos españoles. La empresa pertenecía al INI antiguo.

-¿Se respira miedo en los territorios ocupados?

-Ellos no tienen miedo porque ya han pasado por la cárcel muchos años. Ya les da igual ocho que ochenta. El miedo que nosotros teníamos cuando estábamos con ellos se quedaba en nada porque ellos eran los que nos tranquilizaban. Ellos ya no saben qué es el miedo.

-Las últimas revueltas en los países árabes también podrían llegar a Marruecos y ayudar a la causa saharaui.

-Sí, indudablemente las revueltas llegarán a Argelia y a Marruecos. Tardarán más o menos, habrá un mayor o menor número de muertos y de víctimas, costará más o menos, pero llegará porque es algo que es consustancial a nuestro tiempo. La era de la globalización conlleva también la información. Desde el momento en que una autoridad corta Internet, sigue habiéndolo en el país. Los regímenes autoritarios ya no pueden ocultar más sus abusos.

-Cree que el Sahara no será una excepción.

-Los saharauis se encuentran muy orgullosos de su lucha y aseguran que los tunecinos no fueron los primeros en hacer este tipo de revolución urbana en la que no está el islamismo como primer brote de la protesta.

-O sea, que fueron pioneros.

-Fueron pioneros y ellos lo dicen con orgullo. Están resentidos con la prensa internacional porque no se los reconoce. Toda reivindicación social termina en una petición de cambio de gobierno.

-Supongo que habrá escuchado testimonios demoledores.

-En un desplazamiento que tuve que hacer en Marruecos me acompañaron tres ciudadanos saharauis. Íbamos a la bienvenida de un chico que había participado en la primera intimada y, que huyendo de la policía, se había metido en un edificio, subió a la azotea y luego "se cayó". Quedó tetrapléjico. Es hijo único y sus padres son mayores.

-Tras esta experiencia, ¿cree que la Universidad debería estar más presente en la defensa de la causa saharaui?

-Sí. No es por poner una institución más en la lista que condena la ocupación de Marruecos. Consideramos que nuestra Universidad es la más cercana al territorio ocupado. El preámbulo y el título primero de nuestros estatutos nos obliga a estar presentes en la realidad social de la población de nuestro entorno. Lo mismo que de Europa viene dinero a Canarias para distribuirlo en Cabo Verde, Marruecos, Senegal o Mauritania a nivel de cooperación, la Universidad debe cumplir con su función de cooperar con los países del entorno. Está obligada a implicarse e interesarse en las condiciones de vida de la población del entorno.
-Además, hay una relación muy estrecha entre Canarias y el Sahara.
-Claro, Canarias ha tenido mucha relación con el Sahara Occidental. Incluso determinados lumbreras de nuestra isla plantearon la independencia de Canarias y el Sahara. Los canarios y los saharauis tenemos relaciones permanentes. Hubo una época en la que en Canarias estaba el suministro de las relaciones laborales y militares con el Sahara. Muchos canarios trabajaron allí. El Sahara también sirvió de refugio para muchos huidos españoles.

-¿Cree que la Universidad no se compromete lo suficiente?

-Sinceramente no creo que se comprometa lo que debiera partiendo de la base de que es la institución del saber y del conocimiento. El conocimiento de los derechos humanos está en la universidad. Muchas personas tienen muy claro que el pueblo saharaui tiene el derecho mínimo a la autodeterminación, no ya a la independencia. Muchos lo consideramos una injusticia que no está en la balanza de la equidad. Es un pueblo invadido que no tenía relación con el ocupante actual y la totalidad de los organismos internacionales han sido claros en denunciar la ocupación. Marruecos no ha conseguido en todo este tiempo que ningún país del mundo le diga que tiene razón. La parte contraria sí ha conseguido muchos éxitos, en principio 90 reconocimientos.


Fuente: Canarias Social

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