La guerra entre la cadena qatarí Al Yasira y el Gobierno de Marruecos se ha recrudecido con el anuncio este viernes del cierre de las oficinas de la televisión árabe y la anulación de las acreditaciones.

Detrás de esta decisión está el descontento de Rabat por la cobertura de algunos asuntos que son considerados «líneas rojas», como la religión o el conflicto del Sahara Occidental, según han dejado entrever miembros de este medio a ABC.

El Gobierno marroquí afirma haber analizado de forma «minuciosa» el trabajo de Al Yasira, a la que acusa de haber cometido «violaciones» y trabajar de manera «irresponsable», según ha anunciado el Ministerio de la Comunicación a través de la agencia oficial Map. Las autoridades locales consideran que esta televisión árabe está dañando la imagen del país magrebí ignorando lo positivo y centrándose en aspectos negativos.

Marruecos les acusa, además, de haber importado equipo sin cumplir los requisitos legales.

La historia del conflicto entre la cadena y el reino alauí no es nueva. El pasado mes de septiembre Al Yasira se querelló contra Marruecos; hace dos semanas dos reporteros marroquíes de esta cadena a los que las autoridades no acreditaban desde 2009 se exiliaron a Líbano y Sudán para seguir trabajando, y en mayo de 2008 fue suspendido el telediario que se emitía desde Rabat.

«Es lamentable pero estoy pagando la factura de abogar por un periodismo independiente y eso, aparentemente, no se acepta en este país. O estás con el poder o no puedes estar», dijo en una entrevista con ABC el reportero marroquí Anas Ben Salah pocas horas antes de viajar a Beirut, donde trabaja para Al Yasira desde hace dos semanas.