El Instituto Cervantes se escuda en la crisis económica para rechazar la apertura de uno de sus centros en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf, tal y como exige la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara (CEAS).

Esta fue la respuesta que la directora del Instituto, Carmen Caffarel, dio a la delegación de la CEAS compuesta por Miguel Castro, Isidoro Vegue y Santiago Jiménez durante la entrevista mantenida el pasado día 20 en la localidad manchega de Alcázar de San Juan, donde se celebra el sexto encuentro de directores del Instituto Cervantes.

Esta ha sido la primera reunión oficial que se ha celebrado entre el Instituto Cervantes y la CEAS desde que se plantea la reivindicación de que este organismo dependiente del Gobierno español sea consecuente con su principal objetivo –la difusión internacional del castellano- y se implique de forma expresa y directa en la defensa de la lengua española en la antigua colonia.

Hasta ahora, el Instituto Cervantes ha respondido a esta exigencia afirmando que la creación de nuevas sedes depende de la planificación estratégica que realice el Gobierno, concretamente el Ministerio de Asuntos Exteriores, al que el Instituto está vinculado orgánicamente. Ahora, Carmen Caffarel informa que no puede dar respuesta a la petición porque, debido a la crisis económica, el Instituto no tiene previsto abrir nuevos centros hasta el año 2014, perteneciendo los actuales proyectos en marcha a previsiones de ejercicios anteriores. Sin embargo, según un comunicado difundido por las asociaciones pro saharauis, Caffarel se ha comprometido a elevar al ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, sus reivindicaciones.

La CEAS proponía, de forma concreta, la apertura de un centro del Instituto Cervantes y de una biblioteca en los campamentos de refugiados del Tinduf, una mayor implicación en defensa del español entre la población saharaui, la promoción de las obras en castellano de escritores saharauis y el apoyo a los planes educativos actualmente en marcha en los campamentos, donde el español es asignatura obligatoria a partir de tercero de primaria.

Para respaldar sus exigencias, los tres representantes de la CEAS también pusieron sobre la mesa otros argumentos, como el hecho de que el pueblo saharaui haya formado parte de la cultura española desde hace más de un siglo, que sea el único pueblo de toda la región que no es francófono y que ha recuperado el uso del castellano, sin financiación directa de España, sobre todo a través del programa anual Vacaciones en Paz, gracias al cual miles de niños saharauis conviven con familias españolas durante el verano. Debido a este tipo de iniciativas, se puede afirmar que el 80 por ciento de los jóvenes saharauis hablan español en la actualidad.

Durante la entrevista celebrada en Alcázar de San Juan, Carmen Caffarel también mostró su disposición de volverse a reunir con la CEAS para seguir tratando estos temas, a colaborar en la formación de profesores saharauis de español y a contribuir mediante proyectos de Ayuda Oficial al Desarrollo de la AECID en otros programas de carácter educativo dirigidos a la población saharaui.

De acuerdo con el comunicado de la CEAS, el Instituto Cervantes tampoco se plantea ninguna actuación en la zona ocupada por Marruecos debido precisamente a que es un territorio administrado por el Gobierno de Rabat, que fomenta la enseñanza del francés como segundo idioma en las escuelas con el objetivo de arrinconar al castellano, que, por el contrario, es considerado por la mayor parte de los saharauis como una seña de identidad nacional frente a la política francófona del reino alauita.