Ningún Gobierno español en las últimas décadas ha estado tan comprometido, de modo activo y responsable, en la búsqueda de una solución al conflicto del Sáhara Occidental que supere el estancamiento político en que éste se halla, después de 30 años sin encontrar solución.
Este compromiso activo se desarrolla utilizando todos los resortes de la política exterior a favor de la búsqueda, en el marco de las Naciones Unidas, de una solución política justa, duradera y mutuamente aceptable que prevea la autoderminación del pueblo del Sáhara Occidental. La referencia esencial la constituye, pues, Naciones Unidas (NNUU) y en concreto el Secretario General (SGNU) y su Enviado Personal, el Embajador Van Walsum, bajo la autoridad del Consejo de Seguridad (CSNU). España no es miembro del CSNU pero tiene la oportunidad de ejercer sus responsabilidades en el seno del Grupo de Amigos del Sáhara Occidental.
Tras la dimisión del Enviado Personal del SGNU, Sr. Baker, España insistió mediante múltiples gestiones e incluso mensajes escritos al SGNU, en la necesidad de reactivar la actuación del NNUU, algo que comenzó a suceder con el nombramiento del Enviado Personal Sr. Van Walsum.
En las negociaciones previas a las resoluciones del CSNU, España ha venido manteniendo un papel activo, constructivo y de búsqueda de consenso cerca de las Partes, países vecinos y de los demás países miembros del Grupo de Amigos y del CSNU. Así ha sido también en el caso de la Resolución 1675, de 28 de abril de 2006. La posición de España respetada y tenida en cuenta por todos en el proceso conducente a esta resolución, va a seguir siendo defendida en los próximos meses, que ofrecen una oportunidad preciosa y urgente.
Madrid, 27 de septiembre de 2006.- El Secretario de Estado de Relaciones con las Cortes.