Nuestra deuda histórica con el SáharaAÑO 2.055. Una horda de embarcaciones
repletas de marroquíes arriban a diferentes puntos de las costas
canarias, y tras unas intensas conversaciones entre el gobierno español
y el marroquí, Canarias pasa a convertirse en una provincia autónoma
del Reino de Marruecos.
¿Ciencia ficción? Pues ocurrió realmente, no con Canarias, sino con
el Sáhara. El Sáhara era una Provincia española, igual que lo es ahora
Coruña, Álava o Gerona y tras unos nefastos Acuerdo de Madrid con
Marruecos y Mauritania en el año 1975 y la Marcha Verde, fue abandonada
a su suerte.
Después de más de treinta años, seguimos teniendo una deuda
histórica con nuestros compatriotas, hacinados en Tinduf a la espera de
que se celebre un referéndum auspiciado por la ONU y demorado tantas
veces por Marruecos. Hemos olvidado que el hecho de pertenecer a una
misma nación no implica únicamente derechos sino también obligaciones
(como en el famoso tema del trasvase del agua).
Pero parece que esa deuda histórica, como ocurre tantas veces, ha
sido asumida por el pueblo pero no por los políticos. Así, en Canarias,
el presidente de la Comunidad Autónoma, Paulino Rivero, recibió a Radam
Messaud, miembro del Consejo Real para Asuntos del Sahara Occidental,
creado por el gobierno alahuí para la resolución del conflicto del
Sahara, declarándose como legítimos interlocutores del pueblo saharaui,
en detrimento del Frente Polisario, quien señaló que «Canarias es un
gran modelo y un referente» para la autonomía saharaui. Como si nada.
No sé que hubiera ocurrido si Berlusconi hubiera recibido a Josu
Ternera como legitimo interlocutor del pueblo vasco. El Frente
Polisario no tardó en señalar que «Canarias no está bajo la ocupación
ilegal de ninguna potencia extranjera, como sucede con el Sáhara y la
ONU manifiesta en sus resoluciones desde 1975, sino que forma parte de
un Estado del que nadie cuestiona internacionalmente su soberanía,
mientras que el Sáhara nunca ha sido marroquí y, precisamente por eso,
es por lo que el asunto está en la ONU».
Por otra parte, en Córdoba, la secretaria del Registro Civil, Rocío
Montes y la magistrada, Blanca Ponzón, poniendo en practica la
geografía e historia aprendida en el colegio, entienden que el Sáhara
era una provincia española y que sus ciudadanos eran españolas, y que
el proceso de descolonización incurrió en graves irregularidades, por
lo que ha 'concedido' (yo diría mas bien devuelto o reconocido) la
nacionalidad española a seiscientos saharauis. Hasta que ha llegado el
fiscal ¿enviado por quien? y ha suspendido todos los expedientes, los
cuales serán revisados de nuevo por defectos de forma (falta de
empadronamiento de los interesados en el lugar del Registro Civil). No
hay que olvidar que para perder la nacionalidad española, hay que
renunciar expresamente a ella, como señala el artículo 24 del Código
Civil.
Yo tengo depositadas mis esperanzas en Miguel Ángel Moratinos, por
su trayectoria como diplomático especializado en los conflictos
palestino y saharaui, para que se finiquite el problema del Sahara o
para que al menos se celebre el tan ansiado referéndum. Pero parece que
al gobierno español le importe más el peñón de Perejil, que la vida de
miles de personas que son españoles o descendientes de españoles.
Fuente:
Ideal