Pese a ello, el compromiso de continuar negociando en Manhasset significa, en su opinión, "que Naciones Unidas muestra su voluntad de continuar el proceso de descolonización del Sahara Occidental a través del diálogo entre ambas partes".

El ministro explicó que la delegación marroquí "rechazó todas las propuestas" para fomentar la confianza entre las partes presentadas por el enviado especial de la ONU para el Sahara, Peter van Walsum, y "se mostró de acuerdo sólo en explorar" las visitas entre familiares por tierra.

Las propuestas referentes al desplazamiento de observadores independientes a los territorios saharauis bajo control marroquí y al control de los miles de minas desplegadas en torno al muro construido por Marruecos fueron rechazadas por Rabat, según explicó.

"Marruecos rechaza el acercamiento de las familias, la visita de observadores independientes, de la prensa, de delegaciones de parlamentarios europeos, mientras habla al mismo tiempo de que los refugiados saharauis están secuestrados en los campos de Argelia", dijo.

"¿Por qué no deja que las familias saharauis puedan reunirse, que los refugiados visiten o se establezcan en el Sahara Occidental si dice que éstos están secuestrados en Tinduf?", insistió.

Uld-Salek advirtió de que "la paciencia de los saharauis tiene un límite" y aseguró que la posición marroquí "provoca un rechazo total entre la población" lo que crea "una situación difícil de controlar, más explosiva que pacífica, que pone en riesgo la estabilidad de toda la zona".

La fecha de la quinta ronda negociadora será determinada "de común acuerdo entre ambas partes" aunque debe todavía precisarse si será antes o después de la reunión del Consejo de Seguridad a finales de abril, según el ministro.