Los congresistas asumen así la tesis marroquí de que la permanencia del contencioso del Sáhara genera una inestabilidad propensa a la expansión de Al Qaeda. La mayoría de los expertos en terrorismo consideran, sin embargo, que el Frente Polisario constituye un freno al islamismo radical. Su ideología es muy parecida a la del Frente de Liberación Nacional, el antiguo partido único argelino, denostado por los integristas.
Otros 48 miembros del Congreso de EE UU expresaron, en cambio, en otra carta dirigida a Bush, su "preocupación" por que el plan de autonomía que Rabat ofrece para el Sáhara suponga "una violación de la legislación internacional al denegar el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui".
La Administración de Bush brindó una buena acogida al proyecto marroquí. Lo alabó profusamente en un borrador de resolución que entregó al llamado grupo de amigos del Sáhara, compuesto por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad y España.
Las delegaciones británica, rusa y española lo edulcoraron algo, y en el texto que el grupo sometió ayer al máximo órgano de la ONU los "esfuerzos" de Marruecos sólo son tachados de "serios y creíbles". La propuesta presentada a la ONU por el Polisario no cosecha, en cambio, ningún elogio.
El Consejo de Seguridad se pronuncia el lunes sobre la resolución y, además de prorrogar, probablemente hasta octubre, el mandato de los cascos azules en la zona, hará un llamamiento a Rabat y al Polisario para que inicien negociaciones sin poner condiciones.