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¿Podría el régimen marroquí fabricar una organización terrorista para desprestigiar al Frente Polisario? Mohamed Dihani, activista saharaui secuestrado y condenado a diez años de cárcel por las autoridades marroquíes que ocupan el Sáhara Occidental desde hace 37 años, asegura que a él lo torturaron y violaron salvajemente para forzarle a colaborar en un proyecto de este tipo: poner el rostro al supuesto jefe de un grupo terrorista saharaui que se adhiriese a la vez al islamismo radical y la lucha del Frente Polisario.Mohamed Dihani, de 26 años, es actualmente el centro de una
campaña internacional
por parte de diversas organizaciones de prestigio en la lucha contra
las violaciones de los derechos humanos. Gracias a ello, parte de su
siniestro y dramático caso ha sido aireado en la prensa digital (la de
papel, ni una línea). E
stas informaciones, por ejemplo, han dado a
conocer que Dihani fue detenido por miembros de los servicios de
seguridad en las proximidades de su casa en El Aaiún y que, durante seis
meses, estuvo desaparecido en Temara, una cárcel secreta marroquí donde
fue torturado y violado salvajemente mientras su familia intentaba
inutilmente recabar noticias sobre su paradero de las autoridades
marroquíes. Pero incluso en estos reportajes han quedado excluidos una
serie de datos inquietantes no sólo para quienes se sienten
comprometidos en la lucha por las libertades y la dignidad humana sino,
también, para los encargados de garantizar la seguridad ante posibles
amenazas terroristas. ¿Tendrá que ver en ello el respeto que todavía
infunde en los informadores el poder que Marruecos demostró tener contra
periodistas críticos como el recientemente fallecido José Luis
Gutiérrez?
Los
informes de las organizaciones que han recabado el testimonio de
saharauis que coincidieron en la cárcel con Dihani y miembros de su
familia que han podido visitar al preso hacen constar que el joven
activista acusa a las autoridades marroquíes de retenerlo en prisión por
haber denunciado el plan con el que sus carceleros pretendían que se
prestase a hacerse pasar como el jefe de una célula yihadista
simpatizante del Frente Polisario. Según este relato de Dihani, en
Temara sus verdugos le ofrecieron acabar con el tormento al que lo
habían sometido, la libertad e, incluso, compensarle con dinero y una
vida cómoda, si se plegaba a reivindicar operaciones terroristas que
otros se encargarían de efectuar contra los cascos azules de la Minurso,
la cinta de los fosfatos de Bu Craa y otros objetivos. El joven no
sólo se negó a ello sino que le contó lo ocurrido a Brahim Dahane una de
las figuras más relevantes del movimiento de derechos humanos en el
Sáhara Occidental, presidente de la Asociación Saharaui de Víctimas de
Violaciones de los Derechos Humanos (ASVDH) que coincidió con él en la
cárcel tras haber sido detenido por haber visitado los campamentos de
refugiados del Frente Polisario en Tinduf.
En
cuanto Dahane recuperó su libertad, denunció el montaje del que había
sido víctima su antiguo compañero de prisión en una rueda de prensa y
ante el comité de Derechos Humanos de la ONU. Según han relatado
familiares del joven preso a los abogados del Observatorio aragonés para
el Sahara Occidental, ello le costó a Dihani ser sometido de nuevo a
terribles vejaciones con las que sus carceleros intentaron obligarle a
que se retractase públicamente de la versión que le había dado a la
ASVDH.
La
Sección de Derechos Humanos del Real e Ilustre Colegio de Abogados de
Zaragoza, Asociación Pro Derechos Humanos de España (APDHE),
Western Sahara Human Rights Watch (WSHRW),
la Asociación Española para el Derecho Internacional de los Derechos
Humanos (AEDIDH) son algunas de las prestigiosas organizaciones que han
denunciado con firmeza la arbitrariedad con que la justicia marroquí ha
acabando manteniendo en la cárcel a Dihani y exigen que se le de al
activista un juicio justo cuando mañana (12 de noviembre) su caso se
volverá a juzgar en un tribunal de Rabat.
Estas
organizaciones consideran una burda farsa el juicio que le halló
culpable de acusaciones tan graves (de ser ciertas) como las que le
atribuyen formar parte de un grupo yihadista que iba a atacar en Italia
una línea de ferrocarril entre Livorno y Roma o la de preparar un
atentado contra una alta personalidad del Vaticano. Según los expertos
legales de estas organizaciones, estas acusaciones no se han apoyado en
más prueba que la de la mera palabra de los verdugos que lo torturaron
brutalmente para arrancarle la confesión que Dihani se ha negado a
ratificar ante el juez y en el hecho de que el joven activista ha
residido en Italia (en su pasaporte consta que es residente de Cinigiano
(Grosseto) donde trabajó como camarero y vendimiador.
Los
aliados del anexionismo marroquí podrán decir que Dihani se ha
inventado la historia para favorecer la causa del Frente Polisario y de
la autodeterminación del Sáhara Occidental por la que ya había sido
detenido en otras ocasiones. Sin embargo, lo sorprendente, es que, pese
al gran interés que hay en Marruecos por acusar de terrorismo y
extremismo islámico a los saharauis que luchan contra la ocupación
marroquí, se haya corrido un tupido velo sobre la condena de Dihani. De
ser cierto lo de sus planes terroristas contra el Vaticano, lo normal es
que estuviesen aireando el tema urbi et orbe para dar fuerza a la tesis
con la que Mohamed VI intenta demostrar que un estado independiente
saharaui se convertiría en un peligro para la paz internacional.
Claro
que ello también obligaría a tener que dar explicaciones sobre ciertas
incongruencias en la versión oficial. Por ejemplo: la fecha de detención
oficial de Dihani es 29 de octubre de 2010 cuando, en realidad
desapareció el 28 de abril de ese mismo año. Otra contradicción es que
la denuncia policial asegura que Dihani se encontraba huido desde el 4
de marzo de 2010 y que existía un expediente oficial por dicha huida,
cuando su pasaporte demuestra que entró legalmente en el Sáhara ocupado
desde Mauritania por un puesto policial donde le estamparon el sello de
entrada en el pasaporte y le dejaron pasar sin problemas el 27 de abril
de 2010, un día antes de su detención.
En
cualquier caso, tanto si Dihani mintió o dijo la verdad, dado el
peligro que implica que el terrorismo se convierta en una baza política
propongo que la Audiencia Nacional, volcada en la lucha contra este tipo
de amenaza a la seguridad, investigue el caso. Al fin y al cabo,
además, Dihani es saharaui nacido en el Territorio No Autónomo del
Sáhara Occidental pendiente de descolonizar cuya administración la ONU
sigue atribuyendo a España.
P.D. Queridos lectores como dijo
un compañero de El País, lo previsible es que la lista del ERE de
Cebrián comenzase por los más incómodos. Muchos sabéis que yo formaba
parte de este selecto contingente, entre otras cosas por mis actividades
extralaborales En Arenas Movedizas donde pude compensar la pasión por
contar historias que me habían arrebatado al condenarme al turno de
noche. Luché y resistí como gato panza arriba para que no pudiesen decir
que me había dado por vencida ni siquiera cuando hace año y medio me
quitaron la mesa y la silla creyendo con ello que me iría a llorar a mi
casa. Pero ahora el ERE ha zanjado esta batalla y si veis que estoy una
temporadita en silencio es porque la cola del paro está acaparando mis energías. Intentaré
mantener el diario.