Han desfilado miles de foristas kenianos. Junto a ellos infiltrados espías, mercenarios, sicarios a sueldo de las corporaciones fabricantes y traficantes de armas, cuyos proyectiles y explosivos los asesinan, ahora con el justificante de que son terroristas. Ese criminal bombardeo de pastores de Somalia por las bombas ‘inteligentes’ de Estados Unidos, sino fuera trágico y espeluznante, sería para morirse de risa. Sí, en Davos, estación lujosa para deportes de invierno estará el presidente de México, Felipe Calderón. Cuando llegue llevará los comentarios de una mujer inteligente, como Ángela Merkel, Cancillera de Alemania.

Somos realistas. Felipe deberá cumplir con su deber para su Patria: México. Sin embargo, la audacia mostrada en estos 55 días –todavía de gracia y tolerancia de su pueblo-, nos indica que no puede ignorar al hablar en el Foro Económico Mundial de Davos, los clamores del hambre del ‘otro Foro’, el keniano.

Por cierto, como se sabe allí anduvieron sicarios de Marruecos para reventar, fotografiar, amederentar y aterrorizar a la Delegación de la RASD (República Árabe Saharaui Democrática). ¿Por qué el rey de Marruecos, Mohamed VI, manda asesinos civiles? Porque es inaguantable la hambruna que recorre los campamentos de refugiados saharauis, a quienes desde el mes de octubre se les terminó la dotación de alimentos que la ONU les otorga, mediante el Programa Alimentario Mundial (PAM).

Tanto es así, que la Media Luna Roja ha hecho un llamado a la ACNUR. Por lo menos 160 mil refugiados saharauis presentan síntomas graves de desnutrición porque escasean alimentos básicos, rebajando la cantidad calórica a niños –leche, harina, lentejas, aceite, arroz-, hasta menos de mil 500 calorías, cuando se sabe que el mínimo aceptable es de dos mil 100 calorías diarias.

Por ello, es plausible que los pueblos de Argelia, España, Italia, Bélgica, Finlandia, Estados Unidos y Suecia estén enviando donativos de emergencia para suplir momentáneamente la irresponsabilidad del PAM.

Todo ello lo ha denunciado con puntualidad Buhubeini Yahia (presidente de la Media Luna Roja Saharaui), durante los eventos pacifistas del VII Foro Social Mundial en Nairobi desde el 20 de enero, donde en varios eventos los sicarios marroquíes ha sido repudiados por miles de asistentes por su actitud mercenaria.

Desde hace años la solidaridad internacionalista de la política exterior de México, concedió el rango de representación diplomática, a nivel de Embajada a la RASD. En diversos foros los saharauis han manifestado que su paciencia política se está colmando, ante el silencio y lentitud burocrática de la ONU, puesto que se violan las Resoluciones que señalan la obligación de ONU para realizar el referéndum acordado durante la firma del armisticio que puso fin a la guerra entre RASD y Marruecos. Durante el cual las armas saharauis se replegaron.

Con ese fin se designó una Misión de Naciones Unidas por el Referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO). Situación que la RASD respeta. Sin embargo, con el contubernio de los gobiernos de Francia, España y Marruecos principalmente se soslaya su cumplimiento. Por ello, el Frente Polisario y el presidente de la RASD, Mohamed Abdelaziz señalan con firmeza que “bajo ningún pretexto aceptaremos nada que no sea el referéndum”. Mientras tanto su riqueza territorial es saqueada: fosfatos, pesca sobre todo, minerales estratégicos y la prospección francesa de que existe petróleo y mantos acuíferos subterráneos.

Asimismo, denunciaron en Nairobi el reforzamiento que hace Marruecos del muro de más de 2 mil kilómetros de longitud, así como zonas con minas antipersonales. Muro y minas vigiladas por miles de soldados marroquíes, éstos que incursionan constantemente reprimiendo y desapareciendo jóvenes saharauis que protestan por el Estado policíaco que ha implantado Marruecos en las principales ciudades saharauis, como El Aaiún y Smara, entre otras. La represión y hostigamiento cotidianos a la presencia de la activista Aminetu Haidar. Impedimento al arribo a esas ciudades de abogados de varios países, que quieren observar la certeza de las denuncias todavía pacíficas de la RASD, no solamente ante la ONU, la Media Luna Roja, y, foros como el de Nairobi.