Yolanda Sobero 12/05/2010

Los muros que tejen el silencio y el olvido son los más difíciles de derribar. Lo que esconden son voces matizadas por el miedo, donde hay un largo recorrido entre lo que se dice y lo que se piensa, aunque también se pueden encontrar otras, convencidas, acomodaticias, cansadas y también rebeldes. Y darlas a conocer es lo que intenta este reportaje de En Portada

El Sáhara ocupado y gobernado por Marruecos nos es mucho más desconocido que el Sáhara del exilio, el de los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf. Lo que pasa más allá del muro, nos llega muy de vez en cuando y, por lo general, sin imágenes capaces de atraer la atención de los informativos televisivos.

El problema saharaui

A veces, algunas voces, por su fuerza y coraje, logran que nos interesemos por lo que pasa más allá de ese muro. Este fue el caso, de los saharauis que salieron a las calles en 2005 o el de Aminetu Haidar, que con su huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote en protesta por su expulsión de El Aaiún, ha puesto rostro al conflicto. Ironías de las historia, fue deportada el 14 de noviembre, el mismo día, que 34 años atrás, se firmaron en Madrid los acuerdos por los que España abandonó el territorio, sin cumplir su compromiso internacional e facilitar la autodeterminación, y entregó el territorio a Marruecos y a Mauritania.

De todos los conflictos internacionales, el del Sáhara Occidental es uno de los pocos que consigue movilizar a la sociedad española y resulta llamativo el contraste entre la implicación de muchos ciudadanos de a pie y la tibieza de la política española en este conflicto, creado, al fin y al cabo, por España al abandonar el territorio en 1975.

La Marcha Verde

Cuando se cumplen 35 años de la Marcha Verde, de la ocupación, del inicio de una guerra y un exilio, En Portada ha centrado el rodaje en el Sáhara ocupado, en las consideradas legítimas "provincias del sur" por Marruecos. Todas las entrevistas, todas la opiniones, a favor o en contra, claras o ambiguas, han sido rodadas aquí. Aunque no hay testimonios recogidos en los campamentos de refugiados, el exilio saharaui, de una u otra forma, está siempre presente, ya que todos tienen algún familiar en el otro lado.

Hemos viajado desde Tah, el antiguo puesto fronterizo por donde cruzó la Marcha Verde, hasta El Aaiún, Dajla (antigua Villacisneros) y Smara. Durante el rodaje, a diferencia de lo que ha sucedido en otras ocasiones, no tuvimos mayores problemas. Las autoridades marroquíes nos trataron con cortesía, nos facilitaron algunos rodajes, lo que no excluye la desconfianza ni el recelo hacia nuestro trabajo ni el dotarnos de una constante "escolta" policial.

Con exquisita hospitalidad nos trataron también todos aquellos saharauis con los que nos entrevistamos. Unos consideran legítimo el Sáhara marroquí y abogan por la autonomía; otros han tenido un doble discurso, uno ante cámara y otro, más matizado y que deja entrever otra realidad, tras una larga conversación acompañada de los consabidos tés. Para los activistas y defensores de los derechos humanos, nuestra cámara ha sido una ventana abierta para su desahogo y quizás un pequeño antídoto para su soledad.

Unos y otros reprochan la forma en que se fue España, aunque muchos añoran la época española, quizás porque eran jóvenes. En lo que todos coinciden, incluso los marroquíes, es en su entusiasmo por el fútbol español. El Barça y el Real Madrid copan la mayor parte de la hinchada. Pero también hay quien apuesta por un doble sufrimiento: ser saharaui y el Atlético de Madrid. Su peña tiene tres hinchas: dos en El Aaiún y uno en Smara. Así que enhorabuena a Mbarek Lahmibi y Saili M. Lamin.