Fuente: GenteDigital

"Es un milagro que siga con vida. Soy una mujer agotada físicamente por tantos años de desaparición y encarcelamiento, tanta tortura y tantas vejaciones. Pero aquí estoy y seguiré luchando con todas mis fuerzas". Estas palabras salían de la boca de Aminatu Haidar (El Aaiún, 1967) en el año 2005.

"Es un milagro que siga con vida. Soy una mujer agotada físicamente por tantos años de desaparición y encarcelamiento, tanta tortura y tantas vejaciones. Pero aquí estoy y seguiré luchando con todas mis fuerzas". Estas palabras salían de la boca de Aminatu Haidar (El Aaiún, 1967) en el año 2005, tras seis meses de encierro en los que mantuvo una dura huelga de hambre junto a sus compañeros encarcelados tras participar en la conocida como intifida saharaui. Cuatro años después, Haidar protagoniza otra huelga de hambre, esta vez en el aeropuerto de Lanzarote, para exigir su regreso a la capital administrativa del Sáhara Occidental, tras ser expulsada por el Gobierno marroquí al negarse a figurar en su pasaporte como ciudadana marroquí.

Enferma y débil -padece una úlcera sangrante- denuncia la complicidad de España con el Gobierno de Marruecos al "retenerla por la fuerza" y está dispuesta a mantener su protesta hasta "volver a El Aaiún o hasta la muerte. Tengo un deber que cumplir como todo saharaui. Luchar para que se respeten sus derechos". Por esta lucha, ha recibido el reconocimiento internacional. Reconocimiento que todavía no ha servido para que el pueblo saharaui pueda celebrar el referéndum de autodeterminación de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), tantas veces prometido por la ONU, como tantas veces olvidado.

Pero la resistencia de Haidar y de todos los saharauis no es de ahora. La lucha por su independencia comenzó en mayo de 1973 con la creación del Frente Popular de Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro, el conocido Frente Polisario, con el objetivo de alcanzar la independencia de España. Tras la famosa Marcha Verde sobre El Aaiún, organizada por Hassán II para presionar al debilitado Gobierno español de Carlos Arias Navarro con el dictador Franco agonizando, España decide abandonar su antigua colonia y repartir el Sáhara Occidental entre Marruecos y Mauritania en los tristemente famosos Acuerdos de Madrid del 14 de noviembre de 1975, que dejan en papel mojado el pacto entre Gobierno español y Frente Polisario, suscrito el 22 de octubre de aquel año en Mahbes, entre los representantes españoles en el territorio, el Polisario y Argelia y por el que se devolvía la soberanía de la colonia al pueblo saharaui, en consonancia con la resolución del Tribuna Internacional de Justicia de la ONU, que ratificaba el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación.

LA REALPOLITIK

Fue el primer papel mojado. Al Frente Polisario sólo le quedó la opción de la guerra de guerrillas para defender sus derechos. El acoso militar obligó a Mauritania a ceder su parte del Sáhara occidental al Polisario.

Desde entonces, muchas han sido las resoluciones de la ONU sin que nunca hayan sido ejecutadas, en nombre de la 'realpolitik' instaurada por Kofi Annan en 2006. La misma 'realpolitik' que han aplicado los sucesivos gobiernos españoles, más preocupados por no despertar las reivindicaciones marroquíes sobre Ceuta y Melilla y el compromiso con EE UU de que Marruecos sea el gendarme de Occidente para controlar la expansión de los movimientos terroristas islamistas. Un papel que otorga patente de corso a Mohamed VI para frenar los legítimos derechos del pueblo saharaui reconocidos por la ONU en ingentes resoluciones. Tantas, que los saharuis podrían usar estos papeles mojados para decorar sus casas de adobe en Tindouf, la tierra de la sed.