Tengo 17 anos y a menudo escucho en mi instituto valores como la solidaridad y estamos hartos. No queremos más clases de esa falsa moral de la que nos están alimentando, queremos hechos y no palabras.

16 alumnos de un instituto de Cantabria fuimos en Marzo a Tindouf y vivimos de cerca la pobreza y el olvido que sufren estas personas. Fuimos participes de la sonrisa que se dibuja en la cara de un niño con solo darle un caramelo y es que no es tan difícil hacer felices a los demás. Basta con gastar menos dinero en cosas tan innecesarias porque todos podemos hacer algo, por poco que sea (un@s mas que otr@s). Y todo esto visto desde la simple perspectiva de darle un caramelo a un niño. Que no nos acostumbremos a creer que dar sin recibir es un robo, a veces una sonrisa sincera es la mejor vuelta.