Salió una fria mañana de Enero de 1984 ALI LMRABET desde Nador
16 de mayo de 2008.- Salió una fría mañana de enero de 1984 para jugar a las canicas. Cuenta su madre que le pidió que no se alejara demasiado y que no tardara en regresar a casa. Algo, una sensación o ¿acaso esos "signos", esas supersticiones que son parte integrante de nuestra cultura?, le hizo entrever que se avecinaba una desgracia. Se llamaba Zouheir Faris, tenía 15 años, y desde ese 19 de enero de 1984 su madre nunca más volvió a saber nada de él. Lo buscó en comisarías, hospitales y hasta en morgues. Sin ningún resultado. Pensó un momento que había sido secuestrado, pero el poco empeño puesto por la policía para esclarecer su desaparición la convenció de que algo terrible había ocurrido.
El pasado martes 29 de abril unos obreros descubrieron en un campamento de la Protección Civil,...... ... un cuerpo paramilitar que depende del Ministerio de Interior, una fosa común que contenía
los restos de 15 personas. Una de ellas era Zouheir Faris. El esqueleto llevaba la ropa que el niño vestía el día de su desaparición, los zapatos, y en sus bolsillos estaban las bolas con las que había salido a jugar. Según varios activistas de derechos humanos de la región, algunos huesos estaban destrozados por impactos de bala.
El Consejo Consultivo de Derechos Humanos (CCDH), un organismo oficial y bastante servil dirigido por un antiguo radical marxista leninista convertido hoy (¡hay que verlo para creerlo!) en un vehemente defensor del patriotismo de corte monárquico, sentenció que Faris formaba parte de los 'manifestantes' muertos en los "dolorosos sucesos de 1984", durante una revuelta social contra el aumento de los precios. Luego, anunció que la familia de Zouheir sería informada de las diligencias pertinentes. Nadie, aparte los habitantes de Nador y la diáspora rifeña en el extranjero, habló de justicia ni se exigió responsabilidades por la muerte de un niño que, obviamente no era un 'manifestante', y aunque lo fuera no tenía por qué morir y ser sepultado de esta manera.
En la historia reciente de Marruecos tuvimos muchos "dolorosos sucesos". En 1965 la población de Casablanca fue ametrallada por helicópteros del ejército y bombardeada por tanques mandados por el propio rey Hasán II. En 1981, la misma ciudad sufrió una matanza llevada a cabo por batallones de choque del ejército y los escuadrones especiales de la Gendarmería Real. En 1984, varias ciudades del norte de Marruecos fueron tomadas por el ejército. En esa ocasión, en un discurso 'memorable' dirigido a la nación, el soberano alauí tachó a sus súbditos del norte del país de 'aubach' (Apaches), de 'contrabandistas' y de 'ladrones' y les advirtió: 'me habéis conocido como príncipe heredero [durante una revuelta popular rifeña, en 1958, que fue aplastada con bombas de NAPALM], ahora me vais a conocer como rey (…) Soy capaz de liquidar los dos tercios de la población marroquí para que la tercera parte pueda vivir tranquila'. Enseguida dio rienda suelta a sus huestes para restablecer 'su' orden. Y otra vez, los militares y los gendarmes torturaron,
violaron y mataron indiscriminadamente a sus propios compatriotas bajo la mirada muda de un Occidente que necesitaba del régimen marroquí en esos tiempos de confrontación Oeste-Este.
La historia oficial, es decir, la del susodicho CCDH y su Marx de pacotilla, asegura que 16.000 marroquíes fueron asesinados durante los llamados años de plomo (1960-1999). En realidad, como lo atestan las investigaciones llevadas a cabo por organizaciones de derechos humanos independientes
hay que multiplicar esta cifra por dos, y hasta por tres. Esas mismas organizaciones subrayan que la región del Rif ha pagado un tributo altísimo al profundo odio que le profesaba Hasán II hacia esa región.
Hoy en día, uno de los represores de las masacres de Casablanca en 1981, las de Nador en 1984 y las de Fes en 1990, el comandante en jefe de la Gendarmería Real, general Hosni Benslimane, sigue en el cargo, y aunque pesa sobre el dos ordenes internacionales de busca y captura emitidos por dos jueces europeos,
fue condecorado en enero de 2005 por el actual gobierno español con la Gran Cruz de Isabel la Católica. Para algunos miembros del ejecutivo español es, evidentemente,
"horroroso" tomarse una foto con un pobre tonto polígamo nigeriano, pero no lo es cuando se trata de colgar sobre el pecho de un homicida buscado por la justicia internacional una condecoración oficial española.
Y es que no somos nadie.
fuente:
artículo de Ali Lmrabet en 'El Mundo' 16/05/08Nota: Como bien apunta la persona que ha remitido este articulo de Ali Lmrabet en 'El Mundo', si Marruecos es capaz de hacer esto con sus ciudadanos, ¿que no hará con los saharauis?