-¿Se asió a la reencarnación como un consuelo por la muerte de su hermana?-Era tentador, pero no sé si creo o no en la reencarnación, aunque tengo razones para decir que existe. En la película, lo utilicé como fórmula para representar lo que Ana tiene dentro: el instinto femenino.
   -Aunque el universo Medem prevalece, la cinta tiene rasgos de cine fantástico...-Es casi una fábula que intenta parecerse a la realidad.
   -Ese universo cada vez es menos hermético, más explícito ¿o es que empezamos a acostumbrarnos a él?-Aunque los espectadores cada vez me conozcan mejor, siento que desde «Tierra» me estoy abriendo yo. El rodearme de gente joven me ha contagiado.
   -Es también la primera obra de ficción en la que habla de política de forma abierta.
   -La política está puesta en su sitio. Aun así, estoy preparado para que utilicen políticamente esta película. Es una oda a la lucha de la mujer, que batalla más por la vida que el hombre.
   -También se habla del Sáhara y de la Guerra de Iraq...   
   -Estuve en el I Festival del Cine del Sáhara, cuando ni siquiera sabía que iba a escribir el guión. Incluí ese tema porque tienen sobradas razones para luchar. Y los españoles somos responsables en parte. Hablo también de la tendencia masculina a la guerra, en el pasado es más abstracto, pero en el presente existe este conflicto.
   -¿Es cierto que usted también recurrió a la hipnosis?
   -Sí, pero es muy privado y no se puede contar.
   -Trató de que «Caótica Ana» fuera una comedia, pero no pudo ser, ¿Cuánto tendremos que esperar para que adopte un tono menos grave?
   -En mi próximo guión, pues tiene situaciones que sólo te las puedes tomar con humor. En primer termino están las relaciones de pareja: el amor fiel, el infiel... y de fondo las dos Españas que persisten hoy, lo que me da mucha pena. Me ha salido muy testosterónica y viril.
   -No séra entonces «Aitor», la continuación en ficción de «La pelota vasca»...
   -No, «Aitor» está esperando a que la situación se estabilice en el mejor de los sentidos.
   -Se confiesa pudoroso; sin embargo sus películas desnudan sus sentimientos y no ocultó su depresión tras las críticas a su documental.
   -Y me quedo corto, fue un linchamiento. Pero aquel estado duró un año y esta película me ayudó a salir de él.
   -Ha vuelto a rodar en alta definición como ya hizo en «Lucía y el sexo».
   -Sí, he utilizado la Sony 950, que resuelve problemas que tuve en Lucía como la sobreexposición. También te permite redescubrir la película en la postproducción. Rehicimos la fotografía, que es muy orgánica, durante el montaje.

Fuente: La Razón