por: samarcanda

Estoy escribiendo esto con lágrimas en los ojos , con un sentimiento que jamás antes había experimentado por un pueblo con una cultura tan distinta y distante a la mía,

Hace un tiempo, exactamente el 30 de septiembre de este año, 2006, en Madrid, después de 24 horas de ayuno, y ya en casa de unos amigos, estos me regalaron un dvd con algunos videos.

La verdad es que hasta hoy no los he visto. Mientras escribo esto y haciendo esfuerzos para no romper a llorar 'a moco tendido', están pasando delante de mis ojos las imágenes del entierro de Lmbarki, primer Mártir Saharaui de la intifada de Mayo.

No entiendo nada de lo que dice la voz 'en off', apenas alguna palabra; habla, casi grita, en hassania. Las palabras son ininteligibles para mi oído, pero se entienden totalmente a juzgar por los sentimientos que despiertan en mi. Me estremecen, me sobrecogen su fuerza y su vitalidad.

Ver y oir a la multitud de saharauis expresar la voluntad de este pueblo de no ceder jamás a la opresión del verdugo marroquí, ver las expresiones de identidad y firmeza de ser saharaui, ver como la bandera cobra vida en sus brazos y manos hace que a uno se le estremezcan las células más profundas que el cuerpo pueda tener.

Hace unos meses , mis ojos occidentales veían imágenes de este tipo en televisión, de otros pueblos oprimidos, y eran...eso. Unas imágenes que me dejaban más o menos indiferente, de unas gentes que yo consideraba de 'expresión exagerada'.

Hoy he sentido por unos momentos, en alma propia, el sufrimiento de un pueblo, la opresión que experimentan y el inagotable ánimo de no dejarse vencer jamás.

Hoy he entendido que detrás de esa 'expresión exagerada', yacen la historia y los hechos, cruel la una y vergonzosos los otros, y que esa expresión nada exagerada no es otra cosa que el estallido del sentir de este pueblo.

Hoy siento en lo más profundo que este pueblo con una cultura tan distante y distinta a la mía, ni es tan distinta ni tan distante.

Hoy mi corazón alberga cuatro colores en un orden, con el deseo y la convicción de que en un futuro no lejano, el verde, la esperanza, subirá a lo mas alto, y el negro será un pasado que no se deberá olvidar nunca.

Hoy me siento saharaui.