Mujeres Saharauis



Proyecto Zagharit

Recuperación de la cultura saharaui y revitalización de las actividades económicas tradicionales


Quand je t’aperçois

Je ne te veux pas écho de mon esprit
Comme une épée plantée,
Dans la profondeur de la terre.

Je sens le déversement de tes larmes,
Sur mon épaule,
Et tes doigts caressant mes cheveux,
Leur donnant vie.

Je te sens
Enfoui dans mon esprit profondément,
Dans tes vastes étendues,
Et pourtant tu es dans mon sang.

Et tu es un monument…dont je ne vois pas les limites,
Je n’évoque rien de mes rêves,
Que tes prodiges et ton existence.
Tu n’as pas transcendé seulement mon existence,
Je sens ton mouvement,
Au fond de mon âme,
Et - devant mon miroir - ,
Je te vois sus mes paupières.

Quand je t’aperçois, je m’enchante,
Pas comme cela leur arrive,
Lors de l’accolade et de l’enlacement,
Et non,
Comme un moment de bonheur et de victoire.

Moi, quand,
Je scrute ton visage lumineux,
Et que me doights touchent,
Ton cou gracieux.

Je ne sais pas, si j’habite l’univers,
Ou si je suis avant le commencement,
Dans le rêve
Tu t’es trouvé dans mes veines,
Avant mon sang,
Et tu t’es trouvé,
Sur ma tête,
Avant ma chevelure.

Et quand,
Je te tiens contre moi,
Je te porte jusqu’à l’infini,
Je me sens…descendue sur terre,
Depuis quelques instants,
Et moi quand…je te vois,
Oh! Ma Patrie,
Je ne sais pas,
Etrait-elle evant cela,
Le départ de la vie?



نــــــا عندما أراك
أم أني.... قبل البدء
في سبـــات
أنت قد وجدت في عروقي
قبل دمي
ووجدت على رأسي
قبل المفارق والخصلات
وعندما
أضعك في صدري
وأعلوبك السفوح
أشعر أني ...هبطت الأرض
منذ لحظات
وأناعندما ..أراك
يا وطني
سوف لن أدري
هل كانت قبل هذا
نقطة بدء للحياة .؟
لا أريدك صدءا في كهفي نفسي
كسيف مغروس
في باطن الأرض
أنا أحس وخز دموعك
على منكبي
و أصابعك تعيث بشعري
تبث فيه الحياة
أحسك
تدفن أعماق أعماقي
في أ صقاعك العريضة
رغم أنك ذائب في دمي
ورغم أنك رسم ... لم أر حدوده
أنا لا أذكر شيئا من أحلامي
غير معالمك و ربوعك
أنت لم تتسلق كياني قط
لكني أشعر تقليلك
داخل رحمي
لكني _ في مرآتي_
أشاهدك في أحداقي
أنا عندما أراك أنتشي
ليس كما يحدث لهم
عند العناق والقبلات
ولا أيضا
كنشوة الفرح والإنتصارات
Poema de la poetisa saharaui Na’na






Publicación curada por:
Miriam Castaldo


Han colaborado:

Jira Bulahi
Nadua Abdi Hamudi
Manna Lihbib
Enguia Ahmed Hafed
Coria Hamet
Tfarrah Moh. Bachir
Fatimetu Brahim Musa
Moh-Molud Mulailahsen Erqueibi
Francesca de Stefano



"Este material ha sido producido con la asistencia financiera de la Unión Europea. Las opiniones expuestas en este material son de responsabilidad de CRIC y UNMS y por lo tanto no representan en ningún caso el punto de vista de la Unión Europea"

CRIC-Centro Regionale d’Intervento per la Cooperazione

Via Monsolini, 12 - 89121 Reggio Calabria - Italia

Tel: +39 0965 812345  Fax: +39 0965 812560 

E-mail: grazia.valenzano@cric.it  ; cric.zagharit@gmail.com

Web: www.cric.it

 

UNMS - Unión Nacional de Mujeres Saharaui

27 de Febrero, Campamentos de refugiados Saharaui - Tindouf - Argelia


Proyecto Zagharit Introducción La medicina tradicional La mujer en la familia
La construcción de la belleza femenina La mujer y la educación escolar La mujer y el trabajo Glosario


INTRODUCCIÓN

Esta investigación en torno a la mujer saharaui toma forma en 2005, en el marco del proyecto “Zagharit: recuperación de la cultura saharaui y revitalización de las actividades económicas tradicionales”, realizado por la ONG italiana CRIC (Centro Regionale d’Intervento per la Cooperazione), en consorcio con la contraparte local saharaui, la UNMS (Unión Nacional de Mujeres saharaui) y co-financiado por la Unión Europea. El proyecto Zagharit apunta a promover el mejoramiento de las condiciones de vida de las mujeres saharaui y su desarrollo social y económico.

En particular los objetivos del proyecto son de fortalecer el papel social de las mujeres saharaui y apoyar sus procesos de formación por medio de la creación de cursos de formación profesional permanentes en diferentes sectores (informática, conducir, corte y confección y tejido); apoyar formas autónomas de organización de las mujeres como las cooperativas de producción artesanal, a través del mejoramiento de la calidad de su producción y de su capacidad de gestión interna y el sostén a la comercialización tanto en el mercado interno como en las redes del comercio justo a nivel internacional; apoyar procesos de revalorización de la memoria histórica y del conocimiento de las mujeres saharaui por medio de un trabajo de investigación y recolección de las tradiciones orales para su difusión a nivel local e internacional.

A través del proyecto, que se lleva a cabo en el complejo de la Escuela de mujeres 27 de Febrero, se han rehabilitado y equipado todos los espacios de la Escuela destinados a hospedar y desarrollar las actividades previstas: la Escuela de Conducir, que incluye una aula de formación y un parque de conducir donde se realizan cursos teóricos y prácticos de conducción; el Centro de Informática, que incluye una aula de formación para los cursos de Informática (curso base de tecnología informática, curso avanzado de diseño de pagina Web y CD-ROM, curso avanzado de técnico de hardware), un Cyber café con conexión Internet satelital y servicio de impresión/fotocopia, un almacén/sala de reparación de ordenadores, y un Internado para acoger las estudiantes provenientes de las otras wilayas; el Centro de Producción Artesanal, que incluye el taller de tejido, el taller de corte y confección y una aula de formación donde se dan cursos teóricos y prácticos de tejido y costura.

El objetivo principal de las actividades de formación es de crear nuevas figuras profesionales femeninas, para que sean involucradas a nivel laboral en las actividades de la Escuela y de las otras organizaciones e instituciones de los campamentos saharaui y puedan contribuir al desarrollo sostenible en términos económicos, sociales y culturales de toda la comunidad.

En este marco se lleva a cabo esta investigación antropológica dirigida a preservar, valorizar y difundir tanto la cultura como la memoria histórica saharaui, enfocándose de manera particular hacia el papel de la mujer. Es menester destacar la existencia de otras actividades que a nivel local e internacional están dirigidas hacia los mismos objetivos.

No fue una sola mano que realizó ésta que se puede considerar una especie de monografía de la mujer saharaui que toma el título “La mujer saharaui en la cultura y en la sociedad”; se trata de un trabajo de equipo, el mismo que se alternó en la investigación, conformado por 6 mujeres y un hombre saharaui, entre sociólogas y una jurisprudente, más dos antropólogas italianas. La investigación fue llevada a cabo en varias etapas durante dos años, bajo diferentes perspectivas y enfoques interdisciplinarios de las ciencias sociales, los mismos que convergen hoy en este documento final.

Dicho trabajo ha sido realizado en el marco permeable de la disciplina antropológica, según un enfoque casi exclusivamente cualitativo, aplicando una metodología participativa y participada, además unas técnicas de análisis y recolección de los datos etnográficos basadas sobre todo en las entrevistas individuales y de grupo. Dichas entrevistas se pueden clasificar en “estructuradas”, “semi-estructuradas” y “no estructuradas”, con base en el individuo - informante/interlocutor - que de vez en vez se elegía como portavoz de un esbozo de “realidad” de la cultura y de la sociedad saharaui. La mayoría de las personas entrevistadas fueron mujeres, ya que es sobre sus palabras y sus historias de vida que la investigación fue literalmente realizada y moldeada, llegando a representar hoy por hoy una primera base sobre la que continuar a construir, a complejizar y a investigar a la mujer saharaui y con ella, y a través de ella, analizar la cultura, la sociedad y la historia de este pueblo. Debido a la escasez de investigaciones que tomaran en cuenta la mujer saharaui en toda su complejidad y facetas, y sobre todo en su devenir histórico y sociocultural dinámico, se han considerado referencias bibliográficas sólo por lo que a la introducción atañe; todos los datos presentes en la investigación han sido recolectados durante el trabajo de campo.

El objetivo de esta investigación es de contribuir al fortalecimiento y a la reafirmación de la mujer saharaui a través de la realización de este mismo trabajo antropológico y de su publicación en una página web dedicada y creada por las mujeres saharaui. Las actividades del Centro de Informática comprenden también la realización de un CD rom interactivo árabe-español, el sitio Web y un archivo Multimedial, asimismo folletos informativos sobre el papel de la mujer en la sociedad saharaui y la traducción del CD rom en francés, inglés e italiano para que se posibilite una más amplia difusión a partir de las escuelas.

La realización de estas publicaciones tanto en papel, como en CD rom y en internet mira a ser accesible a todos, sin limitaciones de idioma, de material o medios. Tales instrumentos quieren representar un medio de información y divulgación tanto a nivel local como internacional de la condición de la mujer saharaui, desde el Sahara Occidental hasta el exilio en el desierto argelino, además que evidenciar el papel histórico que ella encubrió y que encubre en la actualidad en la causa saharaui. En el específico, la investigación profundiza en la imagen de la mujer saharaui, de manera que destaquen sus rasgos como mujer africana, árabe, musulmana y nómada con respecto de sus orígenes, de su historia y de su contexto geográfico, social y cultural.

Por lo que a la taxonomia de la investigación atañe, se analizarán los siguientes temas: en el primer capítulo se profundizará en el papel que encubre la mujer saharaui en la medicina tradicional y en la medicina alopática en los campamentos de refugiados, comparándola y analizándola con respecto de los modelos médicos de la medicina saharaui en el pasado que precede el exilio. En el segundo capítulo se considerará la mujer en su rol de hija, madre y esposa, analizando de esta manera los diferentes papeles que encarna en las varias etapas de su vida, desde la adolescencia hasta la adultez, considerando las tajantes diferencias de género en los espacios sociales de la cotidianidad. El tercer capítulo enfrentará el tema de la belleza femenina saharaui, considerando su construcción, su concepción y los medios que las mujeres tienen a disposición o no, para alcanzar el modelo de belleza sociocultural que se tiene en la actualidad y que se tenía en el pasado nómada saharaui. El cuarto capítulo profundiza en la escolarización de la mujer dentro de los campamentos y al extranjero, analizando por lo tanto también la migración femenina debido a razones de estudio segundario y universitario. Se considerarán además las escuelas profesionales para las mujeres dentro de los campamentos, con respecto de la función cultural y política que han encubierto y encubren todavía. El quinto y último capítulo analizará el rol socioeconómico que tiene y que ha tenido la mujer en la sociedad saharaui por medio de los numerosos tipos de trabajos en los que se desempeña y en los que se ha desempeñado en el pasado, antes de sedentarizarse en el desierto argelino.

Los orígenes de la sociedad saharaui: desde el Yemen hasta el Sahara Occidental

En torno al XIV siglo en el Sahara Occidental llegan las tribus árabes Maquil, más precisamente los Hassan, originarios de Yemen; es desde el encuentro-choque de los Maquil con otras tribus como los Sanhajas que toma forma el primer núcleo de la población saharaui, con base en una profunda y mutua resignificación e intercambio de los rasgos socioculturales, como la religión musulmana, el idioma Hassaniya y la estructura tribal, asimismo de los rasgos políticos y económicos recíprocos. Con respecto de los aspectos mencionados, muchos de los cuales perduran hasta la actualidad como veremos en el texto, es la estructura tribal saharaui a padecer las primeras fragmentaciones y disgregaciones después de la invasión por parte de Marrueco en 1975 y el exilio del pueblo saharaui hacia el desierto del Hammada argelino.Este no es el ámbito para profundizar demasiado en la gran complejidad histórica de los orígenes de la sociedad saharawi, sin embargo tomando en cuenta todos los límites de un resumen, se puede esbozar su conformación. Esta estructura social saharaui estaba compuesta por 40 tribus nómadas que se dividían en tres grandes clases o castas, todas muy permeables entre ellas, en el sentido que era frecuente el pasaje de una categoría a otra, sobre todo por lo que la aristocracia atañe: los Guerreros (por ejemplo los Reguibat, Tekna y Ouled Delim) y los Literatos (Tolba y Zwaya) de descendencia árabe y por lo tanto al cabo de la jerarquía social y los Tributarios (Lahma y Aznaga) de descendencia Berbera, que generalmente pagaban tributos a los Guerreros y de costumbre se dedicaban al pastoreo.

La estructura política se regía sobre un sistema de alianzas entre las tribus por medio del llamado “Consejo de los cuarenta”, Ait Arbain, un órgano propiamente político e institucional y con poderes tanto de organización como de coordinación social, constituido por los 40 jefes, representantes de cada tribu saharaui 1.

La organización tribal

La sociedad saharaui nómada estaba dividida por tribus, qabila (qaba’el plural), cada una de las cuales atribuía un estatus bien determinado a los miembros que la conformaban. Cada tribu estaba compuesta por la “familia nuclear”, en la que existían lazos directos o no de consanguinidad entre sus miembros (padre, madre, hijos) denominada jaima, concepto que se refiere también a la tienda beduina compuesta por pieles de camello y de cabras cocidas manualmente entre sí. La jaima beduina saharaui tenía una forma piramidal, sostenida en las extremidades y en el centro por palos de madera; tenía la abertura, la puerta principal, dirigida hacia el sur y siempre en la puerta principal un pequeño cobijo, edificado con ramas de árboles secos, talih.


Jaima antigua

Además de la familia nuclear, las tribus estaban compuestas por la “familia extensa”, aial, que incluía unos núcleos familiares no ligados por lazos consanguíneos, pero unidos entre sí por medio de una descendencia con un antepasado común. Tanto la jaima, como la aial estaban organizados en frig, es decir aproximadamente en un grupo de 10 jaimas, compuestas por diversas familias vecinas cuya distancia entre una y otra no sobrepasa 1 kilómetro. Dentro de la estructura de los hogares se podía diferenciar entre las jaimas mayores y las menores. La jaima mayor desde el punto de vista del espacio social estaba situada en el centro del frig y en torno a ella se ubicaban las jaimas menores, más pequeñas. A parte el espacio más grande que la diferenciaba de las otras jaimas, la mayor era la residencia de los padres de la familia, asimismo el lugar de los huéspedes y de quienes necesitaban un hogar. La hospitalidad, rasgo que caracteriza la cultura saharaui, se explicita todavía en la actualidad por medio de los refranes: “la mano del hombre no rompe su bolsillo”, es decir, el hombre generoso no siente que su riqueza disminuya debido a sus gastos para sus huéspedes; otro refrán en hassaniya: Sitra ma damnit Azagal, literalmente significa “regalar a los invitados es la mejor inversión porque crea un lugar seguro en el corazón de los huéspedes”.

Dentro de la sociedad saharaui beduina, la mujer se ocupaba de la jaima, de su orden y limpieza, además de la cocina, de la siembra en donde era posible y de la educación de los hijos. El hombre se ausentaba a menudo debido a que se desplazaba durante muchos días al mes, sobre todo en la búsqueda de agua y para vender o adquirir los animales y otros bienes en los mercados.

Los grupos familiares así organizados tenían una fuerte función reguladora desde el punto de vista de la sobrevivencia del grupo, en el sentido más amplio del concepto. La solidariedad social entre las diferentes familias, basada en el intercambio de bienes alimentarios, en la esquilación del ganado y la cura de camellos, en la costura de las jaimas y su instalación, entre otras actividades, fundamentaban y reglamentaban la existencia nómada de los saharaui, que vivían del pastoreo, de la búsqueda de los recursos de agua y del consecuente pasto para los animales, cabras y dromedarios, en un espacio territorial más extenso de los límites actuales del Sahara Occidental.

La ganadería era muy importante para los saharaui y no constituía sólo un medio de transporte y una fuente alimentaria, debido a la carne, a la leche y a la grasa que de ellos se obtenía, sino que en particular la piel de las cabras se utilizaba para hacer vestidos para niños (asirmi), para construir la jaima, como contenedor para la leche (checua) y la grasa, como alfombra y como cobija (faru), como contenedor o saco para la ropa (tasufra), como cojín (asrama), entre otros. Además, la leche en sí misma y para producir la mantequilla, así como la grasa de estos animales eran alimentos preciosos tanto para los fines alimentarios como para la medicina tradicional, pero también para los tratamientos de belleza de la piel y de los cabellos utilizados tanto en el pasado, como parcialmente en la actualidad por las mujeres saharaui. La piel de dromedario se utilizaba en particular para hacer las sandalias y para realizar las cuerdas, entre otros.


Tasufra pintado

Etared utilizado para recoger el agua de los pozos

Entre los elementos más importantes para los frecuentes desplazamientos que a la vida nómada atañían, estaban justamente las cuerdas hechas tanto de piel, de lana de animales y de tela, dependiendo de la razón de su utilizo y servían tanto para amarrar la jaima (lemrar), como el ganado (tatiguit, gueid) o para sacar el agua de los pozos (etared), asimismo para cargar los dromedarios con todo el necesario para mudarse de un lado a otro del desierto (nasaa) y para dirigirlos durante el viaje (lejzama).


Mujer que enseña la piel de cabra sin bellos (checua), como contenedor para la leche



Mujeres que enseñan la piel de cabra con bellos como contenedor para la grasa animal

Para los largos viajes en el desierto, la población nómada saharaui se desplazaba, como lo hemos visto, con todas sus pertenencias: la jaima, las alfombras y colchones, en fin, con muchos objetos y con todos los animales. De estos últimos eran los dromedarios que cargaban tanto con las personas como con el bagaje de varios desplazamientos. Para que sobre todo las mujeres y los niños no estuvieran tan incómodos durante los viajes arriba de los animales y también para que el camello cargara las pertenencias de la familia de manera ordenada, los saharaui construían un instrumento, una especie de asiento-silla de madera llamado am- shagab, que el camello llevaba en la espalda.

En la sociedad saharaui nómada, se utilizaba todo lo que la naturaleza ponía a disposición, entonces se aprovechaba tanto de los animales, de su carne, de su leche, de su piel y pelo y de su grasa, como de la madera comprada en los mercados o cortada por los hombres cuando y donde se podía. La madera se utilizaba para construir los palos para las jaimas, asimismo se quemaba para calentarse durante el invierno, además se trabajaba artesanalmente y se utilizaba para construir utensilios para la cocina, para la vida cotidiana en general.

Dentro de los utensilios para la cocina, destinados para la alimentación, destaca el gadha, un recipiente de madera, realizado a mano por un artesano saharaui, el mismo que también lo decoraba utilizando el fuego, con base en una operación llamada tihrag. El gadha es de forma circular y se encuentra de diferentes tamaños; el más grande se llama tisliyat, es de color negro o carmelita y se utilizaba para beber, como contenedor para ordeñar el ganado, así como para preparar la comida y como plato para comer. Otro recipiente, el aders, tenía las mismas funciones. A diferencia de los dos, otro recipiente definido tazua, si bien hecho de madera también, tenía la función de recolectar y conservar la leche y en el verano se utilizaba para preparar una gran cantidad de leche para muchas personas, arriba del cual se le ponía una tapa llamada tabag.


Gadha



Aders


Tazua



Tabag

Siempre en ámbito alimentario, la madera se utilizaba también para construir los utensilios para cocinar y recoger grasa y leche, como podían ser las cucharas de vario tipo y dimensión, como se puede notar en las fotos siguientes.


Ichigim



Mergaya




Mrgaa

Fuera de trabajo, el tiempo libre de la población saharaui era definido por algunos juegos tradicionales tanto mixtos como divididos por género. Algunos de ellos son la dama, el jreibga, el kruru, el sig.

La dama es un juego mixto y se juega en la arena, dibujando un grupo de cuadrados divididos en dos partes, las piezas con las que se juega son por un lado 40 palillos de madera y por el otro 40 bolitas de heces de dromedario (baara); cada jugador elije un equipo, ya sean los palillos o la baara. El objetivo, como en la dama clásica, es lograr desplazar sus propias piezas en la parte de campo del adversario y comerse todas sus piezas.

Muy parecido a la dama, pero para los niños, es el juego llamado jreibga. Se juega en dos personas con palos y piedras y se dibujan unos agujeros en arena limpia. El objetivo es llegar a conquistar la zona del equipo contrario y comer los palos o las piedras del adversario.

El juego del kruru es un juego sólo para las mujeres, llamado también el juego de las novias. Se juega entre dos personas que abren ocho pequeños huecos en la arena, de cuatro en cuatro se toma el baara de las cabras que se deposita en cada hueco; consiste en vaciar todos sus propios huecos y llenar con el baara los huecos del equipo contrario.

El juego del sig también es para las mujeres y se juega entre dos personas, cada una con su grupo de palillos de madera con un lado coloreado y un lado blanco. Consiste en echarlos en el piso o en la arena tantas veces, una vez cada jugador, hasta obtener que todos los palillos salgan con el mismo lado coloreado o blanco.


Juego del sig



Juego del kruru

El Sahara Occidental

El Sahara Occidental confina a norte con Marrueco, a sur con Mauritania, a noreste con Argelia y a oeste con el Océano Atlántico. Junto con Libia, Tunes, Argelia, Marrueco y Mauritania, conforma la región sociogeográfica del Maghreb y se extiende en una superficie de 266.000 kmq aproximadamente. Sus confines han sido trazados con muchas dificultades durante varias vicisitudes hasta 1958, fecha en la que el Sahara Occidental fue en fin dividido en dos provincias el Río de Oro y Seguía El-Hamra. En junio de 1900 el Tratado de Paris fija las fronteras meridionales y Orientales del Río de Oro, en octubre de 1904 la Convención de Paris establece la frontera septentrional que incluye el Seguía El-Hamra y la región de Tarfaya. El contexto es llano y sin montes que superen los 820 metros de altura sobre el nivel del mar. El Sahara Occidental es casi sin precipitaciones, sin embargo al llegar la lluvia puede ser muy violenta y hasta causar el desbordamientos de los ríos.

La costa es húmeda y tiene bastante vegetación, muy importante tanto para los animales que para los seres humanos. El clima es sub tropical; en las zonas costeras las temperaturas son templadas, entre los 13° y 17° durante el invierno y de 19° a 25° durante los meses más cálidos. Una fuerte excursión térmica caracteriza el desnivel de temperatura entre el día y la noche.

Desde el punto de viste económico, la fuente de riqueza en absoluto está caracterizada por los yacimientos de fosfatos, pero también de otros recursos como el petróleo y el hierro. Muy importante es también la empresa pesquera.


Sahara Occidental

El Sahara Occidental: en torno a la colonia española y al movimiento de liberación nacional

La presencia europea, en particular portuguesa, impuso su huella colonizadora en la región hoy conocida como el Sahara Occidental entre 1433 y 1534, no obstante las tangibles resistencias por parte de la población autóctona. Sin embargo la penetración europea de esta zona no acabó con Portugal, al contrario potencias como Holanda, Francia, Inglaterra y sobre todo España establecieron las primeras bases comerciales en la zona, interesadas sobe todo en el comercio de esclavos, de conchas, de pescado y de tinturas. La hostilidad de la población local dificultó tales intentos comerciales tanto de España como de Portugal, lo que empujó a las dos potencias coloniales a un acuerdo entre partes que garantizó a España el control de las Islas Canarias y las costas africanas comprendidas entre el Cabo de Bojador y Agadir, mientras que Portugal se encargó del control de la zona del Cabo de Bojador hacia el sur, hasta la actual Guinea. Tales divisiones fueron establecidas posteriormente en la Conferencia de Berlín en 1884 que institucionaliza y pone orden, de cierta cual manera, en la división territorial del continente africano entre las varias potencias colonizadoras.

Sin embargo la penetración española hacia el interior del Sahara Occidental no empezó hasta mediados del siglo XIX, debido al interés de España por Marrueco, sobre todo por las islas de Ceuta y Melilla, y debido a que la conquista de América en 1492 había capturado por completo la atención y el interés económico de los ibéricos y no sólo. Hay que destacar también que la penetración tardía se atribuye a la primera resistencia de las tribus saharaui con respecto de los primeros tímidos tentativos de penetración colonialista española hacia el interior.

Durante estas temporadas de pequeñas tensiones, pero de una España todavía poco contundente desde el punto de vista de la colonización, se establecieron unos confines virtuales negociados entre ella y la Francia que situaba sus dominaciones en el área norte-occidental de África. Las fronteras finales no se establecieron hasta después de varias negociaciones que acabaron con el acuerdo del 9 de Noviembre de 1912 que establecía las fronteras del norte de Seguía El-Hamra, conocida como El Sahara Español y que incluía al Río de Oro, Seguía El-Hamra, la región de Tarfaya; no obstante España no estableció sus dominios reales hasta los años treinta del mismo siglo. No hace falta decir que en esta división las poblaciones autóctonas no fueron tomadas en consideración y con ellas las normas socioculturales que regían los recorridos tradicionales de las tribus guerreras, acostumbradas a invadir, pasando constantemente de un territorio a otro; éstas empezaron a ser controladas y obstaculizadas por los mehar, unos guardias franceses que se desplazaban con los camellos.

En 1913 se verificó el primer golpe fuerte hacia la población saharaui por parte de los colonos franceses, es decir la parcial destrucción de la ciudad de Smara y con ella la mezquita Ma El-Ainin, asimismo de numerosas bibliotecas de valor histórico y cultural inestimable. Entre los años 1924 y 1932 los saharaui se reagruparon y formaron grupos de resistencia bien organizados, que se caracterizaron por su rápida movilidad y expansión en el territorio. Las guerrillas comenzaron a llevar a cabo ataques sorpresivos contra las diferentes posiciones militares de los colonizadores, principalmente contra los franceses debido a su enemistad y agresividad. Esto conllevó la intervención de España que de acuerdo con la Francia empezó en 1934 su proyecto colonizador hacia el interior del Sahara Occidental, después de haberse quedado en las costas de la región hasta entonces, estableciendo así su dominio oficial en el territorio.

Para la población saharaui esta toma de poder por parte de España signa el comienzo de la disgregación tribal y de la sedentarización, lo que representa una fuerte agresión al sistema sociocultural de la población nómada. A esta situación se adjunta el descubrimiento de los yacimientos de fosfatos hacia Bou Craa en 1947, lo que intensifica la inversión de capitales contingentes provenientes tanto de España como de Estados Unidos y con ellos, el largo y disgregante proceso de colonización.

En el mes de abril de 1956, después de que Marrueco obtuvo la independencia por la Francia, la España de Franco destacó la voluntad de no querer renunciar a sus territorios del Sahara, de Ifni y de Tarfaya. Esto constituye uno de los momentos históricos más delicados para la resistencia, debido a que muchos saharaui se alean con la Armada de Liberación Popular (ALP) marroquí, tomando parte al movimiento anticolonialista de aquellos años tanto con el ALP, como con los revolucionarios argelinos, ampliando la resistencia hasta las colonias saharianas de los españoles y hasta las colonias mauritanas de los franceses. No hace falta destacar cuánto se equivocaron los saharaui en pensar de aliarse con los marroquíes en aquel entonces.

Con base en la insurrección de estas guerrillas revolucionarias, España y Francia se aliaron en nombre de una fuerte represión colonial, que pasó a la historia como la operación Ecouvillon-Ouragan, en la que las potencias coloniales retomaron los territorios perdidos durante las batallas contra los revolucionarios y obligaron al ALP y a la población saharaui a huir hacia Marrueco o hacia Mauritania. Marrueco acepta de ayudar a España en la caza represiva por medio de las Fuerzas Armadas (FAR), hasta con bombardeos, hacia los guerrilleros que se refugiaban en su territorio, pero en cambio pide y obtiene de España la región de Tarfaya en 1958.

Si bien España perdió Tarfaya, quería a toda cuesta quedarse con el territorio del Sahara Occidental y el único otro obstáculo que encontró en su camino colonizador, a parte los grupos organizados de revolucionarios autóctonos, fue la ONU.

La entrada de España en la ONU en 1955, la obligó a someterse a una acción descolonizadora hacia todos los territorios que no fuesen suyos; en 1960 la Asamblea General de las Naciones Unidas, proclamará que “todos los pueblos tienen derecho a la autodeterminación”. Para eludir tales procedimientos, contestar a un llamado de la ONU por lo que respectaba las colonias, pero no perder en lo absoluto su soberanía territorial sobre el Sahara, las Cortes Españolas en 1958 adjuntaron la región del Río de Oro y la de Seguía El-Hamra a sus otras provincias, lo que significó que jurídicamente los saharaui eran a todo derecho ciudadanos españoles; está claro que este pueblo se encontraba bien lejos de tener derechos de cualquier tipo.

Para llevar a cabo una propaganda integracionista por lo que respecta a las poblaciones autóctonas, España instituyó en 1967 la Djema, una especie de reunión que intentaba retomar las huellas de la antigua Ait Arbain, con el fin de representar, a nivel puramente circunstancial, los saharaui al Parlamento de Madrid.

El proceso de sedentarización de la población saharaui se activó aún más con esta táctica falsamente integracionista y con otras acciones duras en las que Francia y España envenenaron los pozos de agua y masacraron al ganado saharaui, destruyendo de tal manera los medios de subsistencia del nomadismo. De tal manera las poblaciones se vieron obligadas a establecerse en los centros urbanos, si bien con las jaimas y no dejando sus costumbres socioculturales, por lo que era posible. Inevitablemente los saharaui se encontraban bajo el rígido control colonialista por parte de España y fue justamente en este entonces que se consolidó la conciencia colectiva saharaui y que se posibilitó la unión de grupos de resistencia, los mismos que se concretaron en el Movimiento de Liberación del Sahara (MLS) con al cabo el líder Mohamed Sidi Ibrahim Bassiri.

El 17 de junio de 1970 en la ciudad de El-Aayun se festeja para recordar la anexión del Sahara Occidental a España y en el mismo momento en el barrio de Zemla, el Movimiento de Liberación saharaui manifiesta pacíficamente su disenso hacia su situación de colonia; la represión española a esta manifestación fue durísima y Sidi Ibrahim Bassiri se considera el primero de los muchos saharaui que desaparecieron a lo largo de la represión de este pueblo.

Este evento representará el fin del intento pacifista por parte del pueblo saharaui, para dejar espacio a la primera organización armada, con la que contrarrestar su opresión. El 10 de mayo de 1973 se instituyó un Congreso y se fundó el Frente Polisario, Frente popular para la liberación de Seguía El-Hamra y Río de Oro.

El Frente Polisario y la constitución de la RASD

El Frente Popular de Liberación para Seguía El-Hamra y Río de Oro (Frente Polisario) toma forma en 1973 y está constituido por unas células clandestinas de resistencia saharaui, cuyo primer líder fue Mustapaha Sayed El Wali, quien se considera el fundador y precursor de la Revolución saharaui. Sin embargo todo el pueblo participaba en ello, sin necesidad de explicitarlo; el Polisario era una verdadera organización de masa que representaba el pueblo saharaui frente al mundo y que tenía un primero y tangible objetivo: el fin de la legislación española.

El Frente Popular para la Liberación de Seguía El-Hamra y Río de Oro es un movimiento de liberación nacional fruto de una prolongada resistencia del pueblo saharaui contra diferentes formas de ocupación extranjera y que llega en el marco de la convicción voluntaria e individual de cada saharaui, que tiene una fe en sus principios y programas nacionalistas, respetando sus leyes fundamentales de lucha para la independencia total y la recuperación de la soberanía nacional. El Frente Polisario tiene una base meramente social que tiene como objetivo garantizarle a cada saharaui sus derechos en la igualdad social y su total participación en las estructuras organizativas.

El 20 de Mayo de 1973 arrancó la lucha armada a través de la histórica operación de Al-Janga con al cabo El Wali y siete de sus compañeros. El éxito de la operación fue casi un milagro, ya que se habían utilizado sólo armas muy modestas que databan de la segunda Guerra Mundial, pero que posibilitó que los guerrilleros controlaran el puesto militar de Al-Janga. De esta forma se anunció a la comunidad internacional el objetivo de lograr la independencia nacional, asimismo se informó sobre la situación y las condiciones que se vivían bajo la colonización, pero sobre todo se buscó el apoyo internacional para la lucha del pueblo saharaui; el mismo apoyo que llegó más tarde desde Libia y Argelia y que será fundamental durante el exilio. A seguir las etapas más importantes de la historia del Frente POLISARIO y de la RASD en el Sahara Occidental:

  • Los guerrilleros saharaui intensificaron sus actividades contra los colonialistas y el 8 de Marzo de 1974 llevaron a cabo una importante batalla, donde cayó el primer mártir de la Revolución saharaui.
  • Bajo las presiones de la ONU por lo que respecta a las políticas descolonizadoras, España aceptó en 1974 de organizar un referéndum para la autodeterminación del pueblo saharaui.
  • Del 25 al 31 de Agosto de 1974 se celebra el Segundo Congreso del Frente Polisario que toma el nombre del mártir Abd Rahmán Abdalahi, donde se trazó un programa de trabajo nacional, se elaboró una declaración política y se constituyeron la bandera y el escudo nacionales. También se eligió una nueva dirección del movimiento dividida entre “Comisión Ejecutiva” y “Comité Político”. El Congreso envió varias misivas a diferentes países, organizaciones y partidos con el objetivo de buscar apoyo para la lucha del pueblo saharaui.
  • En mayo de 1975 se envía al Sahara Occidental una Misión de las Naciones Unidas para establecer si al momento de la colonización el Sahara Occidental tenía relaciones jurídicas con Marrueco y Mauritania o si fuera un territorio libre. Esta visita coincidió un gran levantamiento popular que evidenció el apoyo del pueblo saharaui al Frente Polisario, lo que llevó la Misión de la ONU a reconocer el derecho del pueblo del Sahara Occidental a la libertad y a la independencia en su informe para la Comisión General.
  • El 12 de Octubre de1975 en la región de Ain Bintili, el pueblo declaraba su Unión Nacional, aboliendo así el sistema tribal, las divisiones raciales y sociales y afirmando su apoyo total al Frente Popular para la Liberación de Seguía El-Hamra y Río de Oro, como único y legítimo representante del pueblo saharaui.
  • La decisión de la Corte Internacional de Justicia del 16 de Octubre de 1975 rechazó las pretensiones de Marruecos y Mauritania inherentes a sus vínculos históricos de soberanía sobre el Sahara Occidental. La decisión reconocía así el derecho del pueblo saharaui a decidir su propio futuro bajo los auspicios de la ONU.
  • El 16 de octubre de 1975 desde Marrueco, Hassan II anunció que hubiera llevado a cabo una marcha popular “pacífica” conocida como la “Marcha Verde” (el color del Islam), para anexionarse el territorio del Sahara Occidental.
  • El 6 de noviembre miles de marroquíes entraron en el territorio del Sahara Occidental agitando banderas verdes y no fueron obstaculizados en lo absoluto por los españoles debido a unos acuerdos previos secretos.
  • A Madrid el 14 de noviembre de 1975 se firmó el Acuerdo Tripartido entre España, Marrueco y Mauritania, según el cual el Sahara Occidental, después de la obligada política descolonizadora por parte de España, empujada por la ONU, hubiera sido fragmentado en la siguiente manera: Marrueco hubiera poseído la parte septentrional y Mauritania la parte meridional, mientras que España hubiera recibido el 60% de las cuotas de explotación de las minas de Bou Craa, además que las facilitaciones para la pesca a lo largo de las costas del Sahara. La condena de la marcha marroquí y la solidariedad al Polisario fueron expresadas por Argelia, Unión Soviética, Libia y por el Ministro de la defensa de la República Democrática de Vietnam.
  • En esta fase la ONU tiene una postura contradictoria. Si por un lado el 10 de diciembre de 1975 vota una primera resolución en la que se condena la marcha verde marroquí y en la que se insiste en el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, por otro lado el mismo día vota otra resolución en la que pide a Marrueco y Mauritania (países que firmaron los acuerdos de Madrid) de vigilar sobre el respecto de las aspiraciones expresadas por las poblaciones del Sahara y de adoptar las medidas necesarias para que ellos puedan ejercer su derecho a la autodeterminación.
  • Al final del mes de noviembre de 1975, mientras Marrueco había llegado hasta Smara, la Djema proclama su propia autodisolución, declarando de haber aceptado de participar en esta institución colonialista debido a las promesas por parte de España de consolidar la independencia saharaui por medio de esta delegación gubernamental. Con base en la disolución de la Djema el Frente Polisario creó las bases para la futura República del Sahara Occidental, es decir un Consejo Nacional provisional de 40 miembros.
  • El 28 de febrero de 1976 se retiraron las tropas colonizadoras españolas del territorio del Sahara.
  • El 10 de diciembre de 1976 la Mauritania invade desde el sur el Sahara Occidental.
  • Para contrastar el peligroso vacío jurídico en un momento tan importante, el Polisario, durante la noche del 27 de febrero del 1976 a Bihr Lehlu, proclamó la independencia y la constitución de la República Democrática Árabe saharaui (RASD).
  • Desde 1975 continúa la ocupación del Sahara Occidental por Marrueco y su violencia hacia el pueblo saharaui por medio de bombardeos al napalm y fósforo blanco. Este año signa el comienzo del éxodo saharaui hacia la parte sur-occidental de Argelia, en la región de Tindouf, conformando así los campamentos de refugiados que perduran hasta la actualidad. Mientras tanto, además que intentar proteger a la sociedad civil, el Polisario logra extender su control sobre algunas zonas del país y lo logra, con la excepción de las ciudades mayores. Se definen así los territorios liberados por los saharaui y los territorios ocupados por los marroquíes.
  • En 1979 se firma la paz con Mauritania y ésta se retira de los territorios ocupados del Sahara Occidental; en la inmediatez se instala Marrueco en los mismos territorios.
  • Entre 1981 y 1987 Marrueco para contrarrestar la fuerza del Polisario, pide ayuda a los Estados Unidos, a la Francia y a la Arabia Saudita por medio de cuyo apoyo adopta la estrategia de los muros, construyéndolos a lo largo de la línea del Sahara que los interesaba: en torno a Smara, Bou Craa y El Aayun, imposibilitando a los saharaui de volver a entrar en su territorio. Dentro de seis años el gobierno de Marrueco construyó seis muros largos en total 2720 Km., que van desde el sur de Marrueco hasta el confín con Mauritania, protegidos por fuerzas y medios militares y por minas antihombre y anticarro, para dividir el país en dos y sobre todo para impedir el acceso del Frente Polisario al océano Atlántico.
  • El 6 de septiembre de 1991 se realiza el Plan de arreglo con la mediación de las Naciones Unidas y de la Organización para la Unidad Africana. El plan supuso establecer un alto al fuego y crear e instalar la Misión de Naciones Unidas para el Sahara Occidental (MINURSO) y preparar un referéndum de autodeterminación.
  • A finales de 1995, después de varios retrasos y aplazamientos, el Plan de Paz se detuvo a causa de los obstáculos interpuestos por Marrueco para que no se llegara a un acuerdo sobre los criterios de identificación de los votantes en el referéndum.
  • En mayo de 1996 el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas suspendió las actividades de identificación para el referéndum y redujo el contingente de la MINURSO en el territorio.
  • En la actualidad, desde 1975, el pueblo saharaui vive en el desierto Argelino, el Hammada, en un extendido campamento de refugiados, todavía en la espera de volver a su tierra y en conflicto (de paz) con Marrueco, además que insertados en una compleja encrucijada diplomática sin fin.

El Hammada argelino y la organización social de los campamentos

Este territorio desértico argelino, el Hammada, se encuentra cerca de la ciudad de Tindouf, importante sobre todo desde el punto de vista militar, y acoge un número indefinido de saharaui, el mismo que se intenta fijar a 200.000 personas. En los campamentos viven mujeres, hombres, niños y ancianos; si bien la mayoría ha vuelto, muchos de los hombres saharaui se encuentran todavía en los territorios liberados del Sahara Occidental, al Frente.

El contexto del Hammada se extiende a lo largo de 100 kmq hacia el Sahara Occidental y está conformado por un desierto pedroso y dunas de arena sólo en tres wilayas: muy pequeñas en Smara y Auserd y grandes en Dakhla. El clima es de tipo desértico, por tanto seco y árido y las precipitaciones son prácticamente inexistentes, al no ser por alguna rara vez en la que las lluvias se vuelven muy peligrosas y violentas, que como en febrero de 2006 causaron a una aluvión que procuró muchos daños a la población, debido sobre todo a que las habitaciones además que las jaimas que actualmente están hechas de tela, están construidas con ladrillos de arena y de agua.


Jaima en primer plano y casas de ladrillos de arena en los campamentos

A partir de la ciudad de Tindouf, en donde se llega con el avión, y pasando un bloque de vigilancia de la policía argelina, se cruza el confín efímero que separa Argelia de la República Árabe saharaui Democrática (R.A.S.D.), es decir de los campamentos de refugiados. Rabouni, centro gubernamental de la R.A.S.D., el centro de acogida para las delegaciones extranjeras, representa el asentamiento más cercano al aeropuerto, aproximadamente 25 Km. y se alcanza fácilmente con una calle recientemente asfaltada.

La excursión térmica anual es muy fuerte, en verano se llegan a tocar temperaturas de 50°-60°, mientras que durante las noches invernales se tocan temperaturas bajo el cero. A menudo sopla un fuerte siroco que se transforma en verdaderas tempestad de arena de las que se vuelve muy complejo repararse y cumplir con las actividades cotidianas.

Debido al clima inhospital, la vegetación es casi nula. Sólo hacia la wilaya de Dakhla, que veremos más adelante, se encuentra un oasis natural con algunas palmas.

El agua se encuentra generalmente a 2-6 metros de profundidad, aunque no es raro encontrarla a 150 metros, pero tiene una elevada presencia de salinidad y por lo tanto no es potable, sin embargo ésta se potabiliza por medio de implantes de desalinización. La contaminación del agua, debida a la ausencia de una red de alcantarilla y la presencia de pozos negros constituye otro obstáculo tangible hacia el acceso al agua potable. El agua está transportada por medio de camiones cisternas y transferidas ya desalinizadas en cisternas de metal presentes en todos los “hogares”.

Debido a la casi total ausencia de lluvias y a la salinidad del agua en las faldas subterráneas, pero también al clima, la posibilidad de constituir y sostener pequeños huertos es compleja, aunque no imposible. La cooperación internacional, que actúa de numerosas formas y también por medio de numerosas instituciones en los campamentos saharaui, ha realizado y realiza todavía más de un proyecto hacia la constitución de huertos, ocupándose incluso de sistemas de riego eco-compatibles.


Cisternas en la Escuela 27 de febrero

Por lo que atañe al ganado, que en el Sahara Occidental para los beduinos saharaui era el medio de subsistencia más importante, en la actualidad de los campamentos de refugiados no representa más el centro de la economía y de la subsistencia ni desde el punto de la alimentación, ni del transporte. En los campamentos se encuentran tanto dromedarios como cabras, sobre todo las cabras, de las que se come la carne, pero a diferencia de como se daba antes del exilio argelino, ya casi no se toma la leche de estos animales, que al contrario se compra en las pequeñas tiendas de propiedad de los saharaui, dislocadas en varios ámbitos de los campamentos.

El problema principal concierne la alimentación del ganado. La falta de lluvia lleva a una total ausencia de cualquier tipo de pasto, por lo que las cabras comen los desechos orgánicos, lo que queda de la alimentación cotidiana, que las familias cuando y si pueden apartan para ellas. La falta de residuos orgánicos lleva a que las cabras coman todo lo que encuentran en la calle, sobre todo bolsas de plástico.


Cabra que come los desechos por la calle en los campamentos

Desde su exilio forzado, el pueblo saharaui organizó los campamentos de refugiados en cuatro provincias, wilayas (concepto que se retomó de la división administrativo-política de Argelia): El-Aaiun, Smara, Dakhla y Auserd que a su vez están divididas en 25 ayuntamientos, dairas y por último en 4 barrios. Además de las wilayas, situadas entre El-Aaiun y Smara, se encuentra la Escuela 27 de febrero, que si bien no representa una wilaya de por sí, constituye un centro económico y cultural muy importante, como lo veremos a lo largo del texto. Las wilayas y las dairas toman los nombres de las ciudades del Sahara Occidental, mientras que la Escuela 27 de febrero se llama como la fecha de la creación de la R.A.S.D., para recordar que el campamento de refugiados es una transposición de la tierra de la que fueron exiliados.

Las wilayas, que cuando se constituyeron fueron dislocadas a varias distancias tácticas una de otra, para no constituir un objetivo sensible, es decir para no ser fácilmente localizable por la aviación marroquí, se alcanzan hoy por medio de varias pistas en el desierto y de breves trozos de calles asfaltadas; la mayoría de los coches que circulan son 4x4, muchos de los cuales viejos Land Rover. Sin coche o sin el servicio de taxi, colectivo o individual, es muy complejo moverse entre una wilaya y otra y no sólo debido a las distancias, sino también y sobre todo al clima tórrido, por lo que, en los bloques de vigilancia situados en la entrada de cada wilaya es muy frecuente encontrar a gente que pide pasajes para desplazarse.

Como mencionado anteriormente, la población saharaui que se encuentra en los campamentos vive en las casas hechas de ladrillos compuestos por arena mezclada con agua y secados al sol. Fuera de las cuales desde hace algunos años han surgidos también baños (sin agua corriente), con fosas de dispersión en el terreno. Además de las casas, los saharaui viven en jaimas todas iguales, compuestas por diferentes trozos de tejidos muchos de los cuales otorgados por las Naciones Unidas y cocidas por las mujeres. En donde se edifica una construcción en ladrillos surgirá también una jaima.

Wilaya de Smara

Wilaya de Dakhla

Wilaya de Auserd

Wilaya de Aaiun

Daira de M’heiriz

Daira de J’reifya

Daira de Bir Ganduz

Daira de Guelta

Daira de Bir Lahlu

Daira de Argub

Daira de Mijek

Daira de Bou Craa

Daira de Mahbes

Daira de Um Dreiga

Daira de Zuk

Daira de Hagunia

Daira de Farsia

Daira de Bujdur

Daira de Aguenit

Daira de Amgala

Daira de Ej’derya

Daira de Gleibat Al’fula

Daira de Tichla

Daira de Daura

Daira da Hausa

Daira de Bir Enzaran

Daira de Laguera

Daira de Edchera

Daira de Tifariti

Daira de Ain Beida

 

 

Organización socioterritorial de los campamentos saharaui

Las jaimas son de varias dimensiones, entre los 15 y 30 metros cuadrados y están compuestas internamente por colchones para descansar, comer, tomar té, en fin socializar, que se sitúan en el perímetro de manera circular y por cobijas, alfombras y cojines de varias dimensiones y color. Entre las actividades mencionadas el té tiene un rol fundamental en la cultura saharaui, ya que es la bebida tradicional por excelencia. Se trata de té verde importado de Mauritania, Argelia, Tunes, pero también desde China y se puede adquirir en cualquier tienda de los campamentos con base en las posibilidades de cada familia ya que se puede encontrar té verde de tres o cuatro variedades, desde la más barata hasta la más costosa. En cada jaima se encuentra todo lo que ocurre para realizar este ritual de la realización del té, que puede ser llevado a cabo tanto por las mujeres como por los hombres indistintamente. Son necesarios unos vasos pequeños de vidrio, una bandeja, una tetera, azúcar, el bracero, el carbón y naturalmente el té. Éste se toma y ofrece a cualquier ora y a cualquier persona llegue de visita a la jaima, es un signo de socialización y de hospedaje muy importante para los saharaui. La preparación del té dura acerca de una hora, porque es necesario repetirlo tres veces y un famoso refrán que no podemos eximirnos de citar dice que “el primer vaso de té es amargo como la vida, el segundo es dulce como el amor y el último vaso es suave como la muerte”.

- ¿Cómo estás?
- Estoy bien gracias a Dios.
- ¿Y Tu cómo estás?
- Estoy bien gracias a Dios.
- ¿Y qué tal tu salud?
- Estoy bien gracias a Dios.
- ¿Y cómo está tu familia?
- Está bien gracias a Dios.
- ¿Y cómo están tus riquezas (tu trabajo, tus negocios?)
- Están bien gracias a Dios.


Preparación del té

Otro ritual cotidiano entre los saharaui, todavía hoy en los campamentos, es la ofrenda de una escudilla de leche, que en el pasado era de dromedario, mientras que en la actualidad se trata de leche en polvo distribuida por la ayuda humanitaria o comprada en las tiendas de las wilayas. Siempre quedando en tema de rituales cotidianos no se puede no mencionar la fórmula de saludo saharaui, que es muy elaborado y que se repite a cada persona se encuentra, lo que conlleva algunos minutos. En español se puede intentar traducirlo y sintetizarlo de la siguiente manera:

Últimamente la construcción de casas de ladrillos ha aumentado considerablemente, debido a que el exilio en este desierto se está volviendo largo, sobre todo estático, y la población intenta vivir con los recursos que tiene, con los que otorga tanto el gobierno saharaui y con las ayudas humanitarias proporcionadas por varios organismos internacionales como la O.N.U. Tales recursos consisten en los bienes alimentarios, distribuidos por el Comité de alimentación de la daira, el azúcar, la harina, la leche en polvo, también el gas, entre otros recursos. Si bien cada familia debería acceder a los mismos bienes, es cierto que existen siempre más diferencias sociales debido por ejemplo a un mayor número de cabras que garantiza una fuente de carne a la que no todos pueden acceder, pero también debido a que algunos saharaui reciben aún una pensión mensual por el gobierno español, con base en los trabajos efectuados durante el colonialismo. En la actualidad además hay que considerar los numerosos proyectos internacionales que se llevan a cabo en los campamentos, a los cuales trabaja siempre un gran número de saharaui, lo que conlleva una ganancia monetaria que no se podría obtener de otra forma. Otro factor considerable por lo que respecta al dinero y a las diferencias socioeconómicas que se están dando en los campamentos, son las remesas económicas enviadas desde el extranjero por los saharaui emigrados por razones de estudio o trabajo. El dinaro argelino es la moneda oficial, por medio de la cual se pueden adquirir tanto bienes alimentarios e higiénicos (desde el pan, los tomates y los dátiles hasta el shampoo) en las pequeñas tiendas privadas saharaui, como vestidos, celulares y otros bienes que se adquieren en la cercana ciudad argelina de Tindouf o en Mauritania, como los paneles solares ya que no hay electricidad en los campamentos, al no ser en Rabouni y en la Escuela 27 de febrero.

Como se verá más en detalle en los capítulos por lo que respecta a la organización de las wilayas, en cada una de ellas se encuentran las guarderías, las escuelas primarias, los hospitales, los cuarteles de la policía saharaui, situados sobre todo en los bloques de vigilancia en la entrada de cada wilaya, además los centros (Casas de la Mujer) de la Unión Nacional de Mujeres saharaui (UNMS) en donde se llevan a cabo talleres profesionales de vario tipo para las mujeres, las cooperativas de mujeres saharaui que se ocupan sobre todo de artesanía local.

La organización política

La R.A.S.D., que se constituyó para llenar el vacío político dejado por España, pero sobre todo para contrarrestar la ocupación marroquí, actualmente está constituida por la parte del Sahara Occidental liberado por el Frente Polisario y por los campamentos de refugiados hacia Tindouf, se define una república árabe, islámica, democrática y socialista. La religión tanto antes, como en los campamentos de refugiados es el Islam y el idioma árabe oficial es el hassaniya.

La R.A.S.D. está representada por un sistema semi-presidencial en el que el Presidente que es también Secretario General del Polisario (Mohamed Abdelaziz) se elige cada tres años; es él quien nombra el ejecutivo de la R.A.S.D. El Gobierno es dirigido por el Primer Ministro cuyo operado y programa político debe ser aprobado por el Consejo Nacional saharaui, compuesto a su vez por 101 miembros elegidos durante 18 meses. Sus objetivos son la unidad de los pueblos del Maghreb, la constitución de una república socialista (rehaciéndose a un socialismo comunitario, que evoca el igualitarismo), además la reapropiación de su territorio y con ello de sus recursos naturales.

Puede resultar complejo separar la República Árabe saharaui Democrática del Frente Polisario, debido al significado común y la necesidad de asegurar una cohesión social para evitar disgregaciones sociales dentro de la comunidad saharaui. El Frente Polisario constituye el movimiento de liberación nacional y está dirigido por un Secretariado Nacional compuesto por 54 representantes elegidos por el Congreso General. Sus funciones políticas son ejecutivas, de propaganda internacional de la causa saharaui y de facilitator local, en las dairas y wilayas, para acercar y poner en comunicación el pueblo y la administración. El Polisario está sostenido por diferentes organizaciones populares en línea con su programa y objetivos, que nacieron en 1974: U.J.S.A.R.I.O. (Unión Jóvenes saharaui Seguía El-Hamra y Río de Oro), U.N.M.S. (Unión Nacional Mujeres saharaui) U.G.T.S.A.R.I.O. (Unión General de Trabajadores de Seguía El-Hamra y Río de Oro).

Por lo que respecta la organización política y administrativa de los campamentos, es importante destacar que se realiza a varios niveles, es decir no sólo por la R.A.S.D. y por el Frente Polisario, sino por los organismos activos dentro de las wilayas y dairas.

La daira constituye la unidad administrativa para la movilización del pueblo saharaui, está organizada y estructurada en grupos de células constituidas por diez miembros, uno de los cuales es el responsable de la sensibilización ideológica. A nivel político, la población se reúne cada dos años en el Congreso Nacional para elegir un Consejo popular que se encarga de la gestión del campamento, asimismo elige los componentes de los cinco Comités Populares que se encuentran en cada daira, estos son respectivamente: de la educación, de la sanidad, de los recursos alimentares, de las cuestiones sociales y de la artesanía. De tal forma la población está insertada en tres diferentes estructuras: la célula (la estructura ideológica), el Congreso Popular (estructura política) y los Comités Popular (estructura económica y administrativa). La wilaya está representada por dos tipos de instituciones: el Consejo popular de wilaya y el Departamento de orientación de wilaya; el primero está constituido por los presidentes del consejo popular de daira y por los directores de los departamentos especializados, bajo la presidencia del Wali: el presidente del consejo popular de wilaya. El Departamento de Orientación de wilaya incluye los presidentes del Consejo popular de daira y los comisarios político, dirigidos por el Wali. Está claro que no existe una neta distinción entre los miembros de los dos organismos de base y que existe una clara intención de asegurar el dialogo continuativo entre los diferentes aparatos gubernamentales y administrativos de las dairas y de las wilayas.

Los territorios liberados y los territorios ocupados


En amarillo los territorios liberados por el Polisario; de varios colores las etapas de construcción del muro edificado por Marrueco para ocupar y explotar el Sahara Occidental

Es el largo muro edificado en seis etapas por Marrueco a partir de 1980 hasta 1991 y definido “el muro de la vergüenza”, que separa el pueblo saharaui de su territorio, dividiendo en dos el Sahara Occidental. “Protegido” del Frente Polisario por medio de radar, por más de 6 millones de minas antihombres y anticarro, por más de 160.000 militares, por la aviación militar, por tanques, por misiles y bombas de todo tipo, este muro representa el mapa de la expropiación territorial y económica marroquí hacia el pueblo saharaui, una frontera tangible que hoy separa el contexto que el Frente Polisario ha logrado sustraer a Marrueco (es decir los territorios liberados controlados por la RASD) y el contexto que se quedó bajo el control político y la explotación económica de Marrueco (los territorios ocupados) 2.

Por lo que respecta los territorios ocupados por Marrueco, la cantidad de información es muy exigua, debido al total control sobre las noticias inherentes a las condiciones vitales del pueblo saharaui que ahí se quedó. La política del gobierno marroquí, que mira a una completa ley del silencio, cuida de manera particular que las informaciones con respecto de su trato violento y de sus represiones hacia este pueblo queden circunscritas y no salgan del país.

No se sabe mucho de la vida cotidiana de los saharaui que viven en los territorios ocupados, pero debido a la fuga de noticias se conoce lo suficiente para poder describir y al mismo tiempo analizar esta situación.

Desde que el territorio estuvo bajo el control de Marrueco, es decir desde el final de los bombardeos, la población saharaui que no pudo escapar hacia Argelia padeció de una fuerte represión física, psicológica e identitaria y la mayoría de las violencias subidas todavía no se dan a conocer. Las dificultades de vivir en un contexto propio bajo un gobierno ajeno se sintieron desde el comienzo, desde los obstáculos para trabajar en cuanto saharaui, desde la prohibición de hablar su idioma, el hassaniya, substituyéndolo con el dialecto marroquí y de vestir sus trajes tradicionales, la melhfa para las mujeres y la darraa para los hombres. La población saharaui fue subyugada a una verdadera “marroquización” de su identidad por medio de la violencia, también sexual hacia mujeres, hombres y niños. Dicho con las palabras de una mujer entrevistada sobre las violencias padecidas:

En las cárceles violan los hombres y los niños, como que no nos van a violar. Te hacen sentar sobre una botella llena de líquidos para que te entre en el ano, entre las otras cosas.

En una manifestación que hubo en Aaiun, vino la policía marroquí entró en una casa y empezó a pegar con la cachiporra. Un policía quería pegar y violar a una chica y ella empezó a besarle desde la cabeza hasta los pies diciéndole “haz lo que quieres de mí, pero déjame mi virginidad”, pero no la dejó.

Generalmente hacen matanzas con inyecciones. A un hombre muy fuerte que se metió en problemas con la policía le hicieron una de estas inyecciones diciéndole a su esposa que era un calmante, pero se murió luego en el hospital...no era un calmante. Vino su padre de Mauritania y quería denunciarlos a todos, pero no se pudo hacer nada, no se lo permitieron. Cuando hay historias como éstas intentan corromperte para que no hables y la gente muchas veces está obligada a tomarse el dinero por necesidad; además si no queremos tomarlos, algunas veces los policías convencen a los jefes de tribu con amenazas...entonces es él mismo quien te dice de aceptar.

Se trata de las torturas y de la intolerancia y represión absoluta de la libertad personal, de expresión bajo cualquier forma, por parte de la policía militar, la misma que controlaba y controla todavía los signos de la rebeldía; una inquisición política muy radical basada en el clima de terror, que involucraba mujeres, niños, ancianos y hombres adultos indistintamente. Dice una mujer entrevistada sobre las condiciones de vida de los saharaui en los territorios ocupados: por la calle los marroquíes nos siguen y nos gritan “el Sahara es nuestro”.

Unos de los medios de intimidación y tortura directa más utilizados en esta campaña de represión fue la desaparición de muchos civiles saharaui, los que apoyaban el Frente Polisario y los que criticaban la ocupación marroquí. Tal y como para otros contextos en donde se llevó a cabo, la desaparición es una verdadera técnica enseñada y exportada por los artífices-carnífices de las dictaduras; involucra tanto directamente al desaparecido como transversalmente a las familias, a los conocidos, a los vecinos, en fin al entorno sociocultural. Como para la mayoría de los desaparecidos en todo el mundo, los saharaui de quienes no se supo más nada desaparecieron sin proceso y sin que el gobierno admitiera su intervención; además la captura se verificaba sin mandado, sin control judicial y los presos eran llevados directamente en un centro “ignoto”, bajo los ojos de la población y de cierta cual manera del mundo. Por lo que a los desaparecidos atañe, dice una mujer entrevistada en propósito:

Las mismas violencias las hacen sobre los hombres y sobre las mujeres, es así en todas las tierras ocupadas.

Y también hay gente desaparecida: un hombre un día fue llamado en casa de algunos vecinos para tomarse un té. Él fue, pero los vecinos que habían sido corrompidos, pusieron fuera de la casa la bandera saharaui...la policía se llevó el hombre y no se supo nada más de él.

En 1994 dieron la libertad a los del 1981 (nadie sabía que fin había hecho esta gente). Mucha gente salió de las cárceles, pero otras personas nunca volvieron. Entonces los marroquíes intentaron comprar el silencio de las familias de los que non habían vuelto, los desaparecidos, los muertos. A un señor intentaron pagarles hasta 120.000 dinares para su padre, pero él dijo que con el dinero su padre no se compra. Volvieron después de un año para hacerle la misma propuesta pero el señor no aceptó, hasta que le mataron durante una manifestación.

Todo esto, no obstante los intentos de callar las voces de denuncia, además que de protesta, vieron la luz por medio de organizaciones para la defensa de los derechos humanos y gracias a los testigos sobrevividos a las torturas, se individuaron también unos centros secretos de detención: Kalaat M’Gouna, Tazmamart, Agdz, entre otros, muchos de los cuales situados cerca de unas playas generalmente frecuentadas por turistas.

La que ha sido definida por los mismos saharaui la intifada, toma forma bajo varias maneras de resistencia y oposición, gracias también a Amnesty International y a sus denuncias sobre las violaciones de los derechos humanos, como las torturas, los maltratos tanto físicos como síquicos, además sobre el uso excesivo de la fuerza durante las manifestaciones en el Sahara Occidental; como lo menciona una mujer entrevistada:

Si intentas manifestar para tus derechos los marroquíes te matan.Para lograr hacer unas manifestaciones e intentar atraer la atención pública nosotros hemos tomado a un niño que se hace el borracho por la calle, claro, no es cierto, pero es una manera de atraer a la gente alrededor para reclamar nuestros derechos como saharaui. Entonces una vez que se logró juntar la gente, el niño se va. Después de unas veces en las que logramos manifestar por la calle, los marroquíes entendieron que el niño era una excusa para que se oyera nuestra voz como saharaui y entonces lo tomaron preso. Lo llevaron a la cárcel y le torturaron.

Otro mundo, otro contexto son los territorios liberados, los que conforman la parte del Sahara Occidental que el Polisario logró arrancar a Marrueco; aquí viven algunos nómadas saharaui pero sobre todo el contingente militar de la RASD porque representa un territorio extremadamente sensible, vista la paz efímera establecida con Marrueco en la espera del referéndum que aún no se logra concretar.

En la actualidad los saharaui quienes tienen la posibilidad de moverse con coches y transportar los animales se desplazan durante algunas temporadas de lluvia, para que las cabras y los dromedarios coman pasto, se nutran mejor ya que ellos mismos constituirán la alimentación para los saharaui. Por medio de los militares que cuidan los territorios liberados, se sabe cuando y en dónde se encuentra la lluvia, entonces es posible partir durante un tiempo y alejarse de los campamentos de refugiados. Una mujer entrevistada destaca: Ahí somos todos beduinos y nos trasladamos de un lugar a otro en búsqueda de hierba y de agua: “vamos detrás de la lluvia”.

Las actividades que se llevan a cabo ahora en los territorios liberados son las mismas que antes se realizaban en el Sahara Occidental antes de la colonización: la mujer levanta la jaima, limpia, cocina y ordeña el ganado, le saca la leche y si puede prepara la mantequilla, el hombre busca el agua, la leña para cocinar y para calentarse. La diferencia consta en algunos confortes con respecto de los utensilios que ahora, diferente de antes, se tienen a disposición, pero también de bienes alimentarios que se llevan consigo antes de partir. Muchas de las personas entrevistadas consideran que en los territorios liberados se va como de vacaciones, para cambiar de aire y alejarse del desierto argelino, de su clima y de su contaminación.



Notas

nota 1: Una variable de este dato consiste en que “el consejo de los 40” tomaba ese nombre debido a la edad mínima que se pedía cómo una condición imprescindible para participar al consejo como miembro: el Cheij cómo mínimo tiene que tener 40 años. Las tribus saharauis son menos de 40.

nota 2: Por medio de la anexión del lado “útil” del Sahara Occidental, hoy Marrueco tiene los 2/3 de las reservas mundiales de fosfatos, además que una floreciente industria pesquera.


Proyecto Zagharit Introducción La medicina tradicional La mujer en la familia
La construcción de la belleza femenina La mujer y la educación escolar La mujer y el trabajo Glosario


LA MEDICINA TRADICIONAL Y EL SISTEMA
ETIOLOGICO TERAPEUTICO DE LA CULTURA SAHARAUI

"La medicina tradicional lo cura todo y lo que no cura lo alivia"
(Curandera saharaui)

Todo discurso que desde las ciencias sociales intenta acercarse a la medicina de un determinado contexto socio-cultural, debería antes que todo seguir las huellas del concepto de salud y de enfermedad que al contexto atañen. Raramente se hace hincapié en el concepto de salud, debido a que representa uno de aquellos rasgos culturales cuya existencia determina el bienestar de un pueblo, por lo que se piensa de tener poco que decir en propósito.

  Al contrario en torno al concepto de enfermedad y sobre la manera de curarla, es decir sobre cómo volver al estado de salud, se elaboran una serie de complejas significaciones locales que la cultura construye, significa y re-significa día tras día. Es alrededor de estos senderos que la antropología de vez en cuando intenta caminar.

  La salud y la enfermedad saharaui se pueden interpretar por lo menos bajo una doble perspectiva: una que es propia de la medicina hegemónica y alopática, que los saharaui llaman “medicina moderna” o “desarrollada” y otra, la medicina local, llamada “medicina tradicional”.

Entre la medicina tradicional y la medicina moderna

El proceso de medicalización, y de patologización, a través del cual pasaron y están pasando los saharaui es algo que comparten muchas otras culturas y no sólo del mundo árabe. Uno de los problemas mayores con el que la población local se encuentra a mediar es la tajante interpretación-traducción de la salud y de la enfermedad que realiza la llamada medicina moderna. El sistema médico “occidental” tiene sus bases en una necesidad clasificatoria que se encuentra definitivamente lejos de ser exhaustiva, con respecto de los rasgos culturales de la medicina tradicional. Su ineficiencia epistemológica es evidente en la ausencia de la biografía tradicional del enfermo, de la enfermedad y de su etiología; le falta el significado sociocultural de los códigos locales de la enfermedad. En todo esto la medicina tradicional saharaui toma lo que puede de la medicina moderna; re-significa lo que le parece consecuente con su modelo terapéutico, como se verá en el caso del parto, e ignora lo que no es congruente con los fundamentos de su cultura. Es como si se dejara medicalizar hasta cierto nivel.

Los médicos y los enfermeros que ejercen la medicina moderna no son sólo los especialistas occidentales, cuya presencia es indiscutible en todas las wilayas de los campamentos, sino que son también saharaui que han estudiado en Cuba, en Rusia, en Argelia en España y en Italia, debido a algunos convenios internacionales entre el Frente Polisario y los países mencionados.

El servicio médico público cuenta con cinco hospitales nacionales, si bien al que más acuden los saharaui es el Hospital Nacional Central; además el servicio médico está presente en todas las 4 wilayas de Auserd, Smara, Aaiun, Dakhla, bajo la forma de estructuras hospitalarias y de los comités de salud. El personal hospitalario no es numeroso, porque la mayoría de los jóvenes se van a estudiar al extranjero: Son muy pocos y a veces no se encuentra nadie. Eso se debe a las condiciones de los médicos y de los enfermeros. Por ejemplo porque se van a otros países para mejorar su situación tanto psicológica como material. Además no se les da atención a sus condiciones como médicos y no tienen días feriados, no tienen vacaciones tampoco cuando hay calor, en verano (...). Realizados con bloques de arena y techo ondulado de metal, las estructuras hospitalarias de los campamentos tienen un servicio con el que los saharaui se conforman: somos muy concientes de las condiciones que tenemos y a lo mejor no encontramos todo lo que queremos, pero nos conformamos con cualquier cosa que hay en el hospital. En los campamentos, además de las estructuras públicas: se encuentran varias clínicas de medicina general, de la mujer, de los oídos, de la garganta, del olfato, de los dientes y laboratorios clínicos de análisis.

Los terapeutas tradicionales

   Los especialistas de la medicina tradicional saharaui pueden ser tanto hombres como mujeres y curan todas las enfermedades, también las más graves, como la brujería, el mal de ojo, las envidias, las mujeres que no paren, los hombres estériles (...).

Además de ser unos curanderos en el sentido más amplio de la medicina general, entre ellos se encuentran también algunos especialistas, quienes se consultan sobre todo para que ayuden a buscar algo que se perdió, hagiaba, pero también para la cura de las enfermedades, por medio de la lectura-adivinación de algunos elementos: Para leer lo que un paciente busca el hagiaba lee la tierra haciendo dibujos en la tierra y utiliza conchas o piedras o caca seca de animal. Por lo que atañe a la adivinación se menciona también la terapia de la legzana por medio de la cual algunas mujeres especializadas leen e interpretan las conchas.


Hospital, Isabel Fiadeiro, 2008

Otro tipo de especialista es el que utiliza especialmente el rosario islámico, tsbih, y es propiamente el hagiaba. Este tipo de terapia toma el nombre de istijara y es muy eficaz según los saharaui ya que por medio de las oraciones actúa Dios, quien les otorgó el don de curar: Ellos logran curar debido a que creen mucho en Dios, leen el Coran y descubren la enfermedad, pero también la manera en la que se agarró la enfermedad. Dios les dio un don para curar, porque sabemos que cuando se lee el Coran a cualquier enfermo, éste se cura. Quien cura por medio del tsbih escribe las oraciones en un papel, las envuelve en la tela, las cosen y el paciente las tiene que llevar al cuello o en el antebrazo para que no el mal, como el mal de ojo, no le afecte; esto te protege y te cura a la vez. Otra medida terapéutica que se atribuye al hagiaba que cura por medio del Corán es de leer el duaa en el Coran, además la de leer una oración en un vaso de agua, luego te dan esta agua para tomar y así te curas.

Están también especialistas quienes no dominan el Coran como los otros mencionados, pero su profundo conocimiento de dos oraciones fundamentales les posibilita ejercer la profesión de curandero. La terapia consiste en pronunciar estas oraciones, las Muaawidat, y escupir en la persona enferma. La saliva del curandero, el fragmento de su cuerpo que comparte con el paciente, pero también su respiro vital, se vuelve el medio a través del cual pasan las palabras terapéuticas de Allah. De esta manera se aleja la negatividad de la enfermedad, para que el paciente vuelva a insertarse en el orden social que se establece por medio de la salud, contra el desorden, el caos simbólico de la enfermedad. Cabe mencionar un último especialista que utiliza el Corán a nivel terapéutico, pero de manera totalmente divergente con respecto de los otros curanderos mencionados. Se trata de la contraparte del hagiaba y es el muchaauidin (emjadam en hassaniya), el brujo, quien se sirve del diablo para curar y lo hace principalmente leyendo el Corán al revés: al leer las oraciones al revés ponen en función el Diablo. Los muchaauidin son sólo de sexo masculino y no parecen ser muchos entre los saharaui, porque el riesgo de acudir con ellos es que la enfermedad que “curan” en realidad no desaparece, sólo cambia de envoltura corporal, desplazándose en otra persona.


Curandera tradicional

Curandero con lagarto en su tienda de herbolaria

Otro ejemplo de los especialistas de la medicina tradicional saharaui son las comadronas, ellas sí, rigurosamente mujeres.

Cabe decir que por lo general cada médico tradicional, cada curandero, tiene una perspectiva holística del ser humano quien se cura en su totalidad y no por partes. La aparición de algunas especialidades parece más bien el fruto de unos cursos de especialización que se realizan al extranjero, asimismo dentro de los hospitales saharaui con razón de algún proyecto de cooperación, como muchas veces ocurre en estas latitudes. Un discurso a parte merece el trabajo de la comadrona, quien está especializada en todo lo que concierne los partos, pero nace específicamente como ginecóloga-comadrona y los cursos de formación que lleva a cabo dentro de los hospitales son inherentes a la profundización de su trabajo de partera.

Esto de los cursos de especialización es algo que de cierta manera otorga un nuevo significado a la medicina tradicional saharaui porque nadie se vuelve curandero con tan sólo estudiar; se trata de un privilegio de consanguinidad. El don de curar, entrelazado en los eslabones del parentesco saharaui, se hereda de los padres a los hijos, generación tras generación. Pero junto con ese don hay que aprender el arte de la interpretación y de la cura. El aprendizaje es un recorrido que dura años y son los mismos padres quienes enseñan a sus hijos el reconocimiento de las hierbas y de las piedras terapéuticas, su búsqueda y su preparación, así como la compleja interpretación de los signos y de los símbolos de la enfermedad.

El mal de ojo, el sihaar, el serra li assachir y otras enfermedades

De la multitud de las enfermedades que construye cada cultura, se encuentran algunas cuya significación comparte la mayoría de la gente.

Entre los padecimientos que más recurren en la cultura saharaui se encuentran algunos que podemos considerar de la orden de la intencionalidad, producidos por la brujería, como el serra li assachir. Esta enfermedad, esta brujería, afecta al niño antes de nacer, cuando la madre está embarazada, pero también justo después del nacimiento; se trata de una fuerza negativa de Mal provocado. Ello puede tener sus bases en el sentimiento dañino de la envidia, cuya fuerza puede llegar a matar al niño o a provocarle serios problemas psicofísicos al nacimiento. Pero el principio del Mal sobre el que se rige la brujería causa también otras enfermedades como el tucaal, que no se provoca, sino que se otorga, se suministra: dar el tucaal. Para dar el tucaal se utilizan objetos saturados de poder, como pueden ser las uñas o la misma carne de un muerto. Un padecimiento llamado tucaal consiste en personas que te dan comida para embrujarte; en la comida te pueden dar carne de alguna persona muerta o te pueden echar uñas.

Este remedio lo pueden utilizar varias personas y para diferentes fines: Una madre puede utilizar este remedio para pegar al hombre que hace sufrir a su hija, y un hombre puede volverse loco, o se le pueden caer los cabellos (...). El tucaal puede causar también la esterilidad: Los que no pueden tener hijos; esta enfermedad se le llama leagar, han sido embrujados; no es por naturaleza (...).

Otro tipo de enfermedad provocada intencionalmente es el mal de ojo, cuyas fronteras plásticas tienen una extensión muy vasta, desde la cuenca mediterránea hacia Latinoamérica y más. Es el curandero quien reconoce en las tramas de la maldad la etiología del mal de ojo y de la brujería y los cura por medio de un hilo, el jait nira: antes cogen el hilo y leen el Coran sobre el hilo, luego piquetan la persona hasta que se cura, repitiendo el Coran. Otra variable del hilo es un palillo con el que picar a la persona para curarla de varios males, sobre todo los diabólicos: según el hagiaba todas las enfermedades se curan a través del matrag un palo fino i liso, que cogen y arriba le leen el Coran; entonces a los locos le pasan picoteando el palillo por todo el cuerpo y de esta manera matan al Diablo.

La locura es una de las enfermedades que a menudo se atribuyen al descuido individual. Algunas horas del día como el atardecer y algunos lugares como las pozas de agua sucia, son interdictos al pasaje humano, porque se corre el riesgo de enloquecerse: una enfermedad de los locos es debida a que si pasa arriba de la basura, al agua sucia de la ropa, al agua sucia de té, si matas un animal su sangre, todo esto antes del atardecer. El atardecer representa si duda un momento muy crítico del día, uno de éstos en los que es aconsejable limitar las actividades; incluso es preferible no curar: porque si hay diablos alrededor no dejan que una persona se pueda curar. Durante el atardecer es preferible también suspender todas las otras actividades cotidianas: Si te bañas al atardecer te puede tocar el diablo porque en esta hora está en todas partes; a algunos locos aquí les dicen que les tocó el diablo al atardecer. El atardecer representa la salida de los jinn, los diablos, aunque es algo reductivo llamarlos así debido a la complejidad de sus facetas. Los jinn-hombres y las jinniyya-mujeres, se reconocen por el vestuario blanco que llevan puesto, la daraa para el hombre y la melhfa para las mujeres, pero su rasgo de distinción es de tener una sola pierna y en lugar del pié una pezuña de cabra bifurcada; al no ser para el pié su aspecto es igual que un cualquier ser humano. Como habitantes del mundo invisible los jinn viven en un universo paralelo al de los humanos, pero totalmente opuesto al de ellos, se dice que están “en el mundo al contrario”. Los jinn como los seres humanos tienen una religión; los jinn musulmanes conocen el procedimiento terapéutico para que no afecten a los humanos, los jiin cristianos son más sensibles y menos peligrosos debido a que no conocen el Islam y la cura es subitánea.

Al bajar el sol salen de la dimensión extra-humana en donde residen y se ubican en determinados puntos estratégicos, como las pozas de agua, en la sangre de animal muerto que se queda en el piso y en los basureros, con el fin de cruzar el territorio en donde están confinados. De esta manera algunas veces utilizan el cuerpo humano, su envoltura corpórea, como vehículo privilegiado para este pasaje de un territorio a otro y se empoderan de él. Es preciso decir que otras veces es la vista subitánea de un jinn que lleva a la locura y no hace falta que se verifique un vínculo de posesión concreto. La curación llevada a cabo por el curandero define el sentido local de la posesión y consiste en una terapia que libere el alma invasora y la deje libre de irse; pero también consiste en entender quién es poseído, por qué y por quién.

Entre las enfermedades provocadas por el Mal se encuentra el sihaar, propia de la otredad emigrante. El sihaar tiene su significado en el miedo hacia al otro, “el otro de mi” “el otro que no soy yo” que invade el espacio cultural saharaui. El sihaar la traen los emigrantes, quienes por voluntad quieren dañar. Vienen del Sahara y han tenido contactos con los negros del África; te chupan la sangre. Como a querer confirmar la gravedad de esta enfermedad, se dice que no es tan fácil encontrar el remedio terapéutico para ella y que los curanderos no siempre logran curarla.

Pero los curanderos no se ocupan y preocupan sólo de los padecimientos relacionados con el sobrenatural, sino que parte de su trabajo consiste en buscar tratamientos terapéuticos para las enfermedades que afectan al ser humano en la cotidianidad. Una curandera del campamento del “27 de febrero” me dice: Desde que empecé a tener uso de la razón yo curo. Curo quemaduras, fracturas, ojos, problemas estomacales, problemas de riñones. Curo desde que vinimos aquí en los campamentos, curo desde que mi pueblo me necesita.

Se encuentran curanderos quienes curan por medio de las piedras negras y rojas que la mujer saharaui utilizaba en el pasado para el maquillaje, parece que son muy buenas para la vista si se pasan dentro del ojo. Además para la vista es largamente utilizada la melhfa de nila, que según las mujeres saharaui parece tener notables propiedades terapéuticas. Se trata de tomar un trozo de tela de nila y pasarlo arriba de los ojos, masajeando hasta que la piel de los párpados quede de color azul-gris, como el color del tejido. La misma curandera cuenta una parte importante de su botiquín de remedios tradicionales: utilizo plantas de todo tipo, pero también elementos de los animales como el huevo de un avestruz, la grasa de avestruz, los riñones de gacela, los órganos de varios animales, el sebo de camello, la grasa de chivo, el miel de abeja. Según la enfermedad que tenga el paciente se le consigue la cura, ya que la mayoría éramos beduinos teníamos que encontrar curas tradicionales.

Un curandero de la wilaya de Aaiun, quien se construyó una tienda de herbolaria, busca personalmente los “objetos terapéuticos”, como las plantas, los animales, las piedras, en los territorios liberados, pero también en otros contextos. El curandero hace hincapié en ello, especificando que utiliza todo tipo de tratamiento, pero que existen tratamientos propiamente saharaui que provienen del Sahara Occidental: He intentado mejorar la eficacia de estas medicinas y con mi tiempo y con mi estudio he buscado más plantas medicinales. También evidencia que puede curar cualquier tipo de enfermedad y además que investiga a profundidad sobre los remedios tradicionales: yo curo a las mujeres que no logran quedarse embarazadas, la diabetes, el azúcar, los dolores estomacales, las infecciones urinarias, los problemas de menstruación. Nosotros los saharauis comíamos carne de lagarto para curar, pero he descubierto que la carne de lagarto es simplemente carne y lo que cura del lagarto son las plantas que se come, por lo que he buscado las plantas que se come este tipo de lagarto del desierto.

Otros curanderos de la wilaya de Smara mencionaron detenidamente algunos tratamientos para las que identificaron como las enfermedades cotidianas más comunes entre los saharaui, como el mal de estomago o de panza, el aurag, el eguindi, la coriza, la suerga, las enfermedades de los ojos como la conjuntivitis, en fin la diabetes.

El mal de estomago se cura con dos tipos de plantas llamadas hojas de etal-lah y taguia, las dos se lavan y secan, luego se muelen y se les adjunta el aalik, la savia de los árboles, en fin el preparado se mezcla con agua y se da de tomar al paciente.

Para el mal de panza se conseja de comer la mantequilla de cabra o de camello con el fin de limpiar el intestino; otro remedio para el mal de panza consiste en hacer el té y luego adicionarle las raíces de una planta que se llama um rikba, después de haber tomado este remedio se conseja beber un vaso de hojas de etal-lah y taguia, siguiendo el mismo procedimiento que se utilizó para el mal de estomago.

La enfermedad del aurag se debe al aumento de azúcar en el cuerpo y su tratamiento consiste en tomar pedacitos de un fruto llamado jarrub (algarroba), que para ser eficaz sería mejor que fuera seco, por lo tanto de color amarillo. Entonces se le quita la cáscara, se muele y se consuma así, sin agregarle líquidos. Otro remedio para curar el aurag es la legliya, una sémola que se lava, se seca y luego se tuesta con arena caliente; también este remedio se come así seco, sin añadirle líquidos de ningún tipo. La enfermedad llamada guindi es debida a un exceso de sal en el cuerpo, pero también al exceso en su significado más general. Se puede tomar comiendo cualquier alimento demasiado picante, demasiado salado, con un sabor excesivamente fuerte. Su tratamiento consiste en que el paciente beba la leche de camello y azúcar pura o aalik y azúcar pura, mezcladas con agua hasta que tomen cierto espesor. El guindi también se puede curar comiendo unos dátiles duros y amarillos sin hueso, puestos en agua durante toda la noche a remoler. Este compuesto se debe comer a la mañana siguiente.

La enfermedad de la coriza, un fuerte resfriado, se cura con leche en polvo disuelta en agua a la que se añade una planta llamada camuna, se deja hervir y el paciente debe inhalar los vapores tapándose la cabeza con un pañuelo para que las partículas benéficas no se dispersan en el aire.

La suerga es una enfermedad de la boca que causa fuertes dolores y a menudo la caída de los dientes. Su cura consiste en una mezcla de carne seca, tichtar, cristales de sal no refinados aún en forma de piedra, una planta llamada sal-laha, y azúcar pura, no tratada. Todos estos ingredientes se muelen y se ponen en las encías durante la noche; en fin por la mañana se enjuaga la boca. Otro remedio para la enfermedad de la suerga es hacer enjuagues bucales con agua en la que se puso a hervir una planta que se llama rimza.

Las enfermedades de los ojos, como pueden ser la conjuntivitis y los granos, se curan con dos granos de aalik y un grano de zneina, molidos arriba de una piedra plana llamada safía. Este compuesto se aplica dentro del ojo con un algodón las veces necesarias, hasta la completa curación. Otro remedio consiste en aplicar en los ojos los granos de aalik, un grano de zneina y las cáscaras de huevo de avestruz, agregándole un poco de mantequilla.

En fin, el tratamiento para la diabetes tiene varios y heterogéneos tipos de remedios tradicionales; entre los más comunes se mencionan: - la legliya tostada, molida, a la que se la agrega agua, mantequilla de camello o de cabra; - el hígado crudo de camello; - carne cocida con el carbón o con el arena; - piel de camello seca y tostada y ludek.

Las enfermedades femeninas

La mujer en la cultura saharaui es de hecho la piedra sobre la cual se erigió la sociedad actual en la realidad de los campamentos, cuando debido a la guerra la ausencia del hombre hizo aún más evidente la fuerza femenina; pero es siempre ella quien devolvió la sociedad saharaui a los mismos hombres quienes ahora regresaron, están y mandan, sin duda.

La compleja imagen que reenvía la mujer saharaui, ejemplo de libertad y autonomía, se explicita también a través del rol que ella encarna como portadora – contagiadora de enfermedades hacia los recién nacidos. La mujer saharaui embarazada es más frágil que nunca, sobre todo durante los primeros meses. Con la expresión luham se entiende un cambio muy fuerte en las mujeres; basta con decir que no quiere tampoco los vestidos del marido dentro la jaima, ya no comen todo, son raras (...).

Pero la mujer está sobre todo más expuesta a un sentimiento que la sociedad estigmatiza en sus códigos de significación: el deseo, el shahua en hassaniya. Es este deseo que se puede verbalizar durante el embarazo que la vuelve potencialmente culpable.

El shahua es propiamente un antojo, hacia cualquier objeto, comida, ropa, animal, etc. que la mujer puede llegar a querer, a desear. Puede verbalizar su deseo y comunicarlo a su marido o a su familia, o callarlo y quedarse con él, sin decirlo a nadie. Durante una entrevista se contó que una mujer estaba embarazada y vio que una amiga suya poseía una jaima nueva muy bonita. Ella empezó a querer una jaima como la que había visto, pero no se lo dijo a nadie, se puso en la cama y ya no se quiso levantar durante días; empezó a no comer y a vomitar a menudo. La madre de ella entendió que se estaba enfermando de shahua y se recordó de un comentario que había hecho su hija sobre la jaima en cuestión. Entonces se fue a comprar tejidos para embellecer la jaima de la hija y pidió ayuda a todas las hermanas para que la ayudaran. La mujer enferma, viendo que su deseo se estaba realizando se levantó de la cama como si nada hubiera pasado y empezó a comer; en fin, se curó.

En este caso no hubo consecuencias ni para la madre, ni para el niño, pero por lo general los problemas surgen cuando nadie logra adivinar el objeto de este deseo y por lo tanto los familiares no lo pueden satisfacer. Es en casos como éstos que las huellas del deseo materno se imprimen en la piel del niño bajo la forma de una mancha color café o roja, el-hakka, si la madre se toca una determinada parte de su cuerpo, la misma en la que se quedará impreso su deseo.

Un curandero cuenta: Mi esposa cuando estaba embarazada tuvo un deseo muy fuerte de tener una alfombra, pero no me lo ha dicho; entonces cuando tuvo el antojo se rascó la panza y allí se quedó impreso su antojo en el niño.

En el peor de los casos el antojo materno llega a concretarse visiblemente en las deformaciones físicas y psíquicas del recién nacido. Se dice que si la madre desea profundamente un animal durante el embarazo, es probable que en niño salga deformado, como si tuviese las características de animal querido. Sin duda se trata de un momento muy crítico en la vida de una mujer, quien se arriesga a comprometer su prole de continuo. Frente a la sociedad saharaui es la madre quien es responsable de la enfermedad de los niños al dejar libre el deseo.

Las mujeres de la familia materna, pero también el marido, intentan estar sumamente pendientes de la mujer embarazada, intuyendo lo que podría querer, lo que podría llegar a desear, para que ella no se enferme, pero sobre todo para que el hijo no traiga puesto el signo evidente de la culpa materna.

La etiología del deseo deja espacio a otro rasgo cultural que afecta a las mujeres embarazadas: el-jal’a, el susto. La palabra árabe jal’a deriva de un verbo que significa “desenraizar”, “extraer violentamente de su elemento”.

Menos culpable que el antojo femenino, el susto de las mujeres embarazadas dirige parcialmente la culpa materna hacia la casualidad. Una mujer encinta es susceptible de asustarse como todas las otras mujeres u hombres saharaui; la diferencia reside en que el jal’a padecido por una mujer embarazada no tiene el mismo efecto que en las otras personas. Con respecto de la fuerza del susto en la cultura saharaui, un refrán dice: el susto es peligros porque pone la joven embarazada en la tumba y el camello en el sartén.

La salud de la madre y del niño puede ser comprometida seriamente debido a varios factores que son parte de la cotidianidad del desierto, como la visión repentina de un animal, un coche que llega inesperado, un fuerte viento o más. Una curandera destaca que: si una mujer cuando está embarazada se queda fijada con algún enfermo o animal enfermo, o alguna cosa fea, el niño nace con problemas, por si a caso nace. Otra curandera aclara la evidencia: La madre se puede morir y el niño puede nacer retrasado, con falta biológicas, sin órganos (...).

Cabe decir también que en la cultura saharaui el rastro de guerra queda impreso tanto en la memoria individual y colectiva, como en los cuerpos de los que entonces eran muy pequeños, como lo destacan tres mujeres entrevistadas:

Una señora embarazada durante la guerra vio a un militar saharaui herido, con un pie picado, y el niño nació con un solo pie (...).

En la guerra del Frente contra Mauritania había una señora embarazada que vio unos aviones mientras bombardeaban; ella se asustó y el niño salió con la mancha de los aviones en el brazo (...).

Cuando los niños nacen minusvalidos es debido al susto que la mujer ha padecido. De hecho durante la guerra nacieron muchos niños con daños físicos, sin algún arto u órgano (...).

El jal’a como el deseo tiene su resolución terapéutica en el cuidado de la mujer durante el embarazo; es necesaria una atención particular y evitarle emociones demasiado fuertes, pero también cuidar de ella después del periodo de gestación, justo a la hora de parir: Si al momento del parto ella se recuerda de esto que se le quedó impreso, entonces está curada. Por un lado justo durante el parto si la madre no recuerda nada del susto que tuvo se le tienen que mencionar o traer los animales, los objetos, las personas, etc. que pueden haberla espantada; al nombrarlos se aleja la eficacia dañina de tales elementos: A una mujer cuando está pariendo o justo antes de parir le traen algo que realmente la asustó, para que el susto salga y de esta manera el niño nace bien porque el susto no se le pegó. También está alguien que dice que es necesario volver directamente en donde se agarró el jal’a, para que la cura resulte eficaz: Dicen que hay que volver en donde se tomó el susto para que quien lo ha padecido se tranquilice, para que no nazca el bebe con las características de lo que asustó a la mamá.

Otra variable local es la que necesita de la evidencia material del Mal para que la cura sea eficaz: después de que el niño ha nacido, éste se tiene que envolver con la ropa de la persona que asustó a la mamá; así el niño se curará. Pero también hay quien habla de imposibilidad y devuelve a la madre la responsabilidad de haberse asustado: Si no se recuerda es imposible curarla. A veces intentamos hablarle hasta que se calme el susto, para que el efecto no sea tan grande.

Sólo un grupo de mujeres hizo referencia a un rasgo que de cierta manera otorga más autonomía a la mujer con respecto de la curación familiar del susto; esto es, la capacidad que una mujer tiene de cuidar de sí misma y de automedicarse sin ser curandera. Al padecer una impresión subitánea que la espanta, la mujer se debe sentar, mirar antes que todo las uñas y luego las manos en donde hay como un reflejo del susto, entonces debe abrir y cerrar las manos con el palmo hacia el rostro varias veces, repitiendo la oración subhan Allah siempre con la mirada fijada en las uñas, para ver si la evidencia dañina se fue.

Lo que comparten las enfermedades del shohua y del jal’a es la potencialidad de dañar, marcando a los niños con el-hakka, por medio del trauma padecido por sus madres, que frente a la sociedad se culpabilizan por los males de su prole.

El parto

Dentro de la cultura saharaui el parto tradicional llevado a cabo por una comadrona de confianza es todavía una práctica muy difundida, sobre todo para las mujeres más adultas quienes aconsejan a sus hijas de hacerlo, porque ellas mismas así lo realizaron: hemos crecido niños sin el hospital y lo podemos seguir haciendo así.

Actualmente las más jóvenes prefieren parir en el hospital para que la salud tanto de ellas como del niño no corra ningún riesgo; de hecho son las mismas comadronas quienes prefieren que el parto se realice en el hospital para trabajar en toda seguridad, pero también para no tomarse la responsabilidad de complicaciones que sería difícil resolver en la casa: Generalmente quieren parir en el hospital, pero si tienen una comadrona de confianza paren en la casa. Según en Ministerio de Salud se debe parir en el hospital para la seguridad de la madre y del niño. Nosotras siempre pedimos a las señoras que paran en los hospitales para no correr riesgos y para que la comadrona pueda seguir bien el parto.

La posición de algunas comadronas es aún más radical con respecto del cuidado hospitalario en torno al parto: Si alguien me llama porque no quiere ir al hospital yo personalmente no la sigo si antes no se sacó los análisis, si no me enseña su carné del hospital; no la ayudo para no tener responsabilidades. Más de una comadrona confirmó que la responsabilidad que se toman, y que les dan, tiene sus límites si pasa algo a la mujer o al niño: si la mujer se enferma y el niño se muere o algo, la responsabilidad es de la familia; esto porque no decidieron llevar la mujer al hospital.

La formación hospitalaria que el Ministerio de la Salud junto con las organizaciones internacionales pone a disposición de las comadronas, modificó tajantemente la idea que del nacimiento tienen los saharaui. Son ellas, las parteras, quienes por primeras después de la sensibilización en torno al parto por la medicina alópata, prefieren definitivamente las condiciones del hospital para atender a una paciente: El ministerio de Salud cada domingo organiza una reunión con las comadronas que no trabajan en el hospital para formarlas. El objetivo es que exista un dialogo entre las comadronas tradicionales y las comadronas que están en el hospital. La diferencia entre las casas y los hospitales es que en el hospital hay mejores condiciones para hacer el parto más fácil; en la jaima es más duro, más difícil. Nosotros no queremos hacer el parto en la casa, preferimos en el hospital, para alguna urgencia es mejor, es más seguro.

Otra razón que según las comadronas atañe a la seguridad del parto es la calidad del tiempo en el que una mujer se queda en observación después de haber parido: Cuando una mujer pare, se queda en el hospital de la wilaya durante 24 horas en observación, luego se traslada al hospital de la daira para algunos días hasta que no esté bien. Si pare en la casa, en la jaima, la comadrona sigue la mujer una semana, hasta que pueda caminar.


En el centro una comadrona tradicional

Una comadrona que trabaja en el hospital de Smara, y que ha colaborado largamente con organizaciones italianas y españolas, hace énfasis sobre la necesidad de un parto seguro para la mujer y para el niño y evidencia sobre todo la importancia de los instrumentos que se utilizan durante el parto: Nuestro objetivo como comadronas que trabajamos en el hospital es de darle formación a las comadronas tradicionales. Estamos formando a estas comadronas para que lleven las mujeres a parir al hospital. Gracias a Dios las comadronas tradicionales tienen más conciencia de esto debido a las conferencias que realizamos a nivel de dairas y de barrios. Ya todos saben que no pueden y no tienen que correr el riesgo; de que hay que llamar el hospital y de que hay que utilizar material desechables, porque se pueda utilizar en cualquier lugar.

No obstante, como mencionado al principio, las mujeres mayores aconsejan a sus hijas el parto en la casa, en la jaima, como lo hicieron ellas: Hay algunas mujeres nos obligan a hacerlo en su casa. Las mujeres mayores generalmente no tienen confianza en el hospital o en la medicina moderna. Hay algunas jóvenes que prefieren los hospitales; pero dejan que sus madres decidan por ellas, por miedo, prefieren hacerlo acerca de sus madres.

Las comadronas destacan que en pasado el parto tenía rasgos de complejidad definitivamente mayores, sobre todo debido a las herramientas que se tenían a disposición y al desconocimiento de la peligrosidad de algunas técnicas utilizadas para ayudar la mujer a parir: Antiguamente las comadronas tenían que tener la uña del pulgar bien larga y afilada, porque con ésta cortaban la vagina cuando el bebé debía salir. Éstas son técnicas antigua, nosotros decimos: “la necesidad obliga”.

Por lo que atañe al niño, otra técnica que actualmente se volvió obsoleta era la de medir el cordón umbilical hasta la rodilla del bebé, entonces se cortaba con un cuchillo y se cerraba con una cuerda muy fina. Ahora ya no se corta el cordón con el cuchillo porque trae infecciones y tampoco se deja tan largo, pero para que cicatrice bien se machaca el polvo de henna y se pone encima del cordón.

Por lo que respeta a los tratamientos y a las técnicas durante el parto, se puede decir que tanto en pasado como en al actualidad la mujer no se podía aliviar de ninguna manera, no se utilizaban remedios particulares para el dolor porque, como lo destacan las comadronas, podía ser peligroso: Con respecto al dolor del parto no hay ningún remedio; generalmente la mujer tradicional decía que no se le podía dar a una mujer embarazada porque podía salir mal el niño; así dejan que la mujer sufra con dolor.

Si bien a la parturienta no se le otorgaba ningún remedio específico para el dolor, para facilitar el parto existían y existen algunos tratamientos que se agregan a la lectura del Corán, que llevan a cabo tanto la mujer que pare, como la comadrona. Uno de los tratamientos más difundidos es el tratamiento del abuaj cuya eficacia reside sobre todo en la importancia que tiene el incienso, bajur, en la cultura saharaui, pero concierne también la realidad del contexto desértico y de sus temperaturas: La mayoría de las mujeres saharaui llevan mucho aire en el cuerpo, entonces se quema el incienso en el brasero y la mujer se para arriba, abre la falda para que le entre dentro el aire perfumado; esto es el abuaj. Una variable de este tratamiento, que tiene el mismo fin que la mujer no tome frío, consiste en calentar unas piedras de varios tamaños y formas y vaciar agua muy caliente arriba de ellas: esto es para aliviar el parto y es para evitar que entre el frío en el cuerpo de la mujer porque dañaría la salud tanto de ella como del niño. Al agua tal vez se le pueden agregar algunos clavos, gurunful, machacados y luego puestos a hervir con el agua que se vaciará en las piedras.

En otras ocasiones en lugar que las piedras se calienta la arena para que el cuerpo de la madre no tome frío: A veces en lugar que la piedra calientan la arena y la ponen como si fuera un colchón arriba de la cual se pone la mujer antes de parir. Estos tratamientos se utilizan para los partos que se hacen en el invierno, no en el verano; están relacionados con la temperatura fuera.


Proyecto Zagharit Introducción La medicina tradicional La mujer en la familia
La construcción de la belleza femenina La mujer y la educación escolar La mujer y el trabajo Glosario


LA MUJER EN LA FAMILIA:
HIJA, MADRE, ESPOSA

El matrimonio

El matrimonio es uno de los rasgos en el cual se fundamenta la cultura saharaui. Hoy como en el pasado, si bien con modalidades diferentes, este rasgo se repite cíclicamente generación tras generación, para que la familia, uno de los pilares de la sociedad, garantice la continuidad de ésta social y cultural.

No casarse sería una grave falta para la sociedad saharaui; debido a esta razón todas las normas sociales convergen hacia la institución de la familia. También el divorcio cuyo concepto de separación conyugal podría parecer contra de la unidad familiar, al contrario se basa sobre la re-formación continua de núcleos familiares, no importa cuántos, es fundamental que estén y que rijan el social por medio de la procreación, perpetuando la que tomaba el nombre de “política de reproducción” o “parir como recompensa a los mártires”; como a querer recuperar las fuerzas humanas perdidas durante la guerra contra Marrueco.

Como lo destaca una joven entrevistada: una mujer no se puede quedar soltera. Una de las leyes del Islam dice que la mujer debe casarse: “Una mujer que no tiene hijos es como una persona que no tiene nada.”. Según la religión musulmana una persona se debe casar. Además, la noche que te casas se te perdonan todos los pecados, es como empezar una nueva vida.

En el pasado las familias saharaui beduinas (que viven en el badu o en el campo) solían casar a sus hijas a una edad temprana, aproximadamente a partir de los ocho o diez años, bien antes de tener la primera menstruación. Pues, aún siendo una tichirt, una niña, la joven se consideraba como majtúba, prometida, y para explicitarlo se colgaba una rashma, un hilo de algodón, en su mano o en el cabello; de esta manera la sociedad se enteraba que la “mujer” estaba prometida ma’gud fiha jeit, ma’guda fi ragbat iflan y que tenía un novio-pretendiente.

Las palabras de una mujer entrevistada son esclarecedoras al respecto: En la época de mi mama antes de venir aquí se casaban a los 10-14 años, cuando la familia empieza a pensar que las mujeres se pueden responsabilizar para la familia, es decir hacer pan, encargarse de los hermanos, atender la casa. Se casaban antes de la primera menstruación, el importante es que sabía cuidar la casa, no importaba si todavía era una niña. El padre decidía que ya es hora que la niña se case, entonces así será. Claro que de principio no pueden tener hijos debido a que la mayoría de las veces la niña todavía no tiene la primera menstruación, pero tienen relaciones desde la primera noche de casadas, no importa la edad.

Con el estatismo de los campamentos cambió definitivamente el concepto de familia y con ella sus tiempos socio-culturales. Ahora para casarse se espera la mayor edad y sobre todo que las jóvenes mujeres acaben sus estudios; a menudo hay jóvenes de más de 30 años que todavía no están casadas: (...) Ya las cosas han cambiado; si los padres quieren que la hija se case, por lo menos esperan que las niñas acaben sus estudios; mientras que antes las quitaban de la escuela para casarlas cuando los padres lo habían decidido. Lo que es cierto es que dentro de la sociedad saharaui no es posible eximirse del matrimonio, aunque no cabe duda de que la edad para hacerlo aumentó notablemente.

Antes el matrimonio más que considerarse una unión emocional representaba una relación necesaria al sustento del grupo, un mecanismo endogámico a través del cual se otorgaba continuidad a las complejas normas de las tribus del bedia, un rasgo que fundamentaba las alianzas, los poderes políticos locales y la solidariedad tribal. Hoy todo esto cambió considerablemente debido a numerosos factores, no último el contexto de los campamentos. Actualmente el matrimonio sigue representando una relación necesaria al sustento de la sociedad, pero las posibilidades de que una mujer pueda elegir su propio compañero han aumentado, si bien esta elección femenina no se puede considerar representativa de la mayoría de los saharaui, porque nunca se puede prescindir de considerar la opinión de los padres: La mujer puede decidir con quien casarse, pero si la familia no quiere no se puede. Por ejemplo si el hombre no es de mi lugar, si no tiene estudios como yo, (...) no es posible que me case.

Lo más común, como lo destacan muchas de las mujeres entrevistadas, es que los padres se encargan de todo y eligen al esposo. Antes de que ella supiera que se va a casar, el padre ya se había encargado de todo (...).

Un hombre está más libre de elegir a su esposa y de casarse a una edad en que esté listo para mantener a la familia; esta etapa para un hombre se puede fijar aproximadamente a los 18 años, después del ayuno del mes de Ramadan. Sin embargo también a él se aplican los principios de la unión endogámica; esto depende de la familia, como para la mujer. El hombre elije a su esposa. Pero también para él, como para la mujer, depende de la familia; aunque los hombres también se pueden casar con argelinas y con mujeres de otros lugares.

Es menester decir que la mujer debido a los lazos consanguíneos y a la voluntad familiar nunca está verdaderamente libre de elegir al hombre que quiere para casarse. La ultima palabra es de la familia y si los padres, sobre todo el padre y los hermanos, no aprueban la elección de la hija, la decisión de ellos representa la última e inapelable.

La fiesta de boda y la dote

  La boda es el ritual de pasaje por medio del cual se institucionaliza la familia, la columna sobre la que se rige la sociedad saharaui. El articulado rasgo de la fiesta de boda es bien representativo de la complejidad de esta celebración a través del cual se fundamenta la identidad femenina y su rol dentro de la sociedad, re-significándose de joven a mujer.

El tiempo simbólico de la boda, quiebra el tiempo cotidiano para volverse caos, renacimiento social bajo un nuevo status. El festejo varía con base en el papel adquirido anteriormente por la mujer; si se casa por primera vez, símbolo virginal de la pureza requerida, la boda dura siete días, pero en la actualidad puede oscilar dentro de los tres días. Al contrario si la mujer ya contrajo matrimonio, entonces la ceremonia durará sólo un día y todo asume los sesgos de la sencillez. Pero no sólo, la mujer que no se casa por primera vez tiene también más poder de decisión sobre la persona con quien casarse, está más posibilitada en elegir al hombre sin la contundente influencia familiar. Desde la segunda vez que se casa una mujer todo es más fácil, nada más se lo dice a la familia. Los preparativos son más sencillos en el sentido de que la familia ya no se mete mucho. Siempre se le hace la ceremonia bien, pero desde la segunda vez ya es ella quien decide con quien se casa.

Por lo que al hombre atañe, al contrario, no se registran diferencias entre la primera o la segunda boda; lo que es una ejemplificación del rol social que encubre la masculinidad saharaui, como bien lo destaca una mujer entrevistada: Para el hombre es siempre igual, también puede ir sólo sin testigos ni nada. Primera, segunda, tercera vez es igual; el hombre es siempre el hombre.

e considera que el ritual de la boda empieza bien antes del ceremonial efectivo. Cuando ambas familias toman la decisión con respecto de los futuros esposos, la familia del hombre expresa por medio del jutuba la acción con la que se pide la hija de otra familia como esposa para su hijo, además visita a la familia de la novia acordándose con los padres y los hermanos sobre la celebración de la boda. A esta visita sigue otra de carácter oficial en donde la madre del hombre, acompañada por otros familiares, trae a un animal para sacrificar, azúcar, vestimentas y perfumes para concretar la ceremonia de aljutuba, que en hassaniya toma el nombre de wajeb at-Tefla, es decir la legalización de la relación, después de la cual se acuerda la fecha de la boda. Es entonces que el novio trae la dote mahr, para su futura esposa, compuesta de costumbre por camellos, vestimentas, azúcar, té verde, inciensos y perfumes, siempre de acuerdo a las posibilidades que tiene cada familia.

Antiguamente la dote estaba compuesta también por otro tipo de don para ayudar a la mujer en los quehaceres domésticos; la fuerza humana, los esclavos, abid. Los esclavos se consideraban mercancía como los otros objetos o bienes que se añadían a la dote para la esposa; a la familia de ella se dejaba la mediación con respecto del número de esclavos que se le hubieran tenido que entregar a la hija para casarse: los padres decidían si ella hubiera tenido una esclava o más; es según la decisión de los padres. Se elegían esclavos o esclavas dependiendo de los trabajos que había para hacer.


Cantante del grupo musical saharaui Estrella Polisaria y dos mujeres que bailan en una fiesta de boda

Mujer que baila en una fiesta de boda; en el fondo se intravé la esposa vestida de blanco con el rostro cubierto

Actualmente la dote es mucho más exigua que antes, para que todos tengan la posibilidad de casarse, de hecho dice una mujer entrevistada: La dote en la religión musulmana es muy baja es algo sólo para iniciar la boda, para los primeros tiempos de matrimonio, para permitir a todo mundo que se case sin necesidades de dinero. Además que ser más contenida la dote se modificó tanto cuantitativa como cualitativamente con base en las nuevas necesidades de los campamentos; ahora se otorga el ganado, los productos de primera necesidad, los utensilios caseros, los equipos domésticos, entre otros.

Definir la dote de la muchacha siempre le ha correspondido al padre o algún familiar directo de la muchacha. Antiguamente la entrega de la dote se realizaba en dos partes; la que se entregaba al firmar los papeles de compromiso y otra si el hombre decidía divorciarse de la mujer. La parte que se entregaba al casarse tomaba el nombre de al-múqaddam, es decir firma del compromiso; la otra parte de la dote (al- múajar), al contrario, se entregaba sólo en caso de que el hombre decidía de separarse de su esposa. La mujer al casarse puede decidir de renunciar a esta parte final de la dote, pero con una condición llamada aj-maj, que ella misma puede imponer al hombre si él quiere divorciarse y consiste en que la mujer renunciará a la mitad de su dote si el hombre promete no casarse otra vez. Si el hombre acepta esta cláusula y luego no cumple con ella, es decir si vuelve a contraer matrimonio con otra mujer, entonces se verá obligado a entregarle a su ex mujer la parte de la dote a la que ella había renunciado; de esta forma el marido pierde asimismo el derecho legal de volver a casarse con ella.

Pero la dote puede ser de varia entidad también debido a algunos factores de salud por parte de la mujer, los cuales disminuyen la cantidad de bienes que se entregan. Una mujer con discapacidad en el oído, en la vista o en la actividad motriz, por ejemplo, no obtendrá la misma dote que una mujer “sana”. Otro factor que puede influir en la disminución de la dote consiste en que los familiares de la mujer presentes para la firma del compromiso deciden de renunciar a parte de la misma. Esta decisión se conoce con el nombre: arkub aj-ma’a, consenso del grupo.

Antes del desplazamiento hacia los campamentos, los saharaui tenían un articulado y complejo ceremonial de boda. El futuro marido llegaba con una caravana de camellos en la jaima de su futura esposa y la familia de la mujer al verle levantaba una tela blanca llamada al-band, entre cantos populares zagharit, assalaf, ad-dufuh. Después de esta señal la familia se dirigía hacia el agd para la legalización del matrimonio por parte del juez, ceremonial al cual estaban presentes tanto el testigo del marido, como el de la mujer que debía necesariamente ser su padre, hermano o tío. La boda legal se concluye con tres disparos en el aire acompañados por el zagharit de las mujeres, canciones, himnos y tambores.

La celebración continúa en la jaima de boda que se llama jaimat arrag porque se construye en un lugar vació y fuera del vecindario para no molestar a la gente con el ruido de los festejos. La madre de la esposa es quien se encarga del grupo que erige y levanta la jaima y su hermana mayor, o alguna familiar cercana, se encarga de reunir el material para su decoración. Todos los presentes, vecinos y conocidos intentan colaborar solidariamente, aportando lo que puedan para que la jaima esté lista lo más pronto posible.

Cabe destacar que la entrada principal de la jaima es la parte sur, debido a cuestiones climáticas. Cuando la jaima nupcial esté lista, un grupo de hombres de la familia del marido mata a un camello y lo entrega a la familia de la mujer para que lo cocinen.

Mientras tanto en la jaima se festeja con bailarines, cantantes y músicos esperando al marido quien llega rodeado por su familia y festejado con gritos, canciones y rituales vueltos a alejar los espíritus, que en tales ocasiones intentan arruinar la fiesta con su presencia. Tales rituales consisten en llevar consigo un cuchillo o cualquier otro objeto de metal porque espantan a los demonios. En este entonces la familia de la mujer procede a colgar dos pañuelos, band, uno blanco y otro negro, entre dos postes justo en el camino de la caravana de amigos y familiares del marido; de esta manera empieza una fuerte disputa para ver quién se queda con los pañuelos.

Al llegar el marido no puede entrar directamente antes de haber dado siete vueltas en torno a la jaima, empezando por la puerta oeste y recitando el Corán en voz baja. Cuando terminan las siete vueltas, entran por la puerta principal orientada hacia el sur recitando al’basmala, en el nombre de Alláh. Este ritual tiene un fuerte valor apotropaico porque se trata de una tradición heredada de nuestro antepasados y tiene el propósito es espantar a los malos espíritus y los demonios de la jaima. Después de este rito, el marido se sienta en la parte este de la jaima, el espacio reservado para él y su esposa, en donde también pasan la noche. Es importante que el marido permanezca callado durante toda la primera noche, porque existe la posibilidad de que se le provoque intencionalmente un hechizo llamado àagdet ad-zhar, que significa literalmente “encogimiento de la espalda”.

Ya que el marido no puede entrar directo en la jaima sin antes haberle dado siete vueltas, como mencionado anteriormente, la mujer no puede asistir a este ritual, antes de ser adornada con las trenzas ad-dafra y vestida con al-baisa, una tela blanca y otra negra. Es importante que la vestimenta de la recién casada no haya sido cosida por una mujer divorciada o viuda por temor que la esposa se arriesgue al mismo destino. Cuando ella acaba de arreglarse el marido con sus amigos empiezan a buscarla, pero no será tan fácil debido a que las amigas de ella intentan esconderla. Cuando los dos neo-cónyuges se re-encontrarán, la esposa sin descubrirse el rostro habla por primera vez con su marido; no lo hizo antes porque el marido corre el riesgo de que lo hechicen. Por lo tanto así transcurre la primera noche.

La segunda noche es conocida con el nombre de lailat ad-dajla o lailat add-dujul, la noche del acceso. Las familiares de acuerdo a la cultura saharaui, expresan varias bendiciones que tienen como propósito de que la vida conyugal tenga éxito:

                              
Con la bendición de Alláh, 
Será una buena esposa.
Con la bendición de Alláh
ella sólo quiere tener hijos,
Cien camellos y un paraíso,
Llegará la felicidad, si Alláh quiere,
y será una buena mujer.
                              
                

Durante esta ceremonia, la mujer se arregla con todo tipo de atuendo tradicional y es preparada y aconsejada por sus amigas quienes ya han pasado por esta etapa matrimonial.

Desde la tercera hasta la quinta noches de la Ceremonia que se llaman layali at-tarwah, noches del traslado de la novia, se oculta la mujer a su marido en un lugar secreto que sólo conocen las amigas de ella. Esto hace que el marido emprenda la búsqueda con sus compañeros y parientes, entre los cuales elegirá el wasir, quien durante toda la ceremonia se encarga de vigilar la jaima en donde se encuentra asentado el esposo durante las celebraciones. El wasir también se encarga de perfumar a los presentes como muestra de hospitalidad, asimismo de repartir caramelos a los niños o bebidas y comidas en caso de necesidad.

Se dice que el juego de la esposa escondida se hace para despertar simbólicamente los sentimientos de celo del marido hacia su mujer. En ocasiones, las compañeras de la mujer tratan de engañar a los aliados del hombre, disfrazando a una de sus amigas con las vestimentas parecidas a las de la novia. La última noche de la ceremonia se llama ah’shlaf, recolección; una variable cultural consiste en llamarla laylat a-jadda, la noche de la abuela. En esta noche, los recién casados duermen juntos y las amigas de la mujer cantan para despedirla:

                              
¡Oh mujer! Duerme, duerme,
te deseamos dulces sueños.
Eras una de nosotras,
pero has escogido tu príncipe.
Ahora que nos abandonas,
te deseamos lo mejor.
                              
                

Después de esta canción, la gente lleva a la mujer cargada sobre una gran tela y ella finge que está tratando de resistirse; cuando llegan a donde está el esposo, cantan la siguiente canción:

                                   
No vendremos hasta no traerla con nosotros (la mujer), 
a vosotras, las de las trenzas negras.
Alzando “el-band” la banderola de la paz,
trasnochando, mientras la gente duerme.
                                   
                

Durante esta noche se le otorga un regalo a la novia llamado amrug. Luego, la madre de la mujer envía un obsequio especial a la familia del marido, que consiste en la mitad de los bienes de la dote entregada por el marido. Este tipo de regalos se le llama el-fasja. Al final de este día, caracterizado por el intercambio de dones, empieza la mudanza de la esposa hacia su nueva casa.

Atuendo tradicional del esposo

En la ceremonia de boda saharaui la vestimenta tradicional del marido está compuesta por dos darraa, una blanca y otra azul, mientras que en el pasado se utilizaba una darraa negra, un lizam, es decir un turbante de tela larga de color negro hecho de tejidos como el nila o tubit, en fin un pantalón blanco, sirwal, de un tejido llamado shig-ga. Este tipo de pantalones se conoce con el nombre de sirwal a’arab. Es espacioso, sólo llega hasta debajo de las rodillas y para sujetarlo se usa un cinturón de cuero llamado l’gchat; como calzado el esposo utiliza unos zapatos blancos llamados girg, en alternativa se pone sandalias de cuero. Un cinturón de cuero llamado hazzama que el marido lleva siempre en la mano para espantar a los que intenten arrebatarle la mujer en una operación de disputa, aglah, o en un juego llamado lb’ruk.


Esposa con su atuendo, henna en las manos y trenzado tradicional

Atuendo tradicional de la esposa, wazira

El día en que se entrega la dote, la mujer también elige a una de sus amigas o familiares más cercanas, a veces es una experta, para que la ayude en el cuidado y atuendo matrimonial, en buscar la henna, colocarle las joyas, hacerle las trenzas de diferentes colores y maquillarla. La esposa lleva puestas pulseras y collares de plata y bronce además del jeljel en el tobillo, una joya tradicional de plata; el oro no se usa tanto en la sociedad saharaui, ya que se piensa que puede llevar desgracias e incluso la muerte a la mujer o a sus familiares.

Mientras la mujer se arregla, una de sus amigas empieza a machacar la henna y cuando esté lista, se le pone a la esposa en los pies y en las manos, para luego forrarlos con plástico para que el color se fije; además se le pone perfume y se le echa incienso en el vestido compuesto por la melhfa de nila de color azul marino y por el izar y por unas zapatillas de cuero. Cuando la esposa está lista empieza la mudanza: ad-dajla o at’tarhal.

Hechizos y brujerías en torno a la boda

Dentro de la tradición saharaui la brujería y la hechicería son rasgos culturales muy tangibles. La ceremonia de boda constituye uno de los momentos críticos en los que tanto la brujería como la hechicería se pueden manifestar en toda su fuerza, influyendo sobre el símbolo de la misma boda saharaui, la familia y la procreación. Tales “males” intentan afectar tanto a la sexualidad de la mujer como a la del hombre y, como bien lo enfatiza una mujer entrevistada: la brujería se realiza en el instante inmediato después de la conclusión de la ceremonia de firma del compromiso entre los recién casados, que es el ideal para practicar este culto y se ejecuta a través de aprovechar cualquier instante en el que el marido pronuncie una palabra, para proceder a cerrar una navaja y lograr algo así como, “secuestrar su discurso”, para luego aplicarle un culto que provoca la impotencia del hombre para privar el marido del principal objetivo del matrimonio y así fracasar el matrimonio a través el rechazo del marido por impotencia. Sin embargo, para que esta maldición no tenga éxito, es necesario que el hombre recién casado tome ciertas medidas como evitar de sonreír durante los días de la ceremonia, evitar de hablar durante toda la primera noche; sentarse sobre sus sandalias, colgar antídotos tradicionales contra la hechicería y la brujería. Cuando concluye la ceremonia de firma del compromiso entre los casados, el marido intenta tocar a su mujer para anular el efecto de la maldición, ya que ese es el secreto para que la brujería no tenga efecto.

La brujería puede afectar tanto a la mujer que está por casarse, como a una niña, pero de otra forma con respecto de cómo se manifiesta para el hombre. Por lo que a la esposa atañe el hechizo consiste en llevarla a rechazar el hombre de forma tajante, mientras que a la niña la llevaría a tener relaciones sexuales antes de casarse, arruinando de esta manera su reputación de su familia. Para ahuyentar el riesgo de este embrujo la madre realiza un ritual de la siguiente forma: Se toma un at’bag, un instrumento que se usa para la elaboración del Cus-Cus, se le abre un hueco por el fondo y se hace a la niña salir por el hueco, recitando tres veces la siguiente expresión; “mi hija es una pared y el hijo de ellos un hilo”. Luego se esconde at’bag en un lugar seguro hasta que llegue el momento de la boda de la niña y así se dificulta practicarle la brujería. Mientras cuando la mujer cae en la maldición, para anularla se realiza la misma operación pero al revés. Es decir, la mujer recién casada sale por detrás de at’bag y entra por delante y la madre recita la expresión anterior al revés.

Otro tipo de hechizo para la mujer, parecido al del hombre, atañe siempre a la neo-esposa. Tal brujería surte más efecto cuando se ejecuta inmediatamente después de que los esposos firmaron el compromiso. Como los anteriores, generalmente lo realiza alguna persona que haya tenido celos u otro tipo de problemas con el marido o con la mujer y se realiza por medio de una lata ya usada: manteniendo el envase abierto y buscando la oportunidad en que la mujer pronuncie una palabra para “encerrar su discurso” y luego recitar tres veces la expresión; “te cerré no te cerré, envase”. Cuando se logra el objetivo, se esconde la lata en un lugar seguro y alejado del alcance de la gente y durante todo el periodo en que el recipiente se encuentra escondido, los esposos nunca podrán reconciliarse. Para anular su maldición, ocurre buscar el envase y repetir tres veces el contrario de la expresión anterior; “te abrí no te abrí, envase”.


Ceremonia de bautizo

El bautizo del nombre

El complejo rasgo cultural del bautizo saharaui es mucho más que un ritual de pasaje en el que se institucionaliza la pertenencia religiosa de un niño. Entre los saharaui el bautizo es el que otorga el primer rasgo identitario al niño, su nombre.

Siete días después del nacimiento del bebé se organiza una fiesta muy grande para toda la comunidad, una fiesta social, abierta a parientes, amigos y vecinos. En esta misma ocasión en la jaima, apartadas de las celebraciones, se reúnen las mujeres de la familia de los cónyuges y padres del bebé, para dar comienzo al ritual que elegirá el nombre de la niña o del niño. Una variable cultural menciona que la elección del nombre se lleva a cabo sólo a partir del segundo hijo, porque el primer nacido llevará el nombre elegido por las mujeres de la familia del padre.

Las mujeres se disponen en grupo en la jaima y toman siete rosarios o siete palillos de madera en total; cada rosario, cada palillo, corresponde a un nombre. Luego se toma una taza de leche de camello o de cabra y dentro de la leche se meten los rosarios o los palillos. Entonces la taza se le da a la mamá, quien no ha mirado nada porque durante todo el tiempo dio la espalda a las mujeres, y ella sin mirar extrae tres de los elementos de la taza. Cada vez que se saca uno se dice en voz alta el nombre. Se vuelve a hacer el mismo ritual, pero esta vez se sumergen en otra taza de leche los tres rosarios o palillos elegidos; el primero que escoge la mamá será el nombre del niño o de la niña.

Se dice que en pasado, si para el niño se elegía un nombre igual al que tenía una persona presente en la fiesta de bautizo, esta persona debía traer un fusil al niño si era barón y un collar de oro o de piedras como las del rosario si era mujer.

Es posible que este complejo ritual no se tome en cuenta si una mujer, pariente o amiga de la familia, sueña con el nombre de la niña o del niño. En este caso o se le pone directamente el nombre que apareció en sueño, o se lleva a cabo de alguna manera el ritual del bautizo, pero si el sueño en cuestión era atinado, entonces saldrá el mismo nombre durante la elección del tsbih o del palillo de la leche.

Las relaciones conyugales y los espacios domésticos de género

La vida conyugal de una pareja saharaui depende en gran parte de la posibilidad que ambos tuvieron de elegirse recíprocamente. Al no ser así, es decir, si la familia de la pareja arregló la unión, entonces llevar la relación podría volverse complejo, hasta tal vez llegar al divorcio y a todo lo que culturalmente conlleva este paso.

Es opinión común que el desacuerdo familiar se puede traducir en peleas, pero no comporta la violencia física por parte del marido hacia la mujer. En todo esto si es el esposo quien de alguna manera falta de respeto a la esposa, la familia de ella puede interceder en la medida en que fueron ellos mismos a elegir el marido para su hija; tomándose la responsabilidad de su elección. Al contrario, dicho con las palabras de una mujer: si el esposo lo has elegido tu es tu problema; la familia no se mete mucho si necesitas ayuda.

La división de las tareas conyugales está bastante marcada, la mujer se debería ocupar de la casa y el hombre del trabajo. En la realidad no toda norma tiene límites tan rígidos y ocurre, si bien raramente, que un hombre desempleado ayude en los quehaceres domésticos a la mujer que trabaja: La mujer lleva a cabo el trabajo doméstico que es el trabajo más importante mientras que el hombre ayuda a la mujer en la casa y busca trabajo fuera de la casa. La tarea del hombre es cuidar a su mujer.

Según las saharaui entrevistadas para la religión islámica es preferible que las mujeres se queden en la casa para no pecar y también es aconsejable que una mujer casada adopte ciertas reglas de habla y de comportamiento no verbal: para la religión una mujer casada no puede platicar con otro hombre. Antes la mujer no saludaba a otro hombre que religiosamente no se podía saludar, ya ves que en el Islam la mujer sólo podía saludar a su hermano de sangre y a su hermano de lactancia; cuando la madre amamanta también los hijos que no son suyos. Actualmente este rasgo específico se volvió algo obsoleto, en el sentido que la mujer puede comunicar con más libertad con otros hombres que no pertenecen a su familia; sin embargo cabe destacar que las mujeres casadas siguen respetando algunos tabú de comportamiento inherentes a la división del espacio social y familiar con algún miembro de la familia del marido; la mujer no puede encontrarse en la misma habitación con el suegro o con el tío de su marido porque esto representaría una falta de respeto.

La educación sociocultural de los hijos concierne a los dos cónyuges, mientras que de la educación religiosa de la prole se ocupa exclusivamente el padre, al menos que esté imposibilitado en hacerlo: La prioridad de la educación religiosa de los niños la tiene el padre; sólo si el hombre está muy enfermo o está muerto, entonces la madre debe ocuparse de enseñarle la religión a sus hijos y debe estar siempre muy bien vestida y tapada.

Anteriormente en el bedía, los padres que se iban en búsqueda de la supervivencia lejos de la jaima y de su familia, pagaban unos maestros para que les dieran una educación islámica a sus hijos.

En torno a la alimentación y a la nutrición

Entre los quehaceres domésticos que delimitan el espacio femenino se encuentra la preparación de la comida. A partir de los 10-13 años la mujer saharaui, con base en las posibilidades económicas de cada familia, cocina y adquiere en las tiendas de las wilayas algunos alimentos que se añaden a la dieta compuesta por harina, arroz, lentejas, frijoles enviados por las organizaciones internacionales. En los mercados de cada wilaya se encuentran varios géneros alimentarios los cuales cebollas, zanahorias, pimientos, ensaladas, pepinos, tomates, remolacha roja y blanca, papas; frutas como kiwi, mandarinas, naranjas, plátanos y sobre todo dátiles, carbohidratos como la pasta y el pan y algunas galletas y plum cake, para tomar se encuentran tres entre las variedades de té verde más conocidas, pero también café soluble, zumos de fruta, leche y yogurt. También se adquiere la carne, incluso unos embutidos de vaca, pero la mayoría de las veces las familias saharaui matan a sus propios animales, casi siempre se trata de cabras y de camellos. La dieta de los saharaui en el bedía, antes de desplazarse en los campamentos estaba compuesta principalmente por lo que les otorgaban su medio ambiente y sus animales, parte integrante de la vida beduina. La carne de camello y de cabra, la leche y la grasa de los dos animales, el trigo y los dátiles constituían la alimentación cotidiana de la población saharaui.

Los platillos cotidianos elaborados con los alimentos citados son, entre otros: lebsisa (trigo molido, agua, grasa de cabra o camello, agua, azúcar); blgman (trigo molido, agua hervida, grasa de cabra o camello, leche, azúcar); zamit (legliya molida, azúcar, aceite, agua fría) cus-cus, (trigo molido, agua, si se tienen a disposición se agregan también papas, carne, zanahorias, cebolla, grasa de camello o de cabra); mraifisa o mela (pan de trigo sin levadura cocinado en la arena y carne cocinada natural, grasa de camello o de cabra); tishtar (carne seca a veces hecha con grasa de camello o de cabra); lilia (carne de camello, de cabra, grasa de animal); gars (leche que se echa en la arena o en una duna para conservarla. Se deja así unos cuantos días hasta que la tierra adsorbe el agua y deja la leche en la superficie; cuando queda espesa come manteca, se recoge y guarda. Cuando no hay leche a disposición se toma esta manteca, se le agrega agua y se obtiene una leche condensada); aish (trigo blanco, agua hervida, grasa animal de camello, de cabra, leche, caldo de carne); rop (dátiles sin hueso, hervidos y molidos, pasados con una gasa hasta recoger el zumo concentrado, al zumo se le agrega grasa animal); dshisha (trigo molido y pasado al tamiz, agua hervida con grasa animal, leche); lehsa (agua, harina, aceite o manteca y se sirve en el desayuno. Este plato la utilizaban las mujeres para aumentar de peso y también para aumentar la leche en las que han recién parido; además el lesha se considera un plato esencial en el mes de Ramadan); aish (trigo molido y filtrado con un utensilio llamado agarbal, agua, manteca, azúcar, leche).

Los platillos mencionados son parte integrante de la dieta saharaui y algunos de ellos como el rop lo comen por lo general los niños; para las personas ancianas no hay un platillo en particular, pero es importante que cualquier alimento se desmenuce atentamente antes de ser consumido.

Un aspecto que cabe mencionar, además de la preparación directa de la comida, son los espacios en donde se cumple el ritual de la alimentación, los lugares en donde se comen los platillos preparados por las mujeres. Los espacios de género que conciernen la alimentación han cambiado tajantemente en la cultura saharaui. En el pasado la mujer no podía comer con los hombres de su familia, con los hermanos, con su padre, a ellos se les daba de comer a parte, más aún si en la casa estaban unos huéspedes; explican las saharaui entrevistadas que se trata de una forma de respeto.

En la actualidad, las familias más conservadoras pueden comer con los hombres, pero no en el mismo plato, considerando que comer en el mismo plato es un rasgo común. Otras interdicciones atañen a la mujer casada quien no puede sentarse y comer frente a su suegro o al tío mayor de su marido; tampoco puede sentarse o tan sólo aparecer en la misma habitación en donde se encuentran ellos; al llegar uno de los dos la mujer está obligada en salir del mismo ámbito y debe taparse sobre todo el cabello y los labios.

Ahora las mujeres tienen mas libertad y pueden comer con sus amigas, amigos y hermanos, pero la interdicción hacia el suegro y el tío mayor de su esposo queda un tabú de parentesco muy arraigado; sólo el día después del final del Ramadán, o en casos excepcionales de enfermedad, se puede tener contactos con estas figuras masculinas prohibidas a la mujer.

En muchos restaurantes los espacios de la comida se dividen y la mujer tiene un lugar apartado y separado de la sala en donde comen los hombres; una mujer saharaui destaca que comer fuera de casa no es bien visto socialmente: no es una costumbre bien acepta: ahora se puede comer en un restaurante con los hombres, pero a los mayores no les gusta ver a mujeres que coman en la misma habitación de los hombres. Es decir, se puede pero está mal visto por algunos hombres ancianos. Los ancianos piensan que en los restaurantes no hay respeto para la mujer, piensan el restaurante como un cabaret; a los hombres no les gusta que sus mujeres vayan a los restaurantes.

Si bien la cocina y la comida conciernen sobre todo a las mujeres, la elaboración del té por lo general no comporta diferencias de género en sí, aunque su largo ritual presenta algunas prescripciones que una vez más conciernen al espacio de la preparación. El té verde está a la base de la cultura saharaui, es la bebida aglutinadora de la sociedad y catalizadora de las emociones cotidianas; en torno al vaso de té se cuenta, se escucha y se comparte. El largo ritual del té prevé un servicio completo compuesto por unos vasos pequeños de vidrio definidos hayati (lisio) o luaj (más cortos que los otros y poligonales), dos bandejas, sinia, una tetera, té verde, azúcar y agua dulce, un bracero al que se le agrega carbón, denominado ferna o meymar:

Es muy complejo realizar un buen té, no todos saben hacerlo. Se calienta el carbón y se pone el agua a hervir en la tetera, cuando hierve se le agrega el té y después de unos minutos esta agua se vacía en un vaso para que se limpie el té. Se vuelve a poner el agua a hervir, se quita del fuego y se agrega el azúcar directamente en la tetera y de nuevo se hierve el agua para la tercera vez. Ahora bien, se tratará de vaciar el té de vaso en vaso muchas veces hasta que se verá una espuma blanca, El primer vaso siempre se ofrece al huésped. Como adelantado, el té lo pueden preparar tanto las mujeres como los hombres, pero en presencia de huéspedes que no son de la familia el té lo preparan las mujeres de la casa, con toda probabilidad una de las hijas 3. Si en la casa se quedan sólo hombres que no son parientes, sino amigos, vecinos o conocidos, la mujer se retirará en otro ámbito de la habitación, entonces en este caso será el género masculino quien se encargará de hacerlo.

La maternidad y las normas de comportamiento antes del matrimonio

La sociedad saharaui, basándose en los fundamentos religiosos del Islam sunita, se rige sobre severas y ortodoxas normas vitales, sobre todo por lo que a las mujeres atañe. La virginidad, la sexualidad relegada al ámbito matrimonial, la procreación y la fidelidad femenina son aún los principios básicos sobre los cuales se fundamenta la familia saharaui.

Las fronteras que delimitaban las normas de comportamiento de la mujer, indiscutibles en el pasado tradicional contado por las madres y por las abuelas, en la actualidad de las jóvenes saharaui cambia de sentido, aunque no varía mucho en la práctica social concreta. Siendo la virginidad un valor absoluto para la mujer saharaui, un valor cuya ausencia compromete gravemente a nivel social tanto la mujer como su familia, está claro que las relaciones sexuales son interdictas en lo absoluto de la vida de una mujer antes de contraer matrimonio: Si una mujer ha tenido relaciones antes del matrimonio ese sí, es un lío porque existe esto de enseñar las sábanas todavía 4; hay que casarse virgen, es una vergüenza para la familia si no estás virgen... En el pasado del bedía este problema no existía porque las jóvenes se casaban muy temprano, a partir de los diez años.

Las relaciones prematrimoniales constituyen un concreto tabú de por sí y en este caso tiene sus consecuencias sobre todo desde el momento en que la sociedad se entera de que una mujer ha pasado el umbral de las restricciones a las que subyace. Cabe destacar que los problemas graves surgen cuando la mujer tiene relaciones con alguien con quién después no contraerá matrimonio, debido al abandono masculino y a su difusión social del acontecimiento. En este caso la primera consecuencia es la marginación y la consecuente dificultad en contraer matrimonio: La sociedad la rechaza, esta sociedad no perdona y es muy complejo porque un hombre está influenciado por su familia que también es importante. La familia te pone frente a la decisión, o nosotros o ella, y son muy pocos los hombres que se arriesgan a meterse entre la mujer y la familia.

Las relaciones extra-matrimoniales tienen las mismas consecuencias sociales que las pre-matrimoniales para la mujer; mientras para el hombre la consecuencia más grande es la separación, y no siempre, como bien lo destaca una mujer saharaui: El hombre tiene más libertad que la mujer; es complejo encontrarlo con otra mujer; pero se puede. Se pide el divorcio y él intenta “comprarla” para que ella vuelva, le hace regalos para que ella vuelva. La mujer puede pedir cualquier condición; mientras que otras mujeres son más estrictas y se acabó debido a la traición.

Otro caso totalmente diferente está representado por las relaciones pre-matrimoniales que revelan un embarazo como evidencia del acontecimiento. Como para el caso precedente, si la mujer se casa con el hombre con quien ha tenido relaciones, el problema no se verifica. Pero si la mujer se queda embarazada y el hombre se rehúsa de casarse con ella y por lo tanto de reconocer la paternidad, entonces la ruptura del tabú ya no constituye sólo un hecho individual, sino que se vuelve un acontecimiento público que es necesario marginar edificando unas estructuras de defensa de las normas culturales. En todo esto un juez se encarga de verificar verbalmente la paternidad del niño, pero si el padre se niega en reconocer su responsabilidad la culpa recae totalmente en la mujer quien se queda sola. Es para casos como éstos que existe una “escuela de educación” entre Smara y Auserd, en la que se ven obligadas a ir todas las mujeres que quedaron embarazadas debido a que contrajeron relaciones pre o extra matrimoniales. Se trata de una estructura que según las entrevistadas tiene la función social de defender a las jóvenes de sus familias porque al no estar allí padecerían de fuertes agresiones. Como lo dice una mujer saharaui entrevistada: la mujer va a la prisión, que no es una prisión, es una escuela de educación para proteger a las niñas porque la reacción de la familia pueden ser muy agresiva (...).

Las jóvenes se quedan sin poder salir y bajo estricto control de unas policías, también ellas mujeres, durante todo el embarazo hasta que no paren. Después del nacimiento, juntas con sus niños estarán obligadas a quedarse en este centro hasta que unos hombres pidan a las familias de las chicas el permiso de casarse con ellas 5. Es muy raro que una familia rechace la propuesta de casamiento por parte de cualquier hombre que se quiera casar con su hija, debido a las condiciones sociales en las que ella se encuentra. En este caso no importa la extracción social, no importan los estudios que tiene o no, no importa la dote, todo margen de elección está anulado, vale sólo la propuesta que frente a la sociedad salva parcialmente de la vergüenza tanto a la mujer como a su familia.

Sólo en el momento en que un hombre va a la “escuela” para recoger a la mujer, ella y su niño podrán salir de la estructura y re-insertarse en la sociedad bajo la prescripción matrimonial, no obstante el sello indeleble de la maternidad pecadora. Las palabras de una mujer entrevistada explicitan aún más la normalidad que se encuentra en torno a este rasgo: La prisión está entre Smara y Auserd, antes era el Hospital Nacional, está al lado de una escuela. Dentro están unas policías mujeres, sólo el guardia es hombre, se turnan sólo mujeres y el trato que tienen es normal sólo les dan informaciones y ya. Las mujeres se quedan ahí por un tiempo hasta que paren, luego las policías le dan formación a ella, hasta que no le encuentra un hombre quien se las casa. Marginan tanto a ella como a la familia. Ella va a parir a un hospital y el niño se queda con ella. Hay hombres quienes se casan con mujeres que han estado en una situación parecida. Cuando pares no te vas de ahí hasta que venga un hombre a pedir tu mano; antes va a la casa de los padres a pedir la mano de la chica.

Las relaciones extra-matrimoniales representan una falta tan grave con base en razones muy concretas. In primis están las motivaciones religiosas y además el hecho de que la sociedad saharaui empuja las parejas hacia la libre procreación, “cuantos más hijos mejor”, porque es necesario crecer demográficamente, es necesario ser más fuertes aún para estar preparados en retomar el territorio que la historia les quitó. Debido a estas motivaciones, los anticonceptivos para evitar las consecuencias de un incomodo y peligroso embarazo son interdictos de la sociedad saharaui, como lo menciona una mujer entrevistada: La sociedad está en contra de los anticonceptivos porque no somos una población muy grande y el objetivo es aumentar el número de la población. Aquí no existen otras revoluciones que no estén enfocadas a la causa saharaui. Sin embargo, como todo rasgo, la libertad personal tiene la última palabra a través de la elección de cada individuo.

El divorcio, la anulación y la separación

El Islam concibe tres diferentes maneras para que se acabe la unión matrimonial: una es la anulación del matrimonio pedida por ambos cónyuges, otra es el divorcio aprobado por los dos y la última consiste en el repudio unilateral.

En la actualidad la sociedad saharaui considera prácticamente sólo el divorcio y la anulación y esta última sólo en algunos casos que se analizarán. En la vida de un hombre y de una mujer saharaui no hay un número definido de veces en las que está consentido divorciar, la única restricción atañe a la imposibilidad de separarse de la misma persona no más de tres veces. Si ocurre que una pareja ya superó el número de separaciones consentidas pero se quiere volver a casar a toda cuesta, entonces es necesario que la mujer contraiga matrimonio con otra persona y sólo después de separarse será posible volverse a casarse entre ellos; sería como volver a empezar desde cero.

Por lo que respecta al divorcio no se trata exactamente de un muto acuerdo bilateral, como lo enfatizan unas mujeres entrevistadas: En la sociedad musulmana saharaui siempre es el hombre quien puede dar el divorcio, porque así lo dice el Islam. Es el hombre quien debe dar el divorcio porque la mujer es demasiado sensible y puede cambiar de idea el día después de que lo pidió. La supuesta sensibilidad de la mujer y los cambios de humor que se le atribuyen se vuelven un rasgo de identificación en el que ellas mismas se reconocen, a justificación de la edificación de la norma que deja sólo al hombre la posibilidad de romper la unión conyugal. Bien diferente de como se ha construido culturalmente el divorcio en la sociedad saharaui, según el Islam la mujer puede divorciar acordándose con el marido, a quien devolverá la dote, el mahr, que él le ha otorgado al casarse.

Una mujer llega a divorciar, pero depende seriamente de la voluntad del hombre quien puede decidir si dejarla libre o al no concederle el divorcio, atarla toda la vida a él, sin que nadie pueda efectivamente interceder bajo ninguna forma: Una mujer se puede divorciar pero con muchas dificultades y sólo cuando el hombre quiere.

En la sociedad saharaui, si una mujer quiere el divorcio es necesario pasar por algunas etapas obligatorias. Según las entrevistadas, si la mujer quiere el divorcio y el hombre no quiere concederlo, una primera etapa consiste en intentar aconsejarla para que ella cambie de idea; estos consejos además que ser verbales consisten en dormir en habitaciones separadas, cuyo objetivo es de dejarla libre de pensar, pero a la vez de punirla. Si por medio de este primer intento no se obtienen los resultados esperados, el hombre está autorizado por la sociedad a usar la fuerza física contra su esposa; lo importante, dicen unas mujeres, es que esté atento a no dejarle signos en el cuerpo: el hombre le puede pegar a la mujer siempre y cuando no le deje la piel marcada 6. Si tampoco la fuerza física funciona, y la mujer está firme en su decisión de divorciar, se intenta el arreglo con unos testigos, tanto por parte de ella como de él, quienes tienen el rol de mediadores. Dos son los días de prueba después de la intervención de los testigos, además de los cuales si aún existen los presupuestos para la separación, entonces el hombre debería (debería) concederle el divorcio a la mujer. Ésta es la norma compartida por la sociedad saharaui, pero en la realidad el marido puede decidir de no conceder el divorcio a su esposa y es más, puede causarle un daño ulterior. El hombre según el Islam puede casarse hasta cuatro veces y no obstante en la sociedad saharaui la poligamia es un rasgo siempre menos actual. Lo que puede ocurrir es que el hombre puede volver a casarse, abandonando a la mujer y no concediéndole el divorcio, dejándola en una especie de limbo sociocultural que impide a ella de volverse a casar, hasta que la separación de su esposo no sea efectiva y legal. La mujer se encuentra por lo tanto en una posición muy crítica frente a la sociedad, de hecho está como suspendida entre el estado de casada y el de abandonada; este status toma el nombre de le’alága. Pero el daño que un marido puede ocasionar a su esposa no se acaba con rehusarse en conceder la separación. A menudo ocurre que si un hombre quiere consigo los hijos, utiliza el divorcio como medida de chantaje, proponiendo a la mujer un intercambio: su libertad, el divorcio, en cambio de su prole.

Si en fin se obtiene la separación, la mujer realiza una gran fiesta organizada por sus familiares y amigas en su jaima, la misma que el marido le ha dejado porque así lo quiere y requiere la sociedad. De hecho es el único bien material que recibirá de su ex pareja, a parte de la ayuda económica mensual para los hijos, que le otorgará tanto él como su familia y los vecinos, la solidariedad social de la familia extensa.

La mujer separada es sustancialmente una mujer libre, que ya no depende totalmente de las decisiones familiares, pero que tampoco está más subyugada a la voluntad marital. Símbolo de esta libertad es la fiesta, el tiempo del caos que rompe la norma, el tiempo de la verdad y de las máscaras a la vez; la mujer se pone sus joyas, se maquilla, baila, canta. Las entrevistadas dicen también que esta fiesta tiene otras significaciones: por un lado tiene la función social de enseñar al hombre su desventura en haber perdido una mujer así, por el otro la fiesta de divorcio anuncia la libertad y con ésta la posibilidad de volverse a casar de nuevo, pero no antes que transcurra al-‘idda, el periodo de “limbo social” en el que una mujer divorciada no puede tener relaciones con otro hombre.

Otro caso para acabar con la unión matrimonial es la anulación, como mencionado anteriormente. El matrimonio se puede anular, pero en la sociedad saharaui no se considera un digna substitución al divorcio, que como se vio se puede volver una praxis desgarrante para una mujer.

Los únicos casos en los que es factible anular la unión conyugal se verifica si los padres de la esposa desconocen su intención de casarse o no aprueban la unión; además si el hombre no entrega la dote a su esposa, tal y como la acordó con la familia de ella el día de la boda. Un único otro caso concierne una cláusula del contrato matrimonial. Esta cláusula es una condición de fidelidad por medio de la que se anula la poligamia masculina y literariamente se escribe: ni antes de ella ni después de ella. Con esta fórmula el hombre se empeña a no tener mujeres durante el matrimonio, pero también de no haber tenido otras novias antes de casarse. Al no respetar esta condición la mujer se puede apelar al juez y pedir la anulación de la unión matrimonial. La única excepción a ésta fórmula concierne la imposibilidad de la mujer en tener hijos, pero no queda claro si se anula la condición de exclusividad sexual y emocional o si se anula definitivamente el matrimonio.

No tener hijos es algo muy grave en la sociedad saharaui; son ellos el fulcro de la unión matrimonial, componente esencial para la realización personal y de la pareja, y al no lograr hacerlos vienen menos los presupuestos sobre los que se fundamenta el matrimonio y falla su objetivo principal que es la reproducción.

El divorcio es una de las primeras consecuencias de no tener hijos y también la marginación social; inútil decir que volver a casarse puede ser muy complejo; no obstante, cabe decir que no todas las entrevistadas comparten este dato. Con sesgos diferentes, pero en la misma situación, se encuentra un hombre quien no puede tener hijos, quien está obligado a conceder el divorcio a la mujer y a responsabilizarse por ella desde el punto de vista económico. También sobre el mantenimiento de la economía post separación hay muchas variables, en fin, se puede decir que no se trata de una pauta muy estructurada y que puede variar de familia a familia, sobre todo de hombre a hombre.



Notas

nota 3: Cabe mencionar que en el pasado los hombres preparaban el té en presencia de los huéspedes, más aún si entre ellos se encontraba un hombre que no era ni un miembro de la familia ni un vecino. Las mujeres hacían el té sólo para su familia y para sus amigas o amigos muy íntimos de la familia, debido a que si una mujer preparaba el té a unos hombres, ella era susceptible de provocar el celo de sus hermanos.

nota 4: Rasgo cultural propio de varios contextos de la cuenca mediterránea y del mundo árabe, que consiste en exponer públicamente las sábanas manchadas de sangre virginal de la primera noche de boda.

nota 5: Algunas personas, hombres de manera particular, destacan que al contrario de lo que se menciona en el texto tales normas no son más tan estrictas como en el pasado, que en la actualidad las mujeres pueden salir del centro después de haber parido y no están más obligadas a contraer un matrimonio reparador para salir de la “escuela”.

nota 6: Según algunas otras interpretaciones, por cierto siempre subjetivas, estas prácticas están relacionadas con la shari’a islámica, pero no se llevan a cabo en la sociedad saharawi.


Proyecto Zagharit Introducción La medicina tradicional La mujer en la familia
La construcción de la belleza femenina La mujer y la educación escolar La mujer y el trabajo Glosario


LA CONSTRUCCIÒN DE LA BELLEZA FEMENINA:
TRATAMIENTOS, PERFUMES, VESTIMENTA TRADICIONAL, JOYAS

En la actualidad la mujer saharaui utiliza varios productos para embellecerse; el maquillaje, la henna, los perfumes, pero la mayor parte de la atención femenina está dedicada al cuidado de su piel. Las mascarillas para hidratar, pero sobre todo para aclarar, para blanquear la piel constituyen uno de los signos que es necesario interpretar para entender la concepción de la belleza femenina que tienen las mujeres saharaui. El ideal estético en el que se basa la cultura saharaui pone en evidencia la gran cantidad de ungüentos y pastillas que utilizan para alcanzar tal ideal:

En la actualidad la mujer saharaui utiliza varios productos para embellecerse; el maquillaje, la henna, los perfumes, pero la mayor parte de la atención femenina está dedicada al cuidado de su piel. Las mascarillas para hidratar, pero sobre todo para aclarar, para blanquear la piel constituyen uno de los signos que es necesario interpretar para entender la concepción de la belleza femenina que tienen las mujeres saharaui. El ideal estético en el que se basa la cultura saharaui pone en evidencia la gran cantidad de ungüentos y pastillas que utilizan para alcanzar tal ideal:

La mujer saharaui debería tener el rostro redondo y blanco sin manchas, la nariz chiquita, los ojos grandes pintados de negro o café-miel, los labios negros y las encías obscuras, los dientes blancos el cuello largo, el cabello lacio y largo, el tamaño del pecho mediano, las uñas finas, las manos pequeñas, sencillas, los hombros rellenos, la cintura chiquita, la cadera grande, las piernas gordas, no debe tener tobillo fino, tiene que ser todo parejo desde la pantorrilla hasta el talón, además debe tener el pie pequeño (...). Es complejo encontrar todos estos aspectos en una mujer, nadie es perfecto sino Dios.

Para acercarse a este ideal de belleza renacimental materna, alentadora con su blanca gordura y blandura, la mujer saharaui ha encontrado algunos de los que ha identificado como remedios, como por ejemplo utilizar cremas blanqueadoras e intentar engordar por medio de cremas y pastillas de dudosa proveniencia y de atestada peligrosidad.


Tratamiento de dátiles para engordar



Tratamiento natural preparado para el curandero para engordar

Se individuaron unos tratamientos de corticosteróides precisamente de la dexametazona® y unas pastillas que de costumbre se utilizan para engordar el ganado, pero no se logró identificar el principio específico del medicinal. A las mujeres que utilizan este tipo de tratamiento se les nota, debido al subitáneo y deforme hinchazón del rostro y del cuello. Actualmente el utilizo de tales remedios ha disminuido levemente gracias a las campañas de sensibilización por parte de los médicos, asimismo debido a las graves consecuencias de salud que ya tuvieron muchas mujeres, consumidoras del tratamiento. Una mujer entrevistada cuenta que: uno de los aspectos fundamentales aquí es que la mujer sea un poco gorda y toman pastillas para engordarse. Pero estas pastillas no son saludables porque se utilizan para los animales, se utilizan para las vacas. Es un tratamiento para engordar el ganado y empezaron a utilizarlo sin saber las consecuencias que les podría traer, la mujer siempre sale deforme porque este medicamento engorda el cuello, los hombros, el pecho, la cara y la barriga; dicen “a forma de ganado”, al engordar la cara y te das cuenta porque tienen la cara desformada.

Un curandero entrevistado en su tienda de herbolaria destacó que las sustancias asumidas por las mujeres para engordar se llaman drgh que no se adquieren en una farmacia, sino en los mercados: Muchas mujeres incluso vienen aquí hinchadas, con los ojos hundidos y yo les doy algo para desincharse. Es un tratamiento de dátiles con otras plantas medicinales. Incluso yo mismo preparo un tratamiento para engordar, pero natural.

Otro remedio para natural engordar es el llamado lbluh y consiste en comer cous cous seco con agua o leche todos los días y en cantidades excesivas con respecto de una normal porción.

A parte de los tratamientos invasores y altamente peligrosos se encuentran otros que son inocuos como el maquillaje y algunos más que son inocuos relativamente, como las mascarillas para blanquear la piel.


El maquillaje

    No obstante la melhfa deja descubierto todo el rostro, los ojos constituyen un atractivo notable en el concepto de belleza saharaui. Éstos se maquillan a menudo con una piedra negra llamada al-quihla, a la que se atribuyen funciones terapéuticas para la vista. El quihla se aplica también en los labios dejándolos ligeramente negros, pero nunca demasiado; se trata de un maquillaje muy suave ya que las mujeres saharaui se maquillan poco. Otra piedra de color rojizo se utiliza como sombra y también se le atribuyen propiedades oftálmicas terapéuticas. Actualmente estas piedras son más utilizada por las mujeres mayores, mientras las más jóvenes utilizan los cosméticos industriales, los que llaman “químicos”.

La mayoría de los productos para el maquillaje se encuentran en las tiendas y son de importación, casi siempre se trata de productos que llegan de Mauritania, pero también de las casas internacionales de cosmética más conocidas; el único riesgo que se corre es que sean productos vencidos. Asimismo se registra un notable utilizo de productos herbolarios, adquiridos en tiendas específicas o preparados por ellas mismas.

El maquillaje sobrio hoy es aceptado socialmente y la mujer puede utilizarlo en la cotidianidad, mientras en pasado la belleza efímera del maquillaje era relegada al área doméstica, a uso exclusivo del marido quien era el único quien podía admirar aquel mimo que la mujer no se podía permitir de llevar públicamente, y que se posibilitaba sólo en la esfera privada. Esto es: En el pasado la mujer se maquillaba solo para el esposo, es decir que el maquillaje se lleva sólo en la casa para su esposo, ningún otro hombre la puede ver; si sale, se lo tiene que quitar. Además la joven en pasado se empezaba a maquillar muy temprano para su marido, en efecto desde que se casaba.

Actualmente las jóvenes se empiezan a maquillar desde la adolescencia, cuando también se ponen por primera vez la melhfa y la única interdicción es inherente a la acción de maquillarse, frente a una mujer más grande que ella y menos que nunca frente a un hombre; como si al no ver la acción ésta no se realizara. También el tinte de henna se puede considerar un tipo maquillaje y por definición es un símbolo de belleza en la cultura saharaui. En la actualidad se utiliza durante las festividades, sobre todo en la boda, y se aplica en las manos y en los pies.


La henna pintada en las manos de una mujer saharaui

Las mascarillas y las cremas

Las mascarillas par el cuidado de la piel, para las arrugas, pero sobre todo para blanquear, como se mencionó anteriormente, son el verdadero fulcro de la cosmética natural de la mujer saharaui. Muy elaboradas, las mezclas de verduras, plantas, henna y grasa animal constituyen los tratamientos cotidianos que a menudo llevan las mujeres durante días; es muy frecuente ser recibidos en las jaimas por mujeres saharaui con el rostro de un color azul, gris, o con un espeso estrato de crema que deja descubiertos sólo los ojos y la boca.

En el pasado las mujeres utilizaban una crema casera compuesta por la grasa de las cabras, el azafrán, el huevo, la leche en polvo. Todo debía ser dejado por breve tiempo para que no tiña ulteriormente la piel; este tratamiento se utilizaba para quitar el bronceado y para las manchas del sol. También se utilizaba una mezcla a base de harina de trigo molido y leche en el rostro y en los brazos para atenuar las arrugas.

Ahora la cantidad de mascarillas se ha netamente multiplicado; se alternan los mismos ingredientes para crear un sin-número de tratamientos. Para quitar las arrugas los tratamientos más utilizados para las mujeres de todas las edades son los siguientes:

  • pepino sin cáscara licuado para el rostro;
  • rodajas de pepino para los ojos;
  • harina de trigo a la que se agrega yogurt, para el rostro y los brazos;
  • plátano sin cáscara, machacado, al que se le agrega leche en polvo entera (no leche en polvo desnatada).

Para suavizar la piel del cuerpo y el pelo, pero también para las arrugas.

  • Cazul, un polvo que se encuentra también en barras fáciles para disolver. Se disuelve en agua y se unta en todo el cuerpo, incluyendo el cabello. Se debe esperar que seque para quitarlo. También es para las arrugas, para limpiar el cuerpo y para suavizar el pelo.
Para suavizar y aclarar la piel:
  • Halba, una planta. Se hierve en muy poca agua durante dos veces y se deja enfriar. Con un algodón se aplica esta loción en el rostro y si se quiere también en todo el cuerpo. Las mujeres casadas la utilizan poco porque tienen un olor muy penetrante.
  • Jarata es uno de los tratamientos más comunes entre las mujeres saharaui y consiste en tomar un poco de grasa de cabra y embarrarse las manos con ella; luego se toman algunos hilos de tejido de nila y se friegan entre las manos, para que la grasa se colore con la pintura del tejido. Este ungüento se aplica en el rostro. En el presente en lugar que la grasa de cabra se utilizan otras cremas con la vitamina E, pero también cremas blanqueadoras con las que no te puedes exponer al sol porque pueden manchar la piel. Esta es una de las razones por las que las mujeres saharaui salen de la casa con guantes de lana, bufandas entorno a las mejillas y al mentón y lentes grandes para que no les toque tampoco un rayo de sol.
  • Esta mascarilla se deja en el rostro para uno o dos días y se duerme con ella.
  • Lejmíra, levadura. Se toma un pedacito, se utiliza con yogurt o agua o leche en polvo entera, no simple. Se utiliza para los brazos y la cara cuando se ha tomado mucho sol y sirve como una cura para quemaduras de sol.
  • Lekar es una crema espesa traída de Mauritania y se utiliza para quitar las manchas de los codos y de los tobillos.
Para el cuidado del cabello:
  • Baño de aceite con el halba. Se calienta el halba con el aceite de olivo y se embarra el cabello; luego se cubre con un pañuelo. Se deja aproximadamente media hora. Sirve también para suavizar el cabello después de los tintes de henna o de los tintes “modernos” que llegan a los campamentos desde Mauritania o Argelia.
Dentro de los tratamientos para el cuidado femenino la depilación no tiene un rol particularmente importante, porque en pasado los bellos se quitaban nada más de las axilas y actualmente, además que éstas, la depilación se extendió a los brazos, a las piernas y en medida excepcional al rostro. En el pasado del bedía las mujeres se depilaban con la ceniza de carbón masajeada bajo de las axilas hasta la caída total de los pelos. Actualmente, además de las cremas depilatorias que se logran encontrar en los campamentos se utiliza el helwa, que consiste en una mezcla de agua y azúcar calentado. Además las jóvenes suelen agregarle limón y zumos en polvo o líquido; alguien más le pone aspirina® machacada, sin que nadie supiera explicar la razón de tal utilizo.

Mirachat

Los perfumes y el bajur

Dentro de la cultura saharaui los inciensos perfumados, el bajur, son muy difundidos y se utilizan cotidianamente para perfumar la jaima, la casa, para impregnarse con el humo denso y aromático del incienso quemado en el brasero con el carbón y por medio del mirachat, un utensilio de metal. Se acostumbra que durante algunos minutos las mujeres pongan arriba del humo perfumado algunos trozos de la melhfa u de otros pañuelos que traen puestos, para que el aroma penetre en las fibras de los tejidos y ahí se detenga; lo mismo hacen los hombres con el turbante. El bajur esta compuesto por un grupo de plantas aromáticas como el tidikt, umukuairisa (ergueta), ud legmary, ud ned, daru, tasirguimit, tara, las mismas que se muelen, se pasan por un tamiz y luego se salpican con mucho perfume. Algunas se compran ya preparadas, mientras otras las preparan las mujeres. Además del bajur se utilizan una variedad inmensa de aguas de colonia y desodorantes spray para perfumar generosamente a los huéspedes que llegan de visita a la jaima.

En pasado para que el perfume permaneciera en toda su fragancia durante tiempo, la mujer acostumbraba preparar unas bolsitas de nila en las cuales envolvía unas cuantas plantas aromáticas: tara, tidikt, umukuairisa, aambar, garanful, éstas se molían y esparcían con gotas de perfume; luego las bolsitas perfumadas se aplicaban en los nudos de la melhfa, los jilitha.


Trenzado con piedras de vario tipo en una niña saharaui

Las joyas

Tanto en el pasado del bedía como en la actualidad de los campamentos la mujer saharaui lleva adornos de vario tipo, calidad y material. La diferencia sustancial entre los que se utilizaban y los que se llevan ahora reside en los metales que se tienen actualmente a disposición en los campamentos, pero también de los que se logran importar sobre todo desde Mauritania, pero también de otros contextos.

La mujer saharaui de todas las edades disponía de una vasta cantidad de diferentes piedras, perlas coloradas y conchas que llevaba como collares, aretes o pulseras. Una taxonomía de las mismas nos puede ayudar a entender cuántas y cuáles se utilizaban:

  • lajrab, perla verde y roja;
  • amjun, concha pintada sólo y siempre de color blanco;
  • lebker, piedra preciosa natural, verde, marrón, roja y azul marino;
  • lgry, perla amarillas y roja;
  • shriaa, perla blanca, azul y verde;
  • echiil, perla roja;
  • marfi, perla roja;
  • waldud, perla roja;
  • nil, perlas blanca y azul a rayas, pero puede haber también de otros colores;
  • shaai, piedra redonda, morada, pero también café claro y oscuro y verde;
  • cus, perla de forma alargada, blanca, roja, café, verde, azul, gris; se encuentra de todos los colores;
  • jdail, perla de tamaño grande que se pone en el trenzado de las niñas. En el trenzado se ponen sólo tres jadil y luego otras perlas más pequeñas;
  • lblah, piedra verde, café oscuro y tenue. Es una de las piedras pequeñas que con el jadil se ponen en el trenzado de las niñas;
  • abshoufni, collar compuesto por perlas pequeñas. Este collar se abre y se pone dentro el trenzado de las niñas. Se hace una larga trenza, como un lago flequillo y se pasa en lo ancho de la frente, luego se deja caer por un lago con el abshoufni.
  • zriba, trenzado-moño que se hace apenas arriba de la frente. En este moño se pone una perla llamada fasha.


Trenzado con piedras de vario tipo en una mujer saharaui

Jeljal

Los collares pueden incluir todas las piedras mencionadas, pero debían siempre incluir tres grande piezas, colgantes, de plata cuadradas llamadas bagdad, de las que toma el nombre este tipo de collar. Parecido al bagdad pero más largo ya que llega hasta el pecho, es el collar llamado hmail que tiene los colgantes de plata mucho más grandes. Las pulseras y los anillos estaban hechos de plata sobre todo, pero también de sango, de perlas y de kus. Muy común era el jeljal, un precioso adorno de plata rígida y parcialmente lisia con al centro una forma cuadrada que lleva un grabado; es de forma semi-esférica y no se cierra y al final de las extremidades en las cuales están dos bolitas también de plata. Esta joya, muy pesada debido a la plata, se llevaba en el tobillo y existen diversos tipos de ella con base en el tipo de grabado que se llama dag; el dag erquif y el dag ludaa.

En la actualidad las mujeres ya no utilizan a menudo las piedras y las perlas llevadas por las generaciones de las mujeres beduinas, porque muchas de tale piedras se ponen en el trenzado, el mismo que se realiza sólo en determinadas ocasiones, como algunas celebraciones para las festividades y las bodas. Cabe mencionar que la noche de la boda la mujer puede llevar un grupo de perlas que toman el nombre de fechit legran.

Ahora, como bien lo ejemplifica una joven saharaui las mujeres llevan varios tipos de joyas y bisuterías: Ahora lo que se ponen las mujeres son cualquier tipo de joyas mojadas en oro y en plata que no tienen mucho valor, pero igual pueden utilizar tanto las piedras del pasado, también rosarios de piedras preciosas y todo lo que está de moda según la calidad y el precio.

En torno al oro existe un tabú muy arraigado: no lo pueden llevar todas las mujeres que pertenecen a las tribus descendientes de Sidahamed Erguibat; llevarlo puesto podría tener consecuencias nefastas para toda la familia.

El vestuario: el daraa, la melhfa, el izar y el nagcha

Si se tuviera que elegir un elemento representativo de la identidad femenina saharaui no cabe duda de que se optaría para el vestuario tradicional: la melhfa. Las mujeres saharaui se reconocen en ella y la textualizan como un rasgo relevante de distinción entre ellas y las otras mujeres del mundo árabe.

Desde cuando nacían, las niñas de las familias beduinas se vestían con el traje tradicional, el darraa, compuesto por una tela de color negro cocida en las extremidades inferiores con un bordado en el cuello, o mejor en el hueco de abertura para la cabeza. Actualmente la darraa la llevan sólo algunos hombres ancianos, o los jóvenes con ocasión de alguna celebración tradicional.


El tejido de la melhfa

Poniendo la melhfa

La melhfa puesta

Desde la pubertad-adolescencia la joven empezaba y empieza actualmente a ponerse la melhfa, ocultando su cuerpo y su cabello bajo una larga y ancha tela que establece un nuevo perímetro de sus formas, escondiendo las suyas como el Islam quiere y requiere; éste será el traje que llevará puesto a partir de ahora para toda su vida de adulta. La melhfa actualmente está disponible en numerosos tejidos, de diferente calidad, pero su medida es estándar: 10 metros de largo y aproximadamente 2 metros de ancho, varía de algún centímetro dependiendo de la altura de una mujer. Tanto antiguamente como en la actualidad la unidad de medida de la melhfa son los codos. Se toma la medida desde el codo hasta el pulso para dos veces y a los hombres quienes miden correctamente el tejido se les dice que tienen “el codo de la razón”.

Los tejidos de las melhfas llegan a los campamentos desde muchos contextos, cercanos y no, por esta razón antes era el hombre quien compraba las melhfas para su esposa al contrario hoy en día se pueden encontrar aquí en los campamentos en las tiendas de los mercados de cada wilaya. Como lo evidencia una mujer saharaui: De costumbre se compraba la tela en Mauritania porque aquí no producíamos nada. Ahora los comerciantes compran los tejidos en Mauritania y lo venden aquí; así que nosotros compramos aquí la tela para hacer las melhfa. Estas telas vienen de Mauritania, Níger, Senegal, India, Emiratos Árabes Unidos, Marrueco, Francia, Mali y más (...).

Cabe destacar que la heterogeneidad de melhfas que actualmente se encuentran en los campamentos eran impensables en la sociedad saharaui beduina y efectivamente había sólo un tipo de vestuario para las mujeres: la melhfa de tejido de nila o de algodón del mismo color, arriba de la cual se podía llevar el izar azul (blanco es sólo para la esposa) y bajo del cual se podía llevar el nagcha.

La melhfa de nila es un tejido preciado monocromático, color azul noche que las saharaui beduinas utilizaban sólo después de haberse casado; todavía en la actualidad algunas familias impiden a sus hijas de llevarla antes de contraer matrimonio. La peculiaridad de esta melhfa es que el color azul no está tratado con ningún tipo de fijador; por lo que los pigmentos de color destiñen la piel de quien la lleva puesta. En torno a este mismo color se crearon unos dispositivos terapéuticos según los cuales la nila tiene propiedades oftálmicas y dermatológicas curativas, fregando el tejido en el rostro hasta que se quede de color azul-gris y así se debe dejar para unas horas, como lo afirman muchas mujeres saharaui: La melhfa tiene propiedades terapéuticas para la vista y para la piel del rostro Se friega en el rostro y deja un color oscuro en la piel; se hace la mañana y se lava después el atardecer; así la piel es más suave.

El Izar es un tipo de tela blanco y azul, del mismo tamaño que la melhfa y se pone arriba de la melhfa en cualquiera ocasión festiva. El nagcha también mide como una melhfa, pero se dobla por medio de una faja y se ata en la cintura de la mujer, quien lo puede poner sólo si está casada o en ocasión de algunas celebraciones: lo puede llevar sólo la mujer casada para una ocasión particular, pero para algunas ocasiones tradicionales lo ponen también las chicas que aún no están casadas.

En la sociedad saharaui actual las melhfas de miles de colores, dibujos y tejidos a disposición aumentaron notablemente; entre éstas algunas toman su nombre del tejido con el que están hechas, otras del nombre de la ciudad de proveniencia y son: las Tubita, las Kneiba y las Qumayri, ambas muy caras, Dubai, Swesra, Shifón, Lj’yata, Ashamha, Shag-gat Albakat, Sag-gat Bigi. También hay dos telas, Flayeh acharg y Kay lanzas, que son muy parecidas a la nila, pero mucho más económicas porque son de menor calidad y no tienen las propiedades terapéuticas que tiene la nila.

Además del mercado que rindió más disponibles las melhfas de todo tipo, en la sociedad saharaui actual hubo otras clases de cambios con respecto del vestuario tradicional y es que las jóvenes, tal como lo destacan algunas mujeres entrevistadas, ya no se ponen falda bajo la melhfa sino el pantalón. Otro cambio importante en el vestuario es que las jóvenes bajo la melhfa traen el pantalón, aunque los ancianos no quieren y prefieren que las jóvenes se pongan una falda larga arriba de los pantalones, para que no se vean como un hombre. La mujer ha empezado a utilizar los pantalones para quedarse más cómoda y porque se está imponiendo la juventud que usa los pantalones.


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La construcción de la belleza femenina La mujer y la educación escolar La mujer y el trabajo Glosario


LA MUJER Y LA EDUCACIÒN ESCOLAR:
ENTRE LOS CAMPAMENTOS Y EL EXTRANJERO

El ámbito escolar, estudiantil, universitario parece ser el único aspecto de la cultura saharaui en el que las diferencias de género son reducidas al mínimo, es posible atreverse a decir que actualmente no existen. En nivel de escolarización disparejo que en pasado era tajante debido a la temprana edad en la que una mujer, una niña, contraía matrimonio, hoy es igual al del hombre. La edad en la que una mujer se ve socialmente obligada en casarse ha notablemente aumentado y con ella la posibilidad de completar los varios niveles de estudio, desde la primaria hasta la universidad.

Las consistentes campañas de alfabetización garantizaron que en cada daira de cada wilaya estuvieran kinder y escuelas primarias mixtas, desde el primero hasta el sexto grado; en Auserd, Smara y Aaiun se encuentran respectivamente 6 kinder y 6 escuelas primarias, en Dakhla están 7 kinder y 7 primarias; además en el “27 de febrero” están una escuela primaria y 2 kinder uno de los cuales es una guardería que acoge a niños desde los dos hasta los tres años. Mientras las wilayas toman simbólicamente el nombre de las principales localidades del Sahara Occidental, las escuelas como el 27 de febrero son llamadas con las fechas claves de la historia de la RASD. Si bien el “27 de febrero” nace como un instituto profesional para mujeres, administrado por la Unión Nacional de Mujeres Saharaui (UNMS), y no es propiamente una wilaya, ya hace mucho tiempo se volvió un centro en el que confluyen varias actividades sociales y económicas de la UNMS.

Actualmente se encuentra una sola escuela segundaria en todos los campamentos y es la del “12 de octubre”, que las mujeres entrevistadas consideran de muy baja calidad; sin embargo hasta el mes de febrero 2006 se podía contar con la escuela segundaria del “9 de junio”, que fue destruida por las inundaciones y aún no se reconstruyó. Una atención a parte merece la escuela de educación para niños y jóvenes con problemas psicomotorios en la wilaya de Smara. Además de las segundarias para niñas y niños, en los campamentos se encuentran dos escuelas de formación profesional femenina: las ya mencionadas “27 de febrero” y la “Olof Palme”, dos institutos de especialización exclusivamente para las mujeres en las que se imparten numerosos talleres.

El sistema escolar en los campamentos es totalmente gratuito, libros y papelería incluida; como se destaca en las entrevistas todos los saharaui tienen la posibilidad de frecuentar la escuela primaria y también la segundaria del “12 de octubre”; las diferencias sociales se notan desde el sexto grado hacia adelante, durante los estudios universitarios.

La educación escolar actualmente no es obligatoria, pero lo ha sido; sin embargo las mujeres entrevistadas dicen que es un deber moral de las familias que sus propios hijos estudien y se preparen. Cada día, durante 4 horas por la mañana y 3 por la tarde los niños desde los 6 hasta los 12 años están insertados el sistema escolar de los campamentos. Llevan muchas materias, entre las cuales idiomas y enseñanza coránica según el programa gubernamental y el abandono escolar es prácticamente inexistente; pero a pesar de esta asidua escolarización la media de los jóvenes saharaui aprende a leer a los 10 años: Por lo general desde el cuarto o quinto grado aprenden a leer y a escribir; más o menos a la edad de 10 años.

Todas las mujeres entrevistadas coinciden con que si los padres no guían a los hijos durante los primeros años de aprendizaje escolar, entonces el recorrido hacia la alfabetización se puede volver complejo; reponiendo de tal manera una extremada confianza en el núcleo familiar, pero una consecuente desconfianza en el programa escolar local: No hay una edad precisa y sobre todo no depende directamente de la escolarización. La familia es muy importante en este proceso de aprendizaje de la lectura y de la escritura debido a que es dentro del núcleo familiar que se aprende, si los padres tienen tiempo para dedicarles a los niños. Al contrario se puede llegar también al tercero o cuarto año de escuela sin saber ni leer ni escribir.

Además de la escuela para las mujeres en los campamentos se llevan a cabo varios cursos de todo tipo: de informática, de páginas Web, de periodismo, de audiovisual, costura, de corte y confección, de secretaria y otros más (...). Pero los que se realizan en la escuela del “27 de febrero” tienen la ventaja de la electricidad, porque en las otras wilayas la luz se interrumpe a las 14.00 horas y los cursos se deben detener.

Los profesores por otro lado no son muchos; se cuenta con un maestro cada grado escolar, conformado por dos grupos de alumnos, cuyo número varía con base en los estudiantes inscriptos. Además está un profesor de idioma español y otro de idioma árabe y hassaniya para cada grupo; la primaria del “27 de febrero” es la única escuela en donde, español a parte, un grupo de alumnos estudia también el idioma francés. Los profesores ejercen su trabajo por medio de la licenciatura o por medio de la experiencia, la misma que en algunos esporádicos casos puede sustituir el título; mientras antes podían enseñar con el grado pre-universitario, como se destaca en las palabras de una mujer: Antes le daban plazas a todos quienes tenían el título pre-universitario; ahora es necesaria la licenciatura o el título de un politécnico educativo. Hay que decir que este reglamento se aplica el 98% de las veces, ya que se da el caso de profesores que obtienen las plazas debido a la experiencia que tienen en la educación.

Un inspector evalúa cada tres meses el trabajo de los profesores de idioma árabe y español; su salario depende por el 90% de la evaluación que el inspector lleva a cabo, verificando el programa de estudio y la presencia o la ausencia en el lugar de trabajo.

En la actualidad los profesores que trabajan en los campamentos se licenciaron al extranjero y al acabar el ciclo de estudio universitario vuelven a los campamentos saharaui para contribuir a mejorar su contexto socio-cultural. Cabe destacar que los saharaui que emigraron para estudiar, en los campamentos realizan varios tipos de trabajos que dependen de la especialización que tienen; no es posible realizar cualquier tipo de labor en el contexto de un campamento de refugiados, en donde la mayoría de los servicios son reducidos al mínimo. Dicho con las palabras de las mujeres entrevistadas: Todos quienes tienen la posibilidad económica de estudiar al extranjero vuelven a los campamentos y prestan servicios a la comunidad. Debido a las condiciones de refugiados, los saharaui pueden trabajar en varios campos que no siempre corresponden a lo que estudiaron. Quienes estudiaron la carrera de médicos aquí trabajan en los hospitales, mientras quien al contrario estudió contabilidad no puede trabajar en un banco porque aquí no hay, pero se puede volver maestro y puede enseñar sus conocimientos.


Escuela primaria 5° año, Isabel Fiadeiro, 2008

Kinder, Isabel Fiadeiro, 2008

La escuela especial de “Castro”

  Dentro de las escuelas que se encuentran en los campamentos, considerándolas tanto desde el punto de vista estructural como desde los alumnos y los maestros, una atención peculiar merece la escuela para niños y jóvenes con problemas psicomotorios, la que llaman “la escuela especial de Castro”, ubicada en la wilaya de Smara.

Esta escuela especial no es la única que se encuentra en los campamentos; en Smara está otro instituto para ciegos, uno más en Dakhla y otra escuela en el “27 de febrero”; pero a nadie le queda duda que ésta del doctor “Castro” es en lo absoluto una oasis en el centro de los campamentos, un tangible desafío a la nada, la misma nada que a menudo justifica el estatismo de la cultura saharaui, debido a que los campamentos se continúan considerando una solución provisional.

Esta escuela acoge a niños y jóvenes desde los 6 hasta los 28 años y fue fundada hace muchos años por un doctor muy carismático que realizó sus estudios de medicina en Cuba; desde ahí y desde su barba rarefacta le vino el nombre de “Castro”, pero además debido a su revolución para que se abriera la escuela, como él mismo lo relata: Cuando empecé me decían que estaba loco como los niños de aquí, pero mira (enseña diferentes fases de la edificación de la escuela, desde cuando era una estructura pequeña y privada de cada instrumento). Pero yo no hago el trabajo sólo, yo no soy nada, somos muchos aquí, yo sólo soy un pastor de cabras (...).

La escuela ha sido sujeta a unos extraordinarios cambios, tanto en la calidad como en la cantidad de los instrumentos que se tienen a disposición desde pocos años; ahora se puede considerar que tiene un nivel efectivamente asombroso para estar insertada en un contexto en donde casi todo se considera efímero. Al contrario la escuela ha sido creada con tangibles objetivos y parece destinada no sólo a perdurar, sino a mejorar en continuación gracias a la constancia del Dr. Castro y al apoyo económico que a menudo llega por parte de organismos internacionales.

Los tres grandes objetivos de la escuela son la educación, la integración y la autonomía; palabras que se encuentran escritas en grandes letras en la entrada, para recordarse y para recordar qué tipo de enseñanza quieren y pueden otorgar. En efecto se mira a enseñar a los niños y a los jóvenes las modalidades de la cotidianidad para que se puedan re-insertar en la sociedad, para que no se queden excluidos de la alteridad “normal”.

Ahí se aprende a vestirse a lavarse, a jugar, a re-ordenar tras el juego, a caminar superando los obstáculos que se encuentran en el piso, gracias también a una sala para la rehabilitación física. Se aprende el respecto para el medio ambiente recogiendo la basura y tirándola en el contenedor correcto, se aprenden las diferencias culturales por medio de los utensilios (tenedores, cuchillos, etc.) para comer a la manera occidental, sin renunciar a comer con las manos, como acostumbran los saharaui. Por fin se aprende a trabajar de varias maneras por medio de los laboratorios de mecánica, de corte, de confección y de pintura. En estos talleres los jóvenes y los niños realizan unas labores artesanales que se exponen y venden en la biblioteca de la escuela, don de boda de una pareja española que había ido de viaje a los campamentos.

Cuando se piensa que los chicos y las chicas de la escuela están listos, se intenta una re-inserción en las escuelas de las varias wilayas, junto con sus coetáneos. A veces se logra, otras no y vuelven a la escuela especial. Cuando superan la edad para quedarse en la estructura, es el mismo Dr. Castro quien pone en contacto a los familiares de sus pacientes con la gente que podría necesitar de ellos como trabajadores, para que los jóvenes se vuelvan definitivamente autosuficientes. Dice Castro: cada niño debe aprender a ser autosuficiente y debe trabajar como sea para vivir sin limosna y para ganarse la vida, además para no pesar sobre sus padres. Así que los pequeños también hacen trabajos manuales para quien lo necesite. Están muchos chicos de la escuela que logran integrarse en la sociedad por medio del trabajo, así nadie los puede alejar, ya que son parte de la comunidad, de hecho son personas integradas.


La escuela especial de “Castro”, wilaya de Smara

Las escuelas femeninas del “27 de febrero” y de “Olof Palme”

Otro ejemplo de educación es el instituto femenino del “27 de febrero”, inaugurado en 1978 para alfabetizar a las mujeres saharaui y otorgarles una formación profesional como enfermeras, secretarias, periodistas, maestras, administrativas, artesanas y en la actualidad para enseñarles idiomas español, inglés, francés y formarlas como informáticas; esto nada más para nombrar algunos de los cursos que se impartieron e imparten todavía. La escuela toma el nombre simbólico de la fecha de la independencia y de la constitución de la RASD (República Araba Saharaui Democrática) que se llevó a cabo durante la noche del 27 de febrero de 1976 en el territorio liberado de Bir Lehlu.

La escuela del “27 de febrero” tiene su función de fulcro cultural, de aglutinante social del género femenino saharaui desde que se conformó, pues ya desde 30 años. De las muchas jaimas y casas que constituyen actualmente el contexto del “27 de febrero”, la mayoría representan todavía las familias de las mujeres que ahí se mudaron para estudiar y prepararse al trabajo. En el pasado los exiguos medios de transporte y la necesidad de guarderías para los niños, todos elementos que les hubieran imposibilitado desplazarse de una wilaya a otra, han encontrado su respuesta en esta escuela, en éste centro que, como lo dijimos, no es propiamente una wilaya como Smara, Dakhla, Aaiun e Auserd, debido a su tamaño y a su conformación inicial, pero que actualmente se volvió un centro clave de los campamentos, en el que confluyen cooperativas femeninas, el centro cultural, la escuela primaria, la guardería, el hospital, el centro de informática, el cyber-café y la escuela de conducir.


Panoramica “Escuela 27 de febrero”

Mujer conduciendo en los campamentos por medio del curso realizado en la escuela de conducir del “27 de febrero”

Las mujeres saharaui acogidas en el hammada argelino, tanto las que venían del campo, del bedía, como las ciudadanas de los centros de Aaiun, Dakhla, Smara no sólo no eran alfabetizadas, sino que no tenían una conciencia política tangible. Fue el proceso de alfabetización, de instrucción, fue la reforma escolar de corte netamente progresista que concilió las exigencias femeninas que cargaban con la sociedad fragmentada de los campamentos, con la preparación profesional y cultural. Es a través de esta formación que la mujer se involucró en las actividades políticas, fue gracias a esta toma de conciencia de sus capacidades que empezó el largo proceso de empoderamiento femenino. Es innegable que la mujer saharaui fue quien edificó, construyó y organizó la nueva sociedad en los campamentos; una sociedad hecha para las mujeres hacia las mujeres, debido a la ausencia de los hombres que se encontraban todos combatiendo para la causa común: el regreso en el Sahara Occidental.

Es otro momento histórico de formación que ve la participación de organismos internacionales se podría insertar la escuela de “Olof Palme”, inaugurada en 1989 en la wilaya de Aaiun por parte de una organización femenina socialista de Suecia en donde también se llevan a cabo numerosos talleres de tejido, de textura, de costura, de administración, de dibujo técnico y de formación de educadoras.

El proceso migratorio y la fragmentación identitaria de la juventud saharaui

El fenómeno de la migración saharaui se puede sistematizar en dos diferentes tipos de desplazamiento transnacional: uno está finalizado al estudio superior y otro concierne las adopciones, es decir la acogida de niñas y niños saharaui por parte de algunas familias. Ambos tipos de flujos migratorios se realizan en países con los que la RASD tiene convenios particulares, estos son: Libia, Argelia, Italia, España, Cuba, Rusia.

El primer caso concierne al estudio y atañe a jóvenes, chicos y chicas de aproximadamente 12 años de edad, que se dirigen al extranjero para realizar su formación a partir de la escuela segundaria, llevando a cabo el ciclo pre-universitario y universitario completo, con base en el sistema escolar del país que los acoge; al finalizar tal recorrido de estudio formativo las y los jóvenes saharaui vuelven a los campamentos. A menudo se trata de más de 15 años fuera de su sociedad y, cuando los medios de comunicación en la hammada argelina eran todavía precarios, las familias comunicaban poco o nada con sus hijos que se encontraban lejos, en otra tierra y en otro mar. La diferencia entre las generaciones emigradas hace unos años y las que viajan ahora es tajante, justamente debido a los medios de comunicación, sobre todo a Internet, a la telefonía fija y al celular, éste último ya muy difundido en los campamentos.

Este espacio dicotómico, y al fin complementario, delimitado concreta y simbólicamente por una línea fronteriza, más allá de demarcar distancias define también pautas: pautas de viajes con regreso incluido.

Los desplazamientos de los jóvenes saharaui comienzan por lo general durante el último año de la escuela primaria, por medio de una convocatoria de uno de los países antes mencionados, cercanos a la RASD. Hay que concursar en la primera convocatoria que sale, no se puede esperar otra, sobre todo no se tiene la posibilidad de elegir el país en donde dirigirse. Tampoco se trata se una decisión personal considerando la joven edad, ni totalmente familiar. Se podría considerar una pauta social establecida por el gobierno, por medio de la cual se imparte y garantiza la formación universitaria a los jóvenes saharaui, que en los campamentos no tendrían la misma oportunidad.

Se parte todos juntos, todos pequeños de 12-13 años y el número de estudiantes varía notablemente; se puede partir en exiguos grupos de 50 personas, así como en grupos notables de 200 chiquitos. En esta formación también están presentes unas educadoras, quienes se responsabilizan para el grupo y quienes se ocuparán de los niños en los países extranjeros, durante la segundaria y el curso pre-universitario 7. Todos juntos en escuelas mixtas, divididos sólo en los dormitorios, los jóvenes saharaui crecerán en institutos juntos con otros estudiantes de los países que los hospedan y como ellos tendrán una beca mensual, o trimestral, dependiendo del sistema escolar en el que se insertarán. Para completar la beca las familias saharaui que tienen la posibilidad económica de hacerlo, ayudarán a sus hijos.

Durante los años de la segundaria los jóvenes alumnos saldrán poco, sólo los fines de semana, pero la universidad los dejará más libres, sobre todo en países como Italia y España en donde saldrán con menos control, tal y como lo hacen sus coetáneos locales. Otro discurso mucho más ortodoxo es el de Argelia y Libia para la educación, par la libertad personal; aquí todavía existen las puniciones para las faltas de vario tipo, así como también en los campamentos saharaui, la barrita de madera en las manos es muy común, como lo afirma una mujer: Los maestros te pegan como aquí, en las manos con una barrita de madera. Pero no se tiene que exagerar porque se puede ir a la cárcel.

Las y los jóvenes al extranjero aprenderán otro idioma sin nunca dejar el hassaniya porque no se alejarán de sus compañeros y compañeras saharaui; algunas de las muchachas utilizarán maquillaje y vestirán con ropa occidental dejando la melhfa durante los años de estudio en otro país, otras de ellas utilizarán el pañuelo para cubrir el cabello y se pondrán las túnicas largas como el Islam quiere y requiere, además volverán a poner la melhfa para prepararse al regreso en los campamentos. En algunos otros casos la melhfa se volverá a poner al bajar del avión en Tindouf, abrazando de una vez vestuario y tradición. A menudo parte de las y de los jóvenes saharaui emigrantes, no todos, se acostumbrarán al contexto y se alejarán emocional y culturalmente de los campamentos que en quince años les parecerán muy, pero muy lejos.

Los riesgos del desplazamiento se dirigen hacia dos sentidos, más bien hacia dos direcciones: una es el viaje de ida en un contexto totalmente ajeno al propio y otra es la vuelta en la realidad de los campamentos; tales riesgos se corren a nivel personal y, por cierto, identitario. Esta dificultad de significar nuevamente los espacios culturalmente ya determinados tiene que pasar por la ausencia de puntos de referencia habituales y a menudo los confines de la persona se arriesgan en decomponerse socialmente.

Otra modalidad de migración transnacional concierne la acogida de niños saharaui por parte de familias extranjeras durante todo el ciclo escolar; en algunos casos también hasta la universidad. La mayoría de las veces este tipo de adopción se realiza debido a algunos programas que prevén la salida de niñas y niños desde los campamentos hacia el extranjero, durante los meses más duros del año debido al clima, los del verano. Cada verano aproximadamente 10.000 niños saharaui alcanzan un estado europeo y estos viajes en la vida de un niño se pueden repetir numerosas veces, durante varios años, hasta y más de diez.

Aprovechando de esta temporada de “vacación” los pequeños vienen curados en estructuras hospitalarias, que a través del servicio sanitario público se encargan de cubrir totalmente los gastos médicos 8. Para que los niños no dejaran la escuela durante el ciclo de las terapias, cuyos tiempos se pueden alargar dependiendo del tipo de intervención médica requerida, se encontró una válida solución en la acogida de niños en las familias extranjeras, quienes cuidan de ellos hasta que vuelvan a la salud; este proceso es susceptible de durar muchos años. Sin embargo el final es el mismo para todos, para los niños y jóvenes en acogida y para los niños y jóvenes que se insertaron en un programa de estudio al extranjero; se regresa a los campamentos saharaui.

Los retornos de los jóvenes emigrantes, todavía determinados por los códigos de vivencias del contexto extranjero del que se alejaron, son muy duros para todos. Los jóvenes saharaui al regreso en su sociedad se asoman a un conocido y desconocido vacío, que raramente sienten pertenecerles todavía. Se trata se una nueva ruptura, de la segunda translación en un espacio “ajeno” en su vida; se trata de la segunda vez en la que los jóvenes se ven obligados a vivir con sigo mismos cuando todas las estructuras del mundo exterior se substituyen a las que tienen en su interior, en la mente cultural.

Las negociaciones emocionales, síquicas, que algunos de los emigrantes pusieron en acto para despegarse de la sensación atávica (siempre cultural) de pertenencia socioterritorial, se anula con los viajes de vuelta; es aquí que empieza el proceso de luto, un largo proceso de estrategias de transformación de las emociones para re-codificar y re-codificarse a sí mismos, para insertarse de nuevo en su ámbito de origen y volverse saharaui adultos con todo lo que esto conlleva.

Cada regreso desde cada contexto tiene su juego de sombras y de significaciones; no es lo mismo volver de Italia que volver de Cuba, de Argelia o de Libia, pero algo los acomuna: la dificultad de volverse a ir y dejar los campamentos definitivamente.

Los desplazamientos menos drásticos son los que se realizan entre Argelia y Libia, sobre todo debido a la misma educación religiosa islámica, no obstante las heterogeneidades interpretativas de cada cultura. Las mujeres entrevistadas que estudiaron en Argelia no expresan la misma grieta identitaria que se explicita en los cuerpos socioculturales de las jóvenes que volvieron de Europa, pero sobre todo de Cuba. Encontrándose en el mismo país, desde Árgel se vuelve a menudo en los campamentos, si las familias tienen la posibilidad de pagar el autobús o en el mejor de los casos el avión. En la actualidad, las comunicaciones con las familias en el contexto de origen son frecuentes; las mejorías en la telefonía celular ha disminuido notablemente las distancias, de tal manera que en los jóvenes emigrantes no se verifica una tangible ruptura con el contexto familiar y social, sino de cierta cual manera se establece una continuidad, una constante retroalimentación cultural.

Al contrario la verdadera quebradura identitaria se verifica en las saharaui que durante más de 15 años se desplazaron a Europa y a Cuba. La vida caribeña, no obstante la complejidad política y por lo tanto económica, es tajantemente diferente de la cultura saharaui, es la otredad al estado puro; la diversidad, el otro, el ajeno; es el catolicismo y su sincretismo con la santería, son los rituales afro-americanos que se expresan en el icono de los cuerpos a través del lenguaje no verbal, es el baile, la música que acompaña la mirada y los pasos, es esto y mucho más. Precisamente cuando la alteridad radical desaparece para dejar espacio a la “mismidad”, a la compenetración, entonces caen las fronteras, más bien se cruzan y para los jóvenes saharaui, ya de 21-25 años, las vueltas, los regresos a los campamentos se vuelven aún más complejos.

La dificultad mayor en regresar a la realidad de los campamentos la encuentran las mujeres, quienes son sujetas a estrictas normas socioculturales a las cuales subyacen. Para muchas mujeres, el primer impacto de adultas con los campamentos es representado por la vestimenta tradicional; a este primer impacto siguen muchos otros que conciernen la manera de vivir propiamente dicha: el higiene y el aseo, el agua corriente, la comida; luego la libertad personal de salir, hablar, acercarse y de nuevo los comportamientos femeninos con las otras mujeres, pero sobre todo con los hombres, que en la cultura saharaui tienen límites bien establecidos, además de los cuales se rompen tabú. El choque más grande probablemente concierne al matrimonio que necesariamente deberán contraer para re-insertarse en los códigos de significación saharaui.

Las mujeres que volvieron de Cuba y de Europa lamentan esta herida, lamentan haberse sentido saharaui durante tanto tiempo cuando estaban en otro país y que a la vuelta este sentir cambió drásticamente. La sociedad ahora les llama “las cubanas”, las “italianas”, “las españolas”; unas mujeres cuya identidad se quedó en el umbral de una línea fronteriza, una identidad que se tiene viva por medio de la muchedumbre de ritmos latinoamericanos, italianos, españoles.

A veces algunas de ellas, de las “caribeñas” o de las “europeas” pensaron en no volver; pero si de un lado es difícil faltar al respecto al lazo familiar, del otro lado ¿en dónde se hubieran podido ir? El control internacional y su condición de refugiados, por lo tanto la falta de pasaporte debido a que emigraron muy jóvenes y bajo la responsabilidad de un acuerdo entre partes, les otorga pocos grados de autonomía; si bien esto no quiere decir que no exista la posibilidad de quedarse a vivir al extranjero, de hecho numerosos saharaui optan por ello.

Por un lado se encuentran las y los jóvenes quienes no tienen pasaporte, sino sólo una identificación personal, debido a su condición de estudiantes en el país extranjero que los acoge. Muchos de ellos al volver en los campamentos realizan el trámite para pedir el pasaporte, sin embargo este mismo trámite puede durar muchos años. Por otro lado se encuentran los saharaui quienes se dirigieron al extranjero y, como mencionado anteriormente, se quedan en acogida hacia algunas familias; pues éstos desde una cierta edad obtienen oficialmente la ciudadanía del país en donde se dirigieron desde niños, por lo tanto poseen un pasaporte, lo que les posibilita otro tipo de libertad. Si bien este dato es correcto e irrefutable, hay que tomar en consideración otro aspecto que se está verificando en la actualidad en los campamentos y para hacerlo ocurre hacer un paso atrás.

Los jóvenes saharaui que durante una media de 12-15 años, a partir de los 7-8 de edad se encuentran viviendo en varias familias de Europa, a menudo están en contacto con su núcleo familiar de origen; se intenta no quebrar nunca el lazo entre los hijos y sus padres en los campamentos. Es frecuente también que las madres, sobre todo ellas, transcurran unas temporadas de algunos meses en el país que acoge a sus hijas, un pequeño tiempo insertado en aquel mar de años entre la pubertad y la adolescencia. Ellas lo hacen para conocer a su prole y para que a su vez la reconozcan como su madre y como su familia. Pero esto puede no ser siempre suficiente para crear efectivo lazos emocionales, ni para compartir aquellos rasgos culturales totalmente descontextualizados, cuya portadora es una madre que a veces apenas se recuerda y que se puede llegar a rechazar.

Los códigos de la alteridad dividen dos generaciones que se confrontan: una madre con su carga emocional, con su deseo y expectativas hacia sus hijas que se prepararon al extranjero y que un día, al volver, abrazarán tanto a ella, como a la causa saharaui, cuyo principal objetivo es el mismo después de 30 años pasados en el hammada argelino, el regreso al Sahara Occidental. Por otro lado están las hijas, saharaui por cierto, pero también occidental u occidentalizada, tampoco de esto se tiene duda. No importa el grado de libertad que tuvo dentro del núcleo familiar adoptivo, la cultura italiana o española la impregnó sin que tampoco se diera cuenta; el idioma, la escolarización, los atuendos, los vestidos, la comida, el lenguaje verbal y no verbal, las relaciones con los coetáneos, con los padres; todo esto la envolvió durante muchos años y el regreso al contexto de origen es muy complejo desde el punto de vista emocional.

Pero un dato es cierto, se tiene que volver a los campamentos y pocos se rehúsan de hacerlo. Al regresar el choque con la realidad es muy impactante, pero hay que enfrentarse a ello; se hace despacio, no de una sola vez y no durante un sólo viaje. Además, la libertad está a portada de mano por medio del pasaporte, símbolo de un pasaje hacia la que ha sido la “realidad” durante toda la vida de una joven adolescente.

La impresión que se tiene es que éste es un momento de re-pensamiento de los viajes juveniles hacía el extranjero y que una parte de la sociedad ha percibido todo el peso de sus expectativas desilusionadas porque esperaba de vuelta unos jóvenes preparados para enfrentarse a sostener su papel social y no todos los que se fueron estuvieron listos para hacerlo. Sin embargo otros migrantes regresaron justamente para volver a sentirse parte integrante de esta sociedad, no obstante las diferencias culturales que otro contexto cosió en sus identidades permeables. las primeras consecuencias de no tener hijos y también la marginación social; inútil decir que volver a casarse puede ser muy complejo; no obstante, cabe decir que no todas las entrevistadas comparten este dato. Con sesgos diferentes, pero en la misma situación, se encuentra un hombre quien no puede tener hijos, quien está obligado a conceder el divorcio a la mujer y a responsabilizarse por ella desde el punto de vista económico. También sobre el mantenimiento de la economía post separación hay muchas variables, en fin, se puede decir que no se trata de una pauta muy estructurada y que puede variar de familia a familia, sobre todo de hombre a hombre.


Notas

Nota 7: El curso pre-universitario no es obligatorio en todos los países mencionados y depende del sistema escolar.

nota 8: Este tratamiento se reserva para los niños, pero existen casos en los que se pueden curar también adultos con enfermedades graves, gracias a la intercesión del Frente Polisario.


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LA MUJER Y EL TRABAJO:
PROCESOS DE EMPODERAMIENTO SOCIO-ECONÓMICO

El lugar en el que se inscribe la mujer saharaui por lo que concierne a la reproducción socioeconómica dentro de su sociedad, está relacionada a su condición de refugiada, antes que todo y en segunda instancia al rol que ella encubre en la familia saharaui, una familia extendida que se puede definir patrivirilocal. Los espacios de la economía no son sólo monetarizados, sino que se refieren también a la organización de los grupos familiares y a las tareas sociales y domésticas que desempeña la mujer en su vida de hija, de madre y de esposa. Tales espacios están subyugados a la división sexual del trabajo tanto en la sociedad, como al interior de la unidad doméstica, entendida como célula social en la que se ponen en juego los sentimientos, las relaciones de producción y reproducción del grupo en condiciones de acuerdo y conflicto.

Lejos de poderse acotar en un recorrido lineal, el papel de la mujer en las actividades económicas de la sociedad saharaui ha pasado, y se puede decir que continúa pasando, por muchas etapas signadas por tajantes conflictos y profundos quiebres en su rol sociocultural. Simbólicamente, pero lejos e agotar este discurso, se individuaron tres cruces que han atravesado las mujeres saharaui hasta ahora. Uno es representado por el éxodo desde el Sahara Occidental hasta el hammada argelino y los campamentos de refugiados; aquí, diferente de como lo había sido hasta entonces, la mujer se volvió el perno en torno al cual se edificaba una nueva sociedad fundamentada en la ausencia de los hombres que combatían; jefe de familia, padre y madre a la vez, trabajadora, directora, maestra, clandestina, guerrera, la mujer saharaui era la sociedad saharaui. Una segunda ruptura fue ocasionada por el regreso de los hombres, por la devolución de aquella sociedad y de aquel rol que ellas habían encubierto durante demasiado tiempo. Probablemente la que se está viviendo ahora se podría identificar como la tercera puesta en discusión de su rol socioeconómico, pero esta vez la ruptura tiene un carácter diferente; ya no se trata de un conflicto de género, sino generacional. Se trata de sus hijas, de las nuevas generaciones y de su preparación escolar y universitaria al extranjero, que en todo sentido las ubica en otro lugar con respecto de la herencia cultural de las madres y de las abuelas que hace 30 años edificaron los campamentos concreta y socioculturalmente; como lo hemos ya profundizado refiriéndonos a la emigración juvenil.

Las metáforas del trabajo femenino: el arte en torno a la voz, al ojo, a la mano

No todo es ruptura, no todo es quiebre en los recorridos histórico-culturales de la mujer saharaui. Se podría hacer referencia al concepto de re-negociación del rol de las jóvenes con respecto de las mujeres de las generaciones que las precedieron; pero también se puede hablar de la continuidad sociocultural perpetuada por la mujer adulta.

En fin, son las mujeres de varias generaciones, quienes de diferentes formas sobresalieron en la cultura, las que han hecho del trabajo artístico un medio de difusión de la causa saharaui y del utilizo de sus propio recursos personales y de su trabajo un medio para alimentar y perpetuar una causa colectiva.

La música popular el-hawl en hassaniya, es unos de los canales privilegiados, inmediatos y más difundidos del arte saharaui; caracterizada por un inicio muy alto que bajando se acompaña con un fuerte ritmo de instrumentos como tidinit, laúd, ardin, arpa, entre otros, es representada por ambos sexos. La división musical de género se puede individuar en las voces a menudo femeninas y en los instrumentos por lo general tocados por los hombres.

Entre las mujeres embajadoras de la música, se entrevistaron una nota cantante de la wilaya de Smara y dos jóvenes cantantes del grupo de la Estrella Polisaria. En la inmediatez de las entrevistas, la música no fue el tema principal de las historias de vida que se relataron. Ésta parecía un medio, un instrumento, una metodología a través de la cual alcanzar la difusión internacional de la causa saharaui, de su condición de refugiados, de las batallas del Frente Polisario para la restitución de aquel Sahara Occidental que hace 30 años Marrueco les quitó; las canciones cantan de mártires, de expropiaciones, de la opresión, del exilio. Es aquí que se crea una espesa línea de continuidad entre el lenguaje simbólico del arte transgeneracional.

La nota cantante se acercó a la música en 1977 y alcanzó la fama con una canción sobre Wali, el mártir fundador del Frente Polisario, del que tomará el nombre su grupo. Su “misión” fue una y sóla desde el principio, llevar por el mundo la historia de la mujer, pero sobre todo del pueblo Saharaui, con el orgullo que caracterizaba sobre todo las generaciones de mujeres combatientes.

Me consideraba una embajadora de Frente Polisario, porque el contenido de la canción de Wali hablaba tanto de la mujer saharaui como del pueblo en general; pero también del Frente Polisario y de los problemas que tenía. En aquel tiempo no había apoyo logístico, ni material, ni político y esta canción fue una manera con la que la mujer saharaui se conociera por medio del Frente Polisario. Visité los cinco continentes para llevar la cuestión saharaui en el mundo.

Todo mi repertorio es revolucionario, pero yo no quiero fama de cantante, sino que quiero que mis canciones sean una bandera para la mujer y para la causa saharaui. Yo no quiero dinero, no me quiero enriquecer. Ésta es mi manera de sacrificarme para los saharaui. Varias personas del extranjero me han propuesto que cantara a otro nivel, pero no acepté, porque yo lo que quiero es que a través de mi música se conozca la situación de los saharaui. Mira, somos refugiados, no tenemos las condiciones de otras mujeres al mundo, paremos en condiciones difíciles y en todo esto educamos a nuestros hijos, cumplimos con nuestro trabajo, no tenemos guarderías para dejar a los niños, no tenemos para darle de desayunar a nuestros hijos, somos muy pobres; no tenemos calefacción cuando tenemos frío y no tenemos aire fresca durante el verano que es muy caluroso, pero en estas condiciones cumplimos con nuestro trabajo. Debido a todo esto es un privilegio como mujer saharaui lo que he logrado, estoy muy contenta.

El grupo de la Estrella Polisaria que se formó en 2002, se pueden considerar los jóvenes portavoces musicales de la causa saharaui. La formación inicial era de 17 personas entre mujeres y hombres y pasó por varias etapas de experimentación, entre las cuales unas óperas teatrales. Actualmente son 11 elementos de los cuales son 3 mujeres y 3 hombres cantantes principales, 3 mujeres y 2 hombres coristas. De los cantantes uno es pianista, uno guitarrista, uno es compositor y cantante a la vez, otro es baterista, mientras las mujeres tocan los tambores. Sus textos, como por la cantante del grupo Wali, son todos inherentes a la revolución saharaui y cuando no, se trata de una omisión voluntaria, como ellas mismas lo dicen:

Los textos hablan todos de la revolución; también la ópera teatral tenía temas revolucionarios. Una de las óperas no era revolucionaria, era sólo para enseñarle a los saharaui que las jóvenes podían seguir las huellas culturales de las otras mujeres más grandes.

A confirmación de lo dicho están sus dos cd, el primero llamado Estrella polisaria, pero sobre todo el segundo Ojo de reina, cuyo nombre cuenta de una mujer saharaui y de su opresión y violencia padecida en los territorios ocupados por los marroquíes.

El cd se llama Ojo de reina se llama así porque en los territorios ocupados a una mujer le sacaron un ojo a sangre fría. Cuando le quitaron el ojo ella se paró frente a la corte y en el hueco se puso una medalla saharaui y dijo “ahora sí, veo”. Este disco se hizo en honor de ella. El texto dice: “he esperando muchos años para poder ver mi tierra y todo lo que me ha pasado no me empuja a olvidar mi tierra y siempre tengo fe de volver a ver a mi tierra.”

La nuestra es una forma para defender más la causa y para que todo mundo sepa que aquí hay un pueblo oprimido.


Cantantes del grupo musical saharaui Estrella polisaria

De la música popular a la fotografía cambia sólo a forma de expresión, pero el mensaje es el mismo; un sólo fin utilizando varios medios de comunicación, cada una a su manera. La mujer fotógrafa hizo su primer curso básico de fotografía durante un año, luego siguieron otros cursos en Aausert, hasta que emigró a Árgel para especializarse durante casi tres años y al volver empezó a trabajar con la fotografía, tanto en un estudio particular, como en el Centro de Cultura del “27 de febrero”. Sus ojos de fotógrafa más que ser autónomos parecen dirigirse en donde mira todo el pueblo saharaui, es decir hacia su revolución.

Yo hago fotos en actividades nacionales, lo que tiene que ver con las actividades del centro de cultura. Además yo no fotógrafo lo que quiero, sino lo de la programación del centro cultural porque trabajo ahí. Tengo una camera particular y me encantaría tener todos los instrumentos necesarios para hacer montajes, videos, porque tengo mucha concentración y también mucha exactitud, además es una forma de que el mundo conozca la cultura saharaui. La guerra del mundo es una guerra de información y esta actividad nos ayudaría para que el mundo conociera nuestra situación.

En este sentido cabe mencionar las palabras de otra joven entrevistada: Aquí no existen otras revoluciones que no estén enfocadas a la causa saharaui.

La última mujer que se entrevistó hizo de la poesía su trabajo. Poetisa muy afirmada y conocida dentro de los campamentos, pero también en Argel, empezó a escribir a los 18 años y publicó la poesía El lápiz prisionero en 2004, además un grupo de poesías Tristezas con tamaño de la patria en el año 2007. Como las otras mujeres que se crearon un nicho en la cultura saharaui también ella escribe con respecto de su situación de refugiados y de la esperanza de cambiar este estatus, no obstante dirige su atención también hacia otros temas: Escribo en esencial para la causa saharaui, porque la causa es la más importante. Al principios fue el fulcro de mi poesía, pero no todas mis poesías son inherentes a la causa, no obstante las mujeres saharaui lo más que sienten es la causa.

La solidaridad social y las cooperativas: el trabajo más allá de la economía monetaria

Las formas de organización de una sociedad, las que producen y reproducen económico, social y culturalmente las mujeres de los núcleos, las células familiares y las familias extendidas se rigen en torno al circuito de la solidaridad social femenina; una reciprocidad basada en la constitución de redes de apoyo y complicidad de género en situaciones como el parto, la viudez, el matrimonio, el divorcio y en todos los espacios de los cuales están interdictos los hombres. Esto de la solidaridad es un concepto polisémico cuya significación es aplicable sólo contextualmente, con base en el ámbito que se considera, porque como todo rasgo cultural no tiene un único y tajante universo de sentido.

En la actual sociedad saharaui, la solidaridad social construye los nuevos lazos sociales y refuerza los viejos, creando y delimitando nuevas alianzas de género y con ellas, nuevas relaciones socioeconómicas. La tuiza, concepto que indica varias formas de trabajo colectivo femenino y se remonta a la cultura beduina, cuando el pueblo saharaui era aún un pueblo beduino libre; sin embargo todavía subsiste bajo varias formas de ayuda mutua intra y transfamiliar dentro de los campamentos de refugiados. Entre sus otras facetas, la tuiza se significa a través de la organización socioeconómica del trabajo femenino y se concreta por medio de las cooperativas de mujeres.

Actualmente se pueden encontrar aproximadamente de tres a cinco cooperativas de mujeres en cada daira de cada wilaya; su número varía de acuerdo a las economías monetarias locales. En una cooperativa participan entre las 10 y treinta mujeres socias capitales, las mismas que han invertido una cierta suma establecida a priori, como base para empezar el trabajo y adquirir las mercancías para vender; generalmente se trata de objetos de artesanía local (teteras pintadas a mano o importadas desde Mauritania, pinturas de artistas locales sobre tela o piel, recipientes de madera, etc.) de melhfas, de bisutería, pero también de comida y de bienes de primera necesidad. En cada daira se encuentra un departamento que se ocupa de la publicidad de los productos que venden las cooperativas, tras la adquisición del 5% sobre sus ganancias. Entre las condiciones para fundar una cooperativa destacan: la entrega de la suma anteriormente concordada para volverse miembro; la repartición ecuánime de las ganancias entre todas las socias; el control de la gestión de las cooperativas los diez primeros días de cada mes; en caso de cerrar la cooperativa, la entrega de la suma ofrecida para su creación; la realización de la gestión con y a través de la representante de la UNMS en la daira.

Como representantes de este trabajo grupal femenino se entrevistaron a algunas mujeres que forman parte de la “Cooperativa del mañana” y del taller textil y a algunas otras de la “Cooperativa del futuro”, que asimismo conforman el taller de corte y confección.


Tienda de mujeres, Isabel Fiadeiro 2008

En un mismo contexto-laboratorio las mujeres llevan a cabo tanto los trabajos de los talleres como los trabajos de las cooperativas; el espacio se comparte sin delimitaciones perimetrales. El laboratorio Textil y el de Corte y confección se abrieron en 1980 en la Escuela del 27 de febrero, cuando éste era todavía “sólo” una escuela de formación profesional para mujeres, y había aproximadamente un número de 80-90 mujeres quienes se formaban y luego trabajaban en ellos. Los talleres de textil y de corte y confección empezaron con un curso de formación de un año llevado a cabo en Argel, después del cual se comenzó la actividad de los laboratorios gracias a algunos telares otorgados en 1980 por el gobierno saharaui, con el ánimo de incentivar la producción y de ayudar la economía local. Además de los telares el gobierno saharaui les encargaba y encarga todavía varios trabajos, pero de manera totalmente gratuita, razón por la cual colaboraba por medio del material para coser y telar. Como lo mencionan unas mujeres de los dos talleres: El gobierno se responsabilizaba para esta producción, la utilizaba en ocasiones gubernamentales, como los congresos y a veces la vendía a otros países, o también la llevaba de muestra para algún coloquio para eseneñar la cultura saharaui. El gobierno no nos paga para esto, porque tiene otra manera de pagarnos, nos da la educación de los hijos, la alimentación, el transporte. El gobierno compraba todo el material que hacía falta para trabajar.

Por lo que atañe al laboratorio de Corte y confección, los trabajos que se hacían y hacen en la actualidad, tanto sobre encargo gubernamental, como particular, son inherentes a varios tipos de vestidos, tradicionales, de trabajo, entre otros. Se hacían varias confecciones: darraas, uniformes militares, uniformes de la guardia civil, batas para médicos, ropa de niños, ropa de los grupos musicales nacionales de las wilayas, uniformes para la escuela, vestidos para mujeres y melhfas, etc. Una labor netamente diferente es la que llevan a cabo muchas de las mujeres que trabajan en el laboratorio de Corte y confección para su Cooperativa del mañana: además que esto hacemos otras cosas como bolsos, bolsos de mano, porta-computadoras, porta-libros.


Mujer de la Cooperativa del futuro mientras enseña los hilos de lana recuperados de los jerséis viejos

Mujer de la Cooperativa del mañana

Alfombra con dibujo de una Jaima antigua hecha de pieles de cabra y de camello

Alfombra con dibujo de una flor y la escrita “La producción de la mujer saharaui en exilio”

El laboratorio de Textil realiza de manera particular alfombras y alfombrillas 9 de varias formas entre las cuales se individuaron: Akariat; alfombra grande entre un metro y medio y dos de ancho con la lana gruesa que se deja larga; zarbia, alfombra mediana con la lana gruesa que se deja larga; hanabil normales y hanabil grande; alfombra con lana más fino y corta. Con éstas, comentan las mujeres de los talleres, intentamos rescatar la cultura saharaui haciendo en cada alfombra una jaima, un camello, unas mujeres con vestimenta tradicional, las montañas del Sahara, la flora y la fauna.

La Cooperativa del futuro, conformada por la mayoría de las mujeres que trabajan en el laboratorio de “Textil”, cuenta actualmente con 32 miembros efectivas, más 15 mujeres que se ocupan sólo de los trabajos relacionados con el laboratorio, pero que no son socias de la cooperativa. En las 32 socias se deben incluir también un número de mujeres imprecisado porque se trata de jubiladas, que de cierta cual manera participan todavía en el trabajo de manera informal. El trabajo de la cooperativa, con las palabras de las mujeres entrevistadas, consiste en bolsos y porta-agenda hechos de lana, también porta-ordenadores, porta-libros, al principio las hicimos de tela, ahora las hacemos de lana.

Las mujeres que conforman la Cooperativa del futuro y la Cooperativa del mañana explican de qué manera se realiza su labor:

Esto es como un doble trabajo; trabajamos para el gobierno y para nuestras cooperativas. El trabajo extra de la cooperativa, como el dinero que sacamos de la venta de las libretas, se investe de nuevo en la cooperativa. El trabajo para el gobierno es totalmente gratuito, sólo nos dan la tela y cuando se puede nos compran el material que necesitamos. Lo hacemos para ayudar la causa saharaui, como todos.

El material es escaso para ambas cooperativas; la del mañana utiliza también las telas para hacer las jaimas, mientras la Cooperativa del futuro utiliza para sus trabajos textiles también el hilo de viejos jerséis para tejer:

Para esta producción el gobierno nos ha traído lana, pero no es muy buena; entonces lo que hacemos es tomar jerséis viejos, los lavamos y lo deshacemos y lo utilizamos para tejer (Cooperativa del futuro).

Todo tipo de tejido; todo el que encontramos, hasta el tejido para hacer jaimas, las hacemos y las vendemos; tanto las pequeñas para los extranjeros, como las grandes para los saharaui; siempre y cuando esté el material (Cooperativa del mañana).


Mujeres que tejen en el taller Textil en la “Escuela 27 de febrero”

Mujer que cose en el taller de Corte y confección de la “Escuela 27 de febrero”

Mujer que pinta las teteras en el laboratorio de pintura del centro cultura de la “Escuela 27 de febrero”

Las mujeres entrevistadas de ambas cooperativas lamentan sobre todo la escasez de material para trabajar y si bien la ayuda económica le llega bajo forma de material (telas, hilos, agujas, tijeras, etc.), de maquinarias, reparación de inmuebles, sillas, bancos, desde varios proyectos de cooperación, también se tiene el miedo de que se acabe este mismo material y de que la sostenibilidad para ellas sea más que compleja. No se trata sólo de vender a los extranjeros de pasaje, tanto los que trabajan en los numerosos proyectos en los campamentos, como los de un cierto tipo de turismo definido “ético”, sino de que el trabajo que realizan las cooperativas se incremente a tal punto de llegar a sostenerse para sí mismo. De hecho se están realizando proyectos justo en el sentido de esta sostenibilidad, por medio de cursos de formación sobre dibujo, corte y confección para las mujeres que trabajan en los laboratorios y en las cooperativas, asimismo para obtener una formación específica que tiene el fin de fortalecer en la actualidad un circuito de comercio justo y en el futuro hacia un circuito de comercio justo internacional.

Por medio de estos cursos de dibujo es la mujer quien empieza a poner en juego su fantasía, su capacidad, porque anteriormente era un hombre, un representante del gobierno, dicen las mujeres entrevistadas, que establecía y dibujaba las figuras que se hubieran puestos en las alfombras y alfombrillas. En el laboratorio de “Textil” se dibujaban símbolos de la cultura saharaui constituidos por las jaimas antiguas hechas de pelo de cabra y de camello, diferentes de las de ahora que están hechas de tela; además se dibujaban animales, la mayoría de las veces camellos, flores, figuras geométricas y si el rojo es el color más utilizado el negro aparece a menudo en las orillas de las alfombras y alfombrillas debido a que es la parte que se toca y por lo tanto ensucia más durante el trabajo.

Entre los dibujos más frecuentes que se realizaban en las alfombras y alfombrillas están: Cuadro abierto. Está compuesto por cuatro palos del mismo tamaño, situados en el piso en forma de cuadro, con las extremidades distanciadas entre sí. Cuadro cerrado. Se dibuja de la misma forma que el anterior, pero con las extremidades que se tocan. Ojo del Hayla. Es un pájaro saharaui muy conocido, porque posee un ojo medio cerrado. Pie del cuervo. Es otro pájaro saharaui de los pies negros como el color de su plumaje. Hachia (orilla): Representa un grupo de triángulos equiláteros en forma de escalones.

La voz política de la mujer: procesos de empoderamiento y de-poder

Se deja por último un tema que se encuentra muy lejos de serlo en la realidad, un tema que impregna, que determina la cultura saharaui y que sólo a los fines de una modelización metodológica y de un lenguaje compartido se inserta y cierra en un sólo párrafo. Como lo hemos dicho detenidamente hasta ahora, la mujer saharaui fue la roca sobre la que se erigió y moldeó la sociedad actual de los campamentos después del violento proceso de la de-colonización española y de la desapropiación territorial marroquí, su organización de debe a ella, antes que todo. El recorrido, la toma de conciencia hacia la autodeterminación de las mujeres saharaui se puede fechar en la Revolución de los años 70, por parte del movimiento de resistencia saharaui contra la ocupación española, y más tarde con la conformación del Frente Polisario en 1973, que además que luchar para la liberación y la independencia del pueblo saharaui, abrió un nicho para que la mujer participara activamente a aquella guerra armada como era en su poder hacer. Ella trabajaba sobre todo organizándose en células clandestinas, a menudo a escondida de las mismas familias, para participar activamente de la revolución; por medio de las palabras de dos mujeres que vivieron en primera persona la lucha para la causa:

También la lucha de la mujer saharaui se ha manifestado en muchas cosas, pero lo más importante fue su trabajo en la clandestinidad. Siendo una mujer ama de casa, esposa, madre, pudo luchar de forma clandestina y luchar para la revolución en la formación de células políticas para hacer reuniones, preparar pancartas, hacer manifestaciones, en contra del colonialismo. Realmente era muy difícil para el hombre estar en asuntos como estos, era más fácil para la mujer. Un hombre se nota más como clandestino y se puede descubrir, pero la mujer pudo encubrir este rol de clandestina sin ser descubierta. La mujer era clandestina con toda la discreción posible, porque le ocultaba a la familia de hacer parte de esta célula de resistencia para el Frente. Lo de su participación lo tuvo escondido para no tener repercusiones sociales en su familia o porque el marido le prohibía decirlo por miedo de las repercusiones. En un determinado periodo había que ocultar la clandestinidad también al marido, sobre todo para no tener problemas sociales y familiares. Cuando se constituyó el Frente Polisario las mujeres admitieron de haber sido parte de éstas células. Este trabajo clandestino era propio de todas las mujeres saharaui que se en aquel entonces se encontraban en los límites con el Sahara, en Mauritania, en el sur de Marrueco, pero también las que estaban en Europa; todas se ayudaron para sostener la causa. Este trabajo clandestino hizo que interviniesen las Naciones Unidas y otras organizaciones de mayor peso y desde aquí se anunció la formación del Frente Polisario al mundo. En el tiempo del colonialismo las clandestinas reunían todo lo que se podía reunir Para dárselo a los guerrilleros; todos se reunían de forma clandestina. Algunas veces lo que se había recaudado se lo daban a otra comisión para que le llegara a los guerrilleros. Esto que cuento no es una exageración yo vivía en Mauritania y era real.

Se constituían células para organizarse, se organizaban para los imprevistos, recolectaban ayudas de cualquier tipo (...): comida, ropa, cubiertas, mantas, todo lo que se necesitaba. Los recaudaban las mujeres y se los enviaban a la casa del Frente Polisario en Mauritania. Hay personas, comisiones, encargadas por cada género de cosas y había otras comisiones que les llevaban directamente las cosas a los hombres. La mujer entró en la política con la revolución, con el Frente Polisario, porque antes de ello no había un movimiento de partidos políticos, por esto la mujer ha encontrado la posibilidad con el Polisario de entrar en la política; a veces las mujeres representan grupos políticos y el marido o los padres no quieren o no lo saben, por esto tenían la obligación de trabajar y de sensibilizar a su familia con respecto de la política.

  Para no perder el hilo de la contextualización histórica, cabe recordar que el proceso de descolonización solicitado por el ONU y el retiro de las tropas españolas del Sahara Occidental advino tras un acuerdo entre España, Marrueco y Mauritania el 14 de Noviembre de 1975. Esta “triple alianza” consistía en la repartición del Sahara Occidental entre Marrueco y Mauritania y en el poder de explotación económica de España sobre el territorio que estaba dejando. En este ámbito Marrueco violó todos los derechos humanos que posibilitan las guerras armadas y los saharaui que lograron escapar de aquella matanza cuyo fin era la apropiación del Sahara Occidental, se refugiaron-exiliaron en Argelia, país que había sostenido la autodeterminación del pueblo saharaui.

Hemos luchado 3 años contra los españoles y cuando hemos logrado que se fueran de nuestra tierra, ellos, con el acuerdo tripartito de Madrid se dividieron nuestra tierra con la Mauritania y el Marrueco. El acuerdo tripartito de Madrid significa que había gente que luchaba para obtener su territorio y España en lugar que aceptar de perder la guerra, lo cambió con el acuerdo y este es el invasor que nos ha obligado aquí en los campamientos de refugiados. No hemos venido aquí con facilidad, hemos sufrido mucho, algo que no se puede ni contar ni olvidar. Nuestro pueblo ha salido a pié desde sus casas bajo el napalm y el invasor que viene arrastrándose desde el sur y desde el norte; hemos venido aquí sin nada, huyendo nada más para poder sobrevivir. (...) La gente llegaba bajo los bombardeos del napalm. Hay quien se salvó, hay quien murió, hay quien está deformado, con los artos amputados. Hemos llegado a esta tierra, (que dios les pague a Argelia con todo el oro del mundo) el verdadero desierto sin nada, sin agua, pero es un lugar seguro en donde la gente puede quedarse tranquila sin ningún miedo.

Es desde aquí, desde el desierto del Hammada argelino, que se forman de a poco los campamentos de refugiados y que en 1976 se concluye definitivamente el éxodo de los saharaui y forma la RASD (República Árabe Democrática Saharaui) organización que representa la resistencia del pueblo frente a la ilegítima ocupación de Marrueco y Mauritania. Asimismo es desde aquí, con la invasión marroquina, que la mujer demuestra sus capacidades y habilidades luchando para la supervivencia de su pueblo en todo sentido y desde hija-madre-esposa logró personificar todos los papeles que requería la nueva sociedad saharaui. En relación con los acontecimientos de la guerra y del exilio, la mujer se volvió pronto una figura esencial para la unión con todo el pueblo y con los sostenedores de la causa saharaui. No obstante la analfabetización en la que la ha obligada la colonización española para obstaculizar el desarrollo y el progreso social a toda cuesta, se logró organizar, e independiente de las clases sociales empezó la re-organización de la sociedad saharaui ya totalmente fragmentada y la edificación estructural de los campamentos; como lo destacan unas mujeres saharaui:

La mujer se ha puesto frente a la realidad para poder trabajar, se afiló las garras y se preparó para todo, porque los hombres se habían ido y la mujer se quedó sola haciendo todo lo que se debía dentro de una sociedad sin enfermeras, médicos, secretarias, sin ningún tipo de formación, eran totalmente analfabetas y han organizado las dairas. Las pocas mujeres que sabían leer y escribir han empezado a dar clases de alfabetización para empezar con algo, desde lo más sencillo hasta lo más completo.

La mayoría era analfabeta, no tenían profesiones, no sabían nada del mundo exterior, porque España tenía las puertas cerradas, tenía solo una escuela pequeña “sección femenina” en el Aaiun. Pocas mujeres estudiaron ahí. Dentro del Frente Polisario se empezó con las campañas de alfabetización para las mujeres y después de un año se fundó la UNMS, que empezó como una organización de Polisario, como un mecanismo para la liberación.

Es esencial el rol de la mujer porque los hombres estaban en el campo de batalla, por esto las mujeres sobrepasaron los límites. Las mujeres curaban los heridos, daban clase de Coran y somos el único país en donde la mujer ha tenido la posibilidad de dar clases de religión (...). Desde el 75-76 antes de la proclamación de la República Saharaui, la Unión Nacional de Mujeres era la que estaba totalmente en los campamentos de refugiados; se ocupaba de la administración nacional, de la repartición de ropa y alimentos, de la cura de los enfermos, de la educación y después la construcción de los hospitales, de las escuelas, instituidos con la RASD el 27 de febrero 1976. El país se empezó a engrandecer y las mujeres se enfrentaron a un desafío muy grande debido a la fuerte experiencia que estaban viviendo, la liberación de la lucha armada para el Sahara. Todo lo regían las mujeres porque los hombres estaban en la guerra.

A partir de este empeño y solidaridad para la causa común, se empezaron a sembrar las primeras semillas de reflexión crítica, de coscientizaciòn de su rol dentro de la revolución, para que aquella misma causa fuese además que para su pueblo, también para ellas, las mujeres. Fue dentro de este complejo proceso de empoderamiento que la mujer saharaui se construyó su lugar dentro del Frente Polisario, por medio de la constitución de la Unión Nacional de Mujeres Saharaui (U.N.M.S.) en 1974; organización que no sólo tenía (y tiene) en fin de luchar para la independencia del pueblo, sino que la lucha está basada también y sobre todo en el derecho hacia la emancipación, la liberalización y la politización femenina saharaui y en garantizar en el sentido más general los derechos sociales y civiles de la mujer, en el respeto de su contexto sociocultural. La jefatura femenina y el consecuente rol social y político adquirido por la mujer saharaui es un caso relativamente anómalo en la historia del Islam y uso en discusión los roles tradicionales de género y en efecto se verificó debido a que en los campamentos se encontraban casi solamente las mujeres, mientras los hombres, todos los hombres, estaban en el ejército combatiendo para la liberación de su territorio; dos mujeres entrevistadas en propósito dicen:

Durante la guerra eran todas mujeres en los campamientos porque los hombres estaban a la guerra; las mujeres se ocupaban de todo, de la organización de las wilayas, de los hospitales, de las familias y de los hijos (...).

Después del acuerdo tripartito entre España Marrueco y Mauritania que nos hizo venir aquí para buscar un lugar más seguro, la mujer tuvo una gran responsabilidad político-social porque con los hombres a la guerra eran las encargadas del pueblo: eran las maestras, distribuían la comida, se ocupaban de la guardería, de la política para sensibilizar a la gente de la revolución, de la educación de los niños. Todo en condiciones muy difíciles en donde no había nada, las peores.

Se trata de una ausencia que socialmente ha obligado la re-significación de un rol femenino que la cultura saharaui non concebía, no tenía, en sus códigos de significación; de hecho fue un estatus momentáneo y sobre todo subitáneo, urgente, que no dejó espacio y tiempo para un recorrido gradual hacia una coscientizaciòn femenina. No obstante, sus efectos han otorgado una nueva conciencia en la mujer por lo que a sus derechos civiles y políticos atañe. El papel que tuvo que encubrir la mujer, a pesar de ella, durante la revolución se restituyó parcialmente a los hombres que volvieron de la guerra para retomar su lugar dentro de la sociedad, más bien, para que ellos empezaran por primera vez a ser parte integrante de ella.

Ahora la mujer tiene más dificultades que antes. Cuando empezó el paro de la guerra, antes no habían hombres, los hombres regresaron a los campamentos. Se les obligaron a los hombres para que se tomaran sus responsabilidades y entonces ellos tomaron su lugar en la política, mientras que antes todos los roles eran cubiertos por las mujeres. Ahora necesitan hacer un esfuerzo más para mediar con los hombres, ya no están más solas; hora se tienen que esforzar dos veces más.

Como destaca esta mujer entrevistada, se trata de una restitución difícil, de una negociación de los espacios sociales (todos) que durante la revolución eran todos encubiertos por las mujeres y que al volver los hombres se tuvieron que compartir; si bien por otro lado, se pidió explícitamente a la masculinidad saharaui que retomara y reafirmara sus espacios sociales, en fin su lugar sociocultural. Como ella misma lo dice, se obligaron a los hombres a retomar su lugar, sobre todo en la política y es justamente en este campo que la mujer retrocedió y que devolvió los roles tomados en préstamo. La fuerza de esta fase liminal, de pasaje de poder, se intuye en una frase de una mujer entrevistada en propósito: No habían hombres, este es el secreto político de la mujer saharaui.

El sentido de responsabilidad moral y civil que acompañó el proceso de emancipación femenina saharaui no cesó definitivamente con la reunificación de género en la sociedad, además intentó dejar su enseñanza a las nuevas generaciones quien, si bien de diferentes formas debido al momento histórico, recogieron y asumieron esta herencia toda femenina. Por medio de la voz de una mujer entrevistada se enfatiza lo dicho:

Cada generación tiene condiciones de trabajo y de lucha política, tienen su voluntad y sus desafíos. En mi generación habían elementos políticos nacionales que nos obligaron y el que no era revolucionario no valía nada. La moda era ser revolucionario y responsabilizarte y volverte revolucionario. Todos estos cambios que están ahora, la globalización y más afectó a las jóvenes saharaui que emigran en todos lados, nosotros estábamos encerradas. Mi hija está en España, pero está conciente, o lo será por fuerza, que deberá volver aquí a trabajar en los campamentos. Hay quien ve que su hijo emigró y prefiere que salga y se quede fuera; eso no significa que la juventud sea meno empeñada políticamente, no se puede obligar a las hijas que tenga la misma valentía que hemos tenido nosotras. Todos trabajamos por la libración del Sahara, pero cambiaron los presupuestos y ya no se hace la lucha armada.

En la actualidad el recorrido de la continuidad hacia la autonomía y autodeterminación femenina es llevado adelante por muchas mujeres saharaui empeñadas en este proceso de sensibilización y cambio, dirigido hacia la igualdad de género. Sin embargo ellas mismas lamentan profundamente la ausencia de apoyo concreto tanto por el Frente Polisario, como por muchas otras jóvenes y adultas, para que la mujer vuelva a cubrir un lugar adecuado en la política saharaui, como representante del pueblo y de su género.

oy el gobierno saharaui cuenta con tres ministras, una de la educación y una de la cultura; destacan las entrevistadas, que durante las elecciones son las mismas mujeres quienes votan por los hombres y que tres ministras son muy poco representativas, sobre todo poco influyentes en las decisiones gubernamentales. Unas entrevistadas sobre el rol político de la mujer en la actualidad mencionaron que:

Actualmente están dos mujeres en el Secretariado Nacional del Frente Polisario y tres mujeres en el Gobierno Saharaui. Pueden tomar decisiones, de todas formas constituyen una minoría. Las veces que han propuesto algunas leyes, éstas no fueron aprobadas a causa de los votos contrarios.

La mujer tiene un rol muy importante en la política social saharaui, tanto a bajo como a nivel superior (en el parlamento de la daira – consejos de la wilaya).

La mujer tiene un grandísimo papel, pero le falta el reconocimiento político por parte del Frente Polisario que a su vez está influenciado por la sociedad. La influencia que la sociedad tiene se nota durante las elecciones, ya que las mujeres no votan a otras mujeres, sino que votan para los hombres.

En todo esto la mujer saharaui ha sido la salvación de este pueblo, de la cultura saharaui, pero le falta apoyo, le falta que la sociedad (compuesta tanto por hombres como por mujeres) crea en la mujer y la apoye también a nivel gubernamental.

En este congreso del Polisario hicimos conferencias en las dairas y en las provincias; sensibilizamos a la gente para que apoyaran más a las mujeres, para que éstas tuvieran más poder político. No podemos decir que el Polisario estuvo contra de nuestra campaña de sensibilización y de que queríamos (y queremos) obtener que las mujeres tengan un rol activo en la política saharaui; pero tampoco podemos afirmar que nos apoyó. La del Polisario fue una forma cobarde de no apoyarnos.

Hay quien se siente más o menos apoyada por el gobierno, por el Frente Polisario y e propósito se destaca que:

El Polisario este año tuvo en una iniciativa histórica: en las listas de la candidatura del parlamento de la wilaya deben haber por lo menos dos mujeres para cada wilaya y 4 obligatorias en la federación del Frente Polisario; antes era sólo una mujer.

Incluso cuando el presidente dijo que las mujeres tienen que estar en el secretariado general del Frente el pueblo no estuvo muy de acuerdo.

La denuncia de la abstención de una postura de voto de las mujeres para las mujeres es común a todas las entrevistadas, quienes identifican esta falta de confianza en su género y el machismo femenino como uno de los obstáculos más grandes hacia el proceso de empoderamiento, entendido como un recorrido para adquirir el control sobre ellas, siempre en el respeto del rol de la mujer en la cultura islámica.

Lo que pasa es que durante las elecciones, no sólo la sociedad masculina, sino la femenina apoya a estos hombres en lugar que apoyar a las mujeres que han trabajado tanto para un determinado proyecto, como puede ser un hospital.

De esto no se puede culpar la cultura islámica, sino el machismo de los hombres pero también de las mujeres que son machistas más de los hombres.

Es un problema de conciencia, debemos votar para la mujer, no tanto para un hombre; nos falta la confianza en nosotras mismas. En el último congreso el mismo presidente dijo que hay que votar para las mujeres, pero la falta de cultura no lo permitió. Faltan campañas, reuniones, para informar a las mujeres y darles confianza porque la mayoría de las mujeres son ignorantes. Siempre tenemos problemas a la hora de votar.

La mujer se siente muy cómoda, bien, tiene toda su libertad. El gobierno saharaui nos ha abierto todas las puertas y nos empujó para adelante.

Pero todavía la mujer no está lista para desempeñar el papel que le corresponde en la política porque no tiene la conciencia para llevarlo; es el problema de la mujer en sí misma, es un problema de coscientizaciòn. Es nuestra responsabilidad como mujeres, no es culpa del gobierno.

Con respecto de los cargos que lleva ahora la mujer, estamos concientes de que cualquier cargo político ocupe uno es porque ha sido capaz, no importa de que si es mujer u hombre; cuando se toma un cargo es porque uno se lo ha ganado con su trabajo.

Para nosotros tenemos un numero muy bajo en la participación de la mujer en la política, pero no queremos lo tomen mujeres porque son mujeres, sino que lo obtengan por su capacidad y no por ser mujer.

Tenemos que ser realistas las mujeres tenemos nuestros puntos débiles: todavía nos falta algo, como tomar conciencia que hay que votar para nuestras hermanas las mujeres, en vez de votar por los hombres, sin embargo damos nuestros votos a los hombres. Esto se considera como un punto débil en nuestra sociedad, todo lo que hizo hasta ahora la mujer: ella es la que pare, la que educa la familia. La mujer no quiere tomarse otra responsabilidad, cree que se cansa más, en lugar tiene que entender que tiene más posibilidades y ventajas, incluso puede girar el mundo, pero la mujer cree que tener otra responsabilidad es cansarse más. Deberíamos de hacer las campañas de coscientizaciòn, de hecho las hacemos y las seguiremos llevando.

Como mencionado anteriormente, el recorrido feminista que realizó la mujer saharaui durante la revolución probablemente dejó poco margen para las interiorizaciones de la emancipación que estuvo viviendo. Se trataba de una emancipación ligada a la urgencia de la guerra, frente de la disgregación y de la fragmentación social, porque el objetivo último y común no era luchar para los derechos civiles y morales de la mujer, sino la lucha para la causa, para la independencia del pueblo saharaui. Claro que fue esta misma urgencia, esta misma revolución que permitió que la mujer se cuestionara sobre su condición, llevando hasta hoy sus reivindicaciones sociales, culturales y políticas sobre la base de la libertad que tenía en pasado; pero se puede decir que esta conciencia en la actualidad parece matizada por dos factores: uno se puede individuar en la conciencia de la identidad de género que tienen las mujeres adultas diferente de las jóvenes, otro factor consiste en el tipo de postura que por lo que concierne a la autonomía y a la autodeterminación adoptaron las mujeres adultas, las que hoy por hoy siguen activamente con su lucha desde y para la mujer, para que disminuya la desigualdad de género, para que la mujer tenga más formación escolar y profesional, para destacar ulteriormente en la pública administración y en la política, para prepararse de manera adecuada para el futuro en el trabajo y en la familia, en fin para que la mujer sea más conciente del rol que tiene en la sociedad y en la cultura saharaui.

Al fin de entender la construcción que hacen las mujeres saharaui con respecto del género femenino, de su género, ocurre hacer un esfuerzo de traducción-interpretación de los códigos socioculturales utilizados, construidos, por ellas al referirse al proceso de empoderamiento; el mismo que difícilmente podría entender una mirada ajena al contexto, que al contrario ha vivido el largo proceso histórico a través del cual se han afirmado, no sin conflictos y contradicciones, los movimientos feministas, un contexto no islámico, ciudadano, occidental para entendernos.

Con base en las iniciativas para impulsar actividades de empoderamiento colectivo, sobre todo político, que las mujeres saharaui llevan a cabo en la cotidianidad, se hicieron unas entrevistas sobre los objetivos de esta lucha, entre los cuales está el de otorgar a la mujer una mayor visibilidad política e institucional, junta con un mayor poder de decisión en el ámbito gubernamental. Muchas y de vario tipo fueron las respuestas en propósito, pero algunos puntos son comunes a todas las entrevistadas; el primero, aunque no siempre explicito, es que antes de la causa para la mujer se ubica la causa saharaui, la reapropiación de su territorio, esto viene antes que todo, antes de ellas. El segundo punto común es que si los hombres tuvieran la sensibilidad necesaria para ocuparse de cuestiones que interesan específicamente a las mujeres, entonces las mujeres mismas no sentirían la necesidad de reclamar cierto poder de manera tan incisiva; pero ya que los hombres no son representativos de toda la sociedad, es necesario que las mujeres encubran papeles más adecuados desde el punto de vista gubernamental. Dicho con las palabras de las actrices sociales y por medio de los refranes que caracterizan a menudo el lenguaje cotidiano:

La mayoría de las veces en el poder se encuentran hombres; si los hombres trajeran todo lo que su pueblo necesita, la mujer no debería reclamar el poder, esto es el secreto del la lucha femenina: “mejor te rasques tu que alguien”.

Los hombres a veces son buenos en sus cargos y otras no. A veces no aprueban las necesidades de la sociedad a veces porque desconocen las necesidades.

Las mujeres sienten muchas cosas que los hombres no sienten. En la sanidad no hay mujer en el ministerio de la salud y los hombres sobrepasan muchas cuestiones de la mujer porque no lo saben. Se ocupan más de urología, odontología y más, pero nunca piensan en una comisión de ginecología. A lo mejor un hombre tiene pena de hablar de ginecología debido a su cultura, él no tiene infecciones vaginales, cáncer de matriz, de mama, no pare, de hecho con la ayuda de organizaciones no gubernamentales europeas, logramos mejorar un poco.

No habrían diferencias políticas entre un hombre y una mujer a lo mejor, pero probablemente las mujeres lo harían mejor. Nosotros lo único que queremos, nuestro objetivo principal, es retomarnos nuestra tierra.

Si aumentaran las mujeres en el parlamento tendríamos un peso en favor de la mujer saharaui.

Hay un programa nacional, somos un movimiento de liberación, tenemos nuestro programa y está establecido en el congreso y esto es tanto para la mujer como para el hombre. Nuestro objetivo es para que respeten más los derechos de la mujer, pero el objetivo común es la liberación.

También hubo unas respuestas que indicaron una toma de conciencia más neta por lo que respecta al rol que la mujer debería encubrir en la política, pero sobre todo respecto de la posibilidad de ser insertadas en un proceso de toma de decisiones del que están parcialmente excluidas:

Una mujer aporta más que el hombre según los estudios que ha hecho, los trabajos que se llevan a cabo en la dirección, la mujer puede aportar más. La mujer aguanta más; para mi hay muchas mujeres que son más capaces cuando tienen responsabilidades en la sociedad; más que los hombres.

Las mujeres lo harían mejor, lo harían con el corazón, con más solidaridad, necedad. Un ministerio llevado por una mujer sería sin duda mejor, menos corrupto, llevado con mayor sentimiento. Las mujeres no harían una política de la fuerza, como hacen los hombres, sino que harían una política desde la inteligencia, desde el acercamiento a la educación, a la sanidad.

La política la practican igualmente tanto las mujeres como los hombres, pero una mujer te puede entender mejor, te escucha más, está más conciente de los problemas de la mujer misma. Esperemos que las ministras tengan los mismos pensamientos de una mujer cualquiera, que no se les olvide de lo que necesita una mujer, principalmente.


Discurso Kadya Hamdi, ministra de la cultura, Isabel Fiadeiro, 2008

No estamos en contradicción con los hombres, nada por el estilo. Pero creemos que si la mujer tuviera el cargo político que le corresponde, nos representaría más, habría más democracia en el poder. Principalmente en los países árabes tener una igualdad en el poder significa que se respetaría más a la mujer. Aquí los hombres tienen más libertad, pero también tienen más responsabilidad política. Nosotras tenemos también la casa, los hijos, su educación, el trabajo, nos ocupamos de las visitas, no tenemos tiempo libre. Dentro de estos países árabes estamos nosotros y los hombres tienen más libertad y si la mujer dobla sus esfuerzos, sabemos que esto no es fácil, pero a lo mejor en el futuro podríamos cambiarlo.

Como se mencionó anteriormente, el esfuerzo necesario para analizar la situación de la mujer saharaui en la actualidad se debe dirigir antes que todo hacia el entendimiento de su contexto sociocultural en su devenir histórico, en contacto con fuerzas políticas, económicas y sociales externas que se renuevan, que cambian y que se ponen en discusión de vez en vez; por lo tanto es necesaria una lectura de los códigos culturales que se inscriben en este contexto dinámico y que sólo en ello toman sentido. Es claro que conceptos como el de empoderamiento de género femenino y de lucha para adquirir los mismos derechos que un hombre a nivel social y político, evidentemente no tienen un significado unilateral, universal, por así decirlo.

Como lo destacan las mujeres saharaui el camino hacia la autodeterminación no es nada fácil, pero se está trabajando por ello, no obstante las miles contradicciones y conflictos que un observador ajeno al contexto pueda notar.



Notas

nota 9: La alfombra es de lana chata, cortada, mientras que la alfombrilla tienen el lado exterior más blando porque la lana se corta diferente y se deja larga. La alfombrilla requiere mucha más lana y más trabajo que la alfombra.


Proyecto Zagharit Introducción La medicina tradicional La mujer en la familia
La construcción de la belleza femenina La mujer y la educación escolar La mujer y el trabajo Glosario


FOTOS DE LA MEMORIA HISTORICA COLECTIVA

Jaima antigua

Tasufra pintado

Etared utilizado para recoger el agua de los pozos

Mujer que enseña la piel de cabra sin bellos (checua), como contenedor para la leche

Mujeres que enseñan la piel de cabra con bellos como contenedor para la grasa animal

Gadha

Aders

Tazua

Tabag

Ichigim

Mergaya

Mrgaa

Juego del sig

Juego del kruru

Tratamiento de dátiles para engordar



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